Añado más: las Cruzadas nunca terminaron sino hasta el siglo XX. La Reconquista Española, la Conquista de las Indias y Canarias, la expansión portuguesa en Ultramar todas fueron Cruzadas. La última Cruzada fue la de 1939.
las Cruzadas
Fueron expediciones emprendidas en cumplimiento de un solemne voto para liberar los Santos Lugares de la dominación mahometana. El origen de la palabra remonta a la cruz hecha de tela y usada como insignia en la ropa exterior de los que tomaron parte en ellas. Desde la Edad Media, el significado de la palabra cruzada se extendió para incluir a todas las guerras emprendidas en cumplimiento de un voto, y dirigidas contra infieles, ej. contra mahometanos, paganos, herejes, o aquellos bajo edicto de excomunión. Las guerras emprendidas por los españoles contra los moros constituyeron una cruzada incesante del siglo XI al XVI; en el norte de Europa se organizaron cruzadas contra los prusianos y lituanos; el exterminio de la herejía albigense se debió a una cruzada, y en el siglo XIII los pontífices predicaron cruzadas contra Juan sin Tierra y Federico II. La idea de la cruzada corresponde a una concepción política que se dio sólo en la cristiandad del siglo XI al XV; esto supone una unión de todos los pueblos y soberanos bajo la dirección de los pontífices de Roma. Todas las cruzadas se anunciaron por la predicación. Después de pronunciar un voto solemne, cada guerrero recibía una cruz de las manos del papa o de su legado, y desde ese momento era considerado como un soldado de la Iglesia. A los cruzados también se les concedían indulgencias y privilegios temporales, tales como exención de la jurisdicción civil, inviolabilidad de personas o tierras, etc. De todas esas guerras emprendidas en nombre de la cristiandad, las más importantes fueron las Cruzadas Orientales.
Ha sido habitual describir estas Cruzadas como ocho en número. Esta división es arbitraria y excluye muchas expediciones importantes, entre ellas las de los siglos XIV y XV. En realidad las Cruzadas continuaron hasta fines del siglo XVII, la cruzada de Lepanto ocurrió en 1571, la de Hungría en 1664 y la cruzada del duque de Borgoña a Candía en 1669.
ORIGEN DE LAS CRUZADAS
Remonta directamente a la condición moral y política de la Cristiandad Occidental en el siglo XI. En aquel tiempo Europa estaba dividida en muchos territorios cuyos soberanos estaban absortos en disputas feudales mientras el Emperador, en teoría la cabeza temporal de la Cristiandad, gastaba su energía en disputas sobre Investiduras. Solo los pontífices habían mantenido una noción de unidad cristiana . Ellos veían cómo los intereses de Europa eran amenazados por el imperio Bizantino y por las tribus mahometanas y solo ellos tenían una política exterior cuyas tradiciones se habían formado bajo León IX y Gregorio VII. La reforma efectuada en la Iglesia y el papado bajo la influencia de los monjes de Cluny había aumentado el prestigio del romano pontífice ante todas las naciones cristianas. Por lo tanto nadie sino el pontífice podía inaugurar un movimiento internacional que culminara en las Cruzadas.
Los europeos escucharon la voz de Urbano II de Champagne porque sus propias inclinaciones y tradiciones históricas los impulsaban hacia el Santo Sepulcro. Desde finales del siglo V no había habido ninguna ruptura en la comunicación de los europeos con Oriente. Desde el primer período cristiano, colonias de sirios habían introducido las ideas religiosas, arte y cultura de Oriente, en las grandes ciudades de la Galia y de Italia. Los cristianos occidentales a su vez viajaban a Siria, Palestina y Egipto para visitar los Santos Lugares o para seguir la vida ascética de los monjes de la Tebaida o del Sinaí. Aún existe el itinerario de un peregrinaje de Burdeos a Jerusalén que data del año 333. En el año 385 San Jerónimo y Santa Paula fundan los primeros monasterios latinos en Belén. Ni siquiera la invasión bárbara pareció desalentar el ardor por las peregrinaciones a Oriente. El itinerario de Santa Silvia (Etheria) muestra la organización de esas expediciones que eran dirigidas por clérigos y escoltadas por tropas armadas. En el año 600, San Gregorio el Grande hizo erigir un hospicio en Jerusalén para el alojamiento de los peregrinos.
Desde el siglo VIII los anglosajones sufrieron las más grandes dificultades para visitar Jerusalén. El viaje de San Willibaldo, obispo de Eichstädt, llevó siete años (722-29) y proporciona una idea de las variadas y severas tribulaciones a las que eran sometidos los peregrinos.
Después de su conquista de Occidente, los Carolingios trataron de mejorar la condición de los latinos establecidos en Oriente. En el año 762 Pipino el Breve entró en negociaciones con el Califa de Bagdad. En Roma, el 30 de noviembre del 800, el mismo día en el que León III invocó el arbitraje de Carlomagno, embajadores de Haroun al-Raschid entregaron al rey de los Francos las llaves del Santo Sepulcro, el estandarte de Jerusalén y unas preciosas reliquias. Esto fue un reconocimiento del protectorado franco sobre los cristianos de Jerusalén. Que se edificaron iglesias y monasterios pagados por Carlomagno está certificado por una especie de censo de los monasterios de Jerusalén del año 808. En el año 870, en el tiempo del peregrinaje de Bernardo el monje, esas instituciones eran muy prósperas y se ha demostrado que se enviaban limosnas periódicamente de Occidente a Tierra Santa.
En el siglo X, justo cuando el orden político y social de Europa estaba más perturbado, caballeros, obispos y abades, actuando por devoción y gusto de la aventura, estaban acostumbrados a visitar Jerusalén y orar ante el Santo Sepulcro sin ser vejados por los mahometanos. Pero en el año 1009, Hakem, el Califa fatimí de Egipto, en un ataque de locura ordenó la destrucción del Santo Sepulcro y de todos los establecimientos cristianos en Jerusalén. Durante años, después de ésto, los cristianos fueron cruelmente perseguidos. En 1027 el protectorado franco fue derrocado y reemplazado por el de los emperadores bizantinos, a cuya diplomacia se debió la reconstrucción del Santo Sepulcro. Incluso se cercó el barrio cristiano con un muro y unos comerciantes de Amalfi, vasallos de los emperadores griegos, construyeron hospicios para peregrinos en Jerusalén, por ejemplo el Hospital de San Juan, cuna de la Orden de los Hospitalarios.
Durante el siglo XI aumentó el entusiasmo de los cristianos occidentales por el peregrinaje a Jerusalén. Ejércitos enteros de peregrinos cruzaron Europa y en el valle del Danubio se establecieron hospicios donde podían completar sus provisiones. En el año 1026, Ricardo Abad de Saint-Vannes condujo 700 peregrinos a Palestina sufragando el gasto Ricardo II, duque de Normandía. En el año 1065 más de 12.000 alemanes que habían cruzado Europa bajo el mando de Günther, obispo de Bamberg, en su camino a Palestina, tuvieron que buscar refugio en una fortaleza en ruinas donde se defendieron contra un grupo de beduinos.
A finales del siglo XI la ruta de Palestina era familiar a los cristianos occidentales que tenían al Santo Sepulcro como la reliquia más venerada. El recuerdo del protectorado de Carlomagno aun vivía.
Sin embargo, el ascenso de los turcos seleúcidas comprometió la seguridad de los peregrinos e incluso amenazó la independencia del imperio bizantino y de toda la cristiandad. En el 1070 Jerusalén fue tomada y en 1091 Diógenes, el emperador griego, fue derrotado y hecho cautivo en Mantzikert. Asia Menor y toda Siria se volvieron presa de los turcos. Antioquía sucumbió en 1084 y para el 1092 ni una de las grandes sedes metropolitanas de Asia permanecía en posesión de los cristianos. Aunque separados de la comunión de Roma desde el cisma de Miguel Cerulario (1056), los emperadores de Constantinopla suplicaron la ayuda de los pontífices de Roma. En el año 1073 se intercambian cartas sobre el asunto entre Miguel VII y Gregorio VII. El Papa contempló liderar una fuerza de 50.000 hombres a Oriente para restablecer la unidad cristiana, repeler a los turcos y rescatar el Santo Sepulcro. El conflicto sobre las Investiduras en 1076 obligó al Papa a abandonar sus proyectos. Los emperadores Nicéphoro Botaniates y Alejo Comneno eran desfavorables a una unión religiosa con Roma. Finalmente la guerra estalló entre el imperio bizantino y los Normandos de las Dos Sicilias .
Fue el papa Urbano II quien asumió los planes de Gregorio VII y les dió una forma más definida. Una carta de Alejo Comneno a Roberto, conde de Flandes, parece dar a entender que la cruzada fue instigada por el emperador bizantino, pero esto se ha probado falso. Alejo sólo había querido enrolar quinientos caballeros flamencos en el ejército imperial. El honor de iniciar la cruzada se ha atribuído también a Pedro el Ermitaño, un solitario de Picardía, quien después de un peregrinaje a Jerusalén y una visión en la iglesia del Santo Sepulcro, fue a ver a Urbano II y fue comisionado por él para predicar la cruzada. Sin embargo, aunque testigos oculares de la cruzada mencionan su predicación, no le atribuyen el papel tan importante que le asignan más tarde varios cronistas. La idea de la cruzada se debe atribuir al pontífice Urbano II (1095), hijo de los condes champañeses.
LA TOMA DE JERUSALEN
Primera Cruzada
Urbano II convocó un concilio en Clermont-Ferrand, en Auvernia. Asistieron catorce arzobispos, 250 obispos y 400 abades. También vino un gran número de caballeros y hombres de todas condiciones que acamparon en la llanura de Chantoin, al este de Clermont, del 18 al 28 de noviembre del año 1095. El 27 de noviembre el Papa se dirigió a la multitud congregada exhortándola a ir adelante y rescatar el Santo Sepulcro.
Entre un entusiasmo y gritos de "¡Dios lo quiere! " todos corrieron hacia el Pontífice a obligarse por voto a partir para Tierra Santa y recibir la cruz de material rojo que llevarían en el hombro. Al mismo tiempo el Papa envió cartas a todas las naciones cristianas y el movimiento rápidamente avanzó en toda Europa. Aaparecieron por todas partes predicadores de la cruzada y surgieron desorganizas, indisciplinadas hordas, saliendo hacia el este por el valle del Danubio, que pillaban a lo largo del camino y asesinaban judíos en las ciudades alemanas.
Pedro el Ermitaño y el caballero alemán Walter “sin-un-chavo” ( Gautier Sans Avoir ), llegaron a Constantinopla con sus desorganizadas tropas. Para preservar la ciudad del pillaje, Alejo Comneno los mandó llevar a través del Bósforo (agosto 1096). En Asia Menor volvieron a saquear y fueron casi todos masacrados por los turcos. Mientras se organizaba la cruzada regular en Occidente y según un bien concebido plan, cuatro ejércitos principales debían reunirse en Constantinopla.
