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Tema: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

  1. #61
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Aparece mi apellido también. Es castellano pero figura en Lusaweb, es por los marranos de Castilla que se instalaron en Portugal después de la expulsión y luego de expulsados de Portugal fueron a Holanda. Otros marranos castellanos con mi apellido emigraron a América durante la Conquista. No tengo relación con ninguno de los dos, soy un producto de la inmigración de los s.XIX y XX como la mayoría de los argentinos.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  2. #62
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Feb
    17

    El presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos es tonto con balcones a la calle abriendo la caja de los truenos

    Pinchas Goldschmidt, primero a la izquierda


    Pinchas Goldschmidt como presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos pide a España que se disculpe ante el pueblo judío por su expulsión en 1492







    ¡Eso, eso, recuperemos el pasado, y veamos las causas de la expulsión!

    ¡Aún más! ¡Vayamos más atrás!




    Recordemos el Deicidio y las peticiones de muerte de Cristo por parte de sus predecesores en el Senedrín



    Y la asunción de la responsabilidad de este deicidio


    Y, ¿por qué no?, de forma más directa con España, las colaboraciones intersemitas en las invasiones sarracenas a España, como previamente había ocurrido en diversos lugares del imperio bizantino.

    Ejemplo de complicidad de los judíos en la invasión musulmana de España



    Así, tal como dice el presidente de los rabinos de Europa, podremos "corregir errores históricos" y pedir responsabilidades
    .

    Anotaciones de Pensamiento y Critica

  3. #63
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Judíos


    El presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos, Pinchas Goldschmidt, reclama a España que se disculpe ante el pueblo judío por su expulsión en 1492 en vez de tratar de atraer a los israelíes con su oferta de nacionalidad para quien pueda demostrar orígenes sefardíes. En un artículo de opinión difundido en el diario digital Ynet, Goldschmidt pide también que se ofrezca la oportunidad a aquellos que fueron forzados a la conversión a bucear en la historia y hallar sus raíces judías.


    Yo no soy más que un sencillo católico. Es cierto que comparado con el católico medio de nuestros días puedo parecer un teólogo, pero sin duda cualquier pobre campesino católico del siglo XV se alarmaría de mi ignorancia.


    Había pensado en explicarle al rabino que nuestra muy noble y santa Reina Isabel la Católica, con la auténtica sabiduría que brota del conocimiento de la Palabra de Dios, una vez emprendida la titánica obra de extender el Evangelio hasta los confines del Orbe, consideró que, disfrutando ya todas las naciones gentiles de la posibilidad de Salvación por Obra y Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el único nombre que nos ha sido dado a los hombres en el Cielo y en la Tierra bajo el cual podamos salvarnos, había llegado también la hora de que el pueblo escogido aceptase al único y verdadero Mesías.


    ¿Pero qué necesidad tengo de redactar una respuesta al rabino Goldschmidt, el “orfebre”, si tengo la Palabra de Dios?


    ..Faltaban dos días para la Pascua y los Ácimos, y buscaban los príncipes de los sacerdotes y los escribas cómo apoderarse de Él con engaño y darle muerte, porque decían: No en la fiesta, no sea que se alborote el pueblo… (Evangelio según San Mateo, 26)


    …Tomando la palabra el procurador, les dijo: ¿A quién de los dos queréis que os dé por libre? Ellos respondieron: A Barrabás. Díjoles Pilato: Entonces, ¿qué queréis que haga con Jesús, el llamado Mesías? Todos dijeron: ¡Crucifíquenle! Dijo el procurador: ¿Y qué mal ha hecho? Ellos gritaron más diciendo: ¡Sea crucificado!
    Viendo, pues, Pilato que nada conseguía, sino que el tumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre, diciendo: Yo soy inocente de esta sangre; vosotros veáis.


    Y todo el pueblo contestó diciendo: Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.


    Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se lo entregó para que le crucificaran… (Evangelio según San Mateo, 27)






    Los judíos no son hijos de Abraham ni de Dios, sino hijos del diablo



    …Jesús decía a los judíos que habían creído en Él: Si permanecéis en mi palabra, seréis en verdad discípulos míos, y conoceréis la verdad, y la verdad os librará. Respondiéronle ellos: Somos linaje de Abraham, y de nadie hemos sido jamás siervos; ¿cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les contestó: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es siervo del pecado. El siervo no permanece en la casa para siempre; el hijo permanece para siempre. Si, pues, el Hijo os librare, seréis verdaderamente libres. Sé que sois linaje de Abraham; pero buscáis matarme, porque mi palabra no ha sido acogida por vosotros. Yo hablo lo que he visto en el Padre; y vosotros también hacéis lo que habéis oído de vuestro padre. Respondieron y dijéronle: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero ahora buscáis quitarme la vida, a mí, un hombre que os ha hablado la verdad, que oyó de Dios; eso Abraham no lo hizo. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.


    Dijéronle ellos: Nosotros no somos nacidos de fornicación, tenemos por padre a Dios. Díjoles Jesús: Si Dios fuera vuestro padre, me amarías a mí; porque yo he salido y vengo de Dios, pues yo no he venido de mí mismo, antes es Él quien me ha enviado. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi palabra.
    Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre.
    Él es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira. Pero a mí, porque os digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios oye las palabras de Dios; por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios. Respondieron los judíos y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros que tú eres samaritano y tienes demonio? Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí. Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzgue. En verdad, en verdad os digo: Si alguno guardare mi palabra, no verá jamás la muerte.
    Dijéronle los judíos: Ahora nos convencemos de que estás endemoniado. Abraham murió, y también los profetas, y tú dices: Quien guardare mi palabra no gustará la muerte nunca. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abraham, que murió? Y los profetas murieron. ¿Quién pretendes ser? Respondió Jesús: Si Yo me glorifico a mí mismo, mi gloria no es nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís que es vuestro Dios. Y no lo conocéis, pero yo le conozco; y si dijere que no le conozco, sería semejante a vosotros, embustero; mas yo le conozco y guardo su palabra. Abraham, vuestro padre, se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró. Pero los judíos le dijeron: ¿No tienes aún cincuenta años y has visto a Abraham? Respondió Jesús: En verdad, en verdad os digo: Antes que Abraham naciese, era yo. Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se ocultó y salió del templo… (Evangelio según San Juan, 8)


    La reprobación de los judíos no es total



    …Según esto, pregunto yo: Pero ¿es que Dios ha rechazado a su pueblo? No cierto. Que yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha rechazado Dios a su pueblo, a quien de antemano conoció. ¿O es que no sabéis lo que en Elías dice la Escritura, cómo ante Dios acusa a Israel?
    Señor, han dado muerte a tus profetas, han arrasado tus altares, he quedado yo solo, y aún atentan contra mi vida
    ¿Pero qué le contesta el oráculo? “Me he reservado siete mil varones que no han doblado la rodilla ante Baal” Pues así también, en el presente tiempo ha quedado un resto, en virtud de una elección graciosa. Pero si por gracia, ya no es por las obras, que entonces la gracia ya no sería gracia.
    ¿Qué, pues? Que Israel no logró lo que buscaba, pero los elegidos lo lograron.
    Cuanto a los demás, se han encallecido, según está escrito: “Dioles Dios un espíritu de aturdimiento, ojos para no ver y oídos para no oír, hasta el día de hoy”. Y David dice: “Vuélvase su mesa un lazo y una trampa, y un tropiezo, en su justa paga; oscurézcanse sus ojos para que no vean, y doblega siempre su cerviz”.


    La reprobación de Israel



    Pero digo yo: ¿Han tropezado para que cayesen? No ciertamente. Pues gracias a su transgresión obtuvieron la salvación los gentiles para excitarlos a emulación. Y si su caída es la riqueza del mundo, y su menoscabo la riqueza de los gentiles, ¡cuánto más lo será su plenitud!
    Y a vosotros, los gentiles, os digo que mientras sea apóstol de los gentiles haré honor a mi ministerio, por ver si despierto la emulación de los de mi linaje y salvo a algunos de ellos. Porque si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino una resurrección de entre los muertos? Que si las primicias son santas, también la masa; si la raíz es santa, también las ramas. Y si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo acebuche, fuiste injertado entre ellas y hecho partícipe de la raíz, es decir, de la pinguosidad del olivo, no te engrías contra las ramas. Y si te engríes, ten en cuenta que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pero dirás: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. Bien, por su incredulidad fueron desgajadas, y tú por la fe estás en pie. No te engrías, antes teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, tampoco a ti te perdonará.
    Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad para con los caídos, para contigo la bondad, si permaneces en la bondad, que de otro modo también tú serás desgajado. Mas ellos, de no perseverar en la incredulidad, serán injertados, que poderoso es Dios para injertarlos de nuevo. Porque si tú fuiste cortado de un olivo silvestre y contra naturaleza injertado en un olivo legítimo, ¡cuánto más éstos, los naturales, podrán ser injertados en el propio olivo! Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no presumáis de vosotros mismos:
    Que el endurecimiento vino a una parte de Israel hasta que entrase la plenitud de las naciones; y entonces todo Israel será salvo, según está escrito: “Vendrá de Sión el Libertador, para alejar de Jacob las impiedades. Y ésta será mi alianza con ellos, cuando borre sus pecados”.
    Por lo que toca al Evangelio, son enemigos a causa de vosotros; mas, según la elección, son amados a causa de los padres, pues los dones y la vocación de Dios son sin arrepentimiento. Pues así como vosotros algún tiempo fuisteis desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por su desobediencia, así también ellos, que ahora se niegan a obedecer, para dar lugar a la misericordia a vosotros concedida, alcanzarán a su vez misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la desobediencia, para tener de todos misericordia. ¡Oh profundidad de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos! Porque “¿quién conoció el pensamiento del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién primero le dio, para tener derecho a retribución?” Porque de Él y por Él y para Él son todas las cosas. A Él la gloria por los siglos. Amén… (Epístola de San Pablo a los Romanos, 11)



    Carta a la iglesia de Esmirna


    …Al ángel de la Iglesia de Esmirna escribe: Esto dice el primero y último, que estuvo muerto y ha vuelto a la vida:


    Conozco tu tribulación y pobreza, aunque estás rico, y la blasfemia de los que dicen ser judíos y no lo son, antes son la sinagoga de Satán.


    Nada temas por lo que tienes que padecer. Mira que el diablo os va a arrojar a algunos en la cárcel para que seáis probados, y tendréis una tribulación de diez días. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la segunda muerte…. (Apocalípsis de San Juan, 2)








    La Comedia Humana

  4. #64
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Me encontré una serie de artículos acerca del asunto y como ésto se fue extendiendo hasta territorio americano (novohispano específicamente). Parece que el señor Arrieta, tiene bien estudiado el tema.


    Opinión / Columna


    Jesus Arrieta Cabrera

    Sobre la infiltración de los marranos


    El Sol de Zacatecas


    16 de octubre de 2012



    Torcer la historia ha sido una práctica de los protervos en un país como el nuestro, para encubrir a la corrupción y los delincuentes; los que en todas partes y en todos los tiempos han existido; y en el México de la conquista, no faltaron; pues en las tropas se coló de todo... manos largas que "guardaban" aquí su parte de lo que debía manifestarse a la autoridad... quién acullá, quién por acá robaba de la caja del fisco. Dizque para los gastos de ensanchar los reinos de castilla; como lo hizo Nuño de Guzmán, que dejó "seca" la caja de las recaudaciones, para irse "de pelada" a su conquista de los reinos chichimecas; sin autorización de nadie, y bronqueando con el Obispo Zumárraga quién le tenía entre los sospechosos que la inquisición rastreaba desde España, por judaizantes y luteranos conspiradores.

    Ha de informarse al lector que por haber tenido España encima un estado de sitio armado; el que por ocho siglos aguantó la coalición judeo - islámica, hasta que por 1492 los Reyes Católicos Isabel y Fernando fusionados sus dos reinos -Castilla y Aragón- pudieron finalmente expulsar a dicha coalición: no sin quedarles "remanentes" de judíos y moriscos entre el tejido social, de la península. Un orden social que complicaba lo político y la economía, con desventaja para los cristianos católicos llamados españoles peninsulares; a quienes la voluntad divina les había reservado la misión de crear "un nuevo mundo"; batallando con la funesta cuestión religiosa, forzada por una incontrolable infiltración de los marranos conspiradores.

    Una situación que obligó al Santo Oficio a marcar con señalamientos que no permitieran revolverse los estratos sociales; porque eso "calentaba" una tensión entre las tres religiones propiciándose con ello "Los Estatutos de La Pureza de Sangre"; pues a raíz de los ocho siglos del dominio judeo - árabe, había en España "españoles de origen" y españoles ilegítimos de sangre hebrea y de moros; los que por falta de recursos al no poder salir de la península, por eso "se les amarró a una conversión que los hacían cristianos nuevos" de religiones revueltas... más bien forzados e incómodos para los católicos que eran cristianos legítimos; llamados por los conversos sefarditas y andaluces: Cristianos Viejos. Adversarios de judíos y musulmanes; éstos siempre en tensión de disputa contra los españoles peninsulares... coexistencia nada pacífica, pues los criollos descendientes de conversos se empingorotaron como clase social prepotente, conforme aumentaba su población en México.

    Esto lo saco a colación, porque Nuño de Guzmán forjador de La Nueva Galicia había nacido en la Guadalajara castellana que más sinagogas tenia; donde la población sefardita allí predominaba sobre la población de los cristianos católicos, y por eso el tal Nuño en su estancia en México, como presidente "La Primera Audiencia" no disimulaba sus pleitos contra el Obispo fray Juan de Zumárraga a quién a punta de lanza y represiones le tenía violentado.

    Su pasado como descendientes de conversos marranos, es lo que caracterizó su bipolaridad con lo que se le conoce en la historia; en la que se le oculta lo sefardita, por lo que como presidente de La Audiencia de México le ponía guardias a la predicación en la Catedral Metropolitana; y por otro lado informaba a Carlos V, que mandaba fundar, sin descuidar la construcción de templos para la advocación de la Divina Concepción de Nuestra Señora... ¡valla carajo por la tal hipocresía estratégica de ese marrano, cristiano de judíos conversos!... que por la doble moral parecía derretirse por "La Virgen"; y por otra mandaba herrar a los indios que él hacía esclavos... véase instrucción de Nuño de Guzmán, Archivo General de Indias; patronato, 62.

    Ahora sí: el lector comprenderá "la cuestión criolla" tras saber que en la conquista de México, se padeció una infiltración de la mancuerna judeo-islámica; causa ésta que nos ayudará a saber por qué se confrontaban: el partido de Hernán Cortés (amigo del Obispo Zumárraga) y el de los marranos liberales. Que debo aclarar, a quién esto ha leído: que la información sobre el herraje de los esclavos, fue practica de Nuño de Guzmán quién desde que fue gobernador del Pánuco huasteco, donde siendo socio con Miguel de Ibarra había estado organizando "ese negocio" de la captura de esclavos... primero en la huasteca y después donde se le antojara.



    ACLARACION: Este trabajo de investigación obedece al rigor de los testimonios consignados en los documentos guardados en los Bancos de Datos y Archivos de Fondos Especiales.


    Fuente:

    Sobre la infiltración de los marranos - Jesus Arrieta Cabrera
    Última edición por Mexispano; 07/03/2014 a las 05:17
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  5. #65
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?


    Opinión / Columna


    Jesus Arrieta Cabrera

    Judíos, moriscos, cristianos y la Inquisición: todos contra todos

    El Sol de Zacatecas

    12 de noviembre de 2012




    ESTO SUCEDIÓ... cuando el Emperador Carlos V autorizó a Nuño de Guzmán en 1527 para que pasara de la gubernatura del Pánuco de la Huasteca, a la ciudad de México como presidente de la Primera Gran Audiencia de esa capital para que gobernara la Nueva España, luego que se sustituyó en 1528 a Hernán Cortés por efecto de la intrigas contra el conquistador que estaba preparando un proyecto de leyes; las que en esos días se les llamaba Ordenanzas... hecho que automáticamente harían a Cortés autoridad suprema, de aprobársele ese su proyecto de ley.

