"LA NOCHE DE LOS LÁPICES"...La verdad que todos deben conocer...
Si de películas “setentistas” emblemáticas se trata, va de suyo que el filme por excelencia ha sido “La Noche de los Lápices”. El promocionado largometraje contaba la historia (se su*pone que verídica) de un grupo de simpáticos jovenzuelos que bregaban por una inocente y enternecedora rebaja en el boleto estudiantil y sus picardías más atrevidas eran cantar canciones de Sui Géneris y soñar con un mundo más justo, igualitario, solidario, etc. Luego, unos militares feos y malos se enojaron porque sí, los maltrataron por “pensar distinto”, los ultrajaron por “tener un corazón altruista”, encarcelaron por “tener sensibilidad social” y los mataron por placer; punto.
La película tiene como basamento el libro “La Noche de los Lápices” escrito por M. Seoane y H. R. Núñez que a su vez se basa en el relato de Pablo Díaz, quien presumía ser el único sobreviviente de un grupo de 6 estudiantes. Según el libro la justicia no pudo probar nada. El sólo testimonio de Pablo Díaz pretendió probar lo que la justicia (Cámara Federal) no pu*do.
El libro citado fue terminado el 07 de junio de 1986, 9 años y 10 meses después de los pre*suntos hechos. Lo allí narrado fue la base que se tomó para producir la difundidísima pelícu*la homónima.
Como no somos críticos de cine (no por eso dejamos de tener buen gusto a la hora de elegir una película), no analizaremos la calidad del mismo ni nos interesa, simplemente cometere*mos la riesgosísima osadía de dudar o relativizar la veracidad de la versión dada, atendien*do (entre otras cosas) al lastimoso perfil del personaje central del filme en la vida real, Pa*blo Díaz.
En efecto, al parecer ni Pablo Díaz era un ingenuo muchacho de barrio, ni fue el único so*breviviente, ni tampoco luchaban por el boleto estudiantil (esto era una pantalla), sino para llevar adelante la revolución bolchevique.
Finalizando los años ochenta, siendo ya no tan joven e irreflexivo, Pablo Alejandro Díaz hi*zo conocer su filiación al grupo terrorista MTP (Movimiento Todos porla Patria), prolonga*ción del ERP comandado por Enrique Gorriarán Merlo, que en 1989 asesinara a diez solda*dos e hiriera y mutilara a otros sesenta durante el ataque terrorista al Regimiento 3 de Infan*tería Mecanizado, “General Belgrano”, enLa Tablada.
Pero esta militancia en grupos extremistas no es una actitud novedosa en Díaz, ya que en sus años mozos (cuando protagonizó los hechos que le dieron cárcel primero y celebridad después), “él ya militaba en el “Frente Estudiantil” de la subversión de la JG (Juventud Gueva*rista), rama que englobaba activistas del PRT-ERP inscriptos en institutos educacionales, de donde se extrajeron primordialmente renovadas camadas terroristas. Fue en esa militancia cas*tro-guevarista (es decir marxista-leninista) nunca desmentida y ahora reafirmada por el propio interesado, que el casi veinteañero Díaz (un poco grande para estudiante secundario) resultó detenido entre 1976 y 1980”. 9
A pesar de que la película de marras presenta a Díaz y sus camaradas como idealistas ino*fensivos, el prontuario real del protagonista parece desmentir la estereotipada versión que se quiso vender (y con mucho éxito) de los episodios pasados. La película no podría haber sido más ideologizada, ya que un militante confeso de grupos extremistas es presentado co*mo un inofensivo “pícaro y bonachón” peticionante de rebajas de boletos estudiantiles. Esta versión fílmica no deja de ser coherente y concordante con las calificaciones que hace la propaganda oficial en el libro “Nunca Más” acerca de la muchachada de la época; el best seller califica a esta camada como “jóvenes idealistas” o “adolescentes sensibles”.