Godofredo de Bouillon, duque de Baja Lorena, a la cabeza del pueblo de Lorena, de los alemanes y los franceses del norte siguió el valle del Danubio, cruzó Hungría y llegó a Constantinopla el 23 de diciembre de 1096. Hugo de Vermandois, hermano del rey Philippe I de Francia, Roberto Courte-Heuse, duque de Normandía y el conde Esteban de Blois, llevaron bandas de franceses y normandos por los Alpes y se embarcaron en los puertos de Apulia hacia Dyrrachium (Durazzo o Durrës) de donde tomaron la "Via Egnatia " hacia Constantinopla, reuniéndose allí en mayo de 1097.
Los franceses del sur, bajo la dirección de Raymond de San-Gilles, conde de Toulouse y de Ademar de Monteil, obispo de Puy y legado papal, empezaron a avanzar por los valles de los Alpes Orientales y tras resolver conflictos sangrientos con los eslavos, llegaron a Constantinopla a finales de abril de 1097 .
Por último, los normandos de Italia del sur, atraídos por el entusiasmo de las bandas de cruzados que pasaban por su país, embarcaron para Epiro bajo el mando de Bohemundo y Tancredo, hijo mayor y sobrino respectivamente de Robert Guiscard. Cruzando el imperio bizantino consiguieron llegar a Constantinopla el 26 de abril de 1097 .
La aparición de los ejércitos cruzados en Constantinopla creó inquietud y provocó los futuros e irremediables malos entendidos entre los cristianos griegos y los latinos. La invasión no pedida de estos últimos alarmó a Alejo quien trató de prevenir la concentración de todas esas fuerzas en Constantinopla, transportando a Asia Menor cada ejército occidental en el orden de su llegada. Trató además de arrancar de los jefes de la cruzada la promesa de que restaurarían al imperio griego las tierras que iban a conquistar. Después de resistir a las súplicas imperiales durante el invierno, Godofredo de Bouillon, confinado en Pera, aceptó al fin tomar el juramento de fidelidad. Bohemundo, Roberto Courte-Heuse, Esteban de Blois, y los otros jefes cruzados, hicieron la misma promesa.
Transportados a Asia Menor, los cruzados sitiaron la ciudad de Nicea pero Alejo negoció con los turcos que le entregaron la ciudad y prohibió entrar a los cruzados (1 de junio de 1097). Después de vencer a los turcos en la batalla de Dorilea el 1 de julio de 1097, los cristianos entraron en las mesetas altas de Asia Menor. En septiembre de 1097, Tancredo y Balduino, hermano de Godofredo de Bouillon, dejaron el grueso del ejército y entraron en territorio armenio. Tancredo tomó posesión de las ciudades de Cilicia mientras Balduino, llamado por los armenios, cruzó el Eufrates en octubre de 1097 y después de casar con una princesa armenia, fue proclamado Señor de Edesa. Entretanto, los cruzados, reaprovisionados por los armenios de la región de Taurus, fueron a Siria y el 20 de octubre de 1097 llegaron a la ciudad fortificada de Antioquía. Gracias a la ayuda de carpinteros e ingenieros de una flota genovesa que había llegado a la boca del Orontes, los cruzados pudieron construir arietes e iniciaron el sitio de la ciudad. Bohemundo negoció con un jefe turco que entregó una de las torres y en la noche del 2 de junio de 1098 los cruzados tomaron Antioquía por asalto. Al día siguiente ellos mismos fueron sitiados dentro de la ciudad por el ejército de Kerbûga, ámel de Mosul. Plaga y hambre cruelmente diezmaron sus rangos y muchos de ellos, entre otros Esteban de Blois, escaparon aprovechando la oscuridad de la noche. El ejército estaba al borde del desaliento cuando se reanimó su valor por el descubrimiento de la Lanza Santa, resultado del sueño de un sacerdote provenzal llamado Pedro Bartolomé. El 28 de junio de 1098 el ejército de Kerbûga fue rechazado, pero en lugar de marchar sin demora a Jerusalén, los jefes perdieron varios meses en disputas por la rivalidad entre Raymond de San-Gilles y Bohemundo , ambos exigiendo el derecho a Antioquía.
La marcha hacia Jerusalén empezó en abril del año 1099. Bohemundo quedó en posesión de Antioquía, mientras que Raymond tomó Trípoli. El 7 de junio los cruzados iniciaron el sitio de Jerusalén. La dificultad hubiera sido real de no haber sido por la llegada de otra flota genovesa a Jaffa y al igual que antes en Antioquía, suministró los ingenieros necesarios para preparar bien el asedio. Después de una procesión general que los cruzados hicieron descalzos alrededor de las murallas de la ciudad entre insultos y encantamientos de hechiceros mahometanos, el ataque comenzó el 14 de julio de 1099. Al día siguiente los cristianos entraban en Jerusalén por todos lados y asesinaban a sus habitantes.
FUNDACION DE LOS ESTADOS CRISTIANOS
Cumplida la misión del peregrinaje al Santo Sepulcro, los caballeros eligieron como señor de la nueva conquista a Godofredo de Bouillon, quien se llamó a sí mismo "Defensor del Santo Sepulcro". Tuvieron entonces que rechazar un ejército egipcio que fue derrotado en Ascalón el 12 de agosto de 1099. Su situación era insegura. Alejo Comneno amenazó el principado de Antioquía y en 1100 Bohemundo fue hecho prisionero por los turcos, mientras que la mayor parte de las ciudades en la costa estaban todavía bajo control mahometano. Antes de su muerte, el 29 de julio de 1099, Urbano II una vez más proclamó la cruzada.
En el año1101, tres expediciones cruzan Europa bajo la dirección del conde Esteban de Blois, el duque Guillermo IX de Aquitania y Welf IV duque de Baviera. Los tres lograron llegar a Asia Menor pero fueron exterminados por los turcos. A su salida de prisión Bohemundo atacó al imperio bizantino pero fue rodeado por el ejército imperial y forzado a aceptar ser el vasallo de Alejo. A la muerte de Bohemundo en el año 1111, Tancredo se negó a respetar el tratado y retuvo Antioquía. Godofredo de Bouillon murió en Jerusalén el 18 de julio de 1100. Su hermano y sucesor Balduino de Edesa fue coronado rey de Jerusalén en la Basílica de Belén el 25 de diciembre de 1100. En 1112 inició la conquista de los puertos de Siria que completó en 1124 con la captura de Tiro.
En ese período, los estados cristianos formaban un territorio extenso e incluían cuatro principados casi independientes: el reino de Jerusalén, el condado de Trípoli, el principado de Antioquía, y el condado de Rohez (Edesa). Estos pequeños estados eran la propiedad común de toda la Cristiandad y como tal estaban subordinados a la autoridad del Papa.
Pronto predominaron caballeros franceses y comerciantes italianos establecidos en las recientemente conquistadas ciudades. La autoridad de los soberanos de estos principados estaba restringida por los dueños-de-feudos, los vasallos y los sub-vasallos que constituían la Corte de Lieges o Suprema Corte. Esta asamblea tenía total autoridad en asuntos legislativos. Ningún estatuto ni ley se podía proclamar sin su acuerdo, ningún barón podía ser privado de su feudo sin su decisión. Su jurisdicción se extendía por encima de todos, incluso el Rey, y también controlaba la sucesión al trono. Una "Corte de Burgueses" tenía jurisdicción similar sobre los ciudadanos. Cada feudo tenía un tribunal compuesto de caballeros y ciudadanos y en los puertos había policía y cortes mercantiles. La autoridad de la Iglesia también ayudaba a limitar el poder del rey. Las cuatro sedes metropolitanas de Tiro, Cesarea, Bessan y Petra estaban sujetas al Patriarca de Jerusalén, de la misma manera, siete sedes subordinadas y un número de abadías, entre ellas el Monte Sión, el Monte de los olivos, el Templo, Josafat, y el Santo Sepulcro. A través de ricas y frecuentes donaciones el clero se volvió el más importnate dueño de propiedades del reino. También recibió de los cruzados importantes propiedades en Europa. A pesar de las mencionadas restricciones en el siglo XII, el rey de Jerusalén tenía importantes ingresos. Los impuestos establecidos en los puertos y administrados por nativos, los peajes impuestos a las caravanas y el monopolio de ciertas industrias, eran una fecunda fuente de ingresos. Desde un punto de vista militar, todo vasallo debía prestar un servicio de tiempo al rey, aunque éste estaba obligado a indemnizarlos, pero para llenar las líneas del ejército era necesario además enrolar nativos que recibían una anualidad a vida ( fief de soudée ). De esta manera se reclutó la caballería ligera de los "Turcoples", armados a la manera sarracena. En total estas fuerzas eran poco más de 20,000 hombres y aún así los vasallos poderosos que las dirigían eran prácticamente independientes del rey.
Fue la gran necesidad de tropas regulares para defender los dominios cristianos la que provocó la creación de una institución única, las órdenes religiosas de caballería, principalmente los Hospitalarios, que al principio cumplían su deber en el Hospital de San Juan fundado por los antes citados comerciantes de Amalfi y organizados luego por Gerardo du Puy como una milicia que podía luchar contra los Sarracenos (1113). Los Templarios, nueve de quienes en 1118 se congregaron con Hugues de Payens y recibieron la Regla de San Bernardo. Estos miembros pronunciaron los tres votos monacales pero era sobre todo para la guerra contra los Sarracenos a lo que se comprometían. Fueron favorecidos con abundantes privilegios espirituales y temporales y ello atrajo a los hijos cadetes de numerosas casas nobles feudales y adquirieron tanto en Palestina como en Europa un considerable patrimonio. Sus castillos, construídos en los principales puntos estratégicos, Margat, El Krak y Tortosa, eran ciudadelas fuertes protegidas por varios cercos concéntricos. En el reino de Jerusalén estas órdenes militares virtualmente formaron dos comunidades independientes. Finalmente, en las ciudades se dividió el poder público entre los ciudadanos nativos y los colonos italianos, genoveses, venecianos, pisanos y también los marselleses a quienes, a cambio de sus servicios, se les dio poder supremo en ciertos distritos en pequeñas comunidades autogobernadas que tenían sus cónsules, sus iglesias y en las orillas sus granjas utilizadas para el cultivo de algodón y caña de azúcar. Los puertos sirios eran visitados regularmente por flotas italianas que obtenían allí las especias y sedas traídas por caravanas de Extremo Oriente. Así, durante la primera mitad del siglo XII los estados cristianos de Oriente estaban completamente organizados y llegaron a sobrepasar en riqueza y prosperidad a la mayor parte de los estados occidentales.
PRIMERA DESTRUCCION DE LOS ESTADOS CRISTIANOS (1144-87)
Muchos peligros amenazaban esa prosperidad. En el sur los Califas de Egipto, en el este los ámeles seleúcidas de Damasco, Hama y Alepo y en el norte los emperadores bizantinos, ávidos de realizar el proyecto de Alejo Comneno de tener a los estados latinos bajo su poder. En presencia de tantos enemigos, los estados cristianos carecían de cohesión y disciplina.