    Pero como en el bando anticlerical encabezado por el ministro de hacienda, que entonces se le llamaba: "el factor; era ese quién estaba a la cabeza del partido de los que en España se les nominaba como "los marranos", por ser ese grupo político descendientes en la mayoría de Judíos conversos en falso a la Religión Católica; acá hicieron facción política, para dar el poder de gran presidente al susodicho Nuño de Guzmán, su pieza clave.

    Eso al tiempo que ese grupo lograban extraditar a España al conquistador de México Tenochtitlán; quién por ser amigo del Obispo Fray Juan de Zumárraga, jefe de La Inquisición, juntos: Obispo y conquistador, significaban un obstáculo para las corrupciones del Nuño de Guzmán que favorecía con parcialidades unilaterales a los suyos. Y a quiénes fuesen enemigos de Hernán Cortés.

    En el rigor de los hechos, con eso quedaban confrontados el Tribunal de Santo Oficio y el poderoso grupo del factor Alonso de Salazar, compinche de Guzmán; una mancuerna que se caracterizo por los numerosos excesos de abuso del poder y la corrupción que en los dos años de presidencia del Guzmanato, arrastró a la ciudad de México a un desorden, que Cortés por su ausencia en España no podía controlar.

    Esta situación de los corruptos de la Primera Gran Audiencia, fue lo que obligaba a la Inquisición a tomar medidas de orden según lo describió Bernal Díaz del Castillo cuando todo eso fue: un desafío para la Iglesia Mexicana representada por el Obispo Zumárraga; que promovió justicia contra el totalitarismo de "los marranos" de la prepotencia, quiénes solo se hacían ricos con los dineros del Erario de la Nueva España.

    Hecho funesto que obligo a "La Suprema" según consignó en su Historia Díaz del Castillo quién al respecto escribió: "y luego tras esto se pregonó que todos los que venían de linaje de judíos o de moros que hubiese quemado o ensambenitado (en España) por (los estatutos y ley de la Santa Inquisición), en el cuarto grado (de la descendencia)... (se mando acá que los que así hubiesen tenido linaje de esos consignados) a sus padres o abuelos, que dentro de seis meses saliesen de la Nueva España, so pena de prendimiento (confiscación ) de la mitad de sus bienes.

    Esta medida de la Inquisición, que así hacia justicia, autorizada por el gobierno del Emperador; acá hizo estallar en furias al partido del sospechoso de judaizante Alonso de Salazar (factor o ministro de hacienda). Gran experto en la agitación política envenenada por la intriga subterránea.

    Lo que luego se vio en la violencia que Nuño de Guzmán descargó sobre la Iglesia Católica Mexicana; contra cuyo fuero nada pudo; aunque la violentó hasta el extremo... por hacer llegar a Carlos V, el Obispo Zumárraga: una carta con toda la verdad sobre los corruptos que hacían creer al emperador, que la presidencia del gobierno acá estaba funcionando de maravilla.

    Lo que se siguió a todo esto, es que al saber Guzmán que Carlos V, le sustituía del cargo de Presidente enviando como autoridad al Obispo de Santo Domingo y ponía de regreso a Cortés, eso "le puso de pelada"... organizando un ejército con gente que tuviese caballos y recursos a la orden de " a la de agüevo" para ir a la guerra... en cuya medida se cargó de rehén al Supremo y Yrecha de Michoacán: el Caltzontzin; y con chantajes a Cristóbal de Oñate con grado de lugarteniente y a su hermano, como el porta estandarte con los que el descendiente de judíos conversos en falso a la Religión Católica, así organizaba esa movilización como "su Conquista de la Mejor España"... y no la peor; como él la señalaba cuando descalificaba la amistad de Cortés con el Obispo Zumárraga y al pueblo de la indiada, que los misioneros de San Francisco estaban transfigurando en una nueva nacionalidad; realidad que a los mercaderes de esclavos no convenía.




    Fuente:

    Judíos, moriscos, cristianos y la Inquisición: todos contra todos - Jesus Arrieta Cabrera
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  6. #66
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Muy esclarecedores los artículos. Precisamente cuando historiadores judíos se ponen a buscar datos sobre el papel de sus paisanos en la Conquista o en la etapa virreinal se encuentran con personajes de esa calaña. ¡Qué desilusión para los judíos indigenistas! Por otra parte hay indigenistas anti-judíos que consideran a toda la Conquista como obra de marranos... A nuestros enemigos los van a matar sus propias contradicciones.

    Del lado portugues también los más malos eran marranos:

    "A Província de São Pedro do Rio Grande pertencia à coroa hispânica e, mesmo assim, os Bandeirantes residentes no Brasil investiram contra as pobres almas nativas, lhes arrancando do seio familiar os chefes de família , filhos maiores e às mulheres, que eram presas fáceis, deixaram os lusos (será que eram lusos?), uma grande desgraça: Doenças que dizimaram grande parte da população nativa do Sul."
    El autor dice "será que eram lusos?" El texto completo en este hilo.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  7. #67
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Muy esclarecedores los artículos. Precisamente cuando historiadores judíos se ponen a buscar datos sobre el papel de sus paisanos en la Conquista o en la etapa virreinal se encuentran con personajes de esa calaña. ¡Qué desilusión para los judíos indigenistas!

    Y muchos de esos historiadores que lo han de saber no lo sacan a la luz, porque quedarían muy mal parados ante la opinión pública aquellos a quienes les encanta hacerse los agredidos.

    A cuantos de estos "mexicanos" no les habré leido o escuchado decir cosas como "España nos conquistó". Jejeje eso es tener sentido del humor.


    Por otra parte hay indigenistas anti-judíos que consideran a toda la Conquista como obra de marranos... A nuestros enemigos los van a matar sus propias contradicciones.

    "Nunca te vengues, solo siéntate y espera; aquellos que te hieren, suelen destruirse entre ellos mismos."


  8. #68
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Opinión / Columna


    Jesus Arrieta Cabrera

    México - Nación, rehén del totalitarismo marrano, 1528-1529

    El Sol de Zacatecas

    22 de noviembre de 2012


    Solamente Fray Juan de Zumárraga con sus misioneros y los españoles Cristiano-Católicos identificaban a los heterodoxos; de allí en más, nadie veía en el paisaje de la recién inaugurada nacionalidad al dinosaurio de la corrupción, pues la protervia de las pérfidas intenciones se ocultaban, como siempre, en el secreto que manipulan los grupos de poder que daban todo su apoyo al primer Presidente de la Primera Gran Audiencia de México; pues el ministro de hacienda conocido como el factor Gonzalo de Salazar cabeza de los judaizantes, en lo oculto dirigía "su partido de compinches". Los que juntos darían un recibimiento digno de César al perverso descendiente de los marranos judíos conversos de España llamado el tal presidente: "el muy magnifico Señor Nuño de Guzmán". Hábil simulador de cristiano e implacable mercader de esclavos.

    Este siniestro ser había sido autorizado como funcionario público del emperador Carlos V desde 1525 en Europa, para venir el tal mozalbete como gobernador del Pánuco del Rio a instancias de los ricos judíos que pululaban en La Corte Imperial negociando "favores mutuos" convenidos entre los hebreos y la necesidad de fondos financieros que Carlos V tenía de las inmensas cantidades del dinero que cuestan las guerras; las que los mismos judíos de Europa le calentaban a su muy Cesárea Católica Majestad, contrabandeándole al mismo tiempo armas al Islam que masacraba ciudades cristianas.

    Acá la inocente nacionalidad mexicana apenas en formación, nada le veía de judaizante al factor Salazar, quién de hecho hacía maniobras para formar su logia de anticatólicos; haciendo principalmente contacto con la gente de su cofrade Guzmán, a quien hasta le salió al encuentro en su camino a México y con muestras de incondicional, bien dispuesto, para formar la mas nefasta estructura del totalitarismo, acá desconocida. Esto hablando desde el punto de vista de la política maquiavélica.

    El objetivo era el poder absoluto que acostumbran concentrar todos los totalitarios de la corrupción; cáfila de bribones que técnicamente se hacen dueños de toda La Estructura del Estado y también de los sectores de habitantes que poblaban al país; al que una vez controladas sus necesidades, y contaminada la desinformación, se procedía a la estafa sistemática, el fraude y raterías indiscriminadas... las que iban desde el saqueo de los tesoros de los reyes indígenas, hasta el secuestro de las mujeres más bellas y en cantidad, para hartar sus instintos de violación y estupro... sacándole provecho a "la diferencia de religión".

    Tarde era mejor que nunca, denunciar la expoliación despótica de los totalitarismos de la corrupción desenfrenada del Guzmanato, 1528-1529; siendo esa gubernatura la que tenía sus espías para no dejar salir de La Nueva España la correspondencia que el Obispo Zumárraga enviaba a La Real Corte Española; pues bien sabía "la banda de la pudrición institucionalizada" que el Obispo fray Juan de Zumárraga y el máximo soberano, de facto eran la inquisición misma... y por eso había que interceptar e impedir todo contacto entre el Obispo y Carlos V. Quien solo recibía las mentirosas cartas del gobierno corrupto.

    No en balde denunció ante la atención del Emperador, su queja el fraile franciscano, en una extensa carta; La que logrando traspasar todos los bloqueos: Llevó al Emperador el descalificativo contra la cabeza principal del partido de los judaizantes. El tal presidente a quien Zumárraga retrataba como "este diablo infernal de codicia"... "quién es el que ha abrasado y abrasa esta tierra"... (Ablando de fuego) "El que agora la gobiernan... (él y su mafia)... la que por su grocedad (o sea riquezas) a ayado el demonio tanto aparejo (aliados) para mostrar su fuerza y poder"... hasta aquí las palabras del religioso que sentía como suyas las tribulaciones de los indígenas herrados y esclavizados por "los diferentes"; los que no eran ni conquistadores y si espías de las misas y enemigos tenaces de Cortés, quién por no estar en La Nueva España hacían su guerra declarada, contra los frailes agentes del Santo Oficio; los que tanto hacían por la conquista espiritual y por eso eran el polo contrario a la cáfila de los cabrones que violentaban con su agresividad directa y subterránea, el derecho de los Protomexicanos a hacer Una Estructura Nacional.

    Nada podía hacer el joven de 24 años Cristóbal de Oñate, sujeto a Las Oficinas del Estado; o si quedaba afuera con los que enfrentando respingaban contra "los licenciados" y el prepotente Salazar; todos autorizados por el presidente; ateniéndose, claro está, a las mismas consecuencias de los que por cualquier pretexto les confiscaban sus bienes y metiéndolos en la cárcel; o mandándolos ahorcar por simpatizar con los franciscanos y el conquistador Don Hernando Cortés.





    Fuente:

    México - Nación, rehén del totalitarismo marrano, 1528-1529 - Jesus Arrieta Cabrera



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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?


    Opinión / Columna


    Jesus Arrieta Cabrera

    La historia sin la verdad es perfidia

    El Sol de Zacatecas

    27 de noviembre de 2012




    Los historiadores no deben callar los detalles, por más polémicos que estos sean; pues ellos crean eslabones perdidos en la cadena de los hechos, que posteriormente hacen traumática la formación de la conciencia nacional de un pueblo; debido a la obsesión maniática de distorsionar la verdad, por encubrir a los protervos de la corrupción y sus maquinaciones.

    Si he mencionado a los "marranos" del judaísmo procedente de España, que se infiltraron en las fundaciones de la colonización; no es por efecto de algún impulso psicológico, originado en algún antisemitismo; se trata de un término manejado por los mismos historiadores judíos, como el señor Yitzhak Baer especialista de la historiografía judaica, quien ya es un clásico reconocido por su obra "Historia de los Judíos en la España Cristiana" donde aparece la palabra "marranos", al momento de la inevitable formación de la nacionalidad peninsular.

    México no ha de ser un cementerio donde se hacen polvo los hechos históricos aunque los delincuentes que destruyen las evidencias de algunos cafres que amenazaron ¡y le amenazan hasta hoy! estén insistiendo y logrando hacer un limbo de llanto doloroso que exige la luz de la Verdad liberadora de la cultura amordazada.

    Si la barbarie de quemar archivos fue el incendio de los liberalistas y los revolucionarios que así quisieron borrar la identidad de sus antepasados indignos y delincuenciales; acá un Juárez y no pocos figurones antes de él, se les puede señalar como también barbaros e iconoclastas del atraso; sin caer en ningún sacrilegio.

    Esto porque muchos demiurgos se metieren a la historia con boleto falsificado tras dejar en el camino hechos incalificables; como el saqueo de los trabajos históricos de Fray Antonio Tello, que en la molicie de los Insurgentes, le extraviaron el tomo primero, cuando masacraron la cultura... creyendo en su borrachera de Guanajuato, que así se hacía la libertad y con la degollación de civiles en Guadalajara, y también que así se configuraba el manifiesto de una república digna.

    La castración de jóvenes para detener la multiplicación de los españoles en la hispánica fundación tapatía, hoy pulveriza hasta los antepasados marranos del Hidalgo archí racista; pues la capazón, nos retrata los genes asiáticos en la sangre de quién se cobijaba con el estandarte de la Virgen Morena, para que nadie distinguiéramos la diferencia entre la sotana del sacerdote fingido, y la piel de oveja con que se disfrazaba el lobo.

    Lo digo en nombre del Evangelio que no indulta ni a un Maciel ni al papa Borgia, ni por este trabajo yo merezca misericordia para mis pecados.



    Fuente:

    La historia sin la verdad es perfidia - Jesus Arrieta Cabrera

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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?


    Revista No 23


    Judeo-Conversos en la audiencia del Nuevo Reino de Granada.

    Siglos XVI y XVII


    Autor:Maria Cristina Navarrete[*]
    Tema: Varios
    Diciembre 2003
    Páginas 73 - 90




    RESUMEN

    Gran número de cristianos nuevos portugueses constituyeron uno de los componentes más importantes de la población blanca de las Indias, durante los siglos XVI y XVII. Se asentaron en varias ciudades de la jurisdicción de la Audiencia del Nuevo Reino, especialmente, en Cartagena, en donde se ocuparon del comercio de esclavos negros y el comercio en general. Extendieron sus redes comerciales hasta y desde el virreinato del Perú y a otras provincias al sur del Nuevo Reino. La Inquisición utilizó su poder para perseguirlos y confiscar sus bienes, era una manera de proteger la pureza de la fe y de sustentar económicamente esta institución. Los cristianos nuevos fueron acusados de practicar la religión mosaica en secreto y de no ser verdaderos cristianos. Muchos de ellos eran criptojudíos que observaban el sabath y la fiesta en honor de la reina Esther, guardaban el ayuno y la dieta judías y se reunían en juntas de sinagoga. Los más respetados hacían las veces de rabinos y transmitían oralmente las oraciones y las pocas tradiciones que les quedaban. A raíz de las persecuciones inquisitoriales y de la independencia de Portugal en 1640, algunos regresaron a este país, otros se esparcieron por el Caribe y otros más se diluyeron entre la población de cristianos viejos.



    Circunstancias preliminares

    Judío, cristiano nuevo, converso, marrano, sefardita, judío secreto, criptojudío, son términos aparentemente similares, relacionados con un mismo tema. Sin embargo, cada uno depende de la aproximación teórica desde donde se mire. Dos posiciones teóricas, en términos generales, emergen en el intento de explicar estos conceptos; también existen ciertas variaciones intermedias. En la primera posición, los autores establecen una diferencia entre el judío practicante y observante y el cristiano nuevo o converso. Ser cristiano nuevo o converso no implicaba ser necesariamente judío. El hecho de que un individuo hubiese sido entera o parcialmente de ascendencia judía no significaba en sí mismo que debía ser considerado judío [1].

