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Tema: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

  1. #121
    sjl
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    ¡Maldito traidor!! Vendido a la pérfida Albión.
    Nunca un plan (el de humillar a España) salió tan bien.
    Sabinum dio el Víctor.

  2. #122
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez


    ¿LOS PRINCIPIOS REPUBLICANOS DE AMÉRICA?





    “[…] América no verá la paz sino el día en que se aparte del grito popular de la igualdad; […] porque aunque no hay mejor defensor que yo de las libertades y derechos del género humano, cosa que he probado consagrando a su adquisición mi fortuna y los mejores años de mi vida, debo confesar que este país no se encuentra en situación para ser gobernado por el pueblo, lo que, debemos convenir, es mucho mejor en teoría que en práctica. No hay país más libre que Inglaterra bajo una monarquía bien ordenada: Inglaterra es la envidia de todas las naciones del mundo y el ejemplo que todas deberían desear seguir al formar una nueva Constitución o gobierno. De todos los países es tal vez Sud América el menos a propósito para los gobiernos republicanos, porque su población la forman indios y negros, más ignorantes que la raza vil de los españoles, de la que acabamos de emanciparnos.Un país que se encuentra representado y gobernado por pueblos semejantes, no puede ir sino a la ruina. NOSOTROS NO TENEMOS OTRO RECURSO SINO RECURRIR A INGLATERRA PARA PEDIRLA SOCORRO, y usted no solamente tiene mi permiso, sino que también mi suplica de llevar esta conversación al conocimiento del Gobierno de S.M. Británica y someter la materia a su consideración. […] Usted puede decir que yo, bajo el punto de vista de principios generales, no he sido nunca enemigo de las monarquías, sino que, por el contrario, las considero esenciales para la respetabilidad y bienestar de los nuevos Estados; y que si el Gobierno británico llegase a proponer el establecimiento de un gobierno regular, esto es, de una monarquía o monarquías en el Nuevo Mundo, encontrará en mí un promotor firme y constante de esas ideas, y en un todo pronto y dispuesto a sostener el soberano que Inglaterra propusiese colocar y sostener en el trono. Yo sé que se ha dicho que yo deseo hacerme rey; pero esto es dudoso que sea así. Yo no aceptaría la corona para mí, porque cuando vea a éste país hacerse feliz bajo un gobierno bueno y firme, me retiraré de nuevo a la vida privada. Repito a usted que si yo puedo servir para secundar los deseos y propósitos del Gobierno británico para llevar a buen fin este deseado objeto, estoy a sus órdenes. […] ¡Cuán infinitamente más respetable es la nación de ustedes gobernada por su rey, lores y comunes, que aquella que orgullosa de una igualdad, brinda poca cosa al bien del Estado. […]”


    -Simón Bolívar, en carta del capitán Malling a lord Melville, primer lord del almirantazgo; Chorrillos, 18 a 20 de marzo de 1825.

    Archivo del Foreign Office, Gobierno inglés, Perú, 1825, N° 6. (El archivo del Foreign Office en Londres es el sueño del investigador independiente hecho realidad)






    A todo esto valga agregar lo que señaló el lugarteniente de navío francés Chauchepont, en informe a su gobierno de junio de 1826: “La democracia no tiene atractivos para las clases ricas ni para el pueblo de este país. Lo que se llama pueblo es todavía demasiado estúpido para comprender teorías sofísticas con que quieren hacerle soberano.”





    Fuente:

    https://www.facebook.com/photo.php?f...4054867&type=1
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  3. #123
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    viernes, 29 de julio de 2011

    LA FALSA POBREZA DE SIMÓN BOLÍVAR.






    Amigos invisibles. En la lectura apasionada y reflexiones consiguientes que realizo sobre la obra inédita del americano Aarón D. Truman, en realidad que encuentro cosas apenas fuera de su sitio y que dan a pensar sobre el retintín dicho mil veces para que se haga cierta le mentira, en referencia a que el libertador Bolívar para el momento de su muerte en Santa Marta de Colombia era pobre de solemnidad, al extremo que por no tener una camisa para vestir el cadáver hubo de prestar esa prenda, o mejor, obsequiar otra igual, lo que donara el casado con su sobrina Felicia y allí presente, general José Laurencio Silva. Nada más fuera de la verdad que esta falacia distorsionante, apoyada por el moribundo previo al momento de su muerte, como tantas otras se han acuñado sobre este general de carne y hueso, que oportunamente daré a conocer para su estudio, en futuros temas a publicar en nuestrog blog, con el perdón de quienes por una u otra razón no comulguen con lo cierto.





    Lo primero que debemos anotar al respecto es que Don Simón Bolívar Palacios fue rico desde la cuna y a través de hasta la quinta generación ascendente, cuando su chozno abuelo que le llamaron “El Mozo” por matrimonios contratados hizo dinero colonial, y a poco aparece el tatarabuelo granadino Francisco Marín de Narváez, el de las famosas minas de cobre de Cocorote, que es nuevo rico de postín, como otro abuelo del caraqueño es don Pedro Ponte y Jaspe de Montenegro, gallego de garra y muchos negocios como bien lo escribe Salvador de Madariaga, que a la postre compra magistrados y gobernadores con dinero corrupto para convertirse en uno de los más pudientes señores de su tiempo. De seguidas tenemos en este recuento de propiedades y dinero al primer abuelo de Simón, Juan de Bolívar y Martínez de Villegas, propietario de grandes haciendas en el centro del país, que por su valor funda en la puerta del llano occidental a la Villa de San Luís de Cura y del inicio que da valor aceptado del carácter de Villa, que de por sí es un honor, y quien ya alborotado por la riqueza y el prestigio aspira a un título nobiliario, nada menos que de Marqués de San Luis, por el que paga buena suma de doblones al monasterio catalán de Monserrat, y previa la dispensa real otorgaba a tan importante distinción, lo que por cierto se quedó en veremos, pues el peticionario indiano, como se decía entonces, falleció antes de obtener ese marquesado.




    Pero como la familia continuaba disfrutando de buena riqueza, aparece ahora el padre de Simón, o sea Juan Vicente Bolívar y Ponte, quien era tan rico dentro del medio en que vivía, que se daba el lujo de mantener amantes a montón, con los gastos consiguientes, al extremo que para limar habladurías escandalosas al respecto le abrió un juicio el obispo caraqueño Díez Madroñero, que como era de esperar terminó a su favor, porque el señor prelado en su dictamen no encontró delito y menos pecado algunos, pues fueron esas mujeres (23 en la cuenta del juicio) las que lo incitaron y ellas eran las culpables de lo acontecido. En cuanto a la riqueza de don Juan Vicente fuera de la heredada era muy meticuloso y usurero en los negocios y para mejor redondearla se introdujo en el ramo fiscal de la administración pública de la Gobernación de Venezuela, con las coimas y ganancias soterradas sobretodo en el puerto de La Guaira, con testaferros para mejor disimulo, porque tenía cuatro casas comerciales a nombre de otros en Caracas y La Guaira y eso era de baja categoría y condición vil para un señor de su prestancia. Fuera de ello tuvo grandes propiedades rurales en Carabobo, Guárico, Aragua y Barlovento, con alta producción de café, añil, cacao, papelón, aguardiente, cueros y ganadería diversa como de esclavos serviles, que conformaban así la segunda fortuna de Venezuela, luego de la del Marqués del Toro.

    A la muerte de este señor feudal toca a su esposa cuidar de ese gran capital mantenido en dinero en efectivo, casas, solares, hatos, haciendas, semovientes y cantidad de otros bienes que constan en los respectivos inventarios, que es cuando ya está algo crecido nuestro Don Simón tanto como para enterarse de este enorme patrimonio, que por encima de las ganas que a él le tienen la vivaracha hermana Maria Antonia y la no menos despierta otra hermana de nombre Juana Nepomucena, por aquello de la minusvalía femenina legal de la época ninguna de las dos pudo ponerle las manos a tal riqueza, que debía ser manejada por varones de la familia, que a la postre tocará en suerte conducir aunque con desinterés de juventud, al propio mozo Simón, y así pronto llega a concentrar hasta ocho herencias, o sea la cuantiosa paterna, la del abuelo paterno, la materna, la que le obsequia por testamento el rico sacerdote tío y padrino Juan Félix Jerez de Aristeguieta, la de las dos hermanas mencionadas, la suya propia y la que corresponde a su fraterno mayor Juan Vicente, cuando muere ahogado por las islas Bahamas y deja unos hijos en desamparo económico, que él cuidará para el resto de su existencia.