En 1137 Juan Comneno, emperador de Constantinopla, se presentó delante de Antioquía con un ejército y obligó al príncipe Raimundo a rendirle homenaje. A la muerte de Commeno en 1143, Raimundo trató de quitarse ese yugo e invadió el territorio bizantino pero fue encerrado por el ejército imperial y obligado en 1144 a humillarse en Constantinopla delante del emperador Manuel. El Principado de Edesa, completamente aislado de los otros estados cristianos, no pudo resistir los ataques de Imad-al-Din Zangi, el príncipe, o atabek, de Mosul, que forzó su guarnición a capitular el 25 de diciembre de 1144. Después del asesinato de Imad-al-Din Zangi, su hijo Nur-al-Din continuó las hostilidades contra los estados cristianos.
Segunda Cruzada
Ante estas noticias, Luis VII de Francia, la reina Leonor de Aquitania y un gran número de caballeros, conmovidos por las exhortaciones del abad San Bernardo de Claraval se enrolaron bajo la cruz. El abad se convirtió en el apóstol de la segunda cruzada y concibió la idea de instar toda Europa a atacar a los infieles simultáneamente en Siria, España y más allá del Elba. Los sufrimientos soportados por los cruzados mientras cruzaban Asia Menor les impidió avanzar a Edesa y se contentaron con acosar Damasco pero fueron obligados a retirarse al cabo de varias semanas (julio, 1148). Esta derrota causó descontento en Occidente. Los conflictos entonces entre griegos y cruzados confirmaban la opinión de que el imperio bizantino era el principal obstáculo al éxito de las Cruzadas.
Saladino tomó posesión de Damasco y conquistó toda Mesopotamia excepto Mosul. Cuando Amaury murió en 1173 dejando el poder a Balduino IV "el Leproso" - un niño de trece años - el reino de Jerusalén estaba amenazado por todos lados. Al mismo tiempo, dos facciones conducidas respectivamente por Gui de Lusiñan, cuñado del rey y Raimundo, conde de Trípoli, competían por el poder. Balduino IV murió en 1184 y fue pronto seguido a la tumba por su sobrino Balduino V. A pesar de una viva oposición, Guy de Lusiñan fue coronado rey el 20 de julio de 1186. Aunque la lucha contra Saladino estaba ya en marcha, fue conducida sin orden ni disciplina. Saladino invadió el reino de Jerusalén y aunque Gui de Lusiñan reunió todas sus fuerzas para rechazar el ataque, el 4 de julio de 1187 el ejército de Saladino aniquiló el de los cristianos en las orillas del Lago Tiberíades. El Rey y Gran Maestre de la Orden del Temple, Renaud de Châtillon, y los hombres más poderosos del reino fueron hechos prisioneros. Después de matar a Renaud con sus propias manos, Saladino marchó sobre Jerusalén. La ciudad capituló el 17 de septiembre permaneciendo solamente Tiro, Antioquía y Trípoli en poder de los cristianos en Siria.
INTENTOS DE RESTAURAR LOS ESTADOS CRISTIANOS
Tercera Cruzada
Las noticias de estos eventos causaron consternación en la cristiandad y el papa Gregorio VIII se esforzó en poner fin a todas las disensiones entre los príncipes cristianos. El 21 de enero de 1188, Philippe II Auguste rey de Francia y Henri II Plantagenet se reconciliaron en Gisors y tomaron la cruz. El 27 de marzo en la Dieta de Mainz Federico Barbarroja y un gran número de caballeros alemanes hicieron voto para defender la causa cristiana en Palestina. En Italia Pisa hizo la paz con Génova, Venecia con el rey de Hungría y Guillermo II de Sicilia con el imperio bizantino. El entusiasmo por la cruzada era de nuevo de un alto nivel.
Mientras se predicaba la guerra santa, Saladino organizó una contra-cruzada. Era la primera vez que se unían todas las fuerzas mahometanas bajo un solo jefe.
Federico Barbarroja , el primero en prepararse para la empresa y a quien los cronistas atribuyen un ejército de 100.000 hombres, salió de Ratisbona el 11 de mayo de 1189. Después de cruzar Hungría, tomó los estrechos balcánicos por asalto y trató de flanquear los movimientos hostiles de Isaac Angelus atacando Constantinopla. Tras el saqueo de Adrianópolis, Isaac Angelus se rindió y entre el 21 y el 30 de marzo de 1190 los alemanes consiguieron cruzar el Estrecho de Gallípoli. A su llegada a la región de Taurus, Federico Barbarroja trató de cruzar el Selef (Kydnos) a caballo y se ahogó en el intento. Muchos príncipes alemanes regresaron entonces a Europa. Otros conducidos por el hijo del emperador, Felipe de Suabia, llegaron a Antioquía y prosiguieron a San Juan de Acre. Fue delante de esta ciudad donde todas las tropas cruzadas se reunieron.
En junio de 1189 el rey Guy de Lusiñan que había sido liberado de cautividad, se presentó allí con el resto del ejército cristiano y en septiembre del mismo año llegó la armada escandinava seguida por las flotas inglesa y flamenca mandadas respectivamente por el Arzobispo de Canterbury y Jacques d'Hvesnes. Este heróico sitio duró dos años. En la primavera de cada año llegaban refuerzos de Occidente y una verdadera ciudad cristiana surgió fuera de las murallas de Acre. Saladino vino a ayudar a la ciudad y comunicó con ella por medio de palomas mensajeras. Ingenios lanza piedras ( pierrières ) impulsados por poderosas maquinarias fueron utilizados por los cruzados para demoler las murallas de Acre. Duraba ya dos años el sitio cuando Philippe II Auguste rey de Francia y Ricardo Corazón de León rey de Inglaterra - tras fallecer su padre Henri II el 6 de julio de 1189 - llegaron a escena a mediados de 1191.
Habían salido juntos de Vézelay el 4 de julio de 1190. Ricardo embarcó en Marsella y Philippe en Génova reuniéndose en Messina. Durante su estancia en Sicilia que duró hasta marzo de 1191 mantienen disputas aunque concluyen un tratado de paz. Mientras Philippe II llegaba a Acre, algunos navíos de Ricardo naufragaron en la costa de Chipre, entonces independiente bajo Isaac Comneno. Con ayuda de Guy de Lusiñan, Ricardo conquistó esta isla y casó allí en Chipre ( Limassol) con la infanta Berenguela de Navarra. La llegada de los reyes de Francia e Inglaterra delante de Acre provocó la capitulación de la ciudad el 13 de julio de 1191. Una disputa de los reyes francés e ingles estalló de nuevo y Philippe Auguste dejó Palestina el 28 de julio. Ricardo fue entonces el jefe de la cruzada y para castigar a Saladino por no cumplir con las condiciones del tratado dentro del tiempo estipulado, mandó matar a los rehenes mahometanos. Saladino pensó atacar Jerusalén y tras engañar a los cristianos durante las negociaciones trajo tropas de Egipto. Pero la empresa falló y Ricardo compensó sus reveses con brillantes pero inútiles hazañas que hicieron su nombre legendario entre los mahometanos. Antes de partir vendió la isla de Chipre, primero a los Templarios que fueron incapaces de establecerse allí y después a Guy de Lusiñan que renunció al reino de Jerusalén en favor de Conrado de Montferrat (1192). Después de una última expedición para defender Jaffa contra Saladino, Ricardo declaró una tregua y embarcó para Europa el 9 de octubre de 1192. No llegó a su reino inglés hasta después de haber sufrido una humillante cautividad de manos del duque Leopoldo de Austria, quien vengó de esta manera los insultos que se le habían hecho frente a San Juan de Acre.
Mientras Capetos y Plantagenêts, olvidando la Guerra Santa, arreglaban sus disputas territoriales en Francia, el emperador Enrique VI, hijo de Barbarroja, tomó a su cargo la dirección suprema de la política cristiana en Oriente. Coronado rey de las Dos Sicilias el 25 de diciembre de 1194, tomó la cruz en Bari el 31 de mayo de 1195 y preparó una expedición para recuperar Jerusalén y arrebatar Constantinopla al usurpador Alejo III. Ansioso de ejercer su autoridad imperial hizo a Amaury de Lusignan rey de Chipre y a León II rey de Armenia. En septiembre de 1197 los cruzados alemanes partieron para Oriente. Desembarcaron en San Juan de Acre y marcharon sobre Jerusalén, pero fueron detenidos delante de Tibnin de noviembre 1197 a febrero de 1198. Al levantar el sitio supieron que Enrique VI había muerto el 28 de septiembre en Messina donde había reunido la armada que iba a llevarlo a Constantinopla. Los alemanes firmaron una tregua con los Sarracenos pero su futura influencia en Palestina fue asegurada por la creación de la Orden de los Caballeros Teutónicos. En 1143 un peregrino alemán había fundado un hospital para sus compatriotas. Los religiosos que lo servían se trasladaron a Acre y en 1198 se organizaron imitando el proyecto de los Hospitalarios, siendo aprobada su regla por Inocencio III en 1199.
LA CUARTA CRUZADA CONTRA CONSTANTINOPLA (1204)
Cuarta Cruzada
Tras la elección del papa Inocencio III en enero de 1198, se inauguró una nueva política para el Oriente que siguió a lo largo de todo su pontificado. Subordinó todo al rescate de Jerusalén y a la reconquista de Tierra Santa. En sus primeras Encíclicas convocó a todos los cristianos a unirse a la cruzada e incluso negoció con el emperador bizantino Alejo III tratando de convencerle de reintegrar la comunión con Roma y utilizar sus tropas para la liberación de Palestina.
Durante un torneo en Ecry-sur-Aisne, el 28 de noviembre de 1199, el joven conde Teobaldo III de Champaña - padre del rey Teobaldo I de Navarra - y un gran numero de caballeros tomaron la cruz. Sin consultar con Inocencio III los caballeros franceses, que habían elegido a Teobaldo de Champaña como su jefe, decidieron ir a atacar a los mahometanos en Egipto y en marzo 1201 concluyeron con la República de Venecia un contrato para el transporte de tropas en el mediterráneo. A la muerte de Teobaldo en 1201, los cruzados eligieron como su sucesor a Bonifacio, marqués de Montferrat y primo de Felipe de Suabia, entonces en conflicto abierto con el Papa. Justo en ese momento el hijo de Isaac Angelus, el destronado emperador de Constantinopla, buscó refugio en Occidente y pidió a Inocencio III y a su propio cuñado Felipe de Suabia reintegrarlo en el trono imperial. Entretanto los cruzados reunidos en Venecia no podían pagar la cantidad exigida por su contrato de transporte de tropas y a manera de intercambio, los venecianos sugirieron que ayudaran a recuperar la ciudad de Zara en Dalmacia. Los caballeros aceptaron la propuesta y después de unos días de sitio la ciudad capituló en noviembre de 1202. Pero fue en vano que Inocencio III instara a los cruzados a salir hacia Palestina. Habiendo obtenido la absolución por la captura de Zara y a pesar de la oposición de Simón de Montfort y una parte del ejército, el 24 de mayo de 1203, los jefes ordenaron la marcha sobre Constantinopla.