    En la segunda posición, los autores consideran que habiendo tenido los cristianos nuevos o conversos, los marranos o criptojudíos, ancestros judíos, están íntimamente relacionados y por ello los términos serían intercambiables. Esta concepción tiene que ver más con el origen. Quienes la favorecen, creen que los cristianos nuevos o conversos fueron verdaderos judíos que practicaban su fe en secreto, consciente o inconscientemente, con intención religiosa o como herencia cultural [2].

    La historia del arribo y asentamiento de los judíos en la península Ibérica está envuelta en la leyenda que relata su desplazamiento desde Israel en época del rey Salomón; su llegada a la península se remontaría desde los años 970 y 931 antes de Cristo. Su presencia histórica concuerda con la conquista de los romanos en tierras hispanas. Cuando se produjo la destrucción de Jerusalén por las legiones romanas entre los siglos I y II después de Cristo, judíos fugitivos se establecieron en Africa del norte y de allí pasaron a la península Ibérica. Estos judíos se referían a esta tierra como Sefaraad, de allí el apelativo de sefarditas que se les dio a los judíos originarios del área peninsular. Los sefarditas convivieron, en medio de las presiones y agresiones propias de la cohabitación de pueblos diferentes, con los musulmanes y cristianos, durante varios siglos en los que se apoyaron o resistieron según las circunstancias de la época.

    En 1492, Isabel y Fernando firmaron el Edicto de Expulsión, según el cual los judíos que no se convirtieran tenían cuatro meses para abandonar España, dejando sus bienes. Cerca de trescientos mil emigraron a otras regiones que consideraron más seguras: el mundo islámico y la Europa cristiana: Francia, Países Bajos, Italia, Alemania; más o menos la mitad se refugió en Portugal a cambio de gruesas sumas de dinero pagadas a la Corona.

    En ese año, la comunidad mercantil portuguesa se fortaleció con la presencia de los judíos, admitida por este reino cuando fueron expulsados de Castilla. Se convirtieron en una fuerza vital en la expansión del imperio marítimo; unos eran grandes conocedores de las ciencias del mar y la cartografía y otros administraban factorías comerciales a través de las regiones conquistadas.

    En 1497, el rey de Portugal expidió un decreto para que los niños, entre las edades de cuatro y catorce años, se presentaran para el bautismo. Además, alrededor de veinte mil judíos fueron reunidos y bautizados. Entre ellos se encontraban muchos de los exilados de Castilla. Estos cristianos nuevos por las circunstancias de su conversión forzada se mantuvieron fieles a la fe judaica, por lo menos las primeras generaciones.

    En España y Portugal y sus respectivos imperios, oficialmente, no hubo judíos desde finales del siglo XV. A partir de ese entonces, sólo aquellos judíos que se convirtieron al catolicismo y sus descendientes pudieron permanecer en los territorios ibéricos. Como todos eran nominalmente católicos estaban bajo la jurisdicción de la Inquisición y eran fácilmente perseguidos cuando se les acusaba de practicar actos que pudieran ser interpretados como posibles herejías.

    Sin embargo, la Inquisición sólo se instaló en Portugal el siglo siguiente, en 1537. Durante ese período, los marranos portugueses tuvieron oportunidad de acomodarse a las posibilidades del criptojudaísmo. El tribunal del Santo Oficio, instalado bajo los moldes del español, se propuso extirpar la herejía judaica del seno de la sociedad portuguesa. Este acontecimiento provocó nuevas oleadas de emigración de cristianos nuevos que se refugiaron en los países a donde habían escapado originalmente sus ancestros. Con la independencia de las Provincias Unidas, en los Países Bajos, muchos se asentaron en Amsterdam, que se constituyó en el centro cultural y comercial de los sefarditas. Esta ciudad se convirtió en una especie de tierra prometida, por la libertad de conciencia que ofrecía y la posibilidad de fructuosas ganancias.

    El papel que los mercaderes de "nación portuguesa" desempeñaron en el desarrollo económico de Amsterdam, por esa época, se debió al incremento que produjeron en el comercio de ultramar, en virtud de los lazos que los unían a sus familiares residentes en la península Ibérica y en los puertos más importantes de Africa, Asia y el Nuevo Mundo. Los favorecía el dominio de las lenguas castellana y portuguesa.

    Un cambio abrupto en la situación de los conversos de Portugal ocurrió en 1580, cuando España anexó a este reino. La unidad ibérica les ofreció a los cristianos nuevos portugueses la oportunidad de movimiento dentro de la península: muchos emigraron con sus bienes y familia a Madrid, Sevilla, a los puertos, al sur de España y a otros grandes centros comerciales. Como dice Jonathan I. Israel: "pronto invadieron el comercio español, sobre todo el de la lana, la importación de paños y el tráfico con las Indias. Varios grupos grandes se establecieron en los virreinatos de Perú y México, donde a menudo actuaban como agentes comerciales de sus parientes en España" [3].

    En tiempos de Felipe III se les concedió un perdón general por causas de fe, mediante el cual muchos salieron de las cárceles. La coronación de Felipe IV, con su favorito el conde-duque de Olivares, significó un mejoramiento en la situación de los conversos. Olivares reconoció que la estabilidad económica de España dependía, en gran medida, del poder de la comunidad mercantil, lo cual implicaba una cierta tolerancia para el comercio de los cristianos nuevos.

    Los conversos llegaron a constituir un verdadero sector social en la época de Felipe IV. En la década de 1620, el influjo económico de los portugueses era considerable y las reacciones contra ellos más violentas.

    Paralelamente, el tribunal del Santo Oficio no dejaba de lado sus posibilidades de actuar contra los cristianos nuevos. Otro enemigo de los cristianos nuevos portugueses fue la plebe envidiosa y fanática que los hizo objeto de acusaciones a través del tiempo y el espacio. Los asuntos de fe se mezclaron con los económicos, hasta tal punto que los acusados de judaizar argumentaban que la Inquisición se ocupaba más de sus haciendas que de sus creencias.



    Judeo-conversos en el Nuevo Mundo

    Antonio Domínguez Ortiz afirma que: "judíos y conversos, presentes en todos los acontecimientos ligados con la vida española en el siglo XV, no podían estar ausentes del magno hecho del Descubrimiento" [4].

    Durante los años siguientes, la Corona hizo infructuosos intentos por impedir el paso de conversos, castigados por la Inquisición, y de sus descendientes, al Nuevo Mundo. La ineficacia de las diversas disposiciones reales fue limitada porque quienes tuvieron voluntad de emigrar lo conseguían por diversos medios: falsificando pruebas, sobornando a los ministros de la Casa de Contratación o comprando permisos falsificados de embarque que solían venderse en Sevilla a precios módicos.

    En los siglos XVI y XVII, especialmente, los portugueses, gran número de ellos de origen judío, constituyeron uno de los componentes más importantes de la población blanca en las Indias españolas. No había centro urbano ni poblado estable que no tuviera una buena proporción de lusitanos [5]. Un cierto número era español, hijos de portugueses, que emigraron a España después de la unificación, en 1580. En América, eran totalmente desconocidos y confiaban encontrar refugio seguro e iniciar una vida nueva.

    Durante la época de la unión ibérica, el comercio de esclavos estuvo en manos de una burguesía mercantil de nacionales portugueses. Todos estos personajes, a pesar de su diversa categoría, tenían en común su condición de cristianos nuevos, muchos de ellos judaizantes. El fenómeno se generalizó tanto en las Indias que el término de portugués se convirtió en sinónimo de judaizante. Como dice Enriqueta Vila Vilar: "con su fuerte sentido comercial, dieron vida a muchas regiones americanas que sin su presencia no se hubieran mantenido.... tejieron una auténtica red a través de la que se discurría el comercio de esclavos, que se vio seriamente afectado con las persecuciones inquisitoriales de la década de los treinta y bruscamente cortada a raíz de la revolución portuguesa" [6].

    Gran cantidad de estos mercaderes portugueses apareció en las Indias por cuenta del comercio de esclavos, con el que un buen número de ellos se enriqueció. Se trasladaban en los navíos de negros como pasajeros o marineros, se establecían en los puertos y por cuenta propia o como agentes de otros paisanos participaban en la compra-venta de esclavos o de cualquier otro tipo de mercaderías. Algunos ejemplos dan cuenta de ello. Manuel de Acosta, vecino de Tenerife en la gobernación de Santa Marta había arribado en 1588 en un navío de Angola con armazón de esclavos de un cuñado suyo, Lobo de Acosta; casado con doña Catalina de Castro, hija de uno de los conquistadores de la ciudad, se dedicaba a transportar maíz por el río grande de la Magdalena, con una canoa conducida por esclavos negros hasta las minas de Zaragoza, en la provincia de Antioquia.

    La condición de estos portugueses era doblemente ilegal dado que como extranjeros les era prohibido adentrarse en los dominios españoles al igual que como conversos, por haber sido penitenciados por el Santo Oficio, ellos o sus antecesores y parientes.

    A pesar de las esporádicas pesquisas de las autoridades para detectar a los extranjeros ilegales, los portugueses gozaron de la tolerancia de las autoridades coloniales, por lo menos hasta la tercera década del seiscientos, en que la Inquisición dirigió su atención hacia ellos. Cuando se produjo la revolución portuguesa, cayeron definitivamente en desgracia [7].

    Los marineros portugueses estuvieron entre los primeros en enredarse en el contrabando, especialmente en el Caribe. Asentistas portugueses de esclavos que los traían al Caribe incluían otras mercancías además de esclavos negros. Los agentes de los asentistas o factores de esclavos portugueses se quedaban en los puertos, haciendo de lado las prohibiciones a los extranjeros de adquirir propiedades y entablar negocios en las colonias españolas.

    Los lugares preferidos por los portugueses para su establecimiento en las Indias fueron México y Perú, por ser territorios ricos en minerales. En Perú fueron propietarios de barcos, grandes comerciantes y exportadores de lana de vicuña; en México se dedicaron a las actividades agrícolas, públicas y al comercio. En la jurisdicción de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada también se hicieron presentes pero no en la escala de México y Perú, al faltar una actividad minera de grandes proporciones. Sin embargo, Cartagena y su región de influencia inmediata atrajo a gran número de ellos por las posibilidades que daba el tráfico de esclavos y el comercio en general. Los documentos dan cuenta de su participación en la vida económica y social de la provincia de Santa Marta, las minas de Antioquia, el Nuevo Reino propiamente dicho, en Santa Fe, Tunja y Pamplona. Más al sur, en la provincia de Popayán consta su presencia en Popayán y Cali.

    Según Itic Croitoru, Santa Marta debió su importancia inicial a las actividades de los cristianos nuevos. Posteriormente, aunque el número de marranos y extranjeros fue reducido, según carta de Andrés Salcedo dirigida al Rey en 1606, había en la provincia cincuenta y dos extranjeros de los cuales cuarenta y uno eran portugueses [8].

    Las redes de comercio que tejieron los conversos portugueses se extendieron desde Lima hasta el reino de Quito y la gobernación de Popayán. En 1600, sobresalía en Lima la figura de Nuño Rodríguez de Acevedo como un comerciante activo con amplias relaciones, poseedor de un almacén y de un caudal respetable. El área de los contactos que mantenía era amplia: el Nuevo Reino de Granada, Nueva España y, por intermedio de ésta, la China por el oriente y España por el occidente.

    Junto a Rodríguez de Acevedo se encontraba otro personaje: Baltasar de Abreu, un portugués residente en Quito, transportador de mercaderías de Lima al Nuevo Reino. Si bien Abreu tenía afincada su residencia en Quito, era una especie de mercader itinerante y transportador de mercancías. Los testimonios de la época confirman que estuvo residiendo en la ciudad de Popayán por más de un año y medio en donde vendía mercaderías de Castilla, de la China y de la tierra. Hacia 1596, Nuño Rodríguez de Acevedo tenía una hija residenciada en Popayán, llamada María de Acevedo a quien enviaba paquetes de ropa para su vestido y necesidades desde Lima a Popayán, con Baltasar de Abreu. El contenido de uno de esos paquetes consistía en varias varas de damasco de la China, tafetán blanco, cintas, pasamanos de oro fino, un sombrero de Segovia, guantes y otras cosas [9].

    El comercio de los portugueses entre Lima y Popayán-Cali formaba un triángulo que incluía a Panamá. En esta ruta los comerciantes exportaban productos para Popayán y Cali desde Lima; y también enviaban productos desde Panamá.

    En la jurisdicción de la Audiencia del Nuevo Reino fue Cartagena la provincia que aglutinó un mayor número de cristianos nuevos portugueses a finales del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII. En la ciudad de Cartagena, constituían por lo menos el diez por ciento de la población de origen ibérico, peninsular y criolla. Los portugueses de Cartagena eran gente de diverso orden social y económico. Sobresalían por su importancia los comerciantes de esclavos negros y de variados productos, que a su vez llegaron a ser dueños de grandes estancias y a ocupar cargos de gobierno como alguaciles mayores y menores, alcaldes y regidores.

    Había entre los cristianos nuevos portugueses algunos muy ricos, dueños de tierras que tenían en su poder la masa de los negocios, sin que hubiese granjería de importancia que no corriese por sus manos; poseían fragatas que navegaban a todos los puertos de las costas de la región y las de México y España llevando y trayendo todo género de frutos de la tierra y mercaderías [10].

    Sin embargo, no todos gozaban de los mismos bienes de fortuna; los había de mediano caudal, desempeñándose en oficios profesionales como la medicina, la cirugía y la farmacia y en algunas actividades artesanales de alto rango como la platería. Al respecto decía el visitador Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique: los más eran "de poco fruto y substancia en cuanto a caudal... aunque ay algunos con razonable hacienda y caudal, los pobres y miserables son muchos...". La mayor parte era gente miserable -afirmaba en otra misiva el visitador- de oficio pulperos, arráez, marineros, zapateros o sastres y, otros, sin más ocupación que vagar de una parte a otra careciendo de lugar y morada cierta [11].



    Los conflictos por el poder

    El gran número de conversos entre los portugueses, en España y en el Nuevo Mundo, dio pie a la noción de que, a finales del siglo XVI y especialmente en la primera mitad del siglo XVII, ser portugués era ser judío. Además, se creía por ello mismo que eran poco fieles a la corona española, ponían en peligro la economía de los gremios nacionales y se aliaban fácilmente con los enemigos de España, en ese entonces, particularmente con Holanda.

    Para el control de los cristianos nuevos portugueses existió en España y en las Indias el tribunal de la Inquisición que, a la vez de mantener la pureza de la fe, sostenía la unidad del Estado. En mayo de 1602, el arzobispo del Nuevo Reino de Granada escribió una carta al rey de España proponiendo la implantación de un nuevo tribunal del Santo Oficio en esta región, puesto que había muchos portugueses y como en el caso de México era muy probable que fueran observantes de la ley de Moisés. Las presiones de las autoridades eclesiásticas y de las órdenes religiosas fueron tan insistentes y convincentes que la Corona decidió finalmente establecer un nuevo tribunal en Cartagena, en 1610. En términos generales, la Inquisición para poder permanecer necesitó de la existencia de los cristianos nuevos para controlar sus acciones y garantizar el soporte económico del tribunal; éste precisaba de los judaizantes para sobrevivir como institución que derivaba su apoyo financiero de las confiscaciones a los judaizantes.

    El propósito de la Inquisición era empobrecer y arruinar la influencia de los conversos en todas las actividades de la vida, desmoralizarlos individual y colectivamente, destruirlos para impedir que se convirtieran en un factor social importante.

    Las autoridades inquisitoriales de Cartagena elevaron diversas acusaciones contra los portugueses: por una parte, eran acusados de ser herejes que practicaban la fe judía y, por otra, eran acusados de entrar en el país sin tener las licencias legales para establecerse en el territorio. Además, se les inculpaba de envolverse en el comercio fraudulento, introduciendo mercancías en los puertos de mar a lo largo de la costa de Tierra Firme. Muchos de los inmigrantes portugueses, generalmente, desembarcaban en los puertos pequeños del litoral, sin autorización. Estos puertos también eran aprovechados para el contrabando de productos extranjeros.

