Indigenismo: El racismo políticamente correcto

Indigenismo: Un Racismo Políticamente Correcto

¿Se imaginan la reacción internacional que causaría la noticia de que un grupo racista amenaza con tomar la capital de un país si su gobierno no cumple ciertas exigencias?

Si por el solo hecho de desplegar banderas en partidos de fútbol, hacer pintadas en las calles, vender libros o incluso intentar hacer valer su derecho constitucional de participar en elecciones, el Sistema enciende todas sus alarmas y los medios masivos se lanzan en una ola de histeria antirracista y “derechohumanista”, con prohibiciones, multas y arrestos incluidos, en un caso tan grave como es la toma de una ciudad, incluso se justificaría un buen bombardeo al estilo Irak.

Pero en Ecuador, grupos racistas que amenazan con la toma de Quito no provocan demasiada preocupación fuera de ese país, e incluso cuentan con el total apoyo de los llamados “grupos de derechos humanos” que usualmente lanzan grandes persecuciones contra el racismo en todo el mundo.

¿Qué es lo que hace a estos grupos racistas diferentes y a sus acciones justificables?

Pues que son racistas indígenas, y por lo tanto, tienen vía libre para hacer lo que quieran, ya que el Doble Discurso impuesto por el Sistema diferencia entre un “racismo malo y condenable”, el del Blanco, y un “racismo bueno y noble”, el de todos los demás.

Si nos ponemos a analizar este racismo indio, conocido con el nombre políticamente correcto de “indigenismo”, encontramos que en sus postulados se encuentran básicamente los mismos conceptos por los que el Racismo Blanco es condenado, y que ambos movimientos tienen como objetivo primario preservar la existencia de su pueblo, sus tierras y su cultura, amenazados por el Multiculturalismo del Sistema.

Así y todo, mientras esta lucha es mostrada a las masas como una causa “noble y humanista” cuando es realizada por el indio, en el caso de los blancos es “totalitarismo genocida” o bien “intolerancia retrograda”.

Ambos son movimientos de base Racial. El indigenismo, si bien en ciertas partes incluye a los mestizos en su definición de “indígena”, y no tiene en cuenta que la “indígena”, al contrario de la Blanca, no es una raza sino una mestización prehistórica homogénea, normalmente tiene como uno de sus objetivos mantener pura su herencia genética ancestral.

Este llamado a la concientizacion racial y al respeto por la composición genética originaria de un pueblo, es por supuesto mostrado al publico como una herejía imperdonable si sale de boca de un blanco, e incluso que un blanco se exprese en esos términos es ilegal en muchos países donde estas mismas ideas, al ser presentadas por indígenas, son festejadas y admiradas.

Ambos movimientos tienen también como objetivo la preservación de la cultura y los valores concernientes a su estirpe. En este punto, sin embargo, existe una diferencia.

El racismo blanco busca recuperar ciertos valores originales de Occidente, que poco a poco se van borrando y van siendo remplazados por una “multicultura” impersonal, vacía e individualista. Busca también recuperar su cultura Occidental originaria, que en este momento se encuentra viciada por la llamada “cultura global”. El racista blanco ve las raíces de su cultura en Roma y Grecia, en el Renacimiento, en las Conquistas, en los grandes logros artísticos, técnicos y sociales de sus antepasados.

Los arquitectos del racismo indígena, en cambio, son concientes de que su herencia cultural y los valores que esta conlleva, son bastante pobres e impracticables hoy en día. Es por eso que el racismo indígena suscribe al mito Políticamente Correcto del “buen salvaje”.Es decir, una serie de mitos creados para opacar y evitar la difusión de la imagen salvaje, sanguinaria y cruel que se desprende de las antiguos valores y costumbres del indio, y crear ante el publico (tanto indígena como occidental) una imagen mas idealizada, romántica y noble del indígena, al que se describe como pacifico, sabio, constructor de superciudades tecnologicas, siempre trabajando a la luz del sol en armonía con la naturaleza en un mundo donde no existían las guerras ni la miseria.

Pero dejando de lado esta diferencia, podemos decir que tanto el racismo indígena como el blanco, buscan la independencia cultural de su gente. Y como en los otros casos, mientras la postura indígena es festejada y ennoblecida por el Sistema “progre”, la misma postura pero tomada por un blanco es rechazada y atacada públicamente, y tachada de “racismo” en el sentido más negativo de la palabra.

También son similares en ambos racismos las posiciones sobre el tema de la posesión de la tierra.

El racismo blanco, sin embargo, es más realista y menos extremista en cuanto a este tema que el indígena. El racista blanco en América, ve al continente como una entidad racialmente heterogénea. Es decir, que al contrario que en Europa, América esta dividida en países racialmente (y por lo tanto culturalmente) diferentes unos de otros.

El racismo blanco reconoce tres américas, basadas en la demografía racial:

- La Euro América (donde los blancos son mayoría – USA, Canadá, Uruguay, Argentina y Sur de Brasil)

- La Indo América (donde los indígenas son mayoría)

- La América Mestiza (países artificiales de mayoría mestiza)

Basados en estas tres Américas, el racismo blanco reconoce quien es el que posee el legitimo derecho sobre la tierra. Así como repetimos una y mil veces que los países blancos deben estar gobernados y habitados por blancos, también aceptamos que un país indígena debe estar gobernado por indígenas, y sus tierras, recursos y cultura deben ser manejadas como a los indígenas mejor les parezca.