Habían concluído con el pretendiente bizantino Alejo un tratado por el cual éste prometía obtener el retorno de los griegos a la comunión con Roma, dar a los cruzados 200.000 marcos y participar en la Guerra Santa. El 23 de junio, la flota de los cruzados se presenta delante de Constantinopla. El 7 de julio toman posesión de un suburbio de Galacia y fuerzan su entrada en el Cuerno de oro. El 17 de julio atacan simultáneamente las murallas marinas y las murallas terrestres del Blachernæ. Las tropas de Alejo III intentan una infructuosa salida y el usurpador huye, después de lo cual Isaac Angelus fue liberado de prisión y se le permitió compartir la dignidad imperial con su hijo Alejo IV. Pero no respetó las promesas hechas a los cruzados. Después de unos meses de tediosa espera, los cruzados acuartelados en Galacia perdieron paciencia con los griegos que, no sólo se negaban a respetar el acuerdo, sino que los trataban con abierta hostilidad. El 5 de febrero de 1204, Alejo IV e Isaac Angelus fueron destronados por una revolución y Alejo Murzuphla, un usurpador, emprendió la defensa de Constantinopla en contra de los cruzados latinos que se prepararon a asediar Constantinopla por segunda vez. Por un tratado concluido en marzo de 1204 entre los venecianos y los jefes cruzados, se pusieron de acuerdo por adelantado para compartir los despojos del imperio griego.
El 12 de abril de 1204, Constantinopla fue tomada por asalto y al día siguiente comenzó el pillaje de iglesias y palacios. Obras maestras de la antigüedad, amontonadas en lugares públicos y en el Hipódromo, fueron destruídas. Los venecianos recibieron la mitad del botín. Muchas iglesias de Occidente se enriquecieron con los ornamentos despojados de las de Constantinopla. El 9 de mayo de 1204, un colegio electoral constituido por prominentes cruzados y venecianos, se congregó para elegir un emperador. Dandolo, Dogo de Venecia, rechazó el honor y no se consideró a Bonifacio de Montferrat. Al final Balduino, conde de Flandes, fue elegido y solemnemente coronado en Santa Sofía. Constantinopla y el Imperio fueron divididos entre el emperador, los venecianos y el jefe de los cruzados. El marqués de Montferrat recibió Tesalónica y Macedonia con el título de rey. Enrique de Flandes fue nombrado Señor de Adramyttion, Luis de Blois fue duque de Nicea y se otorgaron feudos a seiscientos caballeros. Entretanto los venecianos se reservaron los puertos de Tracia, el Peloponeso y las islas. Se eligió como patriarca a Tomas Morosini, un sacerdote veneciano.
Ante las noticias de estos eventos en los que no había tenido parte, Inocencio III se plegó a los designios de la Providencia y en el interés de la cristiandad se decidió a obtener lo mejor de la nueva conquista. Su principal objetivo fue acabar con el cisma griego y poner las fuerzas del nuevo imperio latino al servicio de la cruzada. El emperador era incapaz de imponer su autoridad a los barones. En Nicea no lejos de Constantinopla el ex gobierno bizantino reunió los restos de su autoridad y sus partidarios. Se proclamó emperador a Teodoro Lascaris. En Europa, Joannitsa, zar de los valaquitas y de los búlgaros, invadió Tracia y destruyó el ejército cruzado frente a Adrianópolis, el 14 de abril de 1205. Durante la batalla cayó el emperador Balduino. Su hermano y sucesor Enrique de Flandes dedicó su reino (1206-1216) a interminables conflictos con los búlgaros, los lombardos de Tesalónica y los griegos de Asia Menor.
Los griegos no se reconciliaron con la Iglesia de Roma. La mayor parte de sus obispos abandonaron sus sedes y se refugiaron en Nicea, dejando sus iglesias a los obispos latinos nombrados para reemplazarlos. Los conventos griegos fueron reemplazados por monasterios cistercienses, por comanderías de Templarios y Hospitalarios y por capítulos de canónigos.
LAS CRUZADAS DEL SIGLO XIII (1217-52)
Quinta Cruzada
Habiendo fallado en todos sus intentos por instigar a los barones del imperio latino a emprender una expedición contra Palestina, Inocencio III decidió organizar en 1207 una nueva cruzada sin tomar en cuenta la opinión de Constantinopla. Las circunstancias sin embargo eran desfavorables. En lugar de concentrar las fuerzas de la cristiandad contra los mahometanos, el Papa los desbandó proclamando en 1209 una cruzada contra los albigenses en el sur de Francia y contra los almorávides de España (1212), los paganos de Prusia y Juan Sin Tierra de Inglaterra. En 1212 un joven pastor de Vendôme y un joven de Colonia reunieron miles de niños a quienes les propusieron conducirlos a la conquista de Palestina. El movimiento se extendió a través de Francia e Italia. Esta "Cruzada de los Niños" llegó a Brindisi donde algunos comerciantes vendieron a muchos de los niños como esclavos a los moros, mientras que casi todos los demás morían de hambre y agotamiento. En 1213, Inocencio III había predicado una cruzada en todas partes de Europa y enviado al cardinal Pelagius a Oriente para obtener el regreso de los griegos al seno de la unidad romana. El 25 de julio de 1215 Federico II, después de su victoria sobre Otón de Brunswick, tomó la cruz en la tumba de Carlomagno en Aquisgrán. El 11 de noviembre de 1215, Inocencio III inauguró el IV Concilio de Letrán con una exhortación a todo los fieles para participar en la cruzada cuya salida se fijó para 1217. En el momento de su muerte en 1216, el papa Inocencio pensó que se había iniciado un gran movimiento.
La cruzada tal como se predicó en el siglo XIII ya no fue el gran movimiento entusiasta de 1095 sino una serie de empresas irregulares e intermitentes. En Europa, la predicación de la cruzada encontró gran oposición. Los príncipes temporales se oponían fuertemente a la pérdida de jurisdicción sobre los súbditos que tomaban parte en las cruzadas. Absortos en intrigas políticas, eran reacios a enviar tan lejos las fuerzas militares de las que dependían.
Rápidamente en diciembre 1216, se concedió a Federico II la primera moratoria en el cumplimiento de su voto. Andrés II, rey de Hungría y Casimiro, duque de Pomerania, se hicieron a la mar en Venecia y Spalato mientras un ejército escandinavo pasaba por Europa. Los cruzados llegaron a San Juan de Acre en 1217 pero se limitaron a realizar incursiones en territorio musulmán después de lo cual Andrés de Hungría regresó a Europa.
Recibiendo refuerzos en la primavera de 1218, el rey de Jerusalén Juan de Brienne se decidió a ejecutar un ataque en Tierra Santa pasando por Egipto. Los cruzados llegaron a Damietta en mayo de 1218 y después de un asedio tomaron la ciudad por asalto el 5 de noviembre de 1219. En lugar de aprovechar esta victoria, desperdiciaron más de un año en disputas y no fue hasta mayo de 1221 cuando salieron para El Cairo. Rodeado por los sarracenos en Mansura el 24 de julio, el ejército cristiano fue derrotado. Juan de Brienne fue obligado a comprar la retirada con la entrega de Damietta a los sarracenos. Entretanto el emperador Federico II, que debía ser el jefe de la cruzada, se había quedado en Europa y continuaba a importunar al Papa con nuevos aplazamientos de su salida. El 9 de noviembre de 1225 casó en Brindisi con Isabel de Brienne, heredera del reino de Jerusalén. Ignorando completamente a su suegro, asumió el título de rey de Jerusalén. En 1227 no había salido todavía hacia Palestina. Gregorio IX, elegido papa el 19 de marzo de 1227, exigió a Federico cumplir con su voto. Por fin el 8 de septiembre el Emperador embarcó pero pronto regresó. El 29 de septiembre fue excomulgado por el Papa. No obstante Federico se hizo a la mar de nuevo el 18 de junio de 1228, pero en lugar de conducir una cruzada ejecutó un juego diplomático. Concluyó en febrero de 1229 un tratado con el sultán de Egipto Malek-el-Khamil, que estaba en guerra con el príncipe de Damasco, por el cual Jerusalén, Belén y Nazaret serían devueltas a los cristianos. El 18 de marzo de 1229, sin ninguna ceremonia religiosa, Federico asumió la corona real de Jerusalén en la iglesia del Santo Sepulcro. Al volver a Europa se reconcilió con Gregorio IX en agosto de 1230. El Pontífice ratificó el tratado de Jaffa y Federico envió caballeros a Siria a que tomaran posesión de las ciudades y obligar a todos los señores feudales a rendirle homenaje. Cuando Conrado, hijo de Federico II e Isabel de Brienne, llegó a la mayoría de edad en 1243, la Corte Suprema nombró regente a Alix de Champaña reina de Chipre. De esta manera fue abolido el poder alemán en Palestina.
Sexta Cruzada
Entretanto el rey Teobaldo I de Navarra había conducido en 1239 una infructuosa cruzada en Siria. De la misma manera el duque de Borgoña y Ricardo de Cornuailles, hermano del rey Henry III de Inglaterra, que había emprendido recuperar Ascalón, concluyeron una tregua con Egipto (1241) consiguiendo del sultán de El Cairo la evacuación de Jerusalén.
Europa estaba amenazada por un doloroso desastre. Después de conquistar Rusia los mongoles bajo la dirección de Gengis Kan se presentaron en 1241 en las fronteras de Polonia, derrotaron al ejército del duque de Silesia en Liegnitz, aniquilaron el de Béla, rey de Hungría y llegaron al Adriático. Palestina sufrió las consecuencias de esta invasión. Los mongoles habían destruído el imperio musulmán de Kharizm en Asia Central. Huyendo de sus conquistadores 10.000 kharizmianos ofrecieron sus servicios al sultán de Egipto y de paso se apoderaron de Jerusalén en septiembre de 1244.
Séptima Cruzada
Las noticias de esta pérdida crearon desconcierto en Europa y en el Concilio de Lyon (junio-julio 1245) el papa Inocencio IV proclamó una nueva cruzada. Con la excepción de Louis IX rey de Francia (San Luis), que tomó la cruz en diciembre de 1244, nadie mostró voluntad para conducir una nueva expedición a Palestina. Informado que los mongoles estaban bien dispuestos hacia la cristiandad Inocencio IV envió a Giovanni di Pianocarpini, un franciscano y Nicolás Ascelin, un dominico, como embajadores. Pianocarpini estuvo en Karakorum el 8 de abril de 1246, el día de la elección del gran khan, pero nada resultó de este primer intento de crear una alianza con los mongoles contra los mahometanos. Sin embargo cuando San Luis, que salió de París el 12 de junio de 1248, llegó a la isla de Chipre recibió allí una embajada amical del gran khan y en contrapartida le envió a dos dominicos.