    La infiltración portuguesa a las Indias de Castilla, especialmente en los puertos de la Tierra Firme, era de tal índole que su influencia era notoria en la economía y sociedad de las villas y ciudades en donde se establecían permanente o temporalmente. Huguette y Pierre Chaunu destacan en su obra Séville et l'Atlantique, un informe enviado por la Casa de Contratación al Consejo de las Indias, el 15 de junio de 1610, dando cuenta de la magnitud del problema en Cartagena de Indias. Algunos apartes de la carta dicen:

    En Cartagena de las Yndias y en otros muchos lugares dellas, ay tanto número de portugueses tan ricos y poderosos y con sus manos tan dueños de las voluntades de los gobernadores y demás ministros que se pueden temer muy grandes daños en lo venidero al servicio de V.M. y en lo presente los padecen los bassallos naturales y en general todo el comercio y los derechos reales son defraudados... [12].

    En estas razones se apoyaba el Consulado de Sevilla para acusar a los asientos del comercio de negros en manos de portugueses, muchos de ellos cristianos nuevos, de la pérdida del comercio e insistía en que las Indias más parecían pertenecer a la corona de Portugal que a la de España por la gran cantidad de negocios que realizaban los mercaderes portugueses.

    El monopolio comercial español hizo que las autoridades metropolitanas, los comerciantes de España y América y las autoridades eclesiásticas, estuvieran recelosas, acusando siempre a los portugueses de sus fracasos comerciales. La Inquisición, como tribunal de justicia, quería ejercer acción contra los portugueses porque, según este tribunal, las autoridades civiles favorecían el comercio ilegal y los asentamientos de portugueses sin la debida licencia, gracias al dinero que recibían para mantener el silencio.

    El celo y la persecución expresados por las autoridades inquisitoriales tuvieron que ver con el poder económico que representaban los cristianos nuevos; en otras palabras, esta persecución estaba relacionada con la rivalidad entre la aristocracia defendida por la Inquisición y el naciente poder de la burguesía, cuyo núcleo principal estaba formado por cristianos nuevos portugueses. La acción de la Inquisición estaba agenciada por la lucha entre la clase dominante contra la nueva burguesía, encubierta por un manto de ideología religiosa.

    De la pequeña burguesía en formación, los judíos constituían parte importante. Su habilidad comercial fue el resultado de un proceso histórico, pues siendo víctimas de la exclusión se procuraron seguridad económica en la actividad mercantil. El ascenso que conocieron en la vida comercial los puso frente a frente con la burguesía cristiana.

    Este activo grupo de cristianos nuevos portugueses ponía en peligro el sistema monopolístico favorecido por la burocracia de la corona española y por los mercaderes españoles tradicionales; había establecido circuitos comerciales novedosos con las colonias y entre las colonias usando las principales rutas marítimas del momento.

    El éxito de los cristianos nuevos de Cartagena dependió, como el de sus correligionarios en otras partes del mundo, de las redes comerciales que organizaron. En la mayoría de los puertos se establecía un miembro de la familia del comerciante o un representante común para varias familias. En la trata esclavista, esto era indispensable y explica por qué pudieron, a finales del siglo XVI y primera mitad del XVII, sostener un monopolio en este mercado [13].

    Los judíos portugueses y los cristianos nuevos tejieron redes de relaciones comerciales que unían regiones distantes de los imperios español y portugués estimulando el comercio en una época en que las comunicaciones eran extremadamente difíciles. Los cristianos nuevos y sus parientes sefarditas jugaron un papel significativo en la economía del Atlántico, precisamente por sus conexiones ultramarinas. Los lazos familiares eran el único vehículo confiable para las operaciones comerciales extensas y la única garantía para la seguridad de transacciones costosas.

    De hecho existió una correlación estrecha entre las persecuciones de los judaizantes portugueses y la consolidación financiera de la Inquisición como una institución efectiva y relativamente autónoma [14].

    La Inquisición de las Indias tuvo que enfrentar una crisis económica debido a que los salarios de los funcionarios no llegaban con regularidad; los tribunales tuvieron que acudir a sus propias rentas procedentes de multas y confiscaciones para remediar sus condiciones.

    Hasta 1633, la corona española fue la que sostuvo económicamente las inquisiciones de Lima, México y Cartagena con sumas provenientes de los tesoros reales de las colonias. El salario de los inquisidores y de otros oficiales dependía prácticamente de los virreyes y de otros burócratas de Indias. Para los inquisidores americanos la solución al problema se encontraba en conseguir su autonomía, incrementando el número de expropiaciones [15].

    En noviembre de 1626, los inquisidores de Cartagena escribían a las autoridades metropolitanas alarmados por la infestación de herejes, especialmente portugueses. [16] El número de cristianos nuevos portugueses debió haber crecido considerablemente en Lima y Cartagena, entre 1620 y 1630, teniendo en cuenta la gran cantidad de juicios que tuvieron lugar en los respectivos tribunales inquisitoriales y el número de ellos que fue comprometido en la llamada "gran complicidad" que, según las autoridades, se desató en las ciudades de Lima y Cartagena y que aconteció en 1635 y 1636, respectivamente. Los poderes civil y eclesiástico estaban convencidos que los cristianos nuevos portugueses de las dos ciudades se habían confabulado contra la monarquía española.

    A la preocupación de la burocracia real y de los comerciantes españoles, por la presencia de los mercaderes portugueses, se sumó la sospecha que se tenía de que los cristianos nuevos de esa nación conspiraban para liberar a Perú de España y anexarla a Holanda. Según se creía, en Perú y en Cartagena se recogían fondos para apoyar a Holanda. Por ese entonces la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales había capturado Bahía en el Brasil. Esta captura debió poner en alerta a España sobre el potencial peligro que implicaban los holandeses. España conocía las actividades de los judíos ibéricos a nombre de Holanda, nación que, tras cada conquista, proclamaba tolerancia religiosa y protección a la propiedad de los residentes. La corona española siempre estuvo atemorizada de posibles conspiraciones entre los cristianos nuevos portugueses, residenciados en las Indias, y los ciudadanos de los Países Bajos.

    La fundación de la Compañía de las Indias Occidentales, en 1621, fue uno de los pasos que dio Holanda para consolidar su poderío económico y marítimo. Las listas de socios en la formación de la compañía muestran el apoyo de los sefarditas, inicialmente reducido, pero que se incrementó posteriormente. Los directores de la compañía consideraban los recursos de los sefarditas y sus conocimientos, como factores indispensables para la expansión colonial de Holanda en América.

    Cuando en 1640, Portugal se independizó de España, el nuevo monarca abrió de inmediato sus puertos a los enemigos de España. Inmediatamente se recuperó el tráfico entre Holanda y Portugal y los sefarditas holandeses volvieron a entablar comercio con las colonias portuguesas, aunque la incursión legal de los portugueses en las Indias españolas quedó vedada desde ese entonces.

    No es posible probar históricamente la verdadera existencia de un complot organizado por los cristianos nuevos de las Indias para derrocar el imperio español y entregarlo a los holandeses. Sin embargo, estos conflictos internacionales muestran la persistencia de los lazos mercantiles entre los judíos sefarditas residenciados en Holanda y sus cofrades conversos establecidos en las Indias, España, Portugal y Africa.

    La tormenta que se desató contra los mercaderes portugueses, dueños de prácticamente todo el comercio de Lima, avivada por la Inquisición, por su supuesta adhesión al judaísmo, se extendió a Cartagena por las declaraciones de testigos y sospechosos que implicaron la participación de sus socios comerciales cartageneros. De esta manera, también Cartagena fue escenario de otra "gran complicidad", sin duda conectada con la desatada en la capital del virreinato peruano y su consiguiente persecución y expropiación de bienes de los cristianos nuevos, vecinos de esta ciudad.



    Vida social y práctica religiosa

    Entre las poblaciones y ciudades de la jurisdicción de la Audiencia del Nuevo Reino, Cartagena se constituyó en el puerto en donde se instaló una verdadera colonia de cristianos nuevos portugueses, en las dos últimas décadas del siglo XVI y primera mitad del siglo XVII. Al referirse a ella, Boleslao Lewin dice que:

    ... parecía un hormiguero heterogéneo, formado por una población de colores diversos y hasta de religiones y lenguas diferentes: los españoles esparcidos por todas las clases y ocupaciones sociales, como funcionarios, soldados, trabajadores del campo y del mar; portugueses, muchos de ellos judíos, casi exclusivamente dedicados a operaciones mercantiles... [17].

    Cartagena era una torre de babel donde un buen número de extranjeros se movía como en su casa, allí se daban todas las paradojas sociales y étnicas de la época. En esta sociedad se estableció una minoría influyente de nacionalidad portuguesa y origen hebreo que dejó su huella en esta región caribeña.

    Se trataba de un grupo de grandes mercaderes, artesanos, marineros y mercachifles, muchos de ellos relacionados con el comercio de esclavos que tuvieron controladas las relaciones comerciales de la región. Monopolizaron, junto con otros compatriotas, el comercio con Panamá, Lima y el interior del Nuevo Reino, por la vía de Mompox en el río Magdalena hasta las provincias del interior.

    Uno de los personajes sobresalientes de la comunidad de cristianos nuevos de la provincia de Cartagena, a finales del siglo XVI, fue Jorge Fernández Gramazo, quien poseía el monopolio de todas las transacciones comerciales; negociaba libremente con Lisboa y otros puertos de Inglaterra, España y Africa. Había invertido dinero en la compra de propiedades rurales o estancias en donde tenía un trapiche para la elaboración de azúcar. Poseía otras estancias donde almacenaba esclavos que introducía ilícitamente a gran escala. Participó en la defensa de Cartagena cuando este puerto fue atacado por Francis Drake y era benefactor y patrón de hospitales y conventos. Mantenía amistad estrecha con el presidente de la Audiencia de Santa Fe y los obispos de Cartagena y Popayán. Fue acusado de introducir más esclavos de los registrados en Sevilla. Hacia 1610, Fernández Gramaxo estaba defraudando el tesoro español en tal escala que parecía que él sólo podría destruir las Indias. Igualmente, se lo acusó de sostener contacto desleal con naciones extranjeras enemigas, Holanda en particular. Logró escapar de todos los cargos. Murió como hombre rico dejando su fortuna a un sobrino.

    El establecimiento de la Inquisición en Cartagena, en 1610, cambió la vida de la ciudad y la de sus alrededores. Todo el mundo temía ser sospechoso o acusado. Fue difícil para los conversos vivir en una provincia en la que la Inquisición hacía más profundo el comportamiento conflictivo y la doble identidad de los cristianos nuevos. Desde ese entonces, los conversos portugueses tuvieron que ser más cuidadosos en la celebración de sus ritos religiosos y reuniones.

    En relación con las prácticas religiosas de los criptojudíos de Cartagena, los documentos inquisitoriales indican la observancia del sabath y la fiesta en honor de la reina Esther; la circuncisión se guardó en algunos casos y las normas de la dieta judía también fueron observadas. El ayuno era un aspecto de importancia de las reglas mosaicas, pero no pudo ser guardado con rigurosidad debido a la vigilancia de la Inquisición, a los vecinos curiosos y a los esclavos domésticos que vivían en la misma casa. Para mantener esta práctica tuvieron que inventarse muchos trucos.

    Poseían pocos libros de oraciones, tenían que repetir las mismas oraciones cientos de veces; las oraciones eran transmitidas por tradición oral por padres y amigos y aunque parezca contradictorio, eran aprendidas de la Inquisición en sus admoniciones y autos de fe. El rezo comunitario tenía lugar en los hogares privados. Miembros importantes de la comunidad de cristianos nuevos se convirtieron en una especie de guías espirituales para sus correligionarios de Cartagena. Algunos portaban libros religiosos. Este fue el caso del cirujano Blas de Paz Pinto, quien convirtió su casa en Cartagena en una suerte de sinagoga. Tenía una Biblia y un libro de oraciones, del cual un miembro de la comunidad leía un pasaje cada día, ante diez o más varones que se reunían por las tardes a orar [18].

    Afirma Cecil Roth que la imagen popular de un judaísmo clandestino en máxima fidelidad a las ceremonias ancestrales es errónea. Aislados, sin instrucción, separados del mundo exterior, privados de una literatura que los instruyera, les fue imposible conservar íntegramente las tradiciones del judaísmo.
    Esto, sin duda, no fue válido para las primeras generaciones, pero a medida que fue transcurriendo el tiempo fueron apareciendo nuevas generaciones sin conocimientos de primera mano del judaísmo oficial, con desconocimiento del lenguaje ritual y sin una guía literaria. Sólo contaban con la tradición oral y las escrituras a las que accedieron en versión latina. Los edictos de la misma Inquisición les sirvieron, en ciertos casos, para indicarles las prácticas que debían evitar y lo que debían hacer y creer [19].

    Muchos cristianos nuevos salieron de España o Portugal con dirección a las Indias después de muchas vicisitudes e intentos de asentamiento en otros lugares de Europa, donde habitaban sus correligionarios.
    En estas situaciones tuvieron la suerte de recibir instrucción de gente versada en el judaísmo. La experiencia de Sebastián de Araujo, un converso que vivía en Cartagena, hacia 1620, es un buen ejemplo: era descendiente de Abraham Senior, el rabino principal de Castilla; cuando tenía diez años, la familia, compuesta por el abuelo, la madre y nueve hijos, después de abandonar Portugal, se dirigió a Galicia, pero tuvo que salir de allí para evitar la acción de la Inquisición en un momento en que su vida peligraba. Pasaron a Flandes, luego a Venecia y finalmente a Salónica, en Grecia. En Venecia, la madre hizo circuncidar a sus hijos, les dio nombres judíos y los hizo instruir en la fe judaica. Una vez en Salónica, Baltasar continuó su educación religiosa y mejoró su conocimiento del hebreo en la sinagoga y en la escuela. Con su hermano mayor empezó a asistir a ferias comerciales hasta que decidieron irse a Alejandría, donde su hermano murió. Ya por su cuenta decidió volver a España, pero sus parientes le aconsejaron salir inmediatamente del país por el temor a la Inquisición. Regresó con su familia, que por ese entonces se había radicado en Constantinopla, en donde se le encargó atender un almacén de la familia. Aquí entabló amistad con un cristiano cautivo que le enseñó la fe cristiana; siguiendo su consejo se fue de Constantinopla y en España se embarcó para las Indias. Una vez en Cartagena, encontró paisanos que profesaban la fe de sus ancestros con quienes estableció estrechas relaciones. Como se sentía superior en conocimientos religiosos y hablaba más de la cuenta llamó la atención del Santo Oficio, hasta que fue aprehendido y puesto en prisión [20].

    La iniciación de los hijos en las prácticas religiosas fue una cuestión que los padres se plantearon. Si los jóvenes eran iniciados en los secretos de la fe desde edades tempranas, las charlas infantiles ponían en peligro la seguridad de la familia. Si se esperaba hasta la madurez, el cristianismo podría estar tan cimentado que la instrucción sería inútil y peligrosa. La disyuntiva era esperar hasta la adolescencia, cuando la autoridad paterna era todavía fuerte y podía esperarse cierta discreción [21].

    Es difícil caracterizar a los cristianos nuevos desde el punto de vista religioso. Ser cristiano nuevo judaizante y ser buen cristiano no eran conceptos antagónicos. El converso no era ni completamente judío ni verdaderamente cristiano, pero era las dos cosas a la vez. Este pensamiento híbrido y contradictorio era un compuesto de ambas creencias religiosas, en una especie de sincretismo, en el que las expresiones judaicas y cristianas se caracterizaron por su simpleza. No fue extraño hallar cristianos nuevos que profesaban y practicaban elementos de ambas religiones. Por ejemplo, Luis Gómez Barreto, un converso portugués que cayó en manos de la Inquisición de Cartagena, en 1636, acudía de ordinario a los lugares donde se reunían los judaizantes para la oración, ayunaba en septiembre, no comía tocino, guardaba los sábados por fiesta; ese día se ponía ropa limpia y en su casa se celebraban juntas de sinagoga. Paralelamente, favorecía a las iglesias de Cartagena con dádivas y limosnas; todos los jueves acudía a la iglesia del Espíritu Santo; desde hacía treinta años regalaba al colegio de la Compañía de Jesús doce pesos de limosna al año. Mandaba a decir muchas misas a las ánimas del purgatorio y a los santos del Nuevo Testamento.