    Aunque el joven Don Simón siempre fue dadivoso y no lo volvía loco el asunto del dinero, sí consumía los haberes en su poder aunque atenido a reglas de precaución y respeto de cuotas partes de esa mancomunidad de bienes, como lo apreciamos pronto en la solicitud urgente de fresco capital cuando en Madrid se enamora con pasión de María Teresa, su futura esposa, y pide a través de Cádiz le envíen desde Caracas muchas fanegas de cacao para atender el tren de vida de señorito rico que lleva en Madrid y sus gastos privados que lo acompañan. Otro ejemplo de este rodar insatisfecho de su fortuna es la vida posterior que se da, ya siendo viudo, entre mujeres de París, alguna “madama” poco cariñosa de Londres, y una tal Marina que lo saca de quicio en Milán, según el poeta y novelista Manzoni, vida esplendorosa y cara que llevará por el resto de su existencia entre otras mujeres de buen vivir, los regalos que hacía y otras exquisiteces materiales salidas de sus manos dadivosas. Pero lo que se cuenta poco en este andar de la munificencia a través de los viajes y gobiernos que realiza, es lo referido a tantos ingresos por cuenta de los Estados bajo su mando y los obsequios principescos y hasta reales que se le entregaron en vida, como los casos de innúmeras coronas de oro y piedras preciosas, sables y espadas de oro con brillantes, los caballos y aderezos en oro que los cubrían, los gastos especiales en colonias o perfumes a lo que era diario adicto como en el caso del Perú, la ropa y todo el ajuar que portaba en sus viajes, con mayor calidad que los del propio virrey peruano Laserna, y el dinero y joyas que le regalaban a su paso por ciudades, como el caso del millón de pesos en Lima, que al fin cobraron sus familiares. Este tipo de vida y de ingresos, repito, que en parte obsequiara posteriormente y que a veces los dieron pensando en calidad de anticipo a sus gestiones oficiales, pues giraba sobre sueldos adeudados, sí fueron ejecutados casi hasta el momento de su muerte, como el caso que amerita esta crónica, cual es probar la no pobreza de Bolívar, como se ha querido hacer creer para tenerle hasta lástima, y por ese concepto tan mal traído y llevado, ahora sí voy entrar en la materia correspondiente al título del blog que usted revisa, para su entero esclarecimiento.





    Leyendo, pues, en los originales del académico Truman se conoce que los erarios públicos estaban a su disposición, con la ligereza del manirroto o agradecido, y que “desde 1819 tuvo una renta que, pagada o no, llegó hasta los 50.000 pesos, en calidad de Presidente de la República, mas 25.000 adicionales como General en Jefe, y el Congreso de Colombia el 4 de enero de 1830 le fijó una pensión vitalicia de 3.000 pesos, que el 9 de mayo siguiente le aumentó a 30.000 pesos anuales, mientras se ordena cancelarle el retroactivo de la pensión decretada por el Congreso de Colombia y por gratitud nacional, en 1823, lo que monta a 210.000 pesos”, que se le entrega a su partida de Bogotá hacia la costa de Santa Marta, como sabemos. Fuera de ello, en carta de 1825 el caraqueño expresa que había guardado “en Guayaquil lo sueldos que me corresponden hasta que me hicieron dictador”, como “de algunas mesadas que tomó del gobierno del Perú, y que en el Banco de Londres tenía depositados lo arriendos mineros de Aroa a la “Bolívar Mining Association”, o sea “12.000 pesos por año”. Además, como continuamos sabiendo, para el último viaje a la costa colombiana en Bogotá vendió alhajas y otras propiedades menores que le reportaron un efectivo de 17.000 pesos, contando además con la libranza a favor de 8.000 pesos contra la Tesorería Departamental de Cartagena, al mando de Juan de Dios Amador, ordenada por el gobierno desde Bogotá. A este capital que señalamos debemos agregar el dinero que Bolívar trajo de Guayaquil por pagos entonces recibidos, sumándose la pensión vitalicia que le otorgó el gobierno peruano.

    Para completar esta exposición y a riesgo de que aparezcan otras cuentas a su alcance, para el momento del fallecimiento del Libertador como propietario de las minas de Aroa que entonces al cambio de la época valían más de 40.000 libras esterlinas, alta suma que calculada en el tiempo del escritor colombiano Cornelio Hispano (1882-1962), eran como tres millones de dólares, debiendo agregar que Don Simón guardaba aún 947 onzas de oro, e infinidad de objetos de oro macizo como cajas, vajillas, cubertería, 16 baúles llenos de ropa fina, y numerosas espadas de oro, de la que solo la limeña tiene incrustados 1.380 diamantes, 37 medallas de oro, plata y diamantes en joyas diferentes, según los inventarios respectivos, en las que solo las ocho piezas llenas de brillantes se evaluaron en 8.000 pesos, o sea una fortuna para entonces.





    Creo así bien dejado en claro lo de la “pobreza” de Bolívar, que sus mitómanos han dicho no tenía ni una camisa dispuesta para el momento de su muerte. Las mentiras no se pueden guardar todo el tiempo sobre la realidad de este mantuano caraqueño que nació de fina cuna y murió desolado pero bien rico. Es bueno que el pueblo conozca lo objetivo de este caso, fuera de nuevos engaños y falsías de la memoria histórica encumbradas contra la pura realidad que pretenden mentes ofuscadas sin poder reescribir el pasado a base de cuentos y fantasías aplicando la vieja y manida táctica de Goebbels.



    Fuente:

    Venezuela y el Mundo: LA FALSA POBREZA DE SIMÓN BOLÍVAR.
    Erasmus dio el Víctor.

  4. #124
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Lo de las estatuas del sincrético Gran Traidor venezolano en España, es tan grotesco que llega a ser chusco; porque se parte uno de risa con los sinsentidos que provocan los complejos de este país europeo que tiene ya poco de España. Fijaos en la leyenda que le pusieron a la estatua en Sevilla (regalada por un Gobierno de Venezuela), e inaugurada por el "campechano" Juan Carlón:


    "..........Su alma creó patrias y ENRIQUECIÓ el alma española, el alma eterna de la España inmortal y de la humanidad con ella."
    http://es.wikipedia.org/wiki/Monumen...ADvar_(Sevilla)


    JAJAJAJAJA. De psiquiátrico vamos.

  5. #125
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Hernández descubre el perfil cruel de un Bolívar represor


    El investigador y profesor de la ULL aborda una época oscura, la del decreto de guerra a muerte, causa de la ejecución de más de dos mil canarios y españoles.

    Sergio Lojendio, S/C de Tenerife 8/abr/15 01:11













    Mientras la historiografía tradicional ha pasado de puntillas por un episodio cruel protagonizado por Simón Bolívar -quizá para no mancillar la heroica imagen del personaje-, el profesor e investigador de la Universidad de La Laguna (ULL) Manuel Hernández se ha detenido en el periodo conocido como la campaña admirable (1813-1815) poniendo el acento en las consecuencias del decreto de guerra a muerte dictado por el Libertador, una decisión "equivocada", a juicio del experto, y que desembocó en la ejecución de más de dos mil canarios y españoles, sin más justificación que el hecho de haber nacido al otro lado del Atlántico.
    El resultado de este trabajo, que bebe de fuentes documentales inéditas (caso de archivos parroquiales y sentencias judiciales), lo desarrolla el historiador de forma didáctica en las páginas del libro "La guerra a muerte. Bolívar y la campaña admirable (1813-1815)", de reciente publicación.
    El investigador constata cómo miles de canarios murieron lanceados, arcabuceados o decapitados por las tropas de Simón Bolívar, en aplicación del sangriento decreto de 15 de junio de 1813, durante la denominada campaña admirable que desembocaría el 6 de agosto de ese año con la entrada triunfal de Bolívar en Caracas y la proclamación de la Segunda República venezolana.
    En el decreto de guerra a muerte, Bolívar hacía una llamada expresa a los "españoles y canarios", a quienes advertía en los siguientes términos: "Contad con la vida si apoyáis la independencia; contad con la muerte si sois indiferentes". Este bando lo firmó en Trujillo, en Los Andes colombianos, y desde allí emprendió una "política sistemática de ejecución de españoles y canarios en actos públicos allí por donde pasaba", señala Hernández.
    Los canarios se convirtieron así en el blanco de la represión que Simón Bolívar aplicó al regreso de un exilio al que lo envió el capitán realista Domingo Monteverde, de origen canario, tras la reconquista española.
    Precisamente, el autor cuestiona el carácter de "maldito" que siempre ha acompañado a esta figura, a quien algunos historiadores consideran el causante directo de la represión y señalan como responsable del origen del decreto que derivó en las ejecuciones.
    "Esto es rotundamente falso. En la época de Gobierno de Monteverde hubo encarcelamientos, pero nunca una represión sistemática ni fusilamientos", señala el investigador.
    Manuel Hernández sostiene que la "limpieza étnica" que desató Bolívar acabó con la vida de "un tercio de la población venezolana", en su mayoría inmigrantes, cuando "ni españoles ni canarios eran sus enemigos".
    Este trabajo de investigación concluye en que Bolívar cometió un "gran error" con la aplicación del decreto de guerra a muerte. "La represión contra los canarios, vinculados y plenamente integrados en la sociedad venezolana, va a sembrar una semilla de profundos odios en contra de la oligarquía caraqueña", protagonista de la revolución, explica Hernández.
    Precisamente, pocos meses después de la victoria bolivariana, los llaneros realistas, en su mayoría de origen mestizo y comandados por Boves y Francisco Tomás Morales (a quien Santa Cruz dedica una fuente con su nombre), entraron al asalto en la capital del país, el 16 de julio de 1814, poniendo punto y final al breve periodo de la Segunda República y exterminando a un amplio número de miembros de las clases altas criollas.
    Este trabajo de investigación, que se desarrolla a lo largo de 254 páginas, está publicado por Ediciones Idea y se presenta bajo el título "La guerra a muerte. Bolívar y la campaña admirable (1813-1815)". El autor, profesor de Historia de América en la ULL, Manuel Hernández, tiene en su haber más de cincuenta libros y un centenar de artículos en revistas especializadas , además de seis premios de investigación histórica.


    Hernández descubre el perfil cruel de un Bolívar represor. eldia.es.

    Erasmus y Sabinum dieron el Víctor.

  6. #126
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

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    LOS ÚLTIMOS DÍAS DE SIMÓN BOLÍVAR.