El racismo blanco esta a favor del “intercambio de poblaciones” entre países blancos que deporten a su población no blanca y países indios o mestizos que expulsen a su población blanca. El objetivo en América es un Reordenamiento Racial del continente, en el cual todos los países de una América racialmente heterogénea vean respetadas sus raíces genéticas y culturales y se vean fortalecidos en su identidad, autoestima y salud social y racial.

La posición indígena con respecto a este tema es totalmente negativa, y podría decirse, tendiente al genocidio. El indígena reclama la totalidad del territorio Americano como suyo, y ve al Blanco como una especie de plaga a exterminar.

Su único argumento es que ellos ya vivían allí cuando los Europeos comenzaron la colonización del continente, ignorando que los primeros habitantes de América fueron proto-caucasoides, luego exterminados por los ancestros mongoloides del indígena actual.

Si por “haber vivido hace mucho tiempo” se puede reclamar la propiedad de un continente y el exterminio del habitante actual, entonces los blancos, siendo de la misma raza que los primeros habitantes de América, tranquilamente podríamos tomar la misma posición que ellos.

Pero la posición del nacionalismo racial se basa en la Naturaleza: Tiene derecho a un territorio quien tenga la fuerza para tomarlo, la voluntad para trabajarlo y la capacidad para desarrollarlo.

Los blancos en América nos hemos ganado lo que tenemos a fuerza de sudor y sangre, y por lo tanto no consideramos que debamos agarrar nuestras cosas e irnos. En América, aquellos países que se mantuvieron blancos con el paso del tiempo, son aun Tierra Blanca. En cambio, aquellos donde los blancos se rezagaron y son hoy una minoría, o donde sucumbieron ante el mestizaje masivo, si pertenecen por derecho a indios o mestizos.

Dejando de lado esas diferencias, se puede decir que en rasgos generales, tanto un racismo como el otro se basan en el concepto de “sangre y tierra” (raza y territorio).

Y de nuevo tenemos al Doble Discurso en acción: El indio reclamando todo un continente y el exterminio del blanco es un “luchador valiente contra la injusticia”, mientras que el blanco reclamando independencia y respeto por su identidad racial en los países Americanos en donde son mayoría, (y respetando la soberanía indígena o mestiza en el resto de América) son “asesinos horribles y desalmados genocidas”.

Si entramos en análisis mas profundos, podemos descubrir que, si bien estos movimientos son parecidos en sus postulados básicos, el movimiento blanco tradicionalmente basa sus ideas en hechos reales, en la ciencia, en la observación de la sociedad, y en valores nobles, mientras que el indigenismo se basa en teorías ridículas, leyendas mágicas, chamanismo, pseudo-marxismo, santería y básicamente, en un revanchismo inculcado en parte por el Sistema, que tiende a crear en la mente de las masas una imagen de blanco maligno opresor del resto de la humanidad, con la consecuencia de una masa de personas no-blancas, como los indios, con un odio profundo y una envidia enorme contra el blanco, y una masa de blancos con sentimientos de culpabilidad y auto-odio sin la mas mínima voluntad de defenderse por miedo a parecerse a ese “blanco malvado opresor y sin alma” que el Sistema ha creado en su mente.

Así, aun cuando el Nacionalismo Racial Blanco busca básicamente la supervivencia de su Raza en los territorios que ya posee, donde los pueblos blancos puedan conservar su herencia genética, y en consecuencia su identidad y valores únicos, y no contempla ningún tipo de genocidio como el racismo indígena, que tiene como objetivo el exterminio del blanco para concretar la toma de todo el continente, basado en profecias chamanicas y ridiculeces inventadas el primero es considerado como el principal símbolo del mal en la Tierra, y el segundo como una lucha noble y justa que debería ser apoyada por todos… incluso sus futuros victimarios: los blancos.

Esto es lo que sucedió en Sudáfrica cuando el Sistema se lanzo contra el racismo “incorrecto” del Apartheid (una política de desarrollo separado de las razas), y lo reemplazo por el racismo Políticamente Correcto de Mandela, dando nacimiento a un régimen exterminacionista que aun hoy continua, poco a poco, asesinando blancos a mansalva que no cuentan con ningún apoyo legal ni ayuda humanitaria de ningún organismo de derechos humanos.

Los que creen que esto no puede pasar en América, deberían tener en cuenta que la población Blanca de Sudáfrica tampoco lo creía, e incluso mucha gente blanca voto a favor del cambio creyendo en el dogma del Igualitarismo, según el cual iba a inaugurarse así una era de felicidad donde negros y blancos convivirían como iguales en un ambiente de felicidad de cuentos de hadas.

El resultado fue más parecido a un infierno que a un cuento de hadas, por lo que esto debe ser una lección para los blancos que apoyan al indigenismo: un racismo políticamente correcto que podría ser el fin de nuestra raza en América, contrariamente al perseguido Racismo Blanco, que una vez aplicado significaría la solución definitiva a los problemas raciales de América y el mundo entero.