    El sueño de abandonar las Indias y asentarse en Flandes, buscando libertad religiosa, estaba en las mentes de muchos cristianos nuevos de Cartagena. Algunos pudieron hacerlo realidad, pero la mayoría tuvo que permanecer por diferentes razones. En algunos casos sus negocios los obligaron a quedarse, en otros, los lazos familiares que habían establecido con miembros de la sociedad nativa les impidieron abandonar el país. Manuel Antonio Paz, por ejemplo, se había casado con una mestiza; su matrimonio, sus negocios y la ceguera que sufrió al final de sus días no le permitieron trasladarse a Flandes.

    Otro documento relata cómo Luis Franco, quien vivía en las minas de Zaragoza, recibía mensajes de su padre, residente en Flandes, en los que le insistía sobre la necesidad de reunirse con él en esa nación. Quizás, porque tenía varios acreedores que le debían mucho dinero o porque tenía dos hijas naturales, Felipa y María, nacidas de una mulata, nunca se decidió; prefirió asumir el riesgo de caer en manos de la Inquisición, como realmente sucedió.

    La suerte de los cristianos nuevos portugueses de la Audiencia del Nuevo Reino, con las persecuciones de la Inquisición y la independencia de Portugal, era incierta. Muchos se dirigieron a Portugal, algunos a México y el Caribe, otros se diluyeron en medio de la sociedad hasta perder sus conexiones con el pasado. Al respecto, dice Enriqueta Vila Vilar, que después de la sublevación de Portugal, el gobernador de la provincia de Cartagena resolvió expulsar a los portugueses, obligándoles a moverse tierra adentro. [22]



    Conclusiones

    El estudio de los cristianos nuevos portugueses en los reinos de Indias es uno de los tantos temas de investigación que aportan en el conocimiento de lo que fue la sociedad colonial de los siglos XVI y XVII. Es innegable su participación en el comercio intercontinental, en la economía de los reinos y regiones de Indias, donde ejercieron influencia y en los pequeños comercios como mercachifles itinerantes. Asimismo, hicieron notoria su presencia en los estamentos políticos que pudieron alcanzar como regidores, alguaciles mayores y menores, alcaldes y depositarios de bienes; además, en las profesiones en las que se desempeñaron como médicos, cirujanos, boticarios y artesanos avezados. Ayudaron a construir las formas de pensamiento de una época con todas sus contradicciones y angustias.

    Su rastro aparentemente diluido reaparece siglos más tarde cuando desde el Caribe arribaron nuevas oleadas de familias judías sefarditas a la tierra que habían tenido que abandonar sus correligionarios de los siglos XVI y XVII. Los Isaacs, Cortizos, Senior, Coronel, Sánchez-Juliao, Alvarez Correa, Pereira, De Lima, Jesurum y muchos otros, de reconocida participación en la sociedad costeña y vallecaucana de los siglos XIX y XX dan prueba de ello.






    --------------------------------------------------------------------------------
    [*] Profesora Titular. Universidad del Valle «« Volver

    [1] Entre los autores que defienden esta teoría están Anita Novinsky, Antonio Domínguez Ortiz, Jonathan Israel, Ernest Pijning y Robert Rowland. «« Volver

    [2] Favorecen esta teoría: Manuel Tejado Fernández, Irene Silverblat, Cecil Roth, Seymour Liebman y Alberto Osorio. «« Volver

    [3] Israel, Jonathan I, La judería europea en la era del mercantilismo. 1550-1750, Madrid, Cátedra, 1992, p. 81. «« Volver

    [4] Domínguez Ortiz, Antonio, Los judeo conversos en España y América, Madrid, Istmo, 1971, p. 127. «« Volver

    [5] Aunque para las autoridades ser portugués era ser sospechoso de judaizante, esto no quiere decir que todos ellos tuvieran antecedentes judaicos ni que hubieran sido perseguidos o procesados por la Inquisición. «« Volver

    [6] Vila Vilar, Enriqueta, Hispanoamérica y el comercio de esclavos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1977, p. 94. «« Volver

    [7] Vila Vilar, Enriqueta, "Extranjeros en Cartagena (1593-1630)", en Jamrbuch fur Geschichte von Staat, Wietschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, BD, 16, 1979, pp. 147-149. «« Volver

    [8] Croitoru, Itic, De Sefarad al Neosefardismo, Bogotá, Editorial Kelly, 1967, p. 137. «« Volver

    [9] Reparaz. Gonzalo, Los Portugueses no Vice-reinado do Perú, seculos XVI e XVII, Lisboa, Instituto de Alta Cultura, 1976, pp. 45-47. «« Volver

    [10] Archivo General de Indias. En adelante AGI. Carta del doctor Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique. Santa Fe 56B. No. 67. «« Volver

    [11] AGI. Cartas del doctor Antonio Rodríguez de San Isidro Manrique. Santa Fe 56B. Nos. 66 y 67. «« Volver

    [12] Chaunu, Huguette, Chaunu, Pierre, Séville et l'Atlantique (1504-1650), Tomo IV, París, Librairie Armand Colin, 1956, p. 314. «« Volver

    [13] Archivo Histórico Nacional de Madrid. En adelante AHNM. Libro 1020, fls. 149-152v y legajo 1611. No. 28, fls. 3v-6. «« Volver

    [14] Quiroz, Alfonso W, "The Expropiation of Portuguese New Christians in Spanish America. 1635-1649", en Ibero-Amerikanisches Archiv, N F, Jg 11, H.4, 1985, p. 410. «« Volver

    [15] Ibid., p. 422. «« Volver

    [16] AHNM. Libro 1010. fls. 75-75v. «« Volver

    [17] Lewin, Boleslao, Los criptojudíos un fenómeno religioso y social, Buenos Aires, Milá, 1987, p. 118. «« Volver

    [18] AHNM. Legajo 1620. No. 7. fls 17v-21. «« Volver

    [19] Roth, Cecil, Los judíos secretos: historia de los marranos, Madrid, Altalema, 1979, pp. 119-120. «« Volver

    [20] Croitoru, Itic, op. cit., p. 15. «« Volver

    [21] Roth, Cecil, op. cit., p. 123. «« Volver

    [22] Vila Vilar, Enriqueta, "La sublevación de Portugal y la trata de Negros", en Ibero-Amerikanisches Arch, Jg 2, H3, 1976, p. 187. «« Volver






    Fuente:

    HISTORIA CRITICA |Revista No 23


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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?



    sábado, 11 de enero de 2014


    LEYENDA NEGRA: LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS




    Por
    Vittorio Messori

    «Las presiones de los judíos a través de los medios de comunicación y las protestas de los católicos empeñados en el diálogo con el judaísmo han tenido éxito. La causa de la beatificación de Isabel la Católica, reina de Castilla, recibió en estos días un imprevisto frenazo [...]. La preocupación por no provocar las reacciones de los israelíes, irritados por la beatificación de la judía conversa Edit Stein y por la presencia de un monasterio en Auschwitz, favoreció el que se hiciera una "pausa para reflexionar" sobre la conveniencia de continuar con la causa de la Sierva de Dios, título al que ya tiene derecho Isabel I de Castilla.»

    Así dice un artículo publicado en Il Nostro Tempo, Orazio Petrosillo, informador religioso de Il Messaggero. Petrosillo recuerda que el frenazo del Vaticano llegó a pesar del dictamen positivo de los historiadores, basado en un trabajo de veinte años contenido en veintisiete volúmenes. «En estas cantidades ingentes de material –dice el postulador de la causa, Anastasio Gutiérrez– no se encontró un solo acto o manifestación de la reina, ya fuera público o privado, que pueda considerarse contrario a la santidad cristiana.» El padre Gutiérrez no duda en tachar de «cobardes a los eclesiásticos que, atemorizados por las polémicas, renuncian a reconocer la santidad de la reina». Sin embargo, Petrosillo concluye diciendo, «se tiene la impresión de que la causa difícilmente llegue a puerto».

    Se trata de una noticia poco reconfortante. Sin embargo, no es la primera vez que ocurre; ciñéndonos a España, recordemos que Pablo VI bloqueó la beatificación de los mártires de la guerra civil, por lo que podemos comprobar que, una vez más, se consideró que las razones de la convivencia pacífica contrastaban con las de la verdad, que en este caso es atacada con una virulencia rayana en la difamación, no sólo por parte de los judíos (a los que en la época de Isabel les fue revocado el derecho a residir en el país), sino también por parte de los musulmanes (expulsados de Granada, su última posesión en tierras españolas), y por todos los protestantes y los anticatólicos en general, que desde siempre montan en cólera cuando se habla de aquella vieja España cuyos soberanos tenían derecho al título oficial de Reyes Católicos. Título que se tomaron tan en serio que una polémica secular identificó hispanismo y catolicismo, Toledo y Madrid con Roma.



    En cuanto a la expulsión de los judíos, siempre se olvidan ciertos hechos, como por ejemplo, el que mucho antes de Isabel, los soberanos de Inglaterra, Francia y Portugal habían tomado la misma medida, y muchos otros países iban a tomarla sin las justificaciones políticas que explican el decreto español que, no obstante, constituyó un drama para ambas partes.


    Es preciso recordar que la España musulmana no era en absoluto el paraíso de tolerancia que han querido describirnos y que, en aquellas tierras, tanto cristianos como judíos eran víctimas de periódicas matanzas. Sin embargo, está más que probado que si habían que elegir, según ellos, entre dos "males" –Cristo o Mahoma– los judíos tomaron partido por este último, haciendo de quinta columna en perjuicio del elemento católico. De ahí surgió el odio popular que, unido a la sospecha que despertaban quienes formalmente habían abrazado el cristianismo para continuar practicando en secreto el judaísmo (los marranos), condujo a tensiones que con frecuencia degeneraron en sanguinarias matanzas espontáneas y continuas a las que las autoridades intentaban en vano oponerse. El Reino de Castilla y Aragón surgido del matrimonio de los reyes todavía no se había afianzado y no estaba en condiciones de soportar ni de controlar una situación tan explosiva, amenazado como estaba por una contraofensiva de los árabes que contaban con los musulmanes, a su vez convertidos (muchos) por compromiso.

    Desde el punto de vista jurídico, en España, y en todos los reinos de aquella época, los judíos eran considerados extranjeros y se les daba cobijo temporalmente sin derecho a ciudadanía. Los judíos eran perfectamente conscientes de su situación: su permanencia era posible mientras no pusieran en peligro al Estado. Cosa que, según el parecer no sólo de los soberanos sino también del pueblo y de sus representantes, se produjo con el tiempo a raíz de las violaciones de la legalidad por parte de los judíos no conversos como de los formalmente convertidos, por los cuales Isabel sentía una «ternura especial» tal que puso en sus manos casi toda la administración financiera, militar e incluso eclesiástica. Sin embargo, parece que los casos de «traición» llegaron a ser tantos como para no poder seguir permitiendo semejante situación.

    En cualquier caso, como mantiene la postulación de la causa de santidad de Isabel, «el decreto de revocación del permiso de residencia a los judíos fue estrictamente político, de orden público y de seguridad del Estado, no se consultó en absoluto al Papa, ni interesa a la Iglesia el juicio que se quiera emitir en este sentido. Un eventual error político puede ser perfectamente compatible con la santidad. Por lo tanto, si la comunidad judía de hoy quisiera presentar alguna queja, deberá dirigirla a las autoridades políticas, suponiendo que las actuales sean responsables de lo actuado por sus antecesoras de hace cinco siglos».

    Añade la postulación (no hay que olvidar que ha trabajado con métodos científicos, con la ayuda de más de una decena de investigadores que dedicaron veinte años a examinar más de cien mil documentos en los archivos de medio mundo): «La alternativa, el aut-aut "o convertirse o abandonar el Reino", que habría sido impuesta por los Reyes Católicos es una fórmula simplista, un eslogan vulgar: ya no se creía en las conversiones. La alternativa propuesta durante los muchos años de violaciones políticas de la estabilidad del Reino fue: "O cesáis en vuestros crímenes o deberéis abandonar el Reino."» Como confirmación ulterior tenemos la actividad anterior de Isabel en defensa de la libertad de culto de los judíos en contra de las autoridades locales, con la promulgación de un seguro real así como con la ayuda para la construcción de muchas sinagogas.

    No obstante, resulta significativo que la expulsión fuera particularmente aconsejada por el confesor real, el muy difamado Tomás de Torquemada, primer organizador de la Inquisición, que era de origen judío. También resulta significativo y demostrativo de la complejidad de la historia el hecho de que, alejadas de los Reyes Católicos, aunque fuera por el clamor popular y por motivos políticos de legítima defensa, las familias judías más ricas e influyentes solicitaron y obtuvieron hospitalidad de la única autoridad que se la concedió con gusto y la acogió en sus territorios: el Papa. De esto sólo puede sorprenderse todo aquel que ignore que la Roma pontificia es la única ciudad del Viejo Continente en la que la comunidad judía vivió altibajos según los papas que les tocaron en suerte, pero que nunca fue expulsada ni siquiera por breve tiempo. Habrá que esperar al año 1944 y a que se produzca la ocupación alemana para ver, más de mil seiscientos años después de Constantino, a los judíos de Roma perseguidos y obligados a la clandestinidad; quienes consiguieron escapar lo hicieron en su mayoría gracias a la hospitalidad concedida por instituciones católicas, con el Vaticano a la cabeza.

    El camino a los altares le está vedado a Isabel también por quienes terminaron por aceptar sin críticas la leyenda negra de la que hemos hablado y de la que seguiremos ocupándonos, y que abundan incluso entre las filas católicas. No se le perdona a la soberana y a su consorte, Fernando de Aragón, el haber iniciado el patronato, negociado con el Papa, con el que se comprometían a la evangelización de las tierras descubiertas por Cristóbal Colón, cuya expedición habían financiado.

    En una palabra, serían los dos Reyes Católicos los iniciadores del (supuesto) "genocidio" de los indios, llevado a cabo con la cruz en una mano y la espada en la otra. Y los que se salvaron de la matanza habrían sido sometidos a la esclavitud. Sin embargo, sobre este aspecto, la historia verdadera ofrece otra versión que difiere de la leyenda.



    Veamos, por ejemplo, lo que dice Jean Dumont: «La esclavitud de los indios existió, pero por iniciativa personal de Colón, cuando tuvo los poderes efectivos de virrey de las tierras descubiertas; por lo tanto, esto fue así sólo en los primeros asentamientos que tuvieron lugar en las Antillas antes de 1500.
    Isabel la Católica reaccionó contra esta esclavitud de los indígenas (en 1496 Colón había enviado muchos a España) mandando liberar, desde 1478, a los esclavos de los colonos en las Canarias. Mandó que se devolviera a las Antillas a los indios y ordenó a su enviado especial, Francisco de Bobadilla, que los liberara, y éste a su vez, destituyó a Colón y lo devolvió a España en calidad de prisionero por sus abusos. A partir de entonces la política adoptada fue bien clara: los indios son hombres libres, sometidos como los demás a la Corona y deben ser respetados como tales, en sus bienes y en sus personas.»