    Amigos invisibles. Como con la figura de Bolívar y más en estos tiempos azarosos se puede comenzar utilizando cualquier capítulo de ella, ante la catapulta de acontecimientos reinantes que dejan al entendido en desconcierto, por ser oportuno vamos a referirnos a esta ocasión, que guarda algunos parecidos con lo que en la fecha bicentenaria del nacimiento patrio estamos viviendo entre sobresaltos y casualidades. Dejamos en ustedes, pues, el análisis y la comparación de los escenarios y de sus habitantes, para encontrar símiles conclusiones.

    Sucede entonces que Simón Bolívar nació casi huérfano, porque el padre y la madre murieron bien pronto de tuberculosis, enfermedad mortal que crecía en sus pulmones y que a pesar de rogativas celestiales, según se dice ni bambarito pudo salvarlos. Como respuesta a ello el tremendo Simón, que hacía muy poco caso a los deudos (“el loco” siempre lo llamó su hermana María Antonia), anduvo del timbo al tambo en Caracas y hasta con compañías o amigotes de infancia callejera que sacaban de quicio a sus cerrados familiares, quienes poniendo el grito al cielo por lo irreductible del muchacho buscaron una salida con este revoltoso infante, cayendo así en manos de un maestro lleno de ideas libertinas y hasta libertarias, que transmitiera en forma ruda y socarrona a dicho mozalbete, quien por cierto en nadie creía sino en su grupo de compañeritos de barrio pero sí poniendo atención a los pensares poco comprensibles del empeñoso Simón Rodríguez. Esos fueron los primeros años de este párvulo tremendo, finalizando el siglo XVIII, y para limpiarle la cabeza de tantos deslices y manías sus parientes de aquí, de Caracas, deciden enviarlo rumbo a España, a ver para qué sirve.






    En España y en Francia, dando vueltas de conocimiento anduvo por muchos lugares el señorito indiano entrometido, y hasta se enamoró locamente de una joven madrileña insípida al extremo que se encapricha con ella y no hubo mundo ni remedio de dejarla, con rabietas incluso, hasta cuando le hizo su mujer y la trajo a Venezuela. Pero como no quería terminar siendo Alcalde de San Mateo, en lo crecidito que estaba, la esposa María Teresa envuelta en plaga de mosquitos maláricos de aquel lugar pestoso pronto enfermó para morir en Caracas, en medio de lloriqueos, arrepentimientos, invocaciones a Dios, a la Virgen Santísima, a Cristo Redentor, y con estos desusados lamentos chabacanos Don Simón se retorna a Europa para saciar sus deseos varios entre la bacanal París, y el que le quita el sueño por sus glorias, que es el Gran Napoleón, en quien se inspira de sus máximas y hechos militares, mientras lee mucho, pero desorientado, a pesar de la influencia del maestro Rodríguez que por allá encuentra cerca de los masones extremistas, desorientando aún más su trashumante humanidad.






    De vuelta a la patria, con la invasión francesa a España y otros desmanes que lo insuflan de pasión, como los ejemplos palpables de ciertos alborotados pertenecientes a la revoltosa Sociedad Patriótica y algunos anárquicos de la talla de Coto Paúl, el cerebro del caraqueño despìerta en ansiedad que ofusca con remanentes de frustración y odio a los curas (que hasta lo excomulgan en Bogotá), de donde empieza a maquinar de día y de noche, queriendo vencer a la propia naturaleza, como en el caso del terremoto de Caracas, mientras vive pensando ahora en la gloria sublime para sí y en la conquista del mundo, a como dé lugar. Allí concibe pasos hacia el porvenir, con la mente encendida, entre acuerdos y desacuerdos de sí mismo y con ideas de patria y de guerra mortal sin parar que los llevará por siempre en el alma inquieta y extrovertida. Empieza a sufrir reveses que transforma en triunfos, porque era experto en ello, como el caso de la pérdida de Puerto Cabello, los desastres de La Puerta y la entrega del confiado Miranda a las autoridades españolas, y busca entonces a peninsulares, a los que ahora detesta hasta con odio, para que le salven la vida, pudiendo salir así al extranjero. Se inicia con una escribidera de cartas para llenar cajones, que lo hará de por vida, porque entonces no había micrófonos ni cosa parecida, y coge rumbo a Cartagena, para cucar avisperos y desamistarse con muchos, hasta que contraviniendo órdenes por creerse superior y protegido de los dioses agarra por el río Magdalena abajo y con milicianos ávidos de botín y otra tropa escasa emprende una campaña incomprensible, como décadas después lo hace con igual suerte el iluminado Cipriano Castro, y a lomo de mula en larga marcha al estilo de Mao el hombre de cuartel que es Bolívar llega a Trujillo, para lanzar la terrible proclama de Guerra a Muerte, o sea a todos los que no están con él, queriéndolos desaparecer del mapa, y en la carnicería que desata sobre todo con peninsulares y canarios, llega campante a Caracas cubierto de títulos, preseas, laureles, loas, vírgenes bonitas que lo entornan y otras muestras de alto oportunismo demagógico que así le rodean.










    Pero la época no estaba a su favor, porque al tiempo le surgen enemigos por doquier (Mariño, el tío político Ribas, el fúrico Bermúdez, el tenebroso Arismendi, Montilla, Madariaga y muchos más) que no creen en sus rabietas ni mandonería, como todo el clan oriental y el caso específico del pariente Piar, a quien ordena fusilarlo al no conmutar esa pena, de donde conociéndole el talante a través de serias reflexiones sus adversarios quieren dejarlo atrás. Aunque Don Simón, como el tío vivo nunca se doblega y en medio de algunos triunfos y muchos fracasos que tapa mediante la violencia, logra sobreponerse con escritos laudatorios y un proyecto político autoritario que no cree en nadie y que lo mantiene hasta el fin de sus días, lo que desarrolla en Angostura, con presidencias vitalicias, senados hereditarios y otras menudencias monárquicas que iban en contra de una guerra sostenida bajo principios republicanos. Desde entonces es cuando al caraqueño Simón impregnado de mayor furor se le destapa eso que los siquiatras ahora llaman paranoia, con rasgos de esquizofrenia y narcisismo histriónico, y otros cognomentos más, porque se le mete en la cabeza que va a ir conquistando hasta la Tierra del Fuego, y a Manila y a donde cualquier quisquís español del imperio permanezca, y de aquí que sin asesorarse coge la manía persecutora por fundar un país llamado Colombia, que desde su inicio con plomo bajo el ala es un fracaso y pronto se divide en tres, y con lo revoltoso de su pensamiento y un llanero general Páez que le quita la sombra corre hacia el Sur seguido de algunos ingleses imperiales que prefiere, donde los pastusos le quiebran el alma y rodeándose siempre de enemigos sigue la derrota hacia Guayaquil donde le juega raro a San Martín y para luego meterse en los comandos del virreinal Perú, que lo detesta, porque entre otras flores disminuyéndole el territorio le independiza a Bolivia (Alto Perú) y le sustrae a Guayaquil, mientras no se entiende con Rivadavia, Dom Pedro de Brasil, el doctor Francia, la aristocracia peruana, los prelados del lugar como Luna Pizarro, Torre Tagle, Riva Agüero, Portocarrero, Berindoaga, Necochea, Guise, Santa Cruz, el dolorido Gamarra e infinidad de personas más que incluso tratan de asesinarlo y hasta por fin junto con las duras tropas colombianas de ocupación salen de aquellas tierras en volandas, para regresar a Bogotá, con triunfos como los del mariscal Sucre y cariacontecido, mientras el recibimiento es frío, ahora bajo el manejo astuto del general Santander, cuyo teatro de operaciones capitalino se convierte en un real avispero.










    A Bogotá llega con su amante doña Manuela y aquello es reprochable en tal sociedad conservadora, como que también ya existen dos grupos diferenciados de poder, o sea el bolivariano y cuantos le siguen, algunos arribistas del entorno sobre todo venezolanos, y el clan que ha formado el zorruno Santander, quien igualmente aspira el poder en toda su magnitud. El enfrentamiento de las personas y de los clanes se hace con mayor ahínco de las tramas, manteniendo cada uno sus puntos frontales, cuando aparecen a cada nada disidencias conspirativas que no pueden ser reprimidas a tiempo y más cuando la clase intelectual habitante de Bogotá detesta la idea sibilina del caraqueño (en la llamada conspiración septembrina participaron 38 personas de valía, muchos de ellos fusilados), que siempre entre unos y otros vaivenes bajo el disimulo y en espera de la oportunidad busca para sí coronarse como monarca, lo que desde luego y ante la debilidad que se siente en Bolívar, termina en una serie de tendencias abortadas contra su vida, que entonces sumaban más de quince, y con la última estuvo a punto de morir, de cuyas resultas hubo muchos, como dije, ajusticiados.





    En verdad que Bolívar desde joven fue enfermizo, aunque tenaz y poco creyente de sus debilidades, pues posiblemente en el delirio que siempre le entorna, se creía el llamado por el Ser Supremo para acabar imperios y sujetar pueblos a su alrededor que le colmaran de alabanzas, algunas de corazón y otras, como ocurre, por mesiánico interés. Su salud, por tanto era escasa, con fiebres, diarreas recurrentes, mal de orina, hemorroides, cólicos, decaimientos, malestares biliosos diversos, estados de demencia como él mismo lo acusa, y otras situaciones vitales que siempre mantuvo. Pero lo que ocurre a partir de 1828 es la muerte política, aunque ya desde 1826 el Bolívar superhombre desaparece para sobrevivir a través de componendas e imaginaciones. A Bolívar le ha llegado la tristeza hasta el alma con los planes forzados viniéndose al suelo, casi como la pérdida de algo que le insuflaba el espíritu del quehacer, de estar en todas partes, porque ahora el pesimismo le entraba nublándole la mente, según lo expresa en parsimonia al perspicaz Peru de Lacroix, quien para el saber de los siglos lo escribe en su diario de Bucaramanga. De allí regresa derrotado a Bogotá, enfermo, con el dolor del asesinato obandiano del general Sucre por obra desde luego de otro enemigo artero que cunde en Colombia, y por ello desea irse para reponer fuerzas, como espera, en tierras del continente europeo, que pudo entenderlas medianamente a través de Rousseau. Y así sube en un lento sampán por el Magdalena infestado de caimanes, mientras va meditando, su palabra se ha secado, o expresa muy poco y sin sentido, casi en monosílabos, anda triste y ensimismado, al pensar en la gloria que ha perdido, que ha arado en el mar, porque nadie, o casi nadie sostiene su causa y hasta llora por dentro al entender que todo termina en un desastre. Se siente entonces como la estatua en oro de Nabucodonosor, la que tenía los pies de barro.