Alentado por esta alianza, el rey de Francia decidió atacar Egipto. El 7 de junio de 1249 tomó Damietta pero demoró seis meses en marchar sobre El Cairo. El 19 de diciembre su avanzada fue mal dirigida por su hermano Robert de Artois que empezó imprudentemente a combatir en las calles de Mansura. Al Rey le cortaron la comunicación con Damietta y lo hicieron prisionero el 5 de abril de 1250. Al mismo tiempo la dinastía Ayubí fundada por Saladino fue derrocada por la milicia mameluca cuyos ámeles tomaron posesión de Egipto. San Luis negoció con éste último y fue puesto en libertad a condición de entregar Damietta y pagar un rescate de un millón de besantes de oro. Se quedó en Palestina hasta 1254, negoció con los ámeles egipcios la liberación de prisioneros, mejoró el equipo de las fortalezas del reino, San Juan de Acre, Cesarea, Jaffa y Sidón y envió a fray Guillermo de Rubruquis como embajador al Gran Kan.
Al conocer la noticia de la muerte de su madre Blanca de Castilla que había actuado como regente durante su ausencia, volvió a Francia. Desde la cruzada contra San Juan de Acre, un nuevo estado franco - el reino de Chipre - fue formado en el mediterráneo frente a Siria y llegó a ser un valioso punto de apoyo para las cruzadas. Por una pródiga distribución de tierras y franquicias, Gui de Lusiñan consiguió atraer colonos a la isla, caballeros, hombres de armas y civiles. Sus sucesores establecieron un gobierno modelado en el reino de Jerusalén. La isla de Chipre fue pronto poblada con colonos franceses que consiguieron predominar sobre los griegos a quienes incluso impusieron su lengua. Iglesias construídas al estilo francés y castillos fortificados aparecieron por todos lados. La catedral de Santa Sofía en Nicosia, erigida entre 1217 y 1251, era prácticamente una copia de una iglesia en Champaña. La actividad comercial se convirtió en una característica pronunciada de las ciudades de Chipre, convirtiéndose Famagusta en uno de los más activos puertos mediterráneos.
PÉRDIDA FINAL DE LAS COLONIAS CRISTIANAS DE ORIENTE (1254-91)
Sin más ayuda de fondos de Occidente y desgarradas por desórdenes internos, las colonias cristianas debieron su salvación temporal a los cambios en la política musulmana y a la intervención de los mongoles. Los venecianos expulsaron a los genoveses de San Juan de Acre y trataron la ciudad como territorio conquistado. En una batalla en la que cristianos lucharon contra cristianos y en la que pelearon Hospitalarios contra Templarios, 20.000 hombres perecieron. Por venganza, los genoveses se aliaron con Miguel Paleólogo, emperador de Nicea, cuyo general Alejo Strategopulos no tuvo ningún problema para entrar en Constantinopla y derrocar al emperador latino Balduino II el 25 de julio de 1261.
La conquista del Califato de Bagdad por los mongoles (1258) y la invasión de Siria, donde tomaron Alepo y Damasco, aterró a cristianos y mahometanos a la vez. Pero el ámel mameluco Baybars el Arbelester derrotó a los mongoles y les arrebató Siria en septiembre de 1260. Proclamado sultán en 1260 Baybars inició una guerra contra los estados cristianos restantes. En 1263 destruyó la iglesia de Nazaret; en 1265 tomó Cesarea y Jaffa y capturó Antioquía en mayo de 1268. La posibilidad de organizar una nueva cruzada seguía discutiéndose en Occidente, pero con la excepción de hombres con fuerte motivación religiosa como San Luis no había seguimiento entre los príncipes europeos. Para impedir la predicación de una cruzada contra Constantinopla Miguel Paleólogo le prometió al Papa trabajar por la unión de las iglesias. Sin embargo Carlos de Anjou - hermano de San Luis a quien la conquista de las Dos Sicilias había hecho uno de los príncipes más poderosos de la Cristiandad - emprendió llevar a cabo para su beneficio propio los designios orientales hasta allí acariciados por el Hohenstaufen. Mientras María de Antioquía, nieta de Amaury II, le otorgaba los derechos que ella reivindicaba a la corona de Jerusalén, Charles firmó con Balduino II el 27 mayo de 1267 el tratado de Viterbo que le aseguraba la herencia de Constantinopla. San Luis no estaba preocupado por estas combinaciones diplomáticas y seguía pensando en una nueva cruzada.
Octava Cruzada
En un parlamento tenido en París el 24 de marzo 1267 San Luis y sus tres hijos toman la cruz pero a pesar de su ejemplo muchos caballeros se opusieron a las exhortaciones del predicador Humberto de Romans. Escuchando los informes de los misioneros, San Luis decidió ir a Túnez acompañándole su hija Isabelle con su esposo Teobaldo II de Navarra Champagne. San Luis recibió la embajada del emperador griego y ordenó a su hermano Charles de Anjou reunirse con él en Túnez. Los cruzados, entre quienes estaba el príncipe Edward de Inglaterra, llegaron a Cartago el 17 de julio de 1270 pero se declaró la peste en el campamento y el 25 de agosto San Luis murió. Charles de Anjou concluyó entonces un tratado con los mahometanos y los cruzados reembarcaron. Solo el príncipe Eduardo decidido cumplir su voto saliendo hacia San Juan de Acre. Tras unas razias en territorio sarraceno concluyó una tregua con Baybars.
La elección de Gregorio X, quien era favorable a la cruzada, de nuevo frustró los planes de Charles de Anjou. Mientras los emisarios del rey de las Dos Sicilias atravesaban la península balcánica, el nuevo papa esperaba la unión de las iglesias Occidental y Oriental, evento que se proclamó solemnemente en el Concilio de Lyon el 6 de julio de 1274. Miguel Paleólogo prometió tomar la cruz. El 1 de mayo de 1275, Gregorio X consiguió una tregua entre Paleólogo y Charles de Anjou.
Entretanto, Philippe III de Francia, el rey de Inglaterra y el rey de Aragón hicieron el voto de ir a Tierra Santa. Por desgracia la muerte de Gregorio X frustró estos planes y Charles de Anjou volvió a proseguir sus antiguos proyectos. En 1277 envió a Siria a Rogelio de San Severino quien consiguió plantar su estandarte en el castillo de Acre y en 1278 tomó posesión del principado de Achaia en nombre de su nuera Isabel de Villehardouin. Miguel Paleólogo no había podido realizar la unión del clero griego con Roma y en 1281 el papa Martín IV lo excomulgó. Habiendo firmado una alianza con Venecia, Charles de Anjou se preparó para atacar Constantinopla fijando su expedición para abril de 1283. Sin embargo el 30 de marzo de 1282 ocurrió la rebelión conocida como las Vísperas Sicilianas siendo Pedro III rey de Aragón y una vez más se frustraron sus proyectos. Para dominar a sus propios sujetos insubordinados y emprender la guerra contra el rey de Aragón, Charles se vió obligado a abandonar sus planes en Oriente.
Entretanto Miguel Paleólogo quedó bien instalado en Constantinopla dejando Tierra Santa sin defensa. En 1280 los mongoles intentaron una vez más invadir Siria, pero fueron rechazados por los egipcios en la batalla de Hims. En 1286 los habitantes de San Juan de Acre expulsan al senescal de Charles de Anjou y piden ayuda al rey de Chipre Enrique II. Kelaoun, el sucesor de Baybars, rompió entonces la tregua que había concluido con los cristianos y se apoderó de Margat, la fortaleza de los Hospitalarios. Trípoli se rindió en 1289 y el 5 de abril de 1291 Malek-Aschraf, hijo y sucesor de Kelaoun, se presentó ante San Juan de Acre con 120.000 hombres. Los 25.000 cristianos que defendían la ciudad no tenían un jefe militar aunque resistieron y pudieron comunicar por mar con el rey Enrique II quien les llevó ayuda desde Chipre. Sin embargo, el 28 de mayo los mahometanos consiguieron entrar en la ciudad. La mayor resistencia fue presentada por los Templarios. En julio de 1291 capitularon los últimos pueblos cristianos en Siria y el reino de Jerusalén cesó de existir.
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La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
Añado más: las Cruzadas nunca terminaron sino hasta el siglo XX. La Reconquista Española, la Conquista de las Indias y Canarias, la expansión portuguesa en Ultramar todas fueron Cruzadas. La última Cruzada fue la de 1939.
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Antonio Aparisi
Estados Cruzados:
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Estados Cruzados en Oriente Próximo y el Mediterráneo.
Los Estados cruzados fueron un conjunto de entidades políticas feudales que surgieron a finales del siglo XI en diversos territorios al oriente de Europa y el Mediterráneo a raíz de su ocupación por los europeos cristiano-católicos durante la época de las Cruzadas, y que luego desaparecieron en el siglo XIII. Los Estados Cruzados definen principalmente a los llamados Estados Latinos de Oriente ubicados en Oriente Próximo, si bien el término Estados Cruzados se aplica a otras entidades en diferentes regiones de los Balcanes y el entorno oriental del Mar Báltico.
Tomando mas importancia los mencionados "reinos francos" establecidos en el levante mediterraneo.
Comencemos un poco el estudio acerca de éstos reinos:
Última edición por Michael; 24/06/2013 a las 23:29
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Antonio Aparisi
En Oriente Próximo:
PRINCIPADO DE ANTIOQUIA
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El Principado de Antioquía fue uno de los Estados Cruzados en Tierra Santa, establecidos durante la Primera Cruzada. El avance musulmán hacia Occidente causó preocupación entre la cristiandad. Tras la caída de los Santo Lugares (Palestina e Israel), el papado promovió las expediciones militares que fueron conocidas como cruzadas.
En la Primera Cruzada, el príncipe Bohemundo de Tarento realizó una victoriosa campaña militar para recuperar territorios que Bizancio había perdido frente al avance musulmán. Sin embargo, una vez acabada su campaña con la toma de Antioquía, Bohemundo retuvo el territorio, creando este principado.
Antioquía era una antigua ciudad bizantina que fue conquistada por los musulmanes hacía una década, en 1084. Y al cruzar Constantinopla, el Basileus Alexis I Comneno había exigido un compromiso de los principales dirigentes cruzados de regreso a la tierra ya perdida por los bizantinos y sólo Raimundo IV de Tolosa se había negado a prestar juramento.
Frente a las dificultades para sitiar Antioquía Bohemundo ve la oportunidad de tener acceso a un feudo. Primero amenazó, reclamando la ampliación de la sede, volviendo a Italia a buscar refuerzos, pero su capacidad de estratega y la importancia del contingente que lo acompañaban eran necesarios para los cruzados, que le prometieron lo que él quería para permanecer.
Luego, la salida de Tatizius, representante del Basileus, le dio la oportunidad de pretender que había tenido lugar una traición, de forma que los cruzados podían considerarse desvinculados de su juramento.
Por último, después de haberse asegurado (por informantes situados dentro de la ciudad) de que iba a poder entrar, se le prometió por los dirigentes de la cruzada que el primero en entrar en la ciudad la poseería. Así, en la madrugada del 3 de junio de 1098, cuando tuvo lugar la toma de la ciudad, sólo la bandera de Bohemundo ondeaba en ella.
