Re: España e Inglaterra
Puede usted seguir hablando de gorriones o de religiones basadas en piedras, pero antes infórmese un poco para no caer en tanto absurdo.
Sir Frederick Hoyle Ateo iluminado
Sir Frederick Hoyle (1915-2001)
Al finalizar el precedente título sobre Sir John Eccles con quien concluía la trilogía de Sires ilustres de la Ciencia antimaterial, puse una frase famosa de otro Sir que, al hacerlo, me dejó pensativo y por ello dejo ahora cual analogía de los Tres Mosqueteros que fueron cuatro, al cuarto de los tres sires que tiene la cualidad especial de haber nacido en hogar de padres ateos, juventud, formación y enseñanza atea, científico destacado ateo materialista y, en el ocaso ver la LUZ que lo transformó y tuvo el valor de exponerlo en 1983, a los 68 años de edad en su libro, realmente sensacional e impensado para quienes eran sus pares ateo-materialistas, libro titulado "El Universo inteligente". Veamos un artículo de la época:
Sir Frederick Hoyle publicó su libro "El Universo inteligente", donde apunta la necesidad de la existencia de Dios. La revista norteamericana "TIME", en un artículo de Arthur White lo anunciaba con este título: "El astrónomo que ha visto la LUZ". La LUZ con mayúsculas, se refiere a Dios. El subtítulo era: "Según Hoyle, una inteligencia superior guía la Naturaleza". En este libro, Fred Hoyle reconoce las dificultades de su teoría hasta el punto de abandonarla, como afirma el profesor de Astronomía de la Universidad de Harvard (EE.UU.) Donald H. Menzel. La teoría del Universo estacionario de Fred Hoyle no cuenta con ninguna prueba experimental hasta el presente. Este modelo está hoy abandonado por las insalvables dificultades encontradas. Está hoy tan abandonado, que Nigel Henbest astrónomo inglés de la universidad de Oxford en su libro "El Universo en explosión" titula uno de los capítulos: "Muerte de la teoría del Universo estable". Muerte que el mismo Hoyle inició al recibir la LUZ.
Una Biografía lo presenta de esta manera.
Fred Hoyle, el astrónomo y matemático inglés que bautizó como Big Bang a la teoría de una gran explosión que dio origen al universo, falleció a la edad de 86 años. Hoyle (1915-2001) fue uno de los primeros científicos en aplicar las ecuaciones de la relatividad de Albert Einstein y los conceptos de la física moderna a la cosmología. Su vida transcurrió entre la docencia, la investigación y la literatura de divulgación científica y de ficción.
Nunca se conformó fácilmente con las explicaciones más aceptadas de los fenómenos naturales. Desafió a la misma teoría del Big Bang, proponiendo una alternativa, según la cual el cosmos siempre existió y las nuevas galaxias se crean a partir de las anteriores.
Sir Fred también puso en duda la teoría evolutiva de Charles Darwin, sugiriendo que la vida, o sus componentes básicos, pueden transportarse a los planetas por medio de cometas o partículas que viajan por el espacio.
Hoyle creía que todo había sido planeado por una civilización súper inteligente que quiso "sembrar" el planeta Tierra. Este concepto inspiró una de sus novelas, "La Nube Negra", publicada en 1957.
Nacido en Bingley, Yorkshire, centro de Inglaterra, a los 10 años Hoyle ya conocía el cielo nocturno como la palma de su mano. No era extraño que pasara la noche entera escudriñando el firmamento con su telescopio.
Se graduó en la Universidad de Cambridge en 1939 y fue elegido miembro del Colegio Saint John de esa institución. Allí conoció a quien sería su esposa, Barbara Clark, con quien tuvo dos hijos.
En el campo de la astrofísica, Hoyle se destacó por sus cálculos de las edades y temperaturas de las estrellas.
También predijo la existencia de objetos cuasi estelares que fueron descubiertos más tarde por medio de telescopios más potentes.
En 1957, Hoyle fue aceptado como miembro de la Royal Society. Un año más tarde fundó el Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge, donde enseñó hasta 1972.