    La tos no lo deja tranquilo, el dolor interno es permanente, los médicos (a quienes despreciaba por charlatanes), el americano y el francés opinan de la manera más negativa mientras el héroe quijotesco se desgasta sin que nada ni nadie pueda detener el camino a la muerte. Y era tan terco pero tan terco en sus equivocados finales, que hasta comenzó a redactar una despedida local a los colombianos, de sus hijos amados para que no lo olvidaran, mientras el confesor obispo Estévez de Santa Marta lo sostiene entre oraciones e incienso protocolares. El doctor Reverend ha perdido ya la pelea y no le queda sino decir el acabose a quienes afuera esperan el final de la gesta, en el corredor jugando a las cartas o los dados, o entre palabras sonantes deshaciendo entuertos inimaginables de su largo trasegar. En la paradoja del tiempo ha muerto en casa de un español, los dueños aborrecidos del imperio. ¡Ha muerto el Rey¡. ¡Viva el Rey¡, según reza la expresión del viejo poderío mundial inglés, al que tanto admirara. Todo se ha consumado, opinaron los teólogos bíblicos, mientras la lucha hercúlea contra la naturaleza, como siempre lo quiso, le permitiese una doble vida de contrastes, y para colmo, dejó algo prendido de señuelo a objeto de que en la ilusión postiza tiempo después alguien arrepentido del montón lo siguiera. Après moi, le déluge, ironizó con certeza el galo Luis XIV.


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    http://ramonurdanetavenezuela.blogsp...n-bolivar.HTML

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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Revisionismo historicoUna nota sobre BOLÍVAR, que desconocíamos- Sea o no verdad vale la pena leerla y analizarla a la luz de la historia.
    La otra cara de Bolívar y de Morillo.
    Tras larga investigación que me llevó a escribir mi libro Al oído del Rey (Áltera, Barcelona, 2008) concluí que de Bolívar ni de Morillo se nos ha contado toda la verdad. La historiografía patriótica ha ocultado la cara oscura del Libertador, mientras nos presenta al Pacificador como un ser cruel y despiadado. Los documentos demuestran otra cosa.
    Por: PABLO VICTORIA
    3 de agosto de 2008
    Bolívar confiesa al Congreso de la Nueva Granada el 14 de agosto de 1813 que después de la batalla campal del Tinaquillo, marché sin detenerme por las ciudades y pueblos del Tocuyito, Valencia, Guayos, Cuácara, San Joaquín, Maracay, Turmero, San Mateo y La Victoria, donde todos los europeos y canarios casi sin excepción, han sido pasados por las armas. En septiembre de este mismo año, frente al reclutamiento forzoso, ordenó a José Félix Ribas pasar por las armas a tres o cuatro que lo rehúsen, porque esto enseñará a los demás a obedecer. El 21 de septiembre de 1813 hizo fusilar a 69 españoles sin fórmula de juicio.
    El 4 de diciembre de 1813 Bolívar derrotaba al ejército realista en Acarigua. Muchos se subieron a los árboles para escapar de la bayoneta, pero fueron bajados a balazos sin pedirles rendición. A los que huyeron, el Libertador les dio alcance en el poblado de la Virgen. Exhaustos por la marcha, se rindieron sin disparar un tiro. Bolívar ordenó que fuesen ejecutados esa misma noche. Nos cuenta el testigo, coronel José de Austria, que fueron allí mismo ejecutados un considerable número de prisioneros, que se calculan en 600, según diversos testimonios. Teniendo unos 1.200 civiles comerciantes secuestrados en las mazmorras de Caracas, Valencia y La Guaira, el 8 de febrero de 1814 Bolívar dio orden de asesinarlos. Su único delito era ser españoles. Permanecían encadenados de dos en dos (¿nos recuerda algo esto?). Escribió a Arismendi: en consecuencia, ordeno a usted que inmediatamente se pasen por las armas todos los españoles presos en esas bóvedas y en el hospital, sin excepción alguna.
    El Arzobispo de Caracas, Croll y Prat, le escribió suplicándole no llevar a cabo este espantoso crimen de lesa humanidad, pero Bolívar no accedió.
    Escaseando la pólvora, se emplearon sables y picas para asesinarlos, sin importar que estuviesen heridos, que no hubiesen participado en pugnas partidistas o que fuesen ancianos, pues a estos últimos se les llevó al patíbulo amarrados a sus sillas. A los que quedaban vivos de los sablazos se les aplastaba la cabeza con una piedra gigantesca. A muchos quemaron vivos.
    Arismendi envía varios partes al Libertador; el último dice: Hoy se han decapitado los españoles y canarios que estaban enfermos en el hospital, último resto de los comprendidos en la orden de Su Excelencia.
    Juan Vicente González nos lo refiere: Sobre aquel anfiteatro corrían locas de placer, vestidas de blanco, engalanadas con cintas azules y amarillas, ninfas del suplicio, que sobre la sangre y los sucios despojos bailaban el inmundo Palito. Los 382 asesinatos de Valencia fueron atendidos personalmente por el Libertador los días 14, 15 y 16 de febrero de 1814.
    Por eso Castillo y Rada se referían a Bolívar y a los suyos como los antropófagos de Venezuela. Con ellos aprendieron los neogranadinos la violencia y el asesinato.
    El 2 de mayo de 1816, cerca de la isla Margarita, tomó por abordaje un barco español. Bolívar se divertía, riéndose, en un bote de a bordo mientras disparaba a los náufragos que, desnudos y en jirones, intentaban salvarse a nado. Ducoudray Holstein presenció su risa y diversión: Yo estaba presente; yo le vi, él me habló y yo mandé, en su lugar nuestro cuerpo de oficiales y voluntarios que pueden ser testigos de la verdad de mi aserto.
    Testimonios de su patológica crueldad existen en abundancia; Hippesley escribe que Bolívar aprueba completamente la matanza de prisioneros después de la batalla y durante la retirada; y ha consentido en ser testigo personal de estas escenas infames de carnicería. Los crímenes cometidos por el Libertador se divulgaron de tal manera por la Nueva Granada que su solo nombre infundía pánico.
    Al avanzar contra el gobierno de Santa Fe, escribió: Santafé va a presentar un espectáculo espantoso de desolación y muerte... Llevaré dos mil teas encendidas para reducir a pavesas una ciudad que quiere ser el sepulcro de sus libertadores. El oidor Jurado le contestó: ...si usted quiere la amistad de los hombres de bien, y de los pueblos libres, es necesario que mude de rumbo, y emplee en sus intimaciones un lenguaje digno de usted y de nosotros.
    José Manuel Restrepo, cronista de la época, nos dice que los excesos y crueldades cometidos, sobre todo contra las mujeres, fueron horrendos y las tropas de Bolívar se cargaron de oro, plata y joyas de toda especie.
    Otros crímenes siguieron a partir de 1816. Bolívar dijo a Santander el 7 de enero de 1824: ...me suelen dar de cuando en cuando unos ataques de demencia aun cuando estoy bueno, que pierdo enteramente la razón sin sufrir el más pequeño ataque de enfermedad y de dolor.
    El malo que no lo era .
    En cambio, cuando Morillo entró triunfante en Cartagena el 6 de diciembre de 1815, escribe en sus Memorias: Finalmente después de un sitio de 116 días... mis tropas ocuparon inmediatamente la ciudad... Mi Armada... se distinguió por la generosidad, las virtudes y la disciplina más raras... un signo de mi parte bastó para que los moribundos de Cartagena... no encontraran más que amigos y hermanos que compartían su ración con ellos. El vencedor daba su pan al vencido... se oían por doquier las bendiciones dirigidas por los habitantes a sus generosos libertadores mientras que... se les distribuía una sopa abundante que podía reparar las fuerzas y la salud.
    Tal fue mi conducta... que no tengo ningún temor en afirmarlo no encuentra ejemplo, en circunstancias semejantes, en ningún país, de parte de ninguna Armada ni en ningún tiempo. En boca del capitán Sevilla Morillo había mandado a sus oficiales de estado Mayor a prevenir a todos los jefes de cuerpo que no se hiciese daño ni se maltratase a vecino alguno que no opusiera resistencia.
    Los cabecillas que no pudieron escapar fueron procesados con los formalismos legales. El 17 de enero de 1816 se nombraron los defensores de los reos; a Castillo le nombraron a Leandro García; a Amador, a José Martínez; a Stuart, a Rodrigo Álvarez, y así a todos los demás. Hubo debido proceso con indagatoria, careo, alegatos y conclusiones, después de lo cual vinieron las sentencias el 20 de febrero, tras dos días de sesiones. En Santa Fe, Morillo, revisando la sentencia absolutoria de José Fernández Madrid, no lo creyó inocente; le dijo: No piense usted que me engaña; usted es insurgente y lo será hasta morir, pero respetó la sentencia.
    El 6 de septiembre de 1816 Morillo escribió a Beatriz O'Donnell, salvando a su marido Juan Manuel de Pombo de la muerte: He recibido las apreciables cartas de VM... con la instancia que me acompaña para S. M. implorando su clemencia a favor de su marido... Crea VM, Señora, que haré cuanto esté de mi parte por aliviar su suerte.
    Otros que salvaron el pellejo fueron Gregorio Nariño, hijo de Antonio, y José María Lozano de Peralta, marqués de San Jorge, a quien salvó su mujer con los testigos que llevó al tribunal. Otros 99 curas revolucionarios y cientos de soldados seguidores de los cabecillas fueron perdonados. En su Manifiesto a la Nación Española, ignorado por todos los historiadores, Morillo nos dice que los presos nunca fueron condenados sin ser oídos, y sin la competente defensa que previene las leyes militares las sentencias fueron diversas, según la clase de los delitos, y los delincuentes...
    sufrieron las penas que les fueron decretadas El pasado por las armas, el desterrado, el condenado a una multa, todos fueron juzgados con arreglo a las leyes. Ahí existen sus causas: que hablen ellas. Y ellas hablaron y refrendaron lo dicho.


