El trabajo comunal

EL CONCEJO.

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En estos últimos días se ven en las noticias de la comarca como se intentan recuperar Los Concejos en algunos pueblos alistanos, tales como Bercianos, Nuez, etc.
Esta práctica era muy común no hace tantos años, pero ultimamente casi se ha perdido en la mayoría de ellos.
Vamos a tratar de reflejar como eran aquellos Concejos habituales y necesarios.
Ya dicen los viejos refranes alistanos:
- "El agua de pur la mañana y el Cunceju de tarde duran pocu"
- "La truena de mañana y el concejo de tarde, todo se vuelven aire".

Costumbre comunitaria consistente en la prestación personal de cada familia en actividades de uso común al que hay que acudir por obligación a las que raramente faltaban si no fuese por fuerza mayor, bajo la imposición de multas a los que no asistan.
En otros lugares se les denomina "hacenderas", "faginas", etc.
Se convocaban los Concejos para arreglos de caminos "recomponer caminos" donde las aguas habían movido las tierras haciendo hoyos que entorpecían el tránsito de carros. Para reparar los "caños" (canales) y las "zudas" (balsas o presas) para el riego de fincas y linares en épocas de calor. Para ir a cortar leña al monte comunal, sofocar plagas de insectos nocivos para el campo, limpiar y "encalar" las escuelas antes del comienzo del curso escolar o la realización de cualquier obra municipal de interés comunal.
El Concejo propiamente dicho es la covocatoria a reunión abierta de los vecinos del pueblo a cargo del alcalde del ayuntamiento denominada propiamente "Casa Concejo", para tratar temas que conciernen a todos los vecinos y que solía hacerse a la salida de la misa dominical en el denominado "sagrao" o zona que rodea a la iglesia.
Se convocaba a Concejo según la necesidad de los acontecimientos de cada época del año o por citas tradicionales prefijadas.
Una vez establecida la fecha, hora, herramientas que se necesitaban y que debían llevar cada cual como son picos, palas, azadas, cestos e incluso los carros necesarios, por el alcalde a la salida de misa o por el alguacil que "echaba el bando" anunciándolo por las calles.
Para "ir a Concejo" se reunían a toque de campana a un representante de cada casa, hombre o mujer con su herramienta casi siempre después de la misa diaria y partían en grupos a la zona que se les había ordenado realizando el trabajo encomendado que no solía ser muy exigente. Solían hacerse los trabajos solo por las mañananas salvo en excepciones por urgencias.
La falta de asistencia sin justificar de algún vecino se penaba con multa impuesta por el "señor alcalde", que solía consistir antiguamente en un "rial" (real) o dos por persona que falte. El importe de las multas se solía emplear en vino para los asistentes.
Aunque todavía se sigue convocando a Concejo en algunos pueblos ya se ha perdido el inicial concepto de trabajo en común que practicamente se realizaba en ambiente festivo.
Había dias señalados en el año en los que era tradición convocar al pueblo a concejo, uno de los tradicionales en Riofrío era el Día del Entruejo o Martes de Carnaval se hacía el "Voto Concejo" salían para arreglar las praderas o "echar el agua a los valles", luego eran convidados por el ayuntamiento a pan, escabeche y vino, esto solo ese día.
Terminamos con otro sabio refrán alistano:
"Pobre, si vas a concejo
tus palabras son en balde;
el rico las contradice...
que calles dice el alcalde".

Curiosamente, entre los incas existía una costumbre parecida de realizar trabajos comunales entre todos llamada minga o mingaco, que se mantuvo después de la conquista y dura hasta nuestros días en buena parte de Sudamérica aunque ya no es tan frecuente. El mestizaje también se nota en esto, porque indidudablemente las mingas actuales auna elementos de la minga incaica y el trabajo comunitario tradicional hispano, adquiriendo características particulares según los países. Se suelen hacer para trabajos de construcción y reparación, talar árboles, recolectar cosechas e incluso, en la isla chilena de Chiloé para trasladar una casa a otro lugar (mejor o más seguro, por ejemplo, a un sitio a salvo de inundaciones). Esto se llama "tiradura de casa", porque se tira de ella para arrastrarla hasta un lugar más seguro. Como las casas de la zona suelen ser de madera, se colocan sobre vigas o rodillos de madera y por medio de varias yuntas de bueyes se traslada a otro lugar, incluso haciéndola flotar sobre el agua. Suele haber una bendición y previa y rogativas.

Las mingas suelen concluir con una comida entre todos.