    Quienes consideren este cuadro como demasiado idílico, les convendría leer el codicilo que Isabel añadió a su testamento tres días antes de morir, en noviembre de 1504, y que dice así:


    «Concedidas que nos fueron por la Santa Sede Apostólica las islas y la tierra firme del mar Océano, descubiertas y por descubrir, nuestra principal intención fue la de tratar de inducir a sus pueblos que abrazaran nuestra santa fe católica y enviar a aquellas tierras religiosos y otras personas doctas y temerosas de Dios para instruir a los habitantes en la fe y dotarlos de buenas costumbres poniendo en ello el celo debido; por ello suplico al Rey, mi señor, muy afectuosamente, y recomiendo y ordeno a mi hija la princesa y a su marido, el príncipe, que así lo hagan y cumplan y que éste sea su fin principal y que en él empleen mucha diligencia y que no consientan que los nativos y los habitantes de dichas tierras conquistadas y por conquistar sufran daño alguno en sus personas o bienes, sino que hagan lo necesario para que sean tratados con justicia y humanidad y que si sufrieren algún daño, lo repararen.»


    Se trata de un documento extraordinario que no tiene igual en la historia colonial de ningún país. Sin embargo, no existe ninguna historia tan difamada como la que se inicia con Isabel la Católica.


    Fuente: IEU.







    Fuente:

    Catolicidad: LEYENDA NEGRA: LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS


  12. #72
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Recuerdo que otro de los lugares de México donde se dice que hubo una gran afluencia de criptojudíos durante la época virreinal fue Monterrey, lo que sigue generado debates para saber si aquella cuestión es del todo cierta. Buscando por la red me encontré este artículo que expone cosas de gran interés, donde no solo pone en tela de juicio la fundación sefardí de la norteña ciudad, sino que demuestra que los criptojudíos que ahí llegaron se dedicaron al mismo negocio turbio que venían haciendo sus hermanos a lo largo y ancho del continente.




    Jueves, 27 de mayo de 2010


    Luis Carvajal y de la Cueva

    Mitos y leyendas sobre el Nuevo Reino de León

    Por: Federico Zertuche


    Como en cualquier otro lugar, en Monterrey se dicen y reiteran hasta el cansancio durante varias generaciones una serie de aseveraciones gratuitas que se tienen como hechos históricos ciertos de tanto repetirse de boca en boca, cuando efectivamente no lo son, sino a lo mucho leyendas, si hemos de atenernos justamente a la Historia.







    Des
    de mi niñez hasta nuestros días, escucho afirmar que la mayoría de los primeros pobladores de Monterrey, de quienes descendemos los oriundos de estas tierras, eran judíos conversos aunque practicantes en la intimidad, sefarditas cripto-judíos
    ; y que de ahí derivan algunas costumbres, hábitos y actitudes característicos, como el trabajo emprendedor y habilidad empresarial, ser ahorrativos y no dispendiosos, el gusto por los panes llamados semitas y el cabrito al pastor, y otras ocurrencias como aquella que el apellido Sada es judío, cuando se trata de un antiguo linaje español con escudo de armas, cristiano, afincado en la villa de Sos, del reino de Aragón, documentado desde el siglo XII.

    El caso de don Luis Carvajal y de la Cueva, primer gobernador del Nuevo Reino de León, y de su familia colateral –pues no tuvo hijos-, es emblemático al respecto. De las “tres fundaciones” de Monterrey, Carvajal fue responsable de la segunda: la de la villa de San Luis Rey de Francia ocurrida en 1582, y que dicho sea de paso fue efímera, sin mayor trascendencia, con más pena que gloria terminó despoblada en 1587 como el resto del Nuevo Reino.

    Efectivamente, Carvajal y varios miembros de su familia, de origen sefardita, fueron juzgados, sentenciados y condenados por el Santo Oficio de la Inquisición de la Nueva España, acusados de practicar el judaísmo, algunos de sus parientes fueron quemados vivos en el auto de fe del 8 de diciembre de 1596, mientras que el propio don Luis sólo fue sentenciado a destierro de las Indias “por tiempo y espacio de seis años precisos”, muriendo de enfermedad en la cárcel esperando su destierro, alrededor de octubre de 1590.

    La especie difundida acerca de los judaizantes y el origen sefardita de los primeros pobladores del Nuevo Reino de León, surge efectivamente del hecho histórico de esa segunda fundación por Carvajal y de la Cueva, pero como se ha dicho la provincia quedó completamente despoblada y los “Carvajales”, es decir la familia colateral, la mayoría no llegó a vivir en esta provincia, otros fueron quemados por la Inquisición, y los demás desaparecieron completamente de la región para nunca más volver.

    La “leyenda” proviene, más bien, de una manipulación histórica iniciada por don Vicente Rivapalacio a raíz de la publicación en el Libro Rojo de su artículo “La familia Carvajal”, además de referencias a la “judería” en el Nuevo Reino de León en México a través de los Siglos, donde dice que como consecuencia de las Capitulaciones para la conquista y colonización, el monarca español concedió a Carvajal el derecho de conducir a la provincia hasta cien pobladores que saldrían de España sin necesidad de probar que eran cristianos viejos y no de linaje de judíos o moros recién convertidos. Señala que éste sacó de España a muchas personas de su familia, casi todos judaizantes, que observaban las leyes de Moisés y practicaban los ritos y ceremonias de los judíos.

    Luego, otros autores tomaron como ciertos esos datos, aumentándolos y exagerándolos, hasta que en 1933 el historiador coahuilense Vito Alessio Robles publicó un artículo sobre tales bases, en varios periódicos titulado “La judería en Monterrey”, que más que todo semeja una idílica y fantasiosa reconstrucción histórica sobre los orígenes sefarditas de Monterrey como si tuviese consecuencias decisivas hasta el presente.

    A efecto de despejar confusiones y malos entendidos, es pertinente hacer un recuento histórico de los episodios protagonizados por don Luis Carvajal y de la Cueva alrededor de y en el Nuevo Reino de León, del cual fue su primer gobernador, y así poder verificar y calibrar el asunto y los alcances de la llamada “ judería” en esta provincia. Para ello me apoyaré en el voluminoso, prolijo y excelentemente documentado libro del maestro don Eugenio del Hoyo Historia del Nuevo Reino de León 1577-1723 (1), considerado por historiadores profesionales como uno de los más profundos, sistemáticos, exactos y veraces estudios en su género.






    Don Luis Carvajal y de la Cueva nació en un pequeño pueblo llamado Mogadouro de la provincia de Trás-os-Montes del reino de Portugal, alrededor de 1539, siendo sus padres Gaspar de Carvajal y Catalina de León.
    Y según propio testimonio en su proceso inquisitorial: “…y allí se crió yendo a la escuela hasta edad de ocho años, que fue con su padre a Sahagún a ver al abad que era su deudo (1547) y también a Salamanca a servir a su padre que estaba enfermo, y luego murió su padre en Benavente (1548) y el dicho Duarte de León (su tío materno) que vino allí, lo llevó a Lisboa, de donde lo envió, luego de tres meses allí, a Cabo Verde (1549), en cuya isla estuvo trece años…y, al cabo de ellos (1562), vino a Lisboa, y de allí a Sevilla, donde se casó (1564) con la dicha doña Guiomar de Rivera, su mujer, con quien vivió casado como dos años y, habiéndose perdido en una contratación de trigo, vino a esta Nueva España" (1567).

    Permaneció don Luis diez años en la Nueva España, principalmente en Pánuco dedicado a la ganadería en una hacienda que compró. Luego, con recomendaciones del virrey don Martín Enríquez a quien sirvió en diversas encomiendas, parte a España donde luego de varios meses obtiene del rey las Capitulaciones por las que es nombrado gobernador y capitán general del Nuevo Reino de León por sus días y un heredero cual nombrase, el 31 de mayo de 1579.

    Es importante destacar que el tío materno que lo recogió luego de la muerte de su padre, lo educó y dio formación, Duarte de León, se dedicaba a la “trata” de esclavos en Cabo Verde en la época en que Luis vivió ahí sus años formativos; y otro tío, Francisco Jorge de Andrada, hizo lo propio en Guinea, de tal manera que creció en este ambiente esclavista de su parientes cercanos, oficio que luego él mismo practicaría en la Nueva España.

    Relata Eugenio del Hoyo, y sustenta documentalmente su dicho, que: “Era don Luis hombre de fuertes pasiones, arrebatado y violento en la ira y remiso en el perdón. En sus últimos años, tal vez frente al fracaso de su empresa, padecía delirio de persecución y delirio de grandeza.
    Don Luis fue un mitómano, que, (…) amplificaba en su imaginación todos los hechos, creaba espejismos y agrandaba los títulos, exaltando su persona; de un simple criado de su tío Duarte de León hacia ‘un tesorero y contador del rey de Portugal’, y de un obscuro mercader de vinos, hizo surgir un ‘almirante de las flotas del rey de las Españas’.” (2)

    Es interesante y hasta divertido la manera en que el agudo y perspicaz historiador que es don Eugenio del Hoyo, contrasta múltiples testimonios de Carvajal con documentos fehacientes de la época y pone en evidencia multitud de mentiras, exageraciones, fanfarronadas, fantasías y engaños que inventaba Carvajal ya por egocentrismo o para ocultar sus desmanes y delitos.

    Señala don Eugenio varias “transacciones” de esclavos realizadas por don Luis durante y después de su primera estadía en la Nueva España, tanto en Pánuco cuando fungía como alcalde ordinario de la villa de Tampico cuando compró como esclavos numerosos prisioneros cuachichiles (indígenas) que le vendió Juan Torres de Lagunas (1569). Luego en 1573, cuando conoció a Diego de Montemayor (quien luego fuera “tercer fundador” de Monterrey), en la minas de Mazapil, Carvajal hizo varios viajes ahí para vender esclavos para trabajar en las minas, obtenidos por “cacerías” de indios nómadas y hasta de un mercado encubierto con presencia de las autoridades, donde se vendían en pública subasta.




    Monumento alusivo a la fundación de Monterrey con estatua a don Diego de Montemayor.




    Al respecto puntualiza del Hoyo: “Siempre nos ha parecido misterioso el ‘casual’ encuentro de Carvajal y Montemayor en las minas de San Gregorio (luego Cerralvo, N.L.), así como la facilidad con que Carvajal logró convencer a Diego de Montemayor y a Alberto del Canto para que, traicionando al gobierno de la Nueva Vizcaya a quien servían, se pasasen a sus filas y le entregasen la jurisdicción.” (3)

    Aparte de estas correrías como esclavista, don Luis desempeñó en la provincia de Pánuco varios cargos gubernamentales, como quedó dicho fue alcalde de Tampico, también corregidor de Huajutla y de Tamaolipa, capitán de la Huasteca y juez de comisión en Pánuco. Luego de lo cual pasó a la ciudad de México a dar cuenta de sus comisiones al virrey, don Martín de Enríquez, a quien envolvió “con su natural labia, con su extraordinaria facilidad de mentir y con su imaginación amplificadora, logró convencer al virrey de sus muchos méritos y servicios, de su gran ascendiente sobre los indios y, lo único cierto, de su conocimiento de la región situada al norte de la Huasteca. Sólo así se explica la elogiosa recomendación que hace de él don Martín Enríquez en las instrucciones que dejó a su sucesor el conde la Coruña en 1580. (…) ¡Muy pronto el conde de la Coruña iba a convencerse de lo inmerecido que era la recomendación del marqués de Villamanrique!”(4)

    En febrero de 1578 Carvajal se embarca en Veracruz rumbo a España, pasó en Madrid diez meses tratando el negocio que le había llevado: “El 31 de mayo de 1579 firmó capitulaciones con la corona, como gobernador y capitán general del Nuevo Reino de León. Salió de España (…) en una urca de su propiedad, llamada Santa Catalina, en conserva de la flota del general Francisco de Luján, en la que vino también el Conde de la Coruña.” (5)

    Aquí es oportuno aclarar que en el capítulo 9 de las Capitulaciones con la corona se estipula que: “Item, os obligais de llevar a aquella provincia, a vuestra costa, hasta cien hombres, los sesenta de ellos, labradores casados, con sus mujeres e hijos, y los demás soldados y oficiales (artesanos) para la dicha población…” Señala del Hoyo que Carvajal no cumplió con los requisitos establecidos por la Casa de Contratación de Sevilla y eludió las investigaciones sobre la limpieza de sangre de las personas que vinieron en su urca, de las que casi la totalidad eran judíos de origen portugués, entre ellos a muchos de sus parientes.

    Y añade: “Carvajal aprovechó las circunstancias para lucrar: los supuestos colonos sólo fueron pasajeros que pagaron un alto precio por el pasaje ‘por ser de los prohibidos para pasar a las Indias’. Hacemos esta rotunda afirmación por constar en documentos fehacientes, que de las personas que vinieron en la urca de Carvajal, fueron muy pocas las que pasaron al Nuevo Reino y que ninguna pobló allí. Las más, después de una corta permanencia en Pánuco, se fueron metiendo por la Nueva España.” (6)

    Así pues, la aseveración de Rivapalacio de que el monarca español le dispensó a Carvajal cumplir los requisitos sobre limpieza de sangre para los colonos que trajese es falsa. Asimismo, como ha quedado dicho, la mayoría de la gente que reclutó (sefarditas portugueses) y trajo en su urca, nunca llegó al Nuevo Reino para poblarlo y colonizarlo acorde a las capitulaciones, sino que fueron traídos como simples pasajeros que pagaron altas sumas por el traslado subrepticio a la Nueva España.

    Adicionalmente, las Capitulaciones le comprometían a pacificar a su costa a los pueblos indígenas de Tampasquín, Tomotela, Tamapache y otros. En lugar de ello, Carvajal los redujo a esclavitud y los repartió entre sus soldados como botín o paga, contraviniendo lo pactado y lo ordenado por el virrey. Quebrando la palabra de paz dada a los indios, procedió de manera cruel y odiosa: Apartó a los maridos de sus mujeres y a las mujeres de sus maridos, sin conmoverse por el amargo llanto que la separación les causaba; y aún más, quitó los hijos a las madres, oyendo impasible a unos y a otras llenar con sus alaridos de dolor el campo
    (7)

    En todo caso, su entrada al Nuevo Reino de León ya como gobernador debió haber ocurrido a mediados de 1582, ya para entonces tenía como subordinados a Alberto del Canto y a Diego de Montemayor quien se había ido a esconder a las minas de San Gregorio (Cerralvo), huyendo de la justicia por haber dado muerte a su mujer.

    Desde entonces, hasta 1584, Carvajal simulaba hacer fundaciones para dar cumplimiento a las Capitulaciones, así levantaba cuatro o cinco casas de palos y palmas, a las que les ponía nombre de villa, hacía nombramientos de justicia y regidores, estaba quince o veinte días en cada sitio, lo desamparaba para luego ir a otro y hacer lo propio, cuando en realidad lo que si se dedicaba era traficar con esclavos para incrementar su fortuna.

    Ya para entonces, la real Audiencia de México estaba enterada de sus desmanes y hacia 1583 el fiscal había iniciado un proceso en su contra por las crueldades en la guerra de Tamapache y, sobre todo, por dedicarse al tráfico de esclavos faltando a las Capitulaciones y contraviniendo la prohibición expresa del virrey. En realidad éstos fueron los principales motivos del enjuiciamiento y caída en desgracia de Carvajal, no tanto la cuestión judía que vino luego y fue superviniente.

    En efecto, un incidente ocurrido con su sobrina, doña Isabel Rodríguez de Andrada, fue la causa que originó el involucramiento del Santo Oficio de la Inquisición, las investigaciones, el proceso inquisitorial y el posterior auto de fe contra los parientes condenados.