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  8. #128
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    “(…) los pueblos son como los niños que luego tiran aquello por lo que han llorado. Ni Ud., ni yo, ni nadie sabe la voluntad pública. Mañana se matan unos a otros, se dividen y se dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces. (…) Desgraciadamente, entre nosotros no pueden nada las masas, algunos ánimos fuertes lo hacen todo y la multitud sigue la audacia sin examinar la justicia o el crimen de los caudillos, mas los abandonan luego al punto que otros más aleves los sorprenden. Esta es la opinión pública y la fuerza nacional de nuestra América.”


    -Simón Bolívar, 9 de noviembre de 1830





    _______________________________________


    Fuente:

    https://www.facebook.com/22216717786...type=3&theater

  9. #129
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Sudamérica/Colombia

    Alcalde de Bogotá substituye al libertador con un colonizador







    Enrique Peñalosa, nuevo alcalde mayor de la capital de Colombia, Bogotá, retiró el martes, el cuadro del Libertador Simón Bolívar y lo sustituyó por la imagen del colonizador español Gonzalo Jiménez de Quesada.

    En reacción a esta decisión el exalcalde y dirigente colombiano Gustavo Petro, quién había restituido la imagen de Bolívar, mediante su cuenta de Twitter, denunció que Peñalosa desplazó la figura del Libertador.

    Sacaron el cuadro del libertador del salón de juntas del Palacio Lievano. ¿Qué les disgusta de Bolívar? No les gusta la libertad, la república, la democracia, prefieren la conquista, el dominio, la depredación”, escribió el exalcalde y dirigente colombiano Gustavo Petro.

    La obra retirada es del pintor Luis Luna y lleva por nombre “El Chamán”. Con ella, Petro buscaba exaltar la figura del “Libertador” de lo que hoy son seis naciones latinoamericanas y uno de los principales referentes de la historia patria, destacó marchapatriotica.org.

    El dirigente progresista destacó además, el hecho de que fue Simón Bolívar quien instauró el nombre de Bogotá para la ciudad. Fue el primer decreto del Libertador al ingresar triunfante a la entonces Santa Fe, bautizada con el término indígena (derivada de “Bacatá)”.






    Cabe añadir que esta decisión de Peñalos, se produce después de que el nuevo presidente de la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela, Henry Ramos Allup, mandara el pasado 6 de enero, a retirar las imágenes de Simón Bolívar, el difunto presidente de ese país Hugo Chávez, y el actual mandatario Nicolás Maduro del recinto legislativo.

    Este hecho fue grabado en un video, difundido en las redes sociales, en el que muestra al nuevo presidente del Parlamento de Venezuela tachando de falsificado la imagen del libertador, lo cual generó gran polémica en el país vecino.

    aaf/ktg/msf



    ____________________

    Fuente:

    Alcalde de Bogotá substituye al libertador con un colonizador - HispanTV, Nexo Latino

  10. #130
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Cita Iniciado por Mexispano Ver mensaje



    El de la derecha no es Jiménez de Quesada sino Pedro de Valdivia, el conquistador de Chile.

  11. #131
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    ¿Cómo nos libertó alguien que no era libre? ¿Cómo se puededar lo que no se posee? ¿Cómo se atrevió a auto-titularse Libertador un esclavocomo Bolívar? Para libertarnos tendría que haber sido libre, y Bolívar fue todomenos libre: Señor feudal, noble, rico, sí; pero libre, no. La libertad es undon del Cielo que es dado a muy pocos. Él no nació entre esos elegidos. Fueesclavo de sus pasiones y ansias de mando y poder, era menos libre que susmiles de negros que heredó como propiedad. Su vida se meció entre sus doradascadenas del privilegio por nacimiento y las cadenas que él mismo se tejió sobresí, como la que le acompañó desde el día que entró a Quito gracias a suspasiones venales y heredadas, una cadena de rosas que lo ató a una innombrablesin que ni las espinas que ocultaba se la hicieran menos llevadera. Aún más,padeció muchas otras cadenas que le tiranizaron mucho peor: su crueldad, suambición y su vanidad. Crueldad con la que no dudó en exterminar poblacionesenteras, con la que masacró a indios y españoles por igual; ambición que nocegó ni ante su propia palabra dada, ni ante la tinta apenas seca de lasconstituciones que él mismo había dictado, violadas sin hesitación en uninstante, una tras otra; y la vanidad, su terrible vanidad que le llevó aquerer hacer en tres años lo que una civilización se había tardado en edificartres siglos, vanidad inicua para llamarse Libertador tras un rastro dedesolación, muerte y destrucción. Esclavo de sus pasiones, ¿cómo podía habernoslibertado? Casi dos siglos han pasado y su rastro sigue devastándonos: Doscientos años repletos de tiranuelos, dictadorzuelos, republiquetas decuarta, forradas de constituciones de papel higiénico y de asambleas de viento,las guerras civiles, las generaciones arrojadas al basurero de la historia,¡admiren todo esto! ¿Y ustedes? ¡Ustedes esclavos de la libertad que él nos dio!¡Esclavos de esa sólida cadena que forjó con su libertadura! ¿Hasta cuándo?¿Cuándo nos libertaremos del Libertador? Bien se ha sentenciado: LA LIBERTAD ESPARA LOS LIBRES.

    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/francisco.nunezdelarco.9/posts/1667730130143773?fref=nf
    Hyeronimus dio el Víctor.

  12. #132
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    CUANDO QUIERO LEER LAS ÚLTIMAS NOTICIAS, LEO LAS CARTAS DE BOLÌVAR:

    ¡Qué marchas ni qué noticias! Bolívar lo resume todo con sus profecías en su última carta al... general Flores (nuestro primer presidente republicano) y su testamento político para el Ecuador, donde reconoce expresamente una falta de verdadera razón política para la revolución que lideró (firmada en Barranquilla el 9 de noviembre de 1830, faltando poco más de un mes para para su muerte):

    »[…] los pueblos son como los niños que luego tiran aquello porque han llorado. Ni Ud., ni yo ni nadie sabe la voluntad pública. Mañana se matan unos a otros, se dividen, y de dejan caer en manos de los más fuertes o más feroces.
    […]

    »Desde aquí estoy oyendo a esos ciudadanos (ecuatorianos) que todavía son colonos y pupilos de los forasteros; unos son venezolanos, otros granadinos, otros ingleses, otros peruanos y quién sabe de qué otras tierras los habrá también. Y después, ¡qué hombres! unos orgullosos, otros déspotas y no falta quien sea también ladrón, todos ignorantes sin capacidad alguna para administrar.
    […]

    »Ud. sabe que yo he mandado 20 años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos. La América es ingobernable para nosotros. 2°. El que sirve una revolución ara en el mar. 3°. La única cosa que se puede hacer en América es emigrar. 4°. Este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada, para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles, de todos los colores y razas. 5°. Devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos. 6°. Sí fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, este sería el último período de la América.

    »La primera revolución francesa hizo degollar las Antillas, y la segunda causará el mismo efecto en este vasto continente. La súbita reacción de la de la ideología exagerada va a llenarnos de cuantos males nos faltaban, o más bien los van a completar. Ud. verá que todo el mundo va a entregarse al torrente de la demagogia, y ¡desgraciados de los pueblos! y ¡desgraciados de los gobiernos!
    […]

    »Desagraciadamente, entre nosotros no pueden nada las masas, algunos ánimos fuertes lo hacen todo y la multitud sigue la audacia sin examinar la justicia o el crimen de los caudillos, mas los abandonan luego al punto que otros más aleves los sorprenden. Esta es la opinión pública y la fuerza nacional de nuestra América.
    […]

    »Ud. puede considerar si un hombre que ha sacado de la revolución las anteriores conclusiones por todo fruto, tendrá ganas de ahogarse nuevamente, después de haber salido del vientre de la ballena. Esto es claro.

    Temeroso Bolívar de la verdad que él mismo había confrontado, pedía a Flores: «rogando a Ud. que rompa esta carta luego de que la haya leído, pues sólo por la salud de Ud. la hubiera escrito, temiendo siempre que pueda dar en manos de nuestros enemigos y la publiquen con horribles comentarios.» Flores tuvo el acierto de no destruir la carta, dejando un testimonio documental invaluable para la posteridad.

