Unas cuantas preguntas para ALACRAN:
1. Si resulta que Franco, como buen demócrata-orgánico que era, se limitaba, a partir de 1942, simplemente a sancionar todas las leyes (fundamentales, normales, o de cualquier tipo) que aprobaban las Cortes, en tanto en cuanto éstas eran consideradas como la representación auténtica de la sociedad española, ¿por qué ese pequeño grupo de las Cortes --a los que se les motejaba de "búnker"-- no aceptaban también las nuevas leyes (fundamentales, normales o de cualquier tipo) que esas mismas Cortes aprobaban y que, en función de su representación de la sociedad, debían ser igualmente acatadas, siguiendo exactamente las mismas pautas seguidas durante la jefatura del Estado del General Franco?
2. Si para reforzar aún más esa legitimidad democrática, resulta que no solamente Franco se limitaba a sancionar las leyes aprobadas por el pueblo soberano a través de sus Cortes representativas, sino que además reforzaba ese carácter popular de las leyes con la convocatoria y ejecución de procesos de referéndum, ¿por qué ese grupo del "bunker", que había acatado religiosamente cualquier ley fundamental aprobada con referéndum, no consideraba también que debía acatar, por la misma razón, cualquier otra ley fundamental que surgiera de un mismo proceso plebiscitario?
3. Si resulta que el Consejo Nacional del Movimiento o Partido Único se consideraba como el órgano doctrinal defensor de las esencias del régimen franquista, ¿por qué los del "búnker" no aceptaban su dictamen sobre el carácter esencialmente reformista, desarrollador y perfeccionador de los nuevos proyectos de ley, en lugar de considerarlos como "rupturistas"?
Moraleja: Si no se quiere entender que Franco y su régimen simplemente se limitaron a integrarse dentro de los postulados políticos del revolucionarismo constitucional contemporáneo, que eleva a dogmas los principios de la soberanía popular y del poder constituyente, no se podrá entender nada del carácter lógico y natural de los procesos que han dado lugar en estos últimos 183 años a los "cambios" sucesivos de un régimen revolucionario a otro (a cual cada vez peor).
Igual que antaño se decía aquello de: "Al César has apelado, al César irás", así también la espuria "legitimidad" de los regímenes revolucionarios contemporáneos va cayendo uno detrás de otro con la sentencia: "¿Has apelado a la soberanía popular o al poder constituyente? ¡Pues a ellos habrás de someterte siempre!"
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