Un 24 de febrero del año de nuestro Señor de 1500, la archiduquesa Doña Juana de Castilla asistió a una fiesta en la Casa del Príncipe (Prinsenhof) de Gante, Flandes. Sintió dolores en el estómago. Pensando que eran retortijones, acudió al retrete, donde tuvo a su hijo, Carlos de Gante. El que hoy todos conocemos como el Emperador Carlos V del Sacro Imperio, y Su Majestad Católica Do Carlos I de Castilla y León y de las Españas y 1er Rey del Reyno de Perú.


«Requiem æternam dona ei, Domine, et lux perpetua luceat ei»
«Concédele el descanso eterno, Señor, y que brille para el la luz perpetua»).

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Saludos en Xto Rex et Maria Regina
Pro Deo Patria et Rex
Nos se ama lo que no se conoce