    Y ¡desgraciados de los pueblos! y ¡desgraciados de los gobiernos!

    Seguimos atrapados en el ciclo bolivariano, es hora de romperlo, de superarlo, es hora.


    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.facebook.com/francisco.n...89357157981070
    DOBLE AGUILA dio el Víctor.

  13. #133
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    "Si se opone la naturaleza, lucharemos contra ella y la haremos que nos obedezca".

    -Simón Bolívar.



    Creo que esta frase calvinista-utilitaria-protocapitalista lo explica todo, incluyendo el extractivismo y el sistema de explotación económico primario (agroexportador primero, petrolero después) surgido desde hace casi dos siglos en nuestro continente. Sinceramente me han dado un poco de naúseas estas palabras.


    En la imagen: Plaza el Venezolano - Centro de Caracas, a unas cuadras de la plaza Bolívar. Cerca de allí está la casa natal del viejo Simón.









    ________________________________

    Fuente:


    https://www.facebook.com/photo.php?f...type=3&theater
    Última edición por Mexispano; 08/09/2016 a las 05:01

  14. #134
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Un libro interesante:

    Recuerdos sobre la rebelion de Caracas. 1829

    https://books.google.es/books?id=WPy...20Boves&f=true

    espero que el enlace salga bien

  15. #135
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Visto en La Opinión de Tenerife:

    Los crímenes "olvidados" de Simón Bolívar

    Ordenó matar en 1813 a más de 2.000 españoles, de los que 1.600 eran canarios

    jesús villanueva 03.08.2015 | 13:27

    Habían perdido la noción del tiempo los 382 españoles que hacía casi un año llevaban encerrados en aquellas mazmorras de Valencia; así como los 300 prisioneros de La Guaira y los518 de Caracas. Mal alimentados y sedientos, con grilletes en tobillos y muñecas que les despellejaban la piel, hacinados entre vómitos, orines y heces. En las tres prisiones (e incluso entre los convalecientes en los hospitales y enfermerías improvisadas) se había corrido la voz de que iban a ser ejecutados. Sumaban 1.200 españoles (de los cuales dos tercios eran canarios) prisioneros de guerra en parte, y en parte civiles capturados sin haber entrado en batalla, por el mero hecho de haber nacido en la España peninsular o en el archipiélago canario. En efecto, la orden de ejecución dictada por Simón Bolívar había llegado a Caracas y a La Guaira el 11 de febrero de 1814. El gobernador interino de Caracas, Juan Bautista de Arismendi, uno de los insurrectos más sanguinarios y crueles de Venezuela, presidió las abyectas ejecuciones. El 12 por la mañana comenzó el exterminio tanto en Caracas como en La Guaira. Los presos fueron sacados a la calle de a dos sujetos por cadenas, a golpes y culatazos; los enfermos y heridos a rastras; los ancianos que apenas podían andar atados a sillas. Las madres, esposas e hijas que acudieron a las prisiones, desesperadas ante aquella barbarie que se iba a perpetrar a sangre fría, fueron apartadas a violentos empujones, e incluso algunas arrastradas al paredón con sus hombres. Muchos prisioneros reclamaron su libertad pagada con anterioridad con sus bienes a las autoridades rebeldes. De nada les valió.Los pelotones de fusilamiento comenzaron la masacre. Los españoles caían abatidos por el fuego. Los fusileros se turnaban con los que arrastraban al suplicio a los reos. Hasta que Arismendi ordenó no gastar más pólvora, cara y escasa, y emplear las picas, sables y machetes para acabar con la vida de aquellos famélicos desgraciados. Algunos, sabiéndose muertos sin remisión, trataron de defenderse yendo contra sus verdugos, quienes se ensañaban a estocadas y mandobles salvajes en los brazos, piernas, vientres y cabezas. La masacre continuó durante los días 12, 13 y 14. Muchos yacían agonizantes en el suelo ensangrentado y fueron rematados reventándoles la cabeza con grandes piedras. Una enorme pira se hizo con los cuerpos desmembrados, donde ardieron estando vivos aún muchos de ellos. En Valencia, presidida la ejecución por el propio Bolívar, fueron asesinados los 382 españoles durante los días 14, 15 y 16. El hedor a carne quemada y los gritos de los que agonizaban quedó grabado en la memoria de los testigos de aquella cruel masacre.


    Así transcurrieron los hechos según los datos publicados en La Gaceta de Caracas nº 14 de 1815, a los que dio luz el historiador colombiano Pablo Victoria en su libro La otra cara de Bolívar (2010), bajo el sello de Editorial Planeta Colombiana, S.A. Explica Victoria que cuando Bolívar, impotente, a principios de febrero de 1814, tuvo que levantar el sitio a Puerto Cabello -defendido por José Tomás Boves y de la Iglesia, comandante del Ejército Real de Barlovento-, pidió refuerzos a Urdaneta, éste le informó de la imposibilidad de enviárselos. Lo mismo le contestaba Leandro Palacios desde La Guaira, argumentando que su guarnición escaseaba y el número de prisioneros españoles a su cargo era grande. No lo dudó el Libertador, con fecha 8 de febrero, dio orden por escrito de asesinar a los prisioneros de Caracas y La Guaira para así liberar a sus carceleros que engrosarían los refuerzos que requería. Al enterarse el arzobispo de Caracas, monseñor Coll y Prat, de las intenciones macabras de Bolívar, le escribió suplicándole por las vidas de aquellos desdichados. A lo que Bolívar contestó, con absoluta impiedad, lo siguiente: "Acabo de leer la reservada de v. s. Illma. en que interpone su mediación muy poderosa para mí, por los españoles que he dispuesto se pasen por las armas€ Mas vea v. Illma. la dura necesidad en que nos ponen nuestros crueles enemigos€ ¿Qué utilidad hemos sacado hasta ahora de conservar a sus prisioneros y aun de dar la libertad a una gran parte de ellos?... No solo por vengar mi patria, sino por contener el torrente de sus destructores estoy obligado a la severa medida que v. Illma. ha sabido. Uno menos que exista de tales monstruos, es uno menos que ha inmolado o inmolaría a centenares de víctimas. El enemigo viéndonos inexorables a lo menos sabrá que pagará irremisiblemente sus atrocidades y no tendrá la impunidad que lo aliente€ Su apasionado servidor y amigo, Q. B. I. M. de v. Illma. Simón Bolívar". He aquí la muestra del más despreciable Simón Bolívar.


    Recientemente, el catedrático de Historia de América, profesor de la ULL, el tinerfeñoManuel Hernández González, ha publicado el libroLa guerra a muerte. Simón Bolívar. La campaña admirable 1813-1815 (2015), de Ediciones Idea. En este ensayo recupera aquel Decreto de Guerra a Muerte emitido por Bolívar en la ciudad de Trujillo, en los Andes colombianos, el 15 de junio de 1813, por el que son ejecutados más de dos mil españoles de los cuales 1.600 eran canarios, sólo por el hecho de haber nacido al otro lado del Atlántico. El Libertador advertía a los españoles peninsulares y canarios (que expresamente diferenciaba) en los siguientes términos: "Contad con la vida si apoyáis la independencia; contad con la muerte si sois indiferentes".Hernández afirma en su libro que Bolívar llevó a cabo esta política sistemática de ejecución de españoles peninsulares y canarios en actos públicos allí por donde pasaba, y que Bolívar provocó una"limpieza étnica" que acabó con la vida de ¡un tercio de la población venezolana!, en su mayoría inmigrantes, cuando ni españoles peninsulares ni canarios eran sus enemigos. Por el contrario, aquellos españoles peninsulares e isleños suponían un pilar fundamental para la economía de Venezuela y de toda la América española, y por tanto para el progreso y bienestar de sus habitantes.


    Ya hubo un primer Proyecto de guerra a muerte que dictó Antonio Nicolás Briceño el 16 de enero de 1813, suscrito por Bolívar. Dice Pablo Victoria al respecto que aquel documento cambiaría la cara de la guerra para siempre, dado que hasta entonces, en los escenarios bélicos de Europa y América se había respetado la vida de los prisioneros y la de los no combatientes en la inmensa mayoría de las ocasiones. Este documento "no era más que un desconocimiento [desprecio] del derecho de gentes que buscaba eliminar al contendor mediante una política de exterminio". Decía uno de los artículos: "Como esta guerra se dirige en su primer y principal fin a destruir en Venezuela la raza maldita de los españoles europeos€ quedan, por consiguiente, excluidos de ser admitidos en la expedición por patriotas y buenos que parezcan, puesto que no debe quedar ni uno solo vivo". Más muestras de la atrocidad del documento firmado por Bolívar. El artículo noveno premia la barbarie de la soldadesca con ascensos inmediatos: "el soldado que presentare veinte cabezas de dichos españoles", sería ascendido a alférez; "el que presentare veinte, a teniente; el que cincuenta a capitán". ¿Eran estos "patriotas" soldados o bandoleros?


    La historiografía tradicional, en su mayor parte, pasa por alto este execrable capítulo protagonizado por Bolívar. Un capítulo documentado que se ha ignorado por la mayoría de historiadores hispanoamericanos para cuidar la imagen de un genocida que asesinó a más de dos mil españoles indefensos, innecesariamente, dado que no fueron muertos en batalla.