Principes de Antioquía:
-Bohemundo I (1098-1111)
-Tancredo de Galilea, regente, (1100-1103) y (1105-1112)
-Bohemundo II (1111- 1130)
-Roger de Salerno, regente, (1112- 1119)
-Balduino II de Jerusalén, regente, (1119- 1126) y (1130- 1131)
-Constanza (1130- 1163)
-Fulco de Jerusalén, regente, (1131- 1136)
-Raimundo de Antioquía (1136- 1149) (por matrimonio)
-Reinaldo de Châtillon (1153- 1160) (por matrimonio)
-Bohemundo III (1163- 1201)
-Raimundo (1193- 1194) (regente)
-Bohemundo IV (1201- 1216)
-Raimundo Rubén (1216- 1219)
-Bohemundo IV (restituido) (1219- 1233)
-Bohemundo V (1233- 1252)
-Bohemundo VI (1252- 1268)[b]
Última edición por Michael; 24/06/2013 a las 23:30
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CONDADO DE EDESA
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El condado de Edesa fue uno de los principados cruzados del siglo XII, centrado en torno a la ciudad de Edesa, la cual contaba con una larga historia desde la Antigüedad, además de una extensa tradición cristiana. El condado de Edesa era diferente del resto de los principados cruzados, pues se encontraba tierra adentro, rodeado de territorio musulmán, alejado de los demás principados y no mantenía buenas relaciones con su vecino más próximo, el principado de Antioquía; además, la mitad del condado, incluida su capital, se encontraba al este del río Éufrates y por tanto en una posición muy oriental con respecto a los demás territorios cruzados. Su parte occidental, al oeste del Éufrates, se regía desde la fortaleza de Turbessel.
En 1098, Balduino de Boulogne se separó del cuerpo de ejército cruzado principal, que se dirigía al sur hacia Antioquía y Jerusalén, y, cruzando Cilicia, viajó hacia el este en dirección a Edesa. Una vez allí, convenció al señor de la ciudad, Thoros, de que le adoptase como hijo y heredero. Thoros era greco-ortodoxo, y como tal no era del agrado de sus súbditos ortodoxos-armenios, pronto murió asesinado, aunque no se sabe si Balduino tuvo algo que ver en esta muerte. En cualquier caso, Balduino pasó a ser el nuevo señor, para lo que tomó el título de conde (había sido conde de Verdún como vasallo de su hermano en Europa).
En 1100, Balduino se convirtió en Rey de Jerusalén, cuando su hermano Godofredo de Bouillón murió. El condado de Edesa pasó entonces a su primo Balduino de Bourcq, al que se le unió Joscelino de Courtenay, como señor de la fortaleza de Turbessel sobre el Éufrates, una importante defensa frente a los turcos selyúcidas.
Los señores francos mantuvieron buenas relaciones con sus súbditos armenios, y hubo varios matrimonios mixtos: los tres primeros condes se casaron con damas armenias. La primera mujer del conde Balduino había muerto en Maraş en 1097, y al heredar el condado, éste se casó con Arda, nieta del soberano rupénida Constantino I de Armenia. Balduino de Bourcq se casó con Morfia, hija de Gabriel de Melitene, y Joscelino de Courtenay con una hija de Constantino.
Edesa fue el principado cruzado más extenso, pero era uno de los menos poblados. La ciudad contaba con unos 10 000 habitantes, pero el resto del condado apenas era otra cosa que una sucesión de fortalezas en un área casi desértica. El territorio se extendía desde Antioquía al oeste hasta más allá del Éufrates por el este, al menos en su época de mayor extensión; también llegó a ocupar algunos territorios hacia el norte, hasta el límite con Armenia mayor. Hacia el sur y el este se encontraban las poderosas ciudades musulmanas de Alepo y Mosul. Sus habitantes eran mayoritariamente sirios, cristianos sirio-jacobitas y ortodoxos armenios, con algunos griegos ortodoxos y musulmanes. Aunque el número de latinos siempre fue pequeño, había un patriarca católico.
Joscelino murió en una batalla en 1131 y fue sucedido por su hijo Joscelino II. En esta época, Zengi había unido Alepo y Mosul y comenzó a amenazar Edesa. Pero Joscelino II se preocupó muy poco por la seguridad de su condado, mientras disputaba con los condes de Trípoli, que luego se negarían a acudir en su ayuda. Zengi asedió Edesa en 1144, tomándola el 24 de diciembre del mismo año. Joscelino siguió gobernando las tierras al oeste del Éufrates, y logró aprovecharse de la muerte de Zengi en septiembre de 1146 para recuperar brevemente su antigua capital. En 1150 fue apresado y estuvo en cautividad en Alepo hasta su muerte en 1159. Su mujer vendió Turbessel y lo que quedaba del condado al emperador bizantino Manuel I Comneno, pero fue conquistado por Nur al-Din y el sultán de Rüm en menos de un año. Edesa había sido el primer principado cruzado en ser creado, y también el primero en perderse.
Condes de Edesa:
-Balduino I 1098-1100
-Balduino II 1100-1118
-Tancredo, príncipe de Galilea regente (con Ricardo de Salerno como gobernador, 1104-1108)
-Joscelino I 1118-1131
-Joscelino II 1131-1149 (m. 1159)
-Joscelino III, conde titular desde 1159
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Antonio Aparisi
CONDADO DE TRIPOLI
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El condado de Trípoli fue el último en crearse de los cuatro grandes principados cruzados en Levante. Algunas de las principales ciudades del mismo eran Safita, Tartous y Trípoli del Líbano.
El origen del condado se remonta a 1102, cuando el Conde Raimundo IV de Tolosa, uno de los líderes de la Primera Cruzada, inició una larga guerra con los Banu Ammar, emires de Trípoli (en teoría vasallos de los califas fatimíes de El Cairo), por la que fue ganando gran parte de su territorio hasta asediarlos en la propia Trípoli. Raimundo murió en 1105, dejando a su hijo menor Alfonso Jordán como heredero, y a su primo, Guillermo Jordán de Cerdaña, como regente. Este último prosiguió el asedio de Trípoli durante los siguientes cuatro años, cuando un hijo bastardo de Raimundo, llamado Beltrán, que había sido regente de Toulouse, llegó a Tierra Santa. Estos dos llegaron al acuerdo de que cada uno se quedaría con sus propias conquistas, lo que benefició a Beltrán, pues tomó él la ciudad. Poco después moría Guillermo Jordán, y Beltrán se convertía en el único señor
El condado de Trípoli siguió existiendo como vasallo del reino de Jerusalén; mientras que a los caballeros hospitalarios se les cedió en 1142, el Krak de los Caballeros. El Conde Raimundo III, que rigió Trípoli de 1152 a 1187, fue una figura importante en la historia del reino. Por dos veces fue regente del reino, primero para el joven Balduino IV de 1174 a 1177, y luego para Balduino V de 1185 a 1186.
El condado consiguió salvarse de las conquistas de Saladino tras la batalla de Hattin, y desde 1201, estuvo unido a Antioquía, hasta la toma de ésta en 1268. Trípoli sobrevivió algunos años más, hasta que aprovechando una disputa interna los mamelucos tomaron la capital en 1289. Con la excepción de Jebail, Tortosa fue el último bastion cruzado en caer en 1291.
Condes de Tripoli:
-Raimundo de Tolosa (1102–1105)
-Alfonso Jordán (1105–1109)
-Guillermo Jordán, regente (1105–1109) Conde de Cerdaña
-Beltrán de Tolosa (1109–1112)
-Ponce de Trípoli (1112–1137)
-Raimundo II de Trípoli (1137–1152)
-Raimundo III de Trípoli (1152–1187)
-Raimundo IV de Trípoli (1193–1194), hijo de Bohemundo III de -Antioquía.
-Bohemundo IV de Antioquía (1187–1233, también Príncipe de Antioquía 1201–1216 y 1219–1233)
-Bohemundo V de Antioquía (1233–1251, también Príncipe de Antioquía)
-Bohemundo VI de Antioquía (1251–1275, también Príncipe de Antioquía 1251–1268)
-Bohemundo VII de Trípoli (1275–1287)
-Lucía de Trípoli (1287–1289)
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
REINO DE JERUSALEN
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El Reino de Jerusalén fue un reino cristiano que se estableció en el Levante mediterráneo en 1099 tras la conquista de Jerusalén en la Primera Cruzada. Fue destruido en 1291 con la conquista de Acre. Su capital era Jerusalén.
La Primera Cruzada se inició como consecuencia del Concilio de Clermont, convocado por el papa Urbano II en el año 1095. Su principal objetivo era la conquista de los Santos Lugares. El Reino como tal nació con la toma de Jerusalén en 1099, el punto álgido de la Cruzada. Godofredo de Bouillón, duque de Lorena y uno de los principales jefes de la Cruzada, fue elegido como primer rey. No obstante, rehusó tomar dicho título, alegando que un hombre no debía llevar una corona donde Cristo había llevado la corona de espinas; en su lugar, eligió el título de Advocatus Sancti Sepulchri (Defensor del Santo Sepulcro). La fundación del Reino de Jerusalén quedó finalmente asegurada con la derrota del Egipto fatimí en la batalla de Ascalón.
Al principio hubo ciertas dudas sobre cómo debería organizarse políticamente el territorio. Algunos cruzados pensaban que debía ser gobernado como una teocracia por el papa, una idea que el legado papal, Dagoberto de Pisa, trató de imponer en 1100. Godofredo posiblemente hubiera estado de acuerdo con ello y hubiera intercambiado el reino teocrático de Jerusalén por uno secular en Egipto, pero durante su corto reinado se sentaron en Jerusalén las bases de un reino secular, pese a los esfuerzos de Dagoberto. Rápidamente se estableció una jerarquía católica que sustituyó a las autoridades cristianas ortodoxas griegas y sirias: un patriarca latino se instaló en Jerusalén, y con él gran número de obispos y arzobispos que dependían de él. Godofredo murió en 1100. Su hermano y sucesor, Balduino I, optó claramente por una monarquía secular al estilo de las de Europa occidental. Balduino no era tan escrupuloso como su hermano, y se hizo coronar rey de Jerusalén (aunque Dagoberto, entonces patriarca latino de Jerusalén, se negó a coronarlo en dicha ciudad y la ceremonia tuvo lugar en Belén).
Balduino extendió con gran éxito las fronteras del reino, conquistando los puertos de Acre (1104), Beirut (1110) y Sidón (1111), al mismo tiempo que ejercía su soberanía sobre otros Estados cruzados: el condado de Edesa (que él había fundado), el principado de Antioquía, y más tarde, cuando se conquistó Trípoli, el condado de Trípoli. Igualmente tuvo éxito en su defensa del reino frente a las sucesivas invasiones musulmanas que tuvo que afrontar: la de los fatimíes de Egipto, a los que venció en Ramala y en diferentes lugares al sudoeste del reino; y la de los musulmanes de Damasco y Mosul, en el noreste, en 1113. Asimismo, fue testigo de un aumento en el número de habitantes latinos, debido a que la pequeña Cruzada de 1101 trajo consigo refuerzos para el reino. Las ciudades-estado italianas de Venecia, Pisa y Génova comenzaron a jugar un papel muy importante en el reino. Sus flotas ayudaban a la toma de los puertos, donde posteriormente se les concedían barrios en los que tenían gran autonomía económica. Balduino también repobló Jerusalén con cristianos nativos, después de su expedición más allá del río Jordán en 1115. De todos modos, el reino nunca superó su aislamiento geográfico de Europa, ni fue capaz de aumentar sus fronteras más hacia el Este con el fin de crear un frente con más posibilidades de defensa. Durante la mayor parte de su historia, el reino estuvo confinado a una estrecha franja de tierra entre el Mediterráneo y el río Jordán; los territorios allende del Jordán estaban sujetos a guerras y constantes razias, que finalmente provocaron su caída.