    Según ello, doña Guiomar de Rivera, esposa de Carvajal, le había encargado encarecidamente a su sobrina Isabel, para que persuadiese a su esposo de guardar la “la ley vieja de Moisén, y que no se lo dijese sino hasta después de haber llegado a las Indias, “y le dijo que ella (doña Guiomar) no osaba decirle nada de aquella porque temía que la matara, y que aguardase oportunidad de desgracia, o suceso malo para decírselo, y que como ella (doña Isabel) lo vio andar aflijido con necesidades y en desgracia del virrey, (…), parecióle buena coyuntura; que a solas lo llamó una tarde, y lo metió en un aposento, diciéndole… que le quería pedir una merced muy grande…y le fue diciendo lo que le había dicho doña Guiomar… que al oírlo… él se alborotó demasiado tirándose las barbas, y jurando a Dios que la matara allí luego y le metiera una espada por el cuerpo, si no pensara quemarla en vivas llamas de fuego… (…) se puso como un león de bravo, estaba echo un moro de enojo, la echó el dicho gobernador de allí con mucha furia, estaba hecho un demonio, que él propio la había de matar con un bocado.” (8)

    Ese incidente fue la causa para que cinco años más tarde don Luis y sus parientes fuesen procesados por la Inquisición, aunque es importante destacar que ya para entonces Carvajal estaba en la mira de las autoridades civiles por todos los atropellos y delitos por éste cometidos contra las Capitulaciones, las leyes y contravenciones a las recomendaciones virreinales, por eso se iniciaron los procesos civiles en su contra.

    A fines de 1586 Carvajal fue a México llamado por el virrey quien le señaló la ciudad por cárcel mientras se llevaba a cabo el proceso. Mientras tanto, don Luis había dejado a su sobrino, Luis de Carvajal el Mozo, como lugarteniente, pues se había dictado una suspensión contra Diego de Montemayor. Luego que unos indios robaran un caballo en una ranchería, Carvajal el Mozo procedió a castigarlos matando a algunos y esclavizando a otros, lo que provocó un alzamiento de los indios de la comarca. Éste logró escapar yéndose a México, y al poco tiempo se despoblaron la ciudad de León, las villa de la Cueva y de San Luis, quedando el Nuevo Reino totalmente despoblado hacia marzo de 1587.

    Al enterarse por su sobrino de las malas noticias del Nuevo Reino, Luis Carvajal abandonó secretamente la ciudad de México, desobedeciendo las órdenes del virrey y salió en franca huída hacia su gobernación. Una de las últimas tropelías de Carvajal consistió en haber enviado a la villa de los Valles a Cristóbal de Heredia para vender ahí a cien indios que había sacado de tierra adentro, y para que se apoderase en su nombre de dicha villa que no estaba en su jurisdicción. Esta fue la gota de agua que colmó la paciencia del virrey marqués de Villamanrique, quien ordenó su persecución y arresto.

    Hacia enero de 1589, Carvajal ya estaba preso en la cárcel de la corte, permaneciendo ahí hasta abril, en que fue trasladado a las cárceles secretas de la Inquisición, bajo el cargo de judaizante.


    Dice el historiador don Eugenio del Hoyo que Las causas de la caída de Carvajal resultan mucho muy claras. En primer lugar, su constante desobediencia a las disposiciones que prohibían hacer esclavos a los indios; segundo, el no haber cumplido, en diez años, con ninguno de los puntos de sus ‘Capitulaciones’; tercero, la mañosa interpretación que dio a éstos invadiendo, en forma violenta, jurisdicciones de los otros reinos; y, en último término, su actitud de reto constante a la autoridad del virrey impidiéndole llevar a cabo, en forma total, su política pacificadora y de libertad del indio. Por otra parte, la empresa estaba completamente fracasada. El Nuevo Reino quedó despoblado totalmente.(9)

    Así pues, ha quedado despejado el asunto de la judería en el Nuevo Reino de León, limitándose a lo descrito. Luego de estos sucesos, desaparecieron por completo los muy pocos sefarditas que llegaron con Carvajal, e incluso el Nuevo Reino de León quedó despoblado de cualquier alma hasta 1596, cuando Diego de Montemayor, el antiguo lugarteniente de Carvajal, fundara la ciudad Metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey, bautizada así en honor del reciente virrey don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey.





    Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, V conde
    de Monterrey y virrey de Nueva España.




    Es de suponer, que luego de los dramáticos sucesos ocurridos, tanto las autoridades virreinales como Diego de Montemayor se cuidaron en extremo para evitar que se afincara en el Nuevo Reino de León nadie sobre quien se pudiese tener la mínima sospecha de ser sefardita o converso.


    Notas bibliográficas

    (1) del Hoyo, Eugenio, Historia del Nuevo Reino de León 1577-1723, Fondo Editorial Nuevo León, Tecnológico de Monterrey, Monterrey, N.L, 2005.
    (2) del Hoyo, Eugenio, Ibidem, pág. 104.
    (3) Opus Cit., pág. 109.
    (4) Opus Cit., pág. 110.
    (5) Ibidem, pág. 111.
    (6) Opus Cit., pág. 115.
    (7) Ibidem, pág. 116.
    (8) Opus Cit., págs. 121 y 122.
    (9) Ibidem, pág. 133.



    Fuente:

    El arte de la fuga. Blog de Federico Zertuche: Luis Carvajal y de la Cueva

    Erasmus dio el Víctor.

  13. #73
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    "A Província de São Pedro do Rio Grande pertencia à coroa hispânica e, mesmo assim, os Bandeirantes residentes no Brasil investiram contra as pobres almas nativas, lhes arrancando do seio familiar os chefes de família , filhos maiores e às mulheres, que eram presas fáceis, deixaram os lusos (será que eram lusos?), uma grande desgraça: Doenças que dizimaram grande parte da população nativa do Sul."


    Cita Iniciado por Mexispano Ver mensaje
    Quebrando la palabra de paz dada a los indios, procedió de manera cruel y odiosa:Apartó a los maridos de sus mujeres y a las mujeres de sus maridos, sin conmoverse por el amargo llanto que la separación les causaba; y aún más, quitó los hijos a las madres, oyendo impasible a unos y a otras llenar con sus alaridos de dolor el campo


    Nótese la enorme similitud entre ambas frases.

    ¿Se habrán puesto de acuerdo las personas que escribieron estas investigaciones?

    Jejeje

    Última edición por Mexispano; 17/04/2014 a las 05:56

  14. #74
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Pongo la semblanza de otro de estos personajillos funestos, que además estuvo ligado a sus paisanos y secuaces, el ya mencionado Luis de Carvajal y Diego de Montemayor.




    Abren ventana al pasado de Alberto del Canto


    Por Eduardo Santos

    24/04/2009 - 04:00 AM





    Foto: Zócalo Monclova I Gerardo Ávila


    Saltillo, Coah.-
    Que fue un hombre perseguido por la Santa Inquisición, esclavista y nacido en una isla llamada Terceira fueron detalles de Alberto del Canto que se conocieron el miércoles gracias a la exposición que el historiador Carlos Recio Dávila presentó en el marco de la Convención Binacional de Ciudades Hermanas.

    Fueron 34 imágenes las que llevaron al expectante a un viaje a esa isla en la que conviven Praya y Angra, dos pequeñas ciudades, de las cuales se explicó su forma de vida, aspectos rurales y economía en la muestra que se llevó a cabo en el hotel Quinta Real.

    Sergio Recio, hermano del historiador que presentó la muestra fotográfica, captó esas imágenes a finales de la década de los 70, logrando con ello una ventana hacia el lugar que vio nacer al fundador de Saltillo.

    “La gente era muy trabajadora en la isla Terceira, pero vemos que los conquistadores que llegaron a México, no eran tan trabajadores, su intención era hacer esclavos”,destacó Carlos Recio en su explicación.

    La voz de Alberto del Canto pareció escucharse entre las imágenes, incluso la figura de él se hizo presente a través del grupo de teatro Arlequín, que entró en escena con cuatro actores.

    “Escribano, tome nota, de las minas de Mazapil nos han pedido más piezas, mañana al alba saldremos en excursión en busca de indios para su aprehensión y llevarlos hacia las minas”, destacó Alberto del Canto, interpretado por uno de los histriones.

    El escribano con papel y pluma en mano seguía a Alberto del Canto y detrás de ellos un religioso rezaba en medio de las mamparas de la exposición.

    La iglesia en donde el fundador de Saltillo fue bautizado, también está en las fotografías de la muestra, sin embargo, destacó Recio, en nuestra ciudad nunca demostró ser religioso, por el contrario pues hasta llegaron a apodarle “Alberto del Diablo”.

    Alberto del Canto, la Santa Inquisición os reclama”, gritó un actor vestido de monje que sostenía una cruz, dejando a los presentes atentos a la acción, mientras que el personaje del fundador de Saltillo hacía su retirada.

    “Era esclavista y además bastante mujeriego, por eso la Santa Inquisición lo perseguía”, señaló Carlos Recio para subrayar el movimiento escénico durante la exposición.

    Calles inclinadas que descienden hacia el mar, viviendas renacentistas, divididas en corraliños en donde la gente siembra maíz se vieron a través de las 34 ventanas abiertas por Sergio Recio en esta exposición.




    Fuente:

    Abren ventana al pasado de Alberto del Canto [Arte] - 24/04/2009 | Periódico Zócalo





    Alberto del Canto





  15. #75
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    .
    Última edición por Mexispano; 25/04/2014 a las 06:02

  16. #76
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?



    El Saltillo virreinal en sus orígenes.
    La pugna entre Montemayor y Del Canto


    Por: María Elena Santoscoy




    La historia temprana de Saltillo sugiere que este valle norestense constituyó un espacio privilegiado de oportunidades que atrajeron a inmigrantes de todas las calidades y oficios, especialmente a los de rango económico mediano y bajo. Aunque no había minas, la región contaba con suficientes tierras laborables, agua, indios y posibilidades para comerciar. Por tanto, varios peninsulares más o menos exitosos y algunos pequeños aventureros pudieron adquirir aquí, en un plazo más o menos corto, las anheladas “tres efes”, esto es, “fortuna, fama y familia”, y no necesariamente en ese orden. (1)

    Entre los primeros y más importantes colonos estuvieron Alberto del Canto, Juan Navarro, Santos Rojo, Francisco de Urdiñola y Bernabé las Casas, quienes lograron amasar un capital considerable gracias a su talento y conexiones, o a que supieron sortear con habilidad y destreza los riesgos que implicaba la empresa conquistadora española. Asimismo, a que estuvieron en posibilidades de invertir las ganancias de una conquista en otra. Sin embargo, eso no quiere decir que las cosas hayan sido fáciles para ninguno de ellos. La primitiva prosperidad de algunos se debió a una variedad de factores; entre los cuales destaca el nivel de riqueza que cada uno poseía antes de acudir a la fundación de Saltillo. (2) Previamente, la mayoría de los primeros colonos se habían desempeñado como labradores, artesanos, arrieros, o también como “cazadores” de indios en otras regiones para venderlos en los mercados y fundos mineros de la Nueva España. (3) Una vez en Saltillo, fueron pocos los que llegaron a acumular fortunas en la medida n que lo hicieron don Francisco de Urdiñola y don Bernabé las Casas, uno de los yernos de don Juan Navarro. (4) Tanto Urdiñola como las Casas fueron dos de los vecinos más prósperos de la primera década del siglo XVII en la región. Aunque Urdiñola no parece haber residido alguna vez dentro del ámbito saltillense, las Casas si lo hizo, pero por alguna razón trasladó luego sus negocios a Monterrey. (5)

    Tras la primera generación de saltillenses, algunos descendientes suyos parecen haber estado envueltos en la captura y venta de indígenas; una actividad que —aunque penada por las teorizantes Leyes de Indias— permitió consolidar buena parte del capital inicial de muchos conquistadores. (6) El historiador México-americano José Cuello — quien ha estudiado a fondo la historia colonial del noreste— considera como una verdadera proeza que los primigenios colonos hayan podido edificar sus haciendas y estancias rurales contando con tan pocos ingresos que, en general, provenían del comercio y la minería. (7)

    A lo largo de varias centurias la historia local adjudicó a Urdiñola la fundación de Saltillo; no obstante, en las primeras décadas del siglo XX, Alessio Robles puso en claro que el verdadero fundador de esta villa había sido don Alberto Del Canto, un peninsular originario de Praia, Isla Terceira del grupo de las Azores, —jurisdicción del reino de Portugal— cuyos padres fueron Sebastián Martins Do Canto y doña María Díaz Vieira.

    De acuerdo a la tradición matrilineal practicada en ese tiempo por los lusitanos, el apellido correcto de nuestro controvertido fundador debió ser: “Díaz Vieira do Canto”; es decir, primero el apellido de la madre y después el del padre. (8)

    Como don Alberto no tuvo la suerte de ser el primogénito, tal como hicieron muchos peninsulares contemporáneos suyos, decidió embarcarse rumbo al Nuevo Mundo en busca de aventuras, fama y fortuna, tocándole realizar la fundación de Saltillo por encargo del “adelantado” don Francisco de Ibarra. (9) Éste, a su vez, había sido comisionado por las autoridades españolas para que erigiese un nuevo reino con las tierras que lograse conquistar al norte de Mazapil, último bastión de la Nueva Galicia. (10)

    En virtud de que Ibarra era oriundo de las provincias vascongadas, el vasto territorio por él conquistado recibió el nombre de Reino de la Nueva Vizcaya, a cuya jurisdicción perteneció la villa de Santiago del Saltillo durante doscientos años. (11) Varios autores consideran que la creación del nuevo reino tuvo por objeto contrarrestar la enorme influencia que había llegado a adquirir la Nueva Galicia; y, en efecto, el descubrimiento de numerosas minas en el territorio de la Nueva Vizcaya, cuya capital fue Durango, parece haber puesto en serios predicamentos a la Nueva Galicia, puesto que el número de sus pobladores sufrió un severo descenso a partir de entonces.

    A diferencia de Ibarra, quien al momento de la fundación de Saltillo contaba solamente 17 años de edad, Del Canto podría haber sido considerado casi un anciano, pues tenía cerca del doble. (12) El historiador neolonés Eugenio del Hoyo encontró que Del Canto entró por Zacatecas, llegando, hasta las regiones mineras como Avino, San Martín y Mazapil en 1562, junto con los 170 soldados que Ibarra había reclutado en esa navidad. (13)

    Hasta ahora no ha sido posible ubicar con precisión el sitio para casa que Del Canto se mercedó a sí mismo en el corazón de Saltillo al momento de hacer la repartición de tierras y aguas. De acuerdo a la usanza española, su morada debió estar situada alrededor de la Plaza Real –actual Plaza Independencia– cerca de las Casas Consistoriales y del templo parroquial. En cuanto a sus propiedades rusticas, una de ellas corresponde a un sitio al sur de Saltillo conocido como Buenavista, mientras que otra —denominada Miraflores— estaba situada al oriente de la villa, cercana a las haciendas de Juan Navarro y Santos Rojo. (14) Mientras las tierras del primero corresponderían más o menos con el poblado que actualmente conocemos como La Hibernia, las del segundo y tercero podrían hacerlo con “Los González” y “Los Cerritos”, respectivamente. (15)

    Los datos disponibles sugieren que Del Canto era un sujeto arrojado y vehemente que, como no tenía esposa, no tuvo escrúpulos en entablar relaciones ilícitas con doña Juana Porcallo y de la Cerda, la joven mujer de su compatriota Diego de Montemayor, quien estuvo avecindado en el mineral de Mazapil en el año de 1572. Como llegó a Saltillo después de realizada la repartición, Montemayor no alcanzó a recibir tierras. De cualquier modo, fue un vecino importante, puesto que se desempeñó en este sitio varias veces como alcalde ordinario y una como alcalde mayor. (16)

    Montemayor asistió, junto con don Luis de Carvajal y de la Cueva —otro sujeto también de origen lusitano—, a la refundación del Nuevo Almadén, hoy Monclova, hasta cuyo sitio llegó el largo brazo de la justicia virreinal para acusar a éste de invadir jurisdicciones preestablecidas y practicar el judaísmo. Luego del prendimiento de Carvajal, Montemayor se regresó a Saltillo y poco después —en 1584— recibió una merced de tierras en un sitio llamado San Francisco, situado en el actual poblado de Apodaca, N. L. Dicha merced le fue otorgada por don Gaspar Castaño de Sosa, alcalde mayor de la villa de San Luis —hoy Monterrey—, quien se había quedado en el sitio como lugarteniente de Carvajal. Tras recibir un nombramiento efímero de tesorero real, Montemayor decidió repoblar, en 1596 —con doce familias de Saltillo y sin permiso de las autoridades virreinales— la para entonces extinta villa de San Luis, bautizándola con el pomposo título de “Ciudad metropolitana de Nuestra Señora de Monterrey”, en honor de don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey y virrey en turno. (17)

    El fundador de Monterrey estuvo casado en tres ocasiones: la primera, con doña Inés Rodríguez. Una hija de esta pareja, llamada también Inés Rodríguez, estaba casada con Baltazar (Castaño) de Sosa, uno de los fundadores de Saltillo y hermano de don Gaspar de los mismos apellidos. (18) No se sabe en qué fecha murió la primera mujer de Montemayor; tampoco cuándo contrajo éste nuevas nupcias con una mujer de apellido Esquivel, de la que nada se sabe y de quien pronto enviudó también. Su tercer enlace lo efectuó con doña Juana Porcallo y de la Cerda, una doncella neolonesa mucho menor que él y que, para su desgracia, en algún momento entabló relaciones amorosas con el fundador de Saltillo.