    Las llamadas guerras de emancipación o de independencia de las provincias de la América española fueron sin duda unagran y larga guerra civil, cuyos bandos independentistas lideraron ricos criollos con un afán desmedido de poder, en contra de los verdaderos intereses de la población hispanoamericana, de forma muy especial en contra de la voluntad de las clases pobres y de los indígenas, que en su inmensa mayoría lucharon junto a los leales al rey, negándose a hacerlo con los criollos rebeldes, principales usurpadores de sus derechos. Y así lo afirma el escritor, periodista y diplomático caraqueño Carlos Rangel, uno de los más destacados intelectuales de la Venezuela del siglo XX, en su libro Del buen salvaje al buen revolucionario (1976): "En su origen, el movimiento independentista de 1810 tuvo una ambigüedad que sólo mucho más tarde ha llegado a ser parcialmente reconocida. Las ambiciones de los criollos ricos (o simplemente cultos) se vieron de pronto estimuladas por los sucesos de Europa, donde Napoleón había derrocado la monarquía borbónica española y puesto a su hermano José en el trono de Madrid.


    A la vez la mayoría de los criollos eran conservadores y prudentes, y temían la guerra social. Sólo unos pocos estaban inflamados sinceramente por las ideas republicanas norteamericanas y hasta por las ideas jacobinas francesas [€].


    Pero estaban también presentes (y eran muchos más numerosos) blancos pobres y una masa de indios, negros y pardos (mulatos) que no preveían, ni unos ni otros, ninguna ventaja en la independencia, y para quienes la fidelidad al rey y las exhortaciones de la Iglesia eran motivaciones eficientes [€].


    Muy pocos españoles peninsulares [se refiere a los no nacidos en la América española, por lo tanto también los canarios] tomaron parte en los combates; pero pasaron cien años antes de que nadie se atreviera a decir lo que todo el mundo sabía desde el principio: que en su esencia aquellas contiendas fueron guerras civiles entre hispanoamericanos". Indica Rangel a pie de página que fue el venezolano Laureano Vallenilla Lanz quien hizo esta afirmación por primera vez, en una conferencia pronunciada en Caracas en 1911, y recogida en el ensayo "Fue una guerra civil", parte del libro Cesarismo democrático (1920).


    Fue aquel Libertador de ninguna causa falta de libertad protagonista de muchos desmanes en aquellas mal llamadas guerras de emancipación, del que escribió Karl Marx (que no es santo de mi devoción, ni mucho menos) en una conocida carta dirigida a Engels, fechada el 14 de febrero de 1858, ser el "canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque". Añadiendo: "La fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular, en todas las épocas ha probado su eficacia inventando grandes hombres. El ejemplo más notable de este tipo es, sin duda, el de Simón Bolívar".Ahora son los "iluminados" -como lo fue Hugo Chávez-, Nicolás Maduro (reconocido analfabeto funcional),Evo Morales y Rafael Correa, los que en un aquelarre ideológico levantan el puño marxista -¡qué ironía!-enarbolando la figura de Bolívar.


    Al término de lasmal llamadas guerras de emancipación, afirma Manuel Hernández,"la economía, las haciendas, las plantaciones fueron destruidas". Había que empezar de cero. El propio Bolívar dijo: "Lo hemos perdido todo, lo único que hemos ganado ha sido la independencia". Y de los polvos de aquellas guerras civiles entre hispanoamericanos, llegó luego el desconcierto de más guerras civiles y regímenes tiránicos como el que actualmente sufre Venezuela, además del caos de las guerrillas guatemaltecas, salvadoreñas, colombianas, entre otras; los cárteles del narcotráfico que han subyugado a naciones enteras; y, en fin, una suerte de circunstancias sociales agravadas por tiranos como Maduro o Morales, que lejos de sembrar paz y seguridad jurídica que acerque inversiones extranjeras, las espantan con políticas de medievales señores feudales, que además enfrentan a sus pueblos. ¿Hasta cuándo sufrirán aquellos pueblos de la América española a los Maduro, Morales, Correa, Kirchner y Castro? ¿Hasta cuándo la siembre envenenada de aquellos criollos que traicionaron a España seguirá dando tan mala hierba?


    Siempre he creído, y lo sigo haciendo, en el abrazo entre españoles e hispanoamericanos, porque nos uneidioma, historia, cultura y religión (en una gran mayoría), con todos los matices que enriquecen ese abrazo. No obstante, justo es dar a conocer este capítulo criminal del llamado Libertador, porque se merecen ser recordados aquellos españoles que fueron asesinados tan cruelmente, así como repudiado su verdugo. Quiero pensar que, sólo fruto de la ignorancia de estos hechos, muchas calles y plazas canarias (y en muchos pueblos del resto de España)llevan el nombre de Simón Bolívar,el asesino de más de dos mil españoles, de los cuales 1.600 fueron canarios;ejecutados por el mero hecho de no ser nacidos en tierras americanas, a las que habían ido a trabajar y, de forma determinante, a enriquecerlas. Por ellos van estas letras.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  16. #136
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    La familia de Bolívar menosprecia su legado

    Los descendientes del Libertador han subastado a lo largo de los años sus objetos personales ignorando su trascendencia. El general vivió en la abundancia, aunque terminó sus días gracias a sus devotos

    Juan Jesús Aznarez

    Madrid 15 ENE 2015 - 17:06 CST





    Retrato de Simón Bolívar en un museo de Lima Perú. Ernesto Benavides AFP / Getty Images


    Fugitivo de facciosos que habían sido aliados, Simón Bolívar murió en el año de 1830 vencido por la tisis y el padecimiento moral, y penalizado por el menosprecio de parientes que, invocando necesidad, subastaron sus bienes. Durante el escrutinio de los últimos 15 días del Libertador, hasta la recomendación del alma el 17 de diciembre en Santa Marta (Colombia), el escritor Fermín Goñi pudo comprobar que “a los descendientes vivos de este siglo no les interesa su antecesor”. Ignorando la trascendencia del tesoro legado, se lucraron vendiéndolo a trozos: desde las pistolas de duelo y la correspondencia, a las condecoraciones.

    El caudillo murió perseguido por la malquerencia de quienes le preludiaban dictador, y se adentró en el siglo XXI abaratado por sucesores que hubieran debido salvaguardar su memoria. El 21 de diciembre del año 2012, última fecha de las ventas al mejor postor, Christie’s remataba, en Londres, la carta de Bolívar a un naturalista alemán por 9.375 libras esterlinas, casi 12.000 euros. Poco a poco, la dinastía fue liquidando sus pertenencias. Las tuvo en abundancia porque fue hijo de una de las familias más adineradas de Venezuela, aunque terminara viviendo de la buena voluntad de 10 o 12 devotos.

    Emulando las verificaciones de Gabriel García Márquez en la preparación de El general en su laberinto, Goñi se ayudó de una lingüista peruana especializada en el lenguaje de Bolíva, Marta Hildebrandt, secretaria vitalicia de la Academia Peruana de la Lengua, para sumergirse en la lectura de más de 20.000 documentos y cartas dictadas o recibidas por el prócer. Fruto de la minuciosa criba, desarrollada entre los años 2009 y 2013, es su última novela histórica Todo llevará su nombre (Cénlit-Roca-Random House), presentada en Madrid después de haberlo sido en América Latina, en las tierras del emancipador y que se ha analizado recientemente en la Miami Book Fair, en una conversación del autor con Jorge Zepeda, último premio Planeta, y el expresidente de Bolivia Carlos Mesa. En sus páginas, sin poder, ni salud, en la antesala de la muerte, el agitador americano se despide de este mundo.

    El médico francés Alejandro Próspero Reverend, las cocineras y un pequeño estado mayor de jefes y oficiales y fámulos le cuidan en la quinta de San Pedro Alejandrino. Junto al moribundo, los leales rememoran conjuras, lances de batalla y ambiciones panamericanas. Las ensoñaciones integradoras del yacente quedaron en eso. Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia siguen a su aire, determinados por su historia y singularidades.

    Indagando sobre las postrimerías y recuerdos de un hombre que influyó en la historia de una región como no lo hicieron ni Napoleón, ni Julio César, el escritor Fermín Goñi quiso contactar con algún pariente vivo. Buscó a un tataranieto, que había vendido lo poco que tenía del general, fundamentalmente parte de su correspondencia, pero no fue posible el encuentro. “La vendió en subastas. No ha tenido interés en conservar nada. Me parece insólito. Si yo tuviera una carta de Bolívar sería el hombre más feliz del mundo”, dice. “Pero ellos querían dinero. Un par de pistolas de duelo, fabricadas por el francés Nicolas-Noël Boutet, arcabucero del descabezado rey Luis XVI, se vendió por casi dos millones de dólares”.

    El último capítulo de Todo llevará su nombre, que arranca donde acaba el laberinto de García Márquez, compila las subastas organizadas en los últimos 25 años por intermediarios y herederos de un estadista que murió casi con lo puesto. Almacenado en baúles ambulantes guardó ropa, manteles, legajos, vajillas, cuberterías, medallas, monedas preciosas, dos pistolas, y la silla de montar de sus épicas cabalgaduras. “Durante años sus descendientes fueron contactando con casas de subastas de Londres. Yo también lo hice pero nunca me dieron su identidad”, explica el autor.

    El primer reparto de la heredad, certificada ante escribano, tuvo lugar en agosto de 1830. Los beneficiarios de un tercio fueron sus sobrinos, hijos de su hermano Juan Vicente. No fue fácil el entendimiento entre las hermanas Juana y María Antonia, y las pugnas fueron frecuentes entre los destinatarios del patrimonio. Una de las subastas de Christie's fue suspendida porque el Banco Central de Venezuela acordó con la firma londinense, en 1988, adquirir los 12 lotes de la puja, que se iba a celebrar en Nueva York, por la suma de 2.900.000 dólares. Entre las piezas figuraba una cajita repujada en oro y filigranas que el rey Jorge IV le regaló en 1824.