En aquella época, la ciudad de La Plata (lugar en que se desarrollaron los hechos) era un verdadero caos. Hordas estudiantiles enroladas en la criminalidad subversiva cometían de*sórdenes incontrolables. Los terroristas, en los días previos y posteriores a lo que después se bautizó con el nombre conocido, asesinaron a 33 personas y otras 150 resultaron heridas. Al respecto, en el diario Página 12, el 15 de septiembre de 1998, se efectuó una nota repor*teando a Emilce Moler, de 39 años, secuestrada en La Plata el 17 de septiembre por militar en la organización Montoneros a través de la UES. Allí se informa que ella y Gustavo Calloti (que también vive y que está radicado en Francia), conjuntamente con otra joven radicada en La Plata (y van cuatro los aparecidos) son hasta ese momento los sobrevivientes de la lla*mada “noche de los lápices”. En el reportaje decía Emilce Moler:
EM: “Teníamos un proyecto político, en relación con los desaparecidos de los secundarios de La Plata. No fue exclusivamente la lucha por el boleto, eso era un objetivo superfluo que fue utilizado buscando reivindicar la militancia”.
P12: ¿Por qué su nombre no se asocia con la noche de los lápices?
EM: “Pasé algo más de un año y medio en Devoto hasta que me dieron la libertad vigilada y me dijeron que me fuera de La Plata, debía ser muy peligrosa. Con mi familia decidimos irnos a Mar del Plata.”
P12: “La Noche de los Lápices” se asocia con el boleto estudiantil, pero Ud. habla de una lu*cha política más amplia.
EM: “No creo que a mí me detuvieran por el boleto. La lucha fue en el año 75, además no se*cuestraron a miles de estudiantes que participaban en ella. Detuvieron a un grupo que partici*paba en una agrupación política. Todos los chicos que están desaparecidos pertenecían a la UES, es decir que había a un proyecto político al fin”.
Otro dato de extraordinaria relevancia y que termina contradiciendo contundentemente a la versión fílmica en cuestión, es el caso de María Claudia Falcone (mostrada como mártir en la película), ya que en nota efectuada a su hermano, transcripta en el libro “Montoneros, Soldados de Menem?, Soldados de Duhalde?” de Viviana Gorbatto, éste expresa:
“–Mi hermana no era una chica ingenua que peleaba por el boleto estudiantil. Ella era toda una militante convencida. Ni mi hermana ni yo militábamos por moda. Nuestra casa fue una es*cuela de lucha”.
–¿Tu hermana y vos eran montoneros convencidos?
–Sí. Nadie nos usó ni nadie nos pagó. No fuimos perejiles como dice la película de Héctor Oli*vera”. En el departamento donde cayó mi hermana se guardaba el arsenal de la UES de La Pla*ta. Mi hermana no cayó por el boleto secundario, sino por una patria justa libre y soberana. La gente que tenía la conducción de un colegio secundario no se chupaba el dedo. Tenía prácti*ca política y militar.”
Visto y considerando que los propios protagonistas desacreditan categóricamente la veraci*dad del filme, vale recordar que tanto la delictiva UES montonera como otros grupos terro*ristas estudiantiles del tipo de la “Acción Revolucionaria 8 de Octubre” (que atacó con bom*bas molotov una dependencia del Ministerio de Educación) o los “Comandos Estudiantiles Socialistas” (que colocó bombas en el Palacio de Tribunales) son parte integrante de la de*nominada “juventud maravillosa” siempre adulada y estereotipada en cuanto filme o libro haya al respecto. ¡Retorcido idealismo el de aquella “adolescencia sensible”!.
Agregado de la séptima edición (2012). El ex Montonero Martín Caparrós, en declaraciones recientes en torno al asunto aquí tratado sostuvo que: “Creo que hubo una construcción inicial que fue esta idea de las víctimas impolutas. El desaparecido como víctima angelical que es la idea que sintetiza La noche de los lápices. La noche de los lápices es la mayor falacia que se ha producido en la historia argentina contemporánea. Falacia que se va a reproducir cuándo, ¿mañana, pasado?, ¿cuándo es el día de la noche de los lápices?…Pero La noche de los lápices es un mamarracho, quiero decir es como la quintaesencia de esta idea de ¡ay!, esos pobres chicos estudiantes secundarios que querían el boleto estudiantil, los agarraron los militares que eran tan malos y los mataron a todos. Esos chicos que querían el boleto estudiantil, además de querer el boleto estudiantil, eran militantes de unas organizaciones, unas agrupaciones que apoyaban a unas organizaciones que estaban a favor de la lucha armada y de todo eso”.
Fragmento del libro “La Otra Parte de la Verdad” de Nicolás Márquez, el cual acaba de ser reeditado por séptima vez y se lo puede solicitar escribiendo a:
ventas@buencombate.com
Fuente: LA PRENSA POPULAR