Intentemos descubrir las razones de este cambio tan radical en Hoyle, pues como sabio ateo materialista tenía todo el poderoso apoyo del mundo farandulero que mueve al rebaño humano alejándolo de su realidad Suprahumana. Supongo no le debe de haber sido nada de fácil reconocer y aceptar su error de cuna, de formación y científica convicción y pasar a ser una dolorosa espina irritativa para quienes eran sus pares al defender en sus últimos 18 años de vida esa LUZ Divina que él, gracias a la Ciencia encontró fuera, en el macro y micro universo y dentro, en su realidad interior. A diferencia de los precedentes tres Sires que fueron filósofos de la Ciencia, Hoyle, aun para reconocer su error, fue práctico, y esa práctica del método científico racional quitó el habla a quienes niegan a Dios. Dijo:
Cualquiera familiarizado con el cubo de Rubik [cubo constituido por cubitos más pequeños con seis colores diferentes; el juego consiste en que todos los cubos de cada una de las seis caras queden con el mismo color] admitirá que es casi imposible que un ciego que moviese las caras al azar resolviese el juego. Ahora imagínese 1050 ciegos, cada uno con un cubo de Rubik con sus colores mezclados, e intente concebir la probabilidad de que simultáneamente todos ellos resolvieran el juego. Entonces uno tendría la probabilidad de arribar, por mezcla al azar a uno solo de los muchos biopolímeros [grandes moléculas, como los ácidos nucleicos ADN y ARN, o las proteínas] de los cuales depende la vida. La noción de que no solamente los biopolímeros sino además el programa operativo de una célula viva, pudiese lograrse por azar en una "sopa" orgánica primordial aquí en la tierra es evidentemente un extremadísimo disparate.
Uno debe contemplar no solamente un único suceso para obtener una enzima, sino un número inmenso de intentos como los que se supone ocurrieron en una sopa orgánica tempranamente durante el desarrollo de la Tierra. El problema es que hay cerca de dos mil enzimas, y la probabilidad de obtenerlas todas en un ensayo al azar es de solamente 1 en (10 20) 2.000 o 1 dividido 10 40.000, una probabilidad ridículamente pequeña que difícilmente ocurriría aunque todo el universo fuese una sopa orgánica.
Una célula es tan compleja que incluso el alto nivel de tecnología obtenido por la humanidad no puede producir una de ellas. Ningún esfuerzo por crear una célula artificial ha tenido éxito. En realidad, muchos intentos en tal sentido han logrado solamente la frustración y fueron abandonados.
Los evolucionistas confiesan que la probabilidad de que los átomos y las moléculas apropiadas se juntaran debidamente para formar tan solo una molécula proteínica sencilla es de 1 en 10 a la 113, este número es mayor que la cantidad total de átomos que se calcula para todo el universo. Los matemáticos consideran que cualquier suceso que tenga una probabilidad de ocurrir de menos de 1 en 10 a la 50 nunca sucede. Para la vida se necesita mas que una simple molécula de proteína; tan solo para que una célula se mantenga activa se necesitan 2.000 diferentes proteínas, y la probabilidad de que todas ellas se presenten al azar es de solo 1 en 10 a la 40.000. Este calculo desestima la a afirmación de la creación espontánea.
La teoría de la evolución pretende que este sistema (el de la célula) --que el género humano no pudo reproducir con toda la inteligencia, conocimiento y tecnología a su disposición-- pasó a existir fortuitamente bajo las condiciones de la Tierra primitiva. Para hacernos una mejor idea de ello, podemos decir que la probabilidad de que una célula se forme de manera casual es tan mínima como la posibilidad de que un libro sea impreso por medio de una explosión que ocurra en una imprenta.
Es imposible que el ADN evolucionara y se formara de una forma casual. Si en un hangar esparcimos por el suelo todas las piezas desmontables, tornillo a tornillo, de un Boeing 747 y en un momento dado cruza un tifón, ¿Cuál será la probabilidad de que después nos encontremos allí el avión completamente rearmado y listo para volar?". Tiene la misma probabilidad -o incluso mayor- de la que el ADN se formase de manera casual.
