A RUBÉN DARÍO



Dedicado a un buen amigo; el profesor D. Luis





Félix Rubén García Sarmiento; de Nicaragua,
Viento que sopla por Caupolicán y Vasco Núñez de Balboa,
Sol del Nuevo Mundo que quiso alumbrar en Europa,
León que busca al águila con un vaso de agua,




Canto a la Argentina, por Santo Domingo y la Nueva Granada,
Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
Por Juan Ramón Jiménez y el Cid, la alegría iracunda,
Modernismo quisiste llamar a aquel torrente de letra deseada,





Blasones de Castilla y de la Nueva España,
De la Tierra Firme a las islas, Oriente y Occidente,
¿ Por qué te llamaste cosmopolita, siendo creyente ?
¿ Por qué no mejor universal, aprovechando tu elegancia ?




Rubén Darío es el Marqués de Bradomín y el sueño del Incario,
Margarita y Francisca, y las estrellas,
Princesitas vestida de azul, vestidas de sedas,
Un príncipe persa, o una evocación del Santo Sudario,




Rubén Darío fue uno de los cantores de nuestra América,
Que tuvo compañeros como José Santos Chocano,
El Perú y Nueva España; encuentro de Virreinatos,
Mandobles de obreros y soldados, raigambre ibérica,




Gustos latinizantes, mitología helena,
Los misterios de las selvas y los campos,
En Metapa empezó del cisne el canto,
Y en León escuchóse la expiración más bella,




Por París y sus diversos andurriales,
Más de un libro extraño circuló,
Elogio de la seguidilla, ¡ qué bien plasmó !
Persecución de la forma, sin arrogancias banales,




Semblanza de la hidalguía,
Reverencia seria a Don Quijote de la Mancha,
Soneto pascual, ánfora mediterránea,
Brindando por Gaudí y por Rosalía,




Ruiseñor de las torres,
Peregrinaciones del espíritu y del mundo,
La luz del sueño que tuvo un inca, con rumbo,
Barnizando casas viejas, barriendo con San Martín de Porres,




Buscando en la mística de los religiosos españoles,
Y en las constelaciones del trópico y del silencio,
Chinampa besando la tierra, como buen jefe serio,
Penachos de color, túnicas y flores,




La risa blanca del hombre negro,
Los motivos de San Francisco de Asís,
Los lobos que aúllan, sin querer morir,
El clavicordio de la abuela, con su misterio....




Canciones de los tiempos, por las fuentes,
Recreo de las distintas estaciones,
Fatalidad y admiración, colofones,
Colón estampó su sello, que no fue el de la muerte,




Letanías nocturnas, urnas votivas,
Melancolía no sin optimismo,
Paisajes de los lugares palestinos,
Divina psiquis en alma altiva,




Mirra, incienso, oro....¡ Los Reyes Magos !
El olivo y el maíz, el nenúfar y la viña,
Aires suaves de profunda lírica,
Oración a la Cruz, Jesucristo amado,




Amado Nervo; con Méjico otro encuentro,
Divagaciones, caminos, olvidos y sonatinas,
El sonido de la cítara y el de la flauta cristalina,
Los bailes indios y el fin de un entuerto,



En la tertulia del Conde de las Navas,
Con Pérez Galdós y Menéndez Pelayo,
Haciendo de su capa un sayo,
Por aquellas tierras de las Españas,




Presente en Luces de Bohemia,
Presente en la eternidad del arte,
Colofón de la Hispanidad literaria, nunca cesante,
Magia del corazón que lucha por su existencia,




Rubén es como el trovador,
Que siempre miraba a la Occitania,
Y si Valldemosa no engaña,
Todavía se puede escuchar su voz,




Rubén es testimonio vivo,
Como lo fue el Inca Garcilaso,
Con la duda del curioso, con el niño en su regazo,
Para la poesía siempre hay motivo,




Rubén es el que busca pintar girasoles,
En el lienzo más grande,
En la épica y la prosa, con los gigantes,
Aprendiendo siempre de los colores,




Rubén es la dulzura del rico caramelo,
Y de América las honduras todas,
Yelmo y morrión, descubrimiento y olas,
De ellas, el ronco bramido que llama al cielo,




Rubén es el joven enamoradizo que deambula,
Por Ávila, concretando en la hermosota muralla,
Los patios y los naranjos, la justa batalla,
Como la llama y la alpaca se encontraron con la mula,




Aterciopelados recuerdos, consiguientes tormentos,
El sentimiento en toda su complejidad,
La enorme expresión de una llevadera subjetividad,
Y del amor, del amor....¡ Vengan los lamentos !




La palmera y lo arabesco,
La candidez de una singular chiquilla,
El consulado de toda una vida,
Un faraón de Egipto o un resabio dantesco,




Rubén es la góndola veneciana,
Cuyo paseo no desea el fin,
Rubén es la alondra que vuela, anunciando el venir,
De la ida de una gustosa guayaba,




Rubén es la platanera de varios pagos,
Que va ora por las Canarias, ora por las Filipinas,
Esos dedos de las caricias lindas,
El tabaco fuerte que se fuma sin reparos,



¡ Oh Rubén, pleitesía rindo desde la Puerta de las Indias !
Mis más sinceros agradecimientos,
Mi mayor admiración hacia tu talento,
Eludiendo siempre las perfidias,



¡ Oh Rubén Darío, cantor de época marcada !
Savia del mestizo, gusto del criollo,
El maya y el baqueano, el muerto del hoyo,
La vivencia siempre arraigada.