FILIPINAS El largo brazo del terrorismo

FILIPINAS
El largo brazo del terrorismo
Por RUBÉN CABEZAS








CONFLICTO
Grupos islamistas armados tienen en jaque al Gobierno filipino en el sur del país. Militares estadounidenses ayudan al Ejército en esta confrontación.


La actividad de grupos terroristas islámicos separatistas es el principal conflicto de este país asiático. Los grupos islamistas Abu Sayyaf y el Frente Moro de Liberación Islámica, que cuenta con unos 13.000 hombres armados, desafían al Gobierno filipino reclamando un Estado independiente en Mindanao.
Magallanes descubrió estas islas para la Corona de Castilla en 1521. Tras la guerra hispano-norteamericana y con la firma del tratado de París, en 1898, pasan a dominio estadounidense. El 4 de julio de 1946 proclama su independencia, aunque continúa manteniendo compromisos con Washington. Filipinas sufrió la dictadura de Ferdinand Marcos, de 1965 a 1986, año en el que se restaura la democracia siendo elegida presidenta Corazón Aquino.
La delicada economía de Filipinas lleva deteriorándose desde hace décadas, una situación que pagan las clases más pobres, víctimas de un sistema caciquista. Este proceso es especialmente grave en la Isla de Mindanao, la más rica en recursos minerales y agrícolas, pero en la que siete de cada diez familias viven por debajo del umbral de la pobreza y la renta per cápita es seis veces inferior a la media nacional. Este archipiélago, situado en la parte meridional del país, ha sido tradicionalmente musulmán, frente al catolicismo que profesan el resto de las islas. Durante los años 80, el Gobierno facilitó la implantación de millones de granjeros cristianos del resto del país, situación que dejó en minoría a los musulmanes e incrementó la escasez de recursos y las tensiones separatistas.
Para lograr la independencia de este territorio por medio de la lucha armada se formó, en 1969, el Frente Moro de Liberación Nacional. La guerra civil se cobró más de 50.000 víctimas durante la década de los 70. Tras la concesión del estatuto de autonomía a Mindanao en 1996, firmó un acuerdo de paz con el Gobierno. A este grupo hay que sumarles el Frente Moro de Liberación Islámica, una escisión del anterior, y el último en aparecer y más sangriento: Abu Sayyaf. Esta milicia fue fundada por iraníes que se asentaron en la ínsula de Basilán para difundir la doctrina del Ayatola Jomeini. Abu Sayyaf es acusado por Estados Unidos de estar vinculado con Al-Qaeda. Además de estos movimientos armados islámicos, también opera en la zona el Nuevo Ejército Popular, una guerrilla de corte marxista.
El 'modus operandi' de los 'portadores de la espada' (Abu Sayyaf) incluye atentados y secuestros, principalmente de turistas, con los que sacan jugosas cantidades de dinero. Su acción más famosa fue el secuestro en abril de 2000 de 21 personas, en su mayoría extranjeros. Su liberación costó 28 millones de euros. Otros no han tenido tanta suerte: más de 100 rehenes han sido decapitados hasta ahora por esta organización. El Ejército de Filipinas está apoyado por 1.750 militares de EEUU en su lucha contra estas facciones armadas. Aunque la verdadera solución para frenar a los extremistas sería corregir la miseria en la que viven sus habitantes y que nutre estos movimientos radicales. Además de las violaciones de derechos humanos, como la tortura, denunciadas recientemente por varias ONG.
En julio de 2003, el Frente Moro de Liberación Islámica firmó un acuerdo de alto el fuego con el Gobierno filipino que pretendía desembocar en unas negociaciones de paz formales. Sin embargo, el día 26 de ese mismo mes la situación se tornaba crítica para el Gobierno con la sublevación de 300 militares que pedían la dimisión de Macapagal Arroyo, a quien culpaban de la corrupción que impera en la Administración y el Ejército. La mandataria declaró el 'estado de rebelión' y, 17 horas después, la intentona de golpe militar era sofocada. A pesar de ello, la situación para el Gobierno filipino no mejoró: el ministro de Defensa se vio obligado a dimitir y el descontento de la población se palpó en manifestaciones como las que se celebraron en noviembre de 2003.
Un mes después, el gobierno reestableció la pena de muerte. La jefa de Estado lo justificó ante el alarmante ascenso de secuestros en el país. Gloria Macapagal Arroyo ganó de nuevo las elecciones presidenciales en mayo de 2004, con casi un millón de votos más que su principal contrincante, en unos comicios que no estuvieron ajenos a la polémica ni a las denuncias de fraude. En febrero de 2006, tras ser desbaratada una conspiración golpista, Gloria Macapagal declaró el estado de excepción. A pesar de la presión social y de la posterior renuncia de todo su Gobierno, la presidenta -que ha vuelto a abolir la pena de muerte- se ha negado a dimitir.



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