La posibilidad de que los aminoácidos de una célula humana se puedan unir al azar, es matemáticamente absurda. La falta de credibilidad de la casualidad es matemáticamente demostrable con esta analogía: ¿Cuáles son las posibilidades de que un tornado que pase por un lote de basura que tiene todas las partes de un avión, accidentalmente se junten y creen otro avión listo para despegar? Las posibilidades son tan remotas e insignificantes incluso si un tornado pasara por todos los lotes de basura del universo. O es tan improbable que una proteína de hemoglobina, con sus 141 aminoácidos, sea formada de una sola vez por selección como el que un huracán que arrasara un desguace de chatarra ensamblara un avión Boeing 747. Esto significa que no es posible que la célula pase a existir por medio de coincidencias, y por lo tanto, de modo definido, tiene que haber sido "creada". En realidad una teoría así (que la vida fue montada o convocada por una inteligencia) es tan obvia que uno se asombra de porqué no es ampliamente aceptada como algo autoevidente. Las razones son psicológicas antes que científicas. La materia no puede generar vida por sí misma, sin una interferencia deliberada: Si hubo un principio básico de la materia que de alguna manera condujo a los sistemas orgánicos hacia la vida, su existencia debería ser fácilmente demostrable en el laboratorio. Por ejemplo, uno podría tomar una bañera donde preparar el caldo primitivo, llenarla con cualquiera de los elementos químicos de naturaleza no biológica que le plazca. Después se puede bombear los distintos gases que más le guste sobre esos elementos químicos, o a través de ellos, e irradiar todo con el tipo de radiación que se le ocurra. Dejemos a continuación que el experimento prosiga durante un año y veamos después cuántas de las 2 mil enzimas (proteínas producidas por células vivas) han aparecido allí. Yo le daré la respuesta, así ahorra el tiempo, los problemas y los gastos para hacer el experimento. No encontrará nada en absoluto, excepto, posiblemente, un sedimento aglutinado compuesto de aminoácidos y otros elementos químicos orgánicos simples. Al observar el universo, uno debe darse cuenta de que es una estructura intelectual.
La verdaderamente desesperante situación en que nos encontramos es que aquí estamos, en este fantástico universo, sin ninguna pista que nos conduzca a pensar que nuestra existencia tiene un significado real. La vida no puede haberse producido por casualidad. Hay una Inteligencia coexistente con el universo y esta Inteligencia y el Universo se necesitan mutuamente.
¿ES POSIBLE QUE LA VIDA SE HAYA ORIGINADO POR MEDIOS PURAMENTE NATURALES Y FORTUITOS?
Con respecto a esta interrogante, y después de 10 años de investigación, dos de los científicos más grandes del presente siglo, Sir Frederick Hoyle y Chandraw W. Ph D. llegaron a la conclusión siguiente:
Las probabilidades de que la vida se haya originado de manera fortuita y por medios puramente naturales es de 1/1040,000. Este número es 10, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000, 000 000, 000, 000, 000, 000, 000, más ¡37,954 ceros más!
Hoyle y Chandraw ilustraron su conclusión manifestando:
Amigos lectores, otra forma de ver lo gigantesco de este número es sabiendo que los científicos físicos nos dicen que en el universo ENTERO existen 10 130 electrones. O sea, un 10 seguido por 130 ceros. (Recuerden que "Un electrón es la partícula más pequeña de materia que se puede medir". O sea, que sería mucho más fácil que un hombre con los ojos tapados elija y encuentre uno solo de esos electrones, en una única oportunidad, después de andar por todo el universo para escogerlo.
Además destacó que:
La dificultad es que hay alrededor de 2.000 enzimas, y la chance de obtenerlas al azar es sólo una en 10 a la potencia 40.000 (10 con 40.000 ceros después), una probabilidad por demás pequeña que no podría darse inclusive si todo el universo consistiera de una sopa orgánica. No importa cuán grande sea el ambiente que uno considere, la vida no pudo haberse dado al azar. Tropas de monos escribiendo al azar en máquinas de escribir no pueden producir los escritos de Shakespeare - por la razón práctica de que todo el universo observable no es lo suficientemente grande para contener los monos necesarios, las máquinas de escribir necesarias y ciertamente los tachos de basura necesarios para tirar los intentos fallidos. Es lo mismo con el material viviente.