    Simón Bolívar quiso serlo todo a la vez: gobernante, legislador, jefe militar y ciudadano ejemplar. Otro dictador en ciernes, sospecharon sus enemigos. “Fue una persona muy completa, pero no era perfecta. Yo creo que eso fue lo que le generó tantos enemigos en sus años finales”, subraya Goñi.

    El impetuoso general fue dueño de las minas de cobre de Aroa, heredadas por mayorazgo y arrendadas a socios ingleses, pero no vio un duro. “Declaro que no poseo otros bienes más que las tierras y minas de Aroa, situadas en la Provincia de Carabobo [hoy Yaracuy]”, establece en su testamento. Sus hermanas las vendieron a una compañía británica. Se salvaron del remate reliquias invaluables: Bolívar dispuso la quema de manuscritos comprometedores que guardaba en Cartagena y ordenó el depósito en la Universidad de Caracas de dos libros que habían pertenecido a Napoleón.

    Su criado José Palacios recibió 8.000 pesos y la espada de oro que le había regalado el asesinado mariscal Antonio José Sucre, jefe del Ejército de la Gran Colombia, le fue restituida a su viuda. Estragado por la tisis y la amargura, convencido de que le acechaban para asesinarle, el Libertador se proclamaba arrepentido durante las negras horas de la agonía: “Abomino de haber iniciado una guerra contra los españoles”.



    _______________________________________

    Fuente:

    La familia de Bolívar menosprecia su legado | Estilo | EL PAÃS

  17. #137
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    La verdadera figura de Simón Bolívar

    Publicado el 15 feb. 2016


    En este lunes de Cultura Verdadera, analizamos la historia "b" de nuestro país.





    https://www.youtube.com/watch?v=LGgV3xs2Tp4

  18. #138
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Bolivar y Chavez son practicamente iguales. Megalomanos que destruyeron naciones.

  19. #139
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Simón Bolivar, cobarde, vanidoso y mujeriego



    Simón Bolivar en su caballo blanco. Mural de Fernando Leal.


    La otra cara del prócer en el libro de quien fuera uno de sus generales

    Salud Hernández Mora | Bogotá

    Actualizado lunes 13/12/2010 18:42 horas

    Cuando está agonizando el año del Bicentenario en Colombia, en el que proliferaron publicaciones dedicadas a exaltar la memoria del héroe por excelencia de esta nación, aparece un libro que le deja muy mal parado el caraqueño Simón Bolívar.

    Mujeriego, vanidoso, ignorante, pretencioso y algo cobarde, son algunas de los calificativos que le dedica quien fuera uno de sus destacados generales procedentes del Viejo Continente, el franco-alemán Henri Louis Villaume Ducoudray Hosltein.

    Acaba de aparecer la primera versión en español de su obra, publicada por primera vez en Boston en 1828, bajo el confuso título de "Memorias de Simón Bolívar". En realidad la pluma no es del Libertador, como es obvio, sino del oficial que luchó en Francia durante la Revolución, más adelante integró el estado Mayor bonapartista y arribó a Cartagena de Indias en 1814.

    "Los defectos predominantes de la personalidad del general Bolívar son ambición, vanidad, sed por el poder absoluto e indivisible y una gran disimulación", escribe el autor.

    "Es muy astuto y entiende a la humanidad mucho mejor que todos sus coterráneos; e, hábilmente, voltea cualquier circunstancia a su propia ventaja y no escatima ningún esfuerzo para ganarse a aquéllos que pueden serle útiles". Hasta ahí, nada extraordinario y hasta se diría que Bolívar se asemeja a otros líderes mundiales de nuestro tiempo.


    Mujeriego

    Incluso en uno de los temas que encuentra Ducoudray Holstein más criticables, resultan familiares en la actualidad europea: Su incontenible pasión por las mujeres.

    Bolívar, rememora el militar que fue nombrado comandante del Fuerte de Boca Chica y que sólo permaneció dos años en Colombia, era capaz de retrasar una batalla por una dama. Y detalla dos hechos que le indignaron, como aquél en que hizo esperar a su Ejército cuatro días en Los Cayos, antes de zarpar, para quedarse más tiempo con Pepa Machado, una de sus muchas amantes. O la pérdida de Puerto Cabello, en 1812, por la misma señora.

    Ducoudray Hosltein no es el primero que dibuja un perfil de Bolívar que pocos quieren conocer en una nación donde le santifican y en la que incluso los pasajes más oscuros –la masacre de 800 prisioneros españoles para dar una lección- son desdibujados. Lo hicieron Carlos Marx y otros lugartenientes.

    Pero en estos meses conmemorativos del bicentenario, son más populares obras como la que vio la luz este año, del reciente ganador del Rómulo Gallegos, William Ospina. En ella Simón Bolívar abandona su condición humana que tanto explora el general europeo para asumir la del símbolo de América Latina: "Aquella existencia, breve como un meteoro, había iluminado el cielo de su tierra y lo había llenado no sólo de sobresaltos sino de sueños prodigiosos".



    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.elmundo.es/america/2010/...292276703.HTML

  20. #140
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    Re: La verdad sobre Simón Bolívar, el ídolo de Chávez

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    La otra cara de Simón Bolívar

    Especial para EL TIEMPO Acaba de ser publicado en español el libro Memorias de Simón Bolívar y de sus principales generales, del general Ducoudray Hosltein, traducido del inglés por Juan Carlos Vela Correa. Se editó en Boston en 1828 y, al terminar de leerlo, se comprende por qué nunca antes se había vertido a nuestra lengua.

    Por: RAFAEL ARRÁIZ LUCCA (*)


    13 de diciembre 2010 , 12:00 a.m.

    Es uno de los libelos más críticos acerca de la vida y personalidad del caraqueño, escrito por alguien que convivió durante dos años con él y no guarda nada debajo de la alfombra. El subtítulo de la obra reza: “Una historia secreta de la revolución y de los eventos anteriores a ésta, desde 1807 hasta el presente día”. Pocas veces hemos leído versiones tan en contravía de la que se ha ido asentando como la oficial.

    El libro comprende 516 páginas en letra pequeña, de modo que la abundancia de asombros es notoria, lo que nos lleva a escoger unos pocos. Antes: ¿Quién es Henri Louis Villaume Ducoudray Holstein? Un general franco-alemán que sirvió a Francia en tiempos de la Revolución Francesa, que fue agregado al Estado Mayor bonapartiano, y que recaló en Cartagena en 1814. También fue nombrado Comandante del fuerte de Boca Chica hasta diciembre de 1815, cuando tuvo que abandonar la ciudad rumbo a Los Cayos, en Haití. De modo que la experiencia colombiana del general se reduce a dos años. No obstante, sus Memorias abarcan 21 de la epopeya independentista suramericana.

    Lo más valioso de su libro reside en su experiencia directa con Bolívar. El título, por cierto, es equívoco, ya que las memorias no son de Bolívar sino del general franco-alemán. Quizás, por algún ardid editorial de la época, el editor apeló a esta denominación, dejando en la retaguardia el nombre de aquel desconocido general europeo.

    Abunda el autor en análisis sobre estrategias militares articuladas por parte de Bolívar, a quien llega a considerar un ignorante. Señala cinco momentos de la vida del héroe en que se dejó dominar por la cobardía y abunda en datos sobre su desenfreno amatorio, apuntándolo como un inconveniente para la vida militar eficiente. Lo que no explica Ducoudray es cómo este ‘disoluto’ se impuso sobre sus contemporáneos y comandó la gesta independentista. En relación con la cobardía aludida por Ducoudray, la verdad es que Bolívar murió en una cama en Santa Marta y no en el campo de batalla, como la mayoría de los guerreros. Y algo de verdad debe haber, pues casi nadie lo destaca por el arrojo de sus acciones militares personales, sí las hubo, sino por sus estrategias y genio desconcertantes. No obstante, no hay que olvidar que el autor es un militar prusiano que está leyendo la personalidad de un caraqueño. El cortocircuito es, sin duda, flagrante.

    En cuanto a los amoríos bolivarianos, Ducoudray describe con desesperación cómo un ejército entero tuvo que esperar cuatro días en Los Cayos a que Bolívar se saciará con Pepa Machado, para poder zarpar. Esto enardeció al general, para quien semejante conducta era inadmisible, mientras que para Bolívar era costumbre.
    Antes, tuvo oportunidad de relatar cómo se perdió la plaza de Puerto Cabello, en 1812, por el mismo motivo: los furores amatorios de Bolívar por la señorita Machado.

    La traducción de este libro al español es un aporte importante, y pasa a formar parte de la batería crítica bolivariana. Me refiero a las obras del coronel George Hippisley (Narrativa de la expedición a los ríos Orinoco y Apure, en Sur América, 1819), de José Domingo Díaz (Recuerdos de la rebelión de Caracas, 1829), la entrada “Bolívar” en la New American Cyclopaedia de Charles Dana, escrita por Carlos Marx en 1858, entre otras. En el capítulo final, Ducoudray intenta un resumen de la personalidad del héroe: “Los defectos predominantes de la personalidad del general Bolívar son ambición, vanidad, sed por el poder absoluto e indivisible y una gran disimulación. Es muy astuto y entiende a la humanidad mucho mejor que todos sus coterráneos; él, hábilmente voltea cualquier circunstancia a su propia ventaja y no escatima ningún esfuerzo para ganarse a aquellos que le pueden ser útiles”.


    (*) Historiador venezolano




    _______________________________________

    Fuente:

    https://www.elmundo.es/america/2010/...292276703.html


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