    Cuentan los cronicones locales que al descubrir los ilícitos amoríos entre su joven esposa y el cuarentón Del Canto, Montemayor montó en cólera haciéndose justicia por su propia mano; y que, además de asesinar a la adúltera, juró no cortarse el pelo ni la barba hasta cobrar venganza en la persona de don Alberto, quien hábilmente logró eludir siempre al ultrajado marido, al menos hasta que se convirtió en su yerno.(19)

    Lo más chocante del caso es que tras el ominoso engaño cometido por doña Juana y Del Canto, y el fatídico homicidio perpetrado por el injuriado, nuestro fundador haya contraído nupcias con la núbil Estefanía Montemayor Porcallo, hija del uxoricida y su amante, y que los hijos que tuvo con ella se apellidaran “Montemayor Del Canto”, debido a lo cual pronto se perdió su apellido. (20)


    Saltillo, Coahuila, julio de 2009




    NOTAS

    1. Entre los inmigrantes hispanos de la época permeaba “el anhelo general de acometer proezas y realizar hazañas para luego de invocar méritos, solicitar de la corte española encomiendas de indios por una, dos, y hasta tres vidas” Véase, Alessio Robles, Vito, Coahuila y Texas en la época colonial, Porrúa, México, 1978, p. 165

    2. Cuello, José, Saltillo Colonial: Orígenes y formación de una sociedad Mexicana en la frontera norte 1577-1821; Archivo Municipal de Saltillo-Universidad Autónoma de Coahuila, Saltillo 2004.

    3. El documento M.M.1714 de la Biblioteca Bancroft, de Berkeley señala que en el año de 1572, poco antes de la fundación de Saltillo, Alberto Del Canto y un sujeto de apellido Ábrego “prendieron 350 indios” Cit. por Garmendia Leal, Guillermo, en Origen de los fundadores de Saltillo Coahuila, edición privada, Monterrey, 1995, tomo I, p. 29.

    4. Don Juan Navarro es reconocido como el primer industrial norestense, en virtud de que construyó el primer molino de trigo en el Septentrión novohispano.

    5. Ibídem, tomo I, p. 11, Índice de vecinos de Saltillo y Monterrey (1575-1760)

    6. En opinión de los historiadores locales, la institución denominada “Encomienda” fue escasa y bastante benévola en Saltillo, no así en Monterrey, donde fue más radical y se prolongó porbastantes años más.

    7. Cuello, Op. Cit.

    8. Garmendia Leal, Guillermo, Op. Cit. tomo I, p. 1, 1995.

    9. Parece difícil que, a su edad, Del Canto permaneciera soltero.

    10. Don Francisco de Ibarra era originario de la villa de Durango en la provincia de Vizcaya, España. Era hijo de Pedro Sánchez de Ibarra y doña María de Aranda. La casa solariega de los Ibarra es una de las más viejas y nobles de Guipúzcoa. Desde muy joven, don Francisco se vino a la Nueva España, donde sirvió como paje en la corte del virrey don Luis de Velasco, suegro de su tío, el capitán Diego de Ibarra, uno de los fundadores de Zacatecas. Cuando el virrey urgió a don Diego para que continuara la colonización del Septentrión, éste decidió enviar a su sobrino, quien apenas contaba 16 años, para que se hiciese cargo de la expedición, tocándole la oportunidad de hacer por su cuenta la conquista de la rica provincia de la Nueva Vizcaya. Dicha expedición se inició a mediados de septiembre de 1554. Cit. por Durón Jiménez Martha, y Etchegaray Ignacio, en Diccionario Biográfico de Saltillo, Fondo Editorial Coahuilense y Archivo Municipal, Saltillo, 1995, p. 97.

    11. Toda la franja sur del actual Estado de Coahuila (“…hasta el año de 1787 la porción del actual territorio coahuilense comprendida entre los 24° 32´ y los 26° de latitud norte fue una dependencia de la Nueva Vizcaya”. V.A.L.”Coahuila y Texas en la época colonial” Ed. Porrúa, México, D.F. 1978) perteneció a la gobernación de la Nueva Vizcaya desde su fundación hasta el año de 1787, fecha en que fue segregada de ésta y anexada a la Provincia de Coahuila de la Nueva Extremadura.

    12. Garmendia Leal, en Op. Cit. tomo I, p. 38, dice que en el año de 1607 Del Canto manifestó
    tener 60 años; es decir que tuvo que haber nacido alrededor de 1547.


    13. Cuello, citando a Del Hoyo, en Op. Cit.

    14. Alessio Robles, Op. Cit. p. 78

    15. Al tiempo de arribar los tlaxcaltecas a Saltillo, Del Canto les cedió el goce de una parte del agua de su hacienda, la cual colindaba con las tierras de Juan Navarro y Santos Rojo. En Carlos Valdés e Ildefonso Dávila Documentos para la historia de la Nueva Tlaxcala, editado por el gobierno de Coahuila, año de 1990, p. 33, aparece textualmente la siguiente información: “… y
    también les hago merced [a los tlaxcaltecas] a mas de la agua que se les repartió para el dicho Pueblo para labor de las tierras de la quinta parte de la Agua que sale de un ojo de agua que está arriva de la del Saltillo, de donde riega Alberto del Canto sus sementeras, e que los dichos yndios pueden llevar la dicha agua por una azequia o azequias a la parte y lugar que quisieren


    = De las primitivas mercedes otorgadas a los fundadores de Saltillo sólo quedó documentado loque aparece citado en la “ratificación de mercedes” expedida por el gobernador de la Nueva Vizcaya en el año de 1580. Dicha relación al parecer está incompleta, pues hay mercedes que no están enlistadas en ella. Véase Alessio Robles, Op. Cit. pp. 69-88.

    = Nota: Las mercedes que se otorgaron a los fundadores eran de cinco especies:

    Caballería de tierra, la cual equivalía a un rectángulo de 1,104 varas de largo por 552 de ancho, correspondiente a 42 hectáreas de tierras laborables dotadas de agua.

    Tierras de Agostadero, las cuales eran las siguientes: “sitio de ganado mayor”, equivalente a un cuadrado de 3,333 varas 1/3, o sean 1,755 hectáreas; y “sitio de ganado menor”, equivalente a un cuadrado de 5,000 varas, o sean 780 hectáreas, aproximadamente.

    Sitio para casa, solar y corral, equivalente a un cuadrado de 50 x 50 varas castellanas; esto es, 40 mts. cuadrados aproximadamente.

    Suerte de huerta, equivalente a un cuadrado de 552 por 275 varas, o sean 10.7 hectáreas de tierras dotadas de agua.

    Herido de molino, equivalente a un cuadrado de 50 varas por lado. Cada “vara castellana” equivalía a 80 centímetros aproximadamente.


    16. Alessio Robles, Op. Cit. p. 178

    17. Durón Jiménez, Op. Cit. pp. 113 y 114

    18. Garmendia Leal, Origen de los fundadores de Texas, Nuevo México, Coahuila y Nuevo León: vecinos de Saltillo, 1575-1710, tomo II, p. 78. Este autor ha encontrado que don Baltazar era hermano de don Gaspar Castaño de Sosa, compañero de don Luis Carvajal y de la Cueva y también primer colonizador de Nuevo México. Baltazar era yerno de Diego Montemayor. En el año de 1583 hizo donación a su hermano Gaspar de una estancia de ganado mayor y una caballería de tierra de las que le había mercedado Alberto Del Canto en Saltillo. Cit. por Garmendia, Op. Cit. tomo I, p. 34. Véase también Durón Jiménez, Op Cit. p 163. Esta autora sostiene que Baltazar (Castaño) de Sosa nació en Portugal y que casó con doña Inés Rodríguez, hija del primer matrimonio de Diego de Montemayor. Sosa tuvo tres hijos y en el año de 1583 se desempeñó como alcalde ordinario de Saltillo.

    19. Al llegar Carvajal al Nuevo Reino de León, encontró a Montemayor en las minas de San Gregorio, donde se había refugiado tras el asesinato de doña Juana Porcallo. Poco después, en ese propio lugar, Carvajal fundó la ciudad de León (hoy Cerralvo). Véase Garmendia, Op. Cit. tomo I p. 34.

    = Carvajal y de la Cueva era originario de Mogodorio, Portugal. En 1578 regresó a España para solicitarle mercedes al rey, quien le concedió un cuadrado de 200 leguas por lado en la mitad norte de la Nueva España. Una vez que regresó de España con dichas capitulaciones, concedidas por Felipe II, se dirigió a Saltillo deponiendo a sus autoridades. Gracias al apoyo que encontró aquí pudo refundar el Nuevo Almacén, hoy Monclova, hasta donde llegó la comisión encargada de aprehenderlo, acusado de invadir jurisdicciones previamente establecidas. En 1596, Carvajal murió en la cárcel real de México. Entre los cargos que se le imputaron estuvo el de practicar el judaísmo.

    20. Al parecer, dicho matrimonio fue ideado por el propio Luis de Carvajal para que dos de los escasos y más prominentes colonos españoles locales no se matasen entre sí.







    Fuente:

    El Saltillo virreinal en sus orígenes. La pugna entre Montemayor y Del Canto - Fundaciones, Reales, y otros asentamientos
    Última edición por Mexispano; 25/04/2014 a las 06:01

  17. #77
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Mexispano Ver mensaje
    Nótese la enorme similitud entre ambas frases.

    ¿Se habrán puesto de acuerdo las personas que escribieron estas investigaciones?

    Jejeje

    Ja, ja, cierto. Está claro quienes eran los que maltrataban a los indios.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  18. #78
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Cita Iniciado por Erasmus Ver mensaje
    Ja, ja, cierto. Está claro quienes eran los que maltrataban a los indios.
    Y a los negros

    Voy a poner unos videos que ya son bien conocidos y que ayudan a reafirmar lo que se ha expuesto aquí, si solo nos atenemos a lo que presentan y dejamos de lado la figura de David Duke (racista ligado al Ku Klux Klan), nos daremos cuenta que gran parte de esta investigación está basada en información obtenida de las propias fuentes judias. Además también culpa a los mismos negros que hacían negocio con la venta de sus corraciales. Y de paso hace una mención en contra de la tendenciosa película "Amistad" donde el judio Steven Spielberg maneja tópicos de la leyenda negra.






    Erasmus dio el Víctor.

  19. #79
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    La historia de un famoso bandeirante. Si nos fijamos en los apellidos de la historiadora que elaboró este escrito nos daremos cuenta por qué al final de su reseña lanza loas a semejante sujeto.





    Anita Waingort Novinsky:
    O judeu Raposo Tavares e os jesuítas

    Pesquisas recentes acrescentaram um fato novo à história dos bandeirantes: a origem judaica de Antônio Raposo Tavares.
    Natural do Alentejo, Raposo foi criado pela madrasta, Maria da Costa, em uma casa onde se praticavam as cerimônias e festas judaicas clandestinamente. Maria foi presa pela Inquisição, juntamente com vários membros da família, e confessou sob tortura seu judaísmo secreto.

    Raposo Tavares chegou em São Paulo aos 18 anos, com seu pai e um irmão. Em 1628, atacou as reduções jesuíticas, expulsou os jesuítas do Paraguai, fez recuar a expansão castelhana e apossou-se das terras, que foram incorporadas ao Brasil. Descrentes e iconoclastas, os bandeirantes demoliam as igrejas, quebravam as imagens sagradas e matavam os jesuítas.


    A historiografia brasileira tem atribuído a fúria devastadora com que os bandeirantes se lançaram contra as reduções jesuíticas a motivações econômicas, como a posse dos índios e a busca de metais preciosos. Sem excluir esses interesses, um mergulho nos documentos revela que uma forte razão ideológica os movia, pois quase todos os bandeirantes tinham membros da família nos cárceres inquisitoriais.

    De fato, o Tribunal do Santo Ofício da Inquisição de Lima já funcionava desde 1570, e exatamente entre 1635 e 1639, no auge das Bandeiras, foram condenadas por ele 80 pessoas, 64 das quais por judaísmo.


    Os jesuítas do Brasil já eram cúmplices da Inquisição portuguesa desde que esta enviou ao país, em 1591, a primeira visitação. Toda correspondência dos inquisidores referente à prisão dos hereges brasileiros era enviada ao provincial da Companhia de Jesus.

    Nessas cartas, os paulistas eram apontados como "judeus encobertos", "falsos cristãos" e acusados dos crimes mais vis. E nas crônicas jesuíticas, os bandeirantes, além de judeus, eram chamados de corsários, facínoras, bestas e feras.

    Felipe 6º ordenou ao vice-rei do Brasil que Raposo Tavares fosse entregue à Inquisição. Um acaso impediu que o bandeirante fosse preso e morresse queimado: eclodiu então a revolução que separou Portugal da Espanha e a ordem ficou sem efeito.


    Em 1647, Raposo Tavares partiu para a maior expedição de descobrimento de todo o mundo. Um dos seus mais surpreendentes resultados foi conhecer, pela primeira vez, a extensão da América do Sul. Raposo Tavares dilatou o Brasil e foi o descobridor de um continente. Júlio de Mesquita Filho o caracterizou como "o herói de uma das mais famosas façanhas de que guarda memória a história da humanidade".


    Há um mistério até hoje não desvendado em torno da vida de Raposo Tavares. Entre 1642 e 1647, seu nome não aparece nas atas da Câmara e em nenhum documento. Foi o verdadeiro explorador de um continente mas, em seu tempo, totalmente ignorado. Jaime Cortesão, o famoso historiador português, chama esse fato de "conspiração do silêncio" e pergunta: onde esteve Raposo durante esses anos e como explicar esse silêncio? Até que ponto está relacionado à sua origem judaica?


    Na verdade, não sabemos qual foi a dimensão de seu judaísmo. Sabemos que Raposo Tavares, questionado sobre qual lei o autorizava a se contrapor aos jesuítas, respondeu: "A lei que Deus deu a Moisés". E sabemos, principalmente, que ele representou os contestadores dos regimes de opressão e do fanatismo.


    Além de explorador, foi um revolucionário, um político e um idealista. Cortesão ergueu Raposo Tavares ao pedestal dos homens que construíram o Brasil.





    ANITA WAINGORT NOVINSKY
    , historiadora, é professora livre-docente da USP






    Fuente

    Las Españas - Una Corona - Varios Reinos: Anita Waingort Novinsky: O judeu Raposo Tavares e os jesuítas







    Antonio Raposo Tavares


    Última edición por Mexispano; 26/04/2014 a las 20:20
    Erasmus dio el Víctor.

  20. #80
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    Re: Los marranos: ¿víctimas o victimarios de España?

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Muy buenos aportes, amigazo. Los vengo compartiendo en FB en unos grupos de hispanistas que me agregaron.



    Imperium Hispaniae

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