Las probabilidades que existen que al mezclar al azar aminoácidos resulten ‘encimas’, es de 1 a 40.000." Y las enzimas en si mismas son un obstáculo dentro de la bioquímica. Tan pronto como nos damos cuenta que las probabilidades accidentales del origen de la vida son ínfimos, el concepto de casualidad resulta absurdo.
La ciencia moderna se basa en la idea de un universo geocéntrico, dogma que adquirió forma alrededor del año 500. Es una "caja cerrada" en la cual nada de lo que suceda aquí en la Tierra puede tener ninguna relación concebible con los eventos del universo, fuera de la Tierra, salvo, por supuesto, el calor benéfico que recibimos del Sol. Si la "caja cerrada" es, metafóricamente, un marco de pensamiento sectorial y estrecho, no ofrece el mejor medio para resolver cuestiones de ninguna índole. En última instancia, esta forma de pensar nos aísla de toda influencia externa; tiene que ver con un prejuicio egocéntrico. La propensión humana a pensar de este modo no sólo causa estragos en el campo de la ciencia; su influencia perniciosa se hace sentir en toda nuestra visión del mundo. El sesgo geocentrista que impregna gran parte de la ciencia moderna tiene mucho que ver con el antropocentrismo y en el etnocentrismo que caracterizan la civilización moderna. Todas estas perspectivas derivan del mismo modelo: la "caja cerrada". Esta mentalidad podría aligerarse, mediante un enfoque de la vida y del universo más cercano a la "caja abierta".
Pongo en duda una evolución basada en mutaciones y reproducción sexual. Los registros fósiles no muestran una transformación gradual de las especies como se podría esperar de una visión darwinista, sino bruscos saltos. Los requisitos para la creación de una nueva característica en una población son:
- aparece una mutación en la reproducción
- la mutación produce una ventaja al individuo
- el individuo es capaz de aprovechar dicha ventaja y tener una mayor descendencia debido a ello - la mutación se transmite a la descendencia.
Frecuentemente los biólogos dicen a puerta cerrada: "Admito que sus puntos de vista (Los de Hoyle) coinciden con los hechos, puesto que estos pueden ser más lógicos y concluyentes que la teoría habitual, pero no puedo aceptar esta revolución en mi pensamiento, la cual ocurriría de inmediato si captara tan solo uno de sus pensamientos."
PostMorten
En el principio Dios creo la radiación y el ylem. [Entonces Dios empezó a dar nombre a los elementos] y con la excitación del momento, Dios olvidó crear el número cinco, y por eso no pudieron formarse elementos más pesados.
Dios estaba muy contrariado y primero quiso contraer el universo de nuevo, y empezarlo todo desde el principio. Pero eso sería demasiado simple. Así que, siendo todopoderoso, Dios decidió corregir su error de la manera más imposible.
Y Dios dijo: "hágase Hoyle". Y allí apareció Hoyle. Y Dios miró a Hoyle...Y le dijo que fabricara los elementos de cualquier forma que a él le complaciera.
Y Hoyle decidió fabricar los elementos pesados en las estrellas y esparcirlos a todos lugares mediantes las explosiones de supernovas.
George Gamow (incluído en su autobiografía My World line)
MURIÓ FRED HOYLE
Sir Fred Hoyle era un tipo extraordinario. Astrofísico, novelista y polemista, tuvo una larga vida para desplegar sus variados talentos. Como escritor de ciencia-ficción conquistó una justa fama, creando mundos extraños y pesadillescos; su obra más famosa, La nube negra, conquistó a toda una generación de lectores. Como divulgador científico, su libro El Universo inteligente, constituyó una meditación profunda (pero accesible al gran público) sobre la complejidad de todo lo existente. Ahí habla de todo, hasta de los OVNIS (claro que en términos negativos).