Balduino I murió sin herederos en 1118, y le sucedió su primo, Balduino de Le Bourg, conde de Edesa. Balduino II fue igualmente un rey capaz y supo hacer frente a los ataques de fatimíes y selyúcidas. En su reinado se estableció la primera de las órdenes militares, y las fronteras del reino siguieron ensanchándose con la captura de la ciudad de Tiro en 1124. La influencia del reino de Jerusalén se extendió igualmente sobre Edesa y Antioquía, en las que Balduino II actuó como regente al morir sus gobernantes en el campo de batalla, aunque Balduino mismo fue derrotado y puesto en prisión por los turcos selyúcidas varias veces a lo largo de su reinado, y el propio reino de Jerusalén debió ser gobernado por un regente. Las hijas de Balduino se casaron con familiares del conde de Edesa y del príncipe de Antioquía. Su hija Melisenda fue declarada su heredera y le sucedió a su muerte en 1131.
Reyes de Jerusalén:
-Godofredo de Bouillón (Protector del Santo Sepulcro) 1099–1100
-Balduino I 1100–1118
-Balduino II 1118–1131
-Melisenda y Fulco 1131–1153 Fulco perdió su influencia después de 1136, y murió en 1143. Melisenda siguió reinando por derecho
-Balduino III 1143–1162, coronado como co-regente y heredero de Melisenda 1143; reclama el poder en 1153
-Amalarico I 1162–1174
-Balduino IV 1174–1185
-Balduino V 1185–1186
-Sibila y Guido de Lusignan 1186–1187. Jerusalén perdida en 1187; Sibila murió en 1190, pero Guido rechazó ceder la corona; la corona en disputa hasta 1192, desde entonces los reyes reinan sobre una estrecha franja de costa.
-Isabel I 1192–1205
-María de Montferrato 1205–1212
-Juan de Brienne 1210–1212
-Yolanda (Isabel II) 1212–1228
-Conrado II 1228–1254
-Conrado III de Jerusalén 1254–1268
-Hugo I (antes Hugo de Antioquía) 1268–1284 (primero con la oposición de los pretendientes: Hugo de Brienne y María de Antioquía (pretendiente), luego con la oposición de Carlos de Anjou)
-Carlos de Anjou 1277–1285 (Con la oposición de Hugo I y Juan II)
-Juan II 1284–1285 (Con la oposición de Carlos de Anjou)
-Enrique II 1285–1291
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
En el Mediterráneo:
REINO ARMENIO DE CILICIA
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El reino armenio de Cilicia (también conocido como Armenia menor o Pequeña Armenia) fue un reino formado en la Edad Media por refugiados armenios que huyeron de la invasión selyúcida de Armenia. Se encontraba en lo que actualmente es Turquía sudoriental, en la región de Cilicia. El país fue independiente de 1078 a 1375 aproximadamente.
El reino de Cilicia fue fundado por la dinastía de los Rupénidas, que era una rama menor de la gran familia de los Bagrátidas, la cual ocupó los tronos de Armenia y de Georgia en distintos momentos. Su capital fue Sis. El reino armenio de Cilicia fue un importante y poderoso aliado de los cruzados europeos, y se consideraba a sí mismo como el bastión de la Cristiandad en oriente. Actuó también como foco de la cultura y nacionalismo armenios, pues Armenia (la Armenia mayor o Gran Armenia, al pie del Cáucaso) estaba ocupada por los turcos en aquella época.
Cilicia había sido reconquistada a los árabes por el emperador bizantino Nicéforo II Focas hacia 965. Tras ocuparla, expulsó a los musulmanes que vivían allí, y se animó a los cristianos de Siria y de Armenia a repoblarla. La inmigración armenia aumentó con la anexión de la Gran Armenia al Imperio bizantino en 1045 y la posterior conquista selyúcida 19 años después, lo que se tradujo en dos oleadas migratorias. Los armenios también se extendieron hacia el este desde Cilicia, por las regiones montañosas del norte de Siria y Mesopotamia.
Con la Primera Cruzada, los armenios de Cilicia tuvieron como poderosos aliados a los cruzados francos. Con su ayuda, defendieron a Cilicia de los turcos, tanto con acciones militares directas como por el establecimiento de los reinos cruzados vecinos: el principado de Antioquía y el condado de Edesa. Durante los siguientes dos siglos, armenios y cruzados fueron en parte aliados y en parte rivales.
Con el ascenso de los príncipes rubénidas, surgió una especie de poder centralizado en la región. A lo largo del siglo XII, éstos formaron algo parecido a una dinastía reinante, y lucharon con los bizantinos por el dominio de la zona. El príncipe León I fue derrotado por el emperador Juan II Comneno en 1137, y fue apresado con otros miembros de su familia. Murió en prisión tres años después. El hijo y sucesor de León, Thoros II, también fue apresado, pero logró escapar en 1141. Volvió a su reino para liderar la lucha contra los bizantinos. Al principio, con cierto éxito, pero finalmente, en 1158, tuvo que prestar vasallaje al emperador Manuel I Comneno. Los príncipes rupénidas siguieron gobernando Cilicia.
En 1198 el príncipe rubénida León consiguió asegurarse el trono, convirtiéndose en el primer rey de la Armenia de Cilicia. La corono pasaría luego a la dinastía rival de los Hethúmidas, a través de la hija de León, la reina Zabel, por su segundo matrimonio con el príncipe Hethoum. Sus descendientes reinarían en Cilicia hasta el asesinato de León IV en 1341, cuando su primo Constantino IV de Armenia (Guido Lusignan) fue elegido rey.
A finales del siglo XIV, Cilicia fue invadida por los mamelucos. La caída de Sis en abril de 1375 puso fin a la historia del reino. A su último rey, León V de Armenia, se le concedió un salvoconducto y murió en el exilio en París en 1393. Su primo Jaime I de Chipre se convirtió entonces en pretendiente al título.
Gobernantes de Armenia:
Como principes (todos de la disnatia Rubénida):
- Rubén I 1080-1095
-Constantino I 1095-1102
-Thoros I 1102-1129
-Constantino II 1129
-León I, señor de Armenia 1129-1140
-Thoros II 1140-1169
-Rubén II 1169-1170
-Mleh I 1170-1175
-Rubén III 1175-1187
Como Reyes:
Dinastia Rubénida
-León I 1187-1219
-Isabella 1219-1252
Dinastia Hethumida
-Hethum I 1226-1270
-León II 1270-1289
-Hethum II 1289-1293, 1294-1297 y 1299-1307
-Thoros III 1293-1298
-Sempad 1297-1299
-Constantino I 1299
-León III 1301-1307
-Oshin 1307-1320
-Oshin de Korikos 1320-1329
-León IV 1320-1341
Casa de Lusignan
Constantino II 1342-1344
Constantino III 1344-1362
Constantino IV 1362-1373
León V 1374-1393. Rey hasta 1375 tras la conquista por los mamelucos
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
REINO DE CHIPRE
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El Reino de Chipre fue un reino católico de los cruzados situado en la isla de Chipre al final de la Edad Media, entre 1192 y 1489. Su gobierno estuvo dominado por la Casa francesa de Lusignan.
La isla fue conquistada en 1191 por Isaac Comneno, un gobernador local que se autoproclamó Emperador y reclamó el Imperio de Constantinopla, luego la obtuvo el Rey Ricardo I de Inglaterra durante la Tercera Cruzada. Luego Ricardo la vendió a los Caballeros Templarios, que a su vez la vendieron en 1192 al Rey Consorte de Jerusalén, Guido de Lusignan, que, tras el fracaso de la cruzada de Ricardo, podía ser desposeído de la corona por su esposa. Su hermano y sucesor, Amalarico I de Chipre, recibió el título y la corona de manos de Enrique VI del Sacro Imperio Romano Germánico.
La población minoritaria Católica Romana se agrupó en algunas ciudades costeras, como Famagusta, o como Nicosia, la capital. Los Católicos Romanos conservaron las riendas del poder y el control, mientras que la mayoría de población autóctona griega vivía en el campo; era una política muy parecida a la llevada a cabo en el Reino de Jerusalén. La independiente Iglesia Ortodoxa Chipriota, con su propio arzobispo, permaneció en la isla, aunque perdió bastante poder frente a los católicos de la Iglesia Romana.
Tras la muerte de Amalarico de Lusignan, el reino pasó a manos de una serie de jóvenes que crecían ya como reyes. La familia de Ibelín, que había tenido mucho poder en Jerusalén antes de su caída, actuó como regente durante los primeros años. En 1229, los Ibelín fueron expulsados del poder por el emperador Federico II Hohenstaufen, que trajo consigo la lucha entre güelfos y gibelinos a la isla. Los partidarios de Federico fueron derrotados en 1233, aunque el conflicto continuó en Israel y en Europa. Los descendientes de Federico continuaron gobernando como reyes de Jerusalén hasta 1268, cuando Hugo III de Chipre reclamó el título y el territorio de Acre tras la muerte de Conrado III de Jerusalén, uniendo así los dos reinos. Los territorios en Israel fueron finalmente perdidos en 1291 durante el reinado de Enrique II de Jerusalén, aunque los reyes de Chipre continuaron reclamando el título.
Al igual que Jerusalén, Chipre tenía una Haute Cour (Tribunal Superior), aunque menos poderoso de lo que había sido en Jerusalén. La isla era más rica que Jerusalén y socialmente más feudal, por lo que el Rey tenía poseía un tesoro personal mayor, lo que le permitía mayor independencia de la Haute Cour. La familia de vasallos más importante fue la extendida Casa de Ibelín. Sin embargo, el Rey a menudo entraba en conflictos con los comerciantes italianos, sobre todo debido a que Chipre se había convertido en el centro del comercio europeo con África y Asia después de la Caída de Acre en 1291.
Finalmente, en el siglo XIV, el reino llegó a ser cada vez más dominado por los comerciantes genoveses. Chipre, por lo tanto, se posicionó del lado del Papado de Aviñón en el Gran Cisma de Occidente, con la esperanza de que los franceses serían capaces de expulsar a los italianos. Luego, en 1426, los mamelucos obligaron al reino a hacerles tributo; los restantes monarcas perdieron gradualmente la independencia, hasta que en 1489, la última Reina, Caterina Cornaro, se vio obligada a vender la isla a Venecia.
Reyes de Chipre:
Casa de Lusignan
-1192-1194 : Guido de Lusignan (1160-1194), Rey de Chipre, hijo de Hugo VIII de Lusignan, Señor de Lusignan y Conde de La Marche, y de Borgoña de Rançon.
casado en 1180 con Sibila de Anjou y Jerusalén, Reina de Jerusalén (1159-1190).