Hoyle era un respetado científico, por sobre cualquier otra cosa. Catedrático de Cambridge, director del prestigioso Instituto de Astronomía de tal Universidad, fue el primero en demostrar cómo las estrellas, en su fragua incandescente, producían los elementos de que están compuestos los planetas y la vida. Empero, sostuvo ideas heterodoxas, que lo distanciaron de algunas opiniones comúnmente aceptadas por el estamento académico. Por ejemplo, en el tema del origen de la vida en la Tierra. Hoyle rechazaba enérgicamente la idea del "caldo original", caldo que habría originado aminoácidos, y luego proteínas y luego... la vida orgánica. Esa noción le parecía tan improbable como que "un tornado, después de revolver miles de piezas metálicas, produjera por azar un avión Jumbo, un Boeing 747". Para Hoyle y un colaborador leal, el indio Chandra Wickramasinge, la vida tenía que haber llegado desde el espacio exterior, como pequeñas estructuras adheridas a cuerpos celestes que chocaron con la Tierra. Ambos resucitaron la vieja hipótesis de la panespermia, según la cual los meteoritos y cometas han esparcido las semillas de la vida por grandes sectores del Universo. Después llegaron a sostener, incluso, que la evolución de la vida terrestre prácticamente seguía dependiendo de la variante panespérmica.
Pero lo que ha dado más celebridad a Hoyle es su rol de disidente, de "marginal" de la cosmología. En efecto, este caballero británico fue uno de los más ilustres adversarios (junto al combativo astrónomo Halton Arp o el premio Nobel de Física Hannes Aflvén) de la teoría del "Big Bang", de la explosión originadora de todo el Universo. De hecho, la expresión "Big Bang" fue acuñada por Hoyle en 1950, con fines irónicos: ¡¡jamás pensó que sería la forma mundialmente más usada para referirse a la teoría que tanto trabajó por refutar!! Eso sí que fue irónico. Pero Hoyle creía en la creación continua de Universos, en una eternidad -sin comienzo- de creaciones incesantes. Junto al astrofísico Hayan Narlikar –indio también- sostuvo que nuestro Universo recibía materia de otros universos...
En un comienzo, Hoyle sostuvo una idea del Cosmos bastante enraizada en la teoría del estado estacionario. No obstante, con el descubrimiento de la radiación de microondas de fondo –la mejor confirmación al Big Bang- sir Fred debió hacer concesiones, reformulando su porfiada posición. Finalmente, postuló que el Universo –eterno, sin principio- era creado desde siempre mediante pequeñas explosiones, los little bangs. En eso estaba cuando lo sorprendió la muerte. (S.S.)
Falleció el astrofísico Fred Hoyle
Nueva York (The New York Times).- Fred Hoyle, uno de los más creativos y provocativos astrofísicos del último medio siglo, que ayudó a explicar cómo se forman los elementos pesados y dio el nombre de Big Bang, en forma irónica, a la teoría del origen del cosmos a la que se oponía vehementemente, murió el lunes en Bournemouth, Inglaterra. Tenía 86 años.
Hoyle había sufrido un accidente cerebrovascular el mes último, dijo Geoffrey Burbidge, astrofísico de la Universidad de California en San Diego. "Fred fue probablemente la persona más creativa y original de la astrofísica después de la Segunda Guerra Mundial", dijo Burbidge.
Virginia Trimble, astrofísica de la Universidad de California en Irvine, dijo que la oposición de Hoyle al Big Bang, aunque se consideró un error, ayudó a "hacer de la cosmología una verdadera ciencia", en la que diferentes teorías se someten a la prueba de las observaciones. Versátil y provocativo, fue más conocido como autor, en 1948, de la teoría respaldada por pocos adherentes de que el universo se mantiene estable. En una serie de charlas radiofónicas de 1940 acuñó el término "Big Bang" para ridiculizar el concepto de una explosión inicial. "Cambió la manera en que concebimos el universo más profundamente que cualquier otro astrónomo", dijo Chandra Wickramasinghe, director del Departamento de Matemáticas de la Universidad de Wales, al rendirle homenaje.
Hoyle estudió la estructura de las estrellas, fue presidente de la Royal Astronomical Society, y autor de ciencia ficción.
Fuente: Diario La Nación (Argentina), 23/08/2001.
http://hispanismo.org/ciencia/19996-...red-hoyle.html
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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