-1194-1205 : Amalarico I de Lusignan (1145-1205), Señor de Chipre, y después Rey de Chipre en 1195, y Rey de Jerusalén (1197-1205), hermano de Guido de Lusignan.
casado sobre 1175 con Eschiva de Ibelín (-1196).
casado en 1198 con Isabel de Anjou y Jerusalén, Reina de Jerusalén (1171-1206).
-1205-1218 : Hugo I de Chipre (1195-1218), Rey de Chipre, hijo de Amalarico I de Lusignan y de Eschiva de Ibelín.
casado en 1210 con Alicia de Champaña y Jerusalén (1195-1246), Regente Honoraria de Jerusalén, hija de Enrique II de Champaña y de Isabel de Anjou y Jerusalén.
-1205-1210 : regencia de Gautier de Montbéliard.
-1218-1253 : Enrique I de Chipre (1217-1254), Rey de Chipre y Regente Honorario de Jerusalén, hijo de Hugo I de Chipre y de Alicia de Champaña y Jerusalén.
casado en 1229 con Alicia de Montferrato (sobre 1210-1233).
casado en 1237 con Estefanía de Barbaron (sobre 1220-1249).
casado en 1250 en Plaisance de Antioquía (sobre 1235-1261).
-1218-1228 : regencia de Felipe de Ibelín (-1217).
-1228-1232 : regencia de Juan de Ibelín (-1236).
-1253-1267 : Hugo II de Chipre (1252-1267), Rey de Chipre, hijo de Enrique I de Chipre y de Plaisance de Antioquía.
casado en 1264 con Isabel de Ibelín (1252-1282).
-1253-1261 : regencia de Plaisance de Antioquía, su madre.
-1261-1264 : regencia de Isabel de Lusignan, hija de Hugo I de Chipre.
-1264-1267 : regencia de Hugo de Poitiers-Lusignan, hijo de Enrique de Poitiers y de Isabel de Chipre, que le sucederá con el nombre de Hugo III.
Casa de Poitiers-Lusignan
-1267-1284 : Hugo III de Chipre (1235-1284), Rey de Chipre y de Jerusalén, primo de Hugo II de Chipre.
casado en 1264 con Isabel de Ibelín (1241-1324).
-1284-1285 : Juan I de Chipre (1267-1285), Rey de Chipre y de Jerusalén, hijo de Hugo III de Chipre y de Isabel de Ibelín.
-1285-1306 : Enrique II de Chipre (1271-1324), Rey de Chipre, hijo de Hugo III de Chipre y de Isabel de Ibelín.
casado en 1317 con Constanza de Sicilia (1303-1344), hija de Federico II de Sicilia.
-1306-1310 : Amalarico II de Chipre (1272-1310), Gobernador de Chipre (después de ser depuesto Enrique II de Chipre), Príncipe de Tiro, hijo de Hugo III de Chipre y de Isabel de Ibelín.
casado en 1292 con Isabel de Armenia, hija del Rey León III de Armenia.
-1310-1324 : Enrique II de Chipre (1271-1324), Rey de Chipre, hijo de Hugo III de Chipre y de Isabel de Ibelín.
casado en 1317 con Constanza de Sicilia (1303-1344), hija de Federico II de Sicilia.
-1324-1359 : Hugo IV de Chipre (1295-1359), Rey de Chipre, hijo de Guido de Chipre (hijo de Hugo III de Chipre y de Isabel de Ibelín) y de Esquiva de Ibelín.
casado en 1308 con María de Ibelín (1294-1318).
casado en 1318 con Alicia de Ibelín (1304-después de 1386).
-1359-1369 : Pedro I de Chipre (1328-1369), Rey de Chipre, hijo de Hugo IV de Chipre y de Alicia de Ibelín.
casado en 1343 con Eschiva de Montfort (antes de 1313-sobre 1350).
casado en 1353 con Eleonor de Aragón (1333-1416).
-1369-1382 : Pedro II de Chipre (1357-1382), Rey de Chipre, hijo de Pedro I de Chipre y de Eleonor de Aragón.
casado en 1376 con Valentina Visconti (1361-después de 1393).
-1382-1398 : Jacobo I de Chipre (1334-1398), Rey de Chipre, hijo de Hugo IV de Chipre y de Alicia de Ibelín.
casado en 1365 con Helvis de Brunswick-Grubenhagen (1353-1421).
-1398-1432 : Jano de Chipre (1375-1432), Rey de Chipre, hijo de Jacobo I de Chipre y de Helvis de Brunswick-Grubenhagen.
casado en 1400 con Anglesia Visconti (-1439), matrimonio anulado en 1408, casado en 1411 con Carlota de Borbón (1388-1422).
-1432-1458 : Juan II de Chipre (1418-1458), Rey de Chipre, hijo de Jano de Chipre y de Carlota de Borbón, casado en 1440 con Amadea de Montferrato (1429-1440), casado en 1442 con Helena Paleólogo (1428-1458).
-1458-1464 : Carlota de Chipre (1442-[1487]), Reina de Chipre, hija de Juan II de Chipre y de Helena Paleólogo.
casada en 1456 con Juan de Portugal (1433-1457), Duque de Coímbra.
casada en 1459 con Luis de Saboya (1436-1482), Conde de Génova.
-1464-1473 : Jacobo II de Chipre, el Bastardo (1418-1473), Rey de Chipre, hijo ilegítimo de Juan II de Chipre y de Marieta de Patras.
casado en 1468 con Caterina Cornaro.
-1473-1474 : Jacobo III de Chipre, el Póstumo (1473-1474), hijo de Jacobo II de Chipre y de Caterina Cornaro.
-1474-1489 : Caterina Cornaro (1454-1510), viuda de Jacobo II de Chipre. Fue destronada por los venecianos.
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
76 ANIVERSARIO DE LA CRUZADA ESPAÑOLA 1936-1939 VIVA CRISTO REY!!
APOSTOLADO EUCARISTICO
Cuando en España, se quemaban Iglesias, asesinaban patriotas y fusilaban Curas, se creaban separatismos de las Regiones, España hundida moralmente y economicamente, a punto de gobernar LOS COMUNISTAS ATEOS, unos hombres CATOLICOS FALANGISTAS Y REQUETES TRADICIONALISTAS se levantarón contra un regimen corrupto y alejado de Dios
ARRIBA ESPAÑA Y VIVA SIEMPRE CRISTO REY!!!
Patria española: 75 ANIVERSARIO DE LA CRUZADA ESPAÑOLA 1936-1939 VIVA CRISTO REY!!
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Antonio Aparisi
La última Cruzada
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El 18 de Julio de 1936 sigue siendo una fecha clave y, a la vez, desencadenante. La hoja del calendario que señalaba el día, el mes y el año, fue desprendida, pero el acontecimiento que enmarcaba continúa vivo, porque fue trascendente, saltando la frontera temporal de unas horas fugitivas.
Se iniciaba un Alzamiento militar en España. Tenía un respaldo civil importante. Respondía a una exigencia biológica nacional. Contaba con una doctrina y un programa político entrañado en la Historia y con proyección de futuro.
No fue un pronunciamiento castrense al estilo decimonónico, ni una lucha entre facciones que aspiraban a la conquista del poder. No fue una guerra civil químicamente pura. Fue el planteamiento beligerante y castrense de un combate ideológico en el que se debatía lo sustancial, en el que se había hecho necesario y urgente, como había dicho José Antonio, dar la existencia para salvar la esencia.
Por eso la contienda española quedó “ab initio” desbordada. Desbordada, porque adquirió dimensiones universales; y no sólo por la presencia en uno y otro frente de voluntarios no españoles, sino porque en cada nación del planeta el enfrentamiento se produjo a nivel de la simpatía y hasta de la ayuda a uno u otro bando contendiente. Desbordada, porque los valores en juego, los que habían informado la Cristiandad, como manifestación política del Cristianismo, elevaron la lucha a la categoría de Cruzada, como la Iglesia la calificó reiteradamente.
Fe y Patria, Altar y Hogar, fueron, en síntesis, las ideas que movilizaron a una de las mejores generaciones españolas de todos los tiempos a empuñar las armas o a morir, sin una queja, victimada en parte por los enemigos, en las tapias de los cementerios, en las bodegas de los buques de carga, en las escolleras de los puertos, en lo profundo de las minas, al borde de los caminos.
Esos ideales hicieron posible mantener nuestras constantes históricas, como la resistencia de Numancia y Sagunto, renovadas en el Santuario de la Virgen de la Cabeza y en el Alcázar de Toledo, o la del patriotismo sacrificado que ahoga la voz y el instinto de la sangre, como el de Guzmán el Bueno, actualizado por el coronel Moscardó.
Con esa armadura espiritual se explican los héroes y los mártires, y los procesos de beatificación y canonización de las Carmelitas de Guadalajara y los Pasionistas de Daimiel, entre tantos otros. Y a ellos siguen y seguirán los miles que aguardan aún la pública y solemne proclamación oficial de sus virtudes ejemplares.
El Estado que comenzó a construirse a partir del Alzamiento, que fue gestándose en la tensión guerrera de la Cruzada y que se perfeccionó a raíz de la victoria del 1º de Abril de 1939, quiso inspirar su ordenamiento jurídico en el Evangelio, y transformar el talante del español de tal manera, que olvidara aquella frase decadente y pesimista de Cánovas del Castillo, “español es el que no puede ser otra cosa”, y asimilar hasta el tuétano la de José Antonio: “ser español es una de las pocas cosas serias que se pueden ser en el mundo”. Una y otra frase simbolizan a la generación resignada y plañidera del '98 —por muchos que fuesen sus méritos literarios— y a la generación optimista y emprendedora de 1936.
España surgió de la miseria material y moral. El país fue reconstruido y “cambió de piel”. La revolución industrial se hizo con éxito, no obstante su retraso y el cerco exterior, injusto e impuesto por el triunfo aliado y su debilidad ante la presión comunista. Los españoles se reconciliaron y un largo período de paz interior, poco corriente en nuestra Historia, sorprendía a un mundo que miraba con asombro —amor, envidia, odio— la fuerza operativa de una España que se había reencontrado a sí misma.
No quiero comparar esa España con la España de hoy. El análisis de un cambio profundo a peor, como el que ahora se está produciendo, y que incide por su gravedad en la subsistencia de España como ser colectivo, el estudio de las causas que han conducido a este cambio y la contemplación de los grupos y fuerzas —no sólo políticas— que lo han respaldado y lo respaldan, exigiría un trabajo más extenso que no pasa, sin embargo, a la tierra del olvido.
La Cruzada española, la última Cruzada, está ahí —pese a la manipulación intencionada— como un punto de reflexión intelectual, pero también como una bandera alzada o una convocatoria viril para los hombres que no quieren convertirse en marionetas o las patrias que se niegan a convertirse en colonias.
Blas Piñar
Tomado de CABILDO - Por la Nación contra el caos
http://patriaespanola.blogspot.com/p...da_08.html?m=0
Última edición por Michael; 25/06/2013 a las 01:09
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Antonio Aparisi
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