Actualidad de la batalla de Lepanto

Estos días he repasado un poco (frugalmente, que es verano) lo que significó la batalla de Lepanto. No he podido por menos que plantearme su "actualidad" en términos de civilizaciones, y creo que es mucha. Las potencias cristianas, a su aire, fracasaban estrepitosamente en sus intentos de frenar la expansión turca por el Mediterráneo, que representaba una amenaza que hoy llamaríamos "global" a la cristiandad y los diferentes reinos o ciudades-estado.

Si lo leído es correcto, sólo el Papa, después de los últimos movimientos turcos y fracasos de los diferentes reinos cristianos, percibió, comprendió, en toda su intensidad y magnitud la amenaza. Y no cejó en su empeño hasta conseguir armar y organizar la armada cristiana que finalmente puso fin a la expansión turca.

Creo que si estudiamos las cifras de la actual expansión islámica podemos trasladar a la actualidad, entiéndase como ejercicio intelectual, un escenario similar, sugerido específicamente a partir de los hilos sobre la debacle natalicia que padecemos y la explosión demográfica islámica (de hecho no sé si decirle islámica, árabe, musulmana o todo a la vez, el resultado siempre me parece el mismo, a pesar de la diferencia de cada término), y de su impacto, tremendo, en las sociedades europeas cristianas. También como éstas afrontan la cuestión: sin decisión, cada una a lo suyo, sin una política que necesariamente debe considerarse continental, etc. Creo que sin duda nos aproximamos a un escenario de capital trascendencia como el que representó la batalla de Lepanto, con nuevas circunstancias, nuevas "armas", nuevas necesidades y todo lo "nuevo" que obviamente podamos añadir, pero que en el fondo plantea el conflicto en su misma intensidad y trascendencia.

Por otra parte, y ya en términos historiógraficos, me ha llamado poderosamente la atención la minusvaloración, ignorancia y general desconocimiento o irrelevancia social del papel de los dos almirantes catalanes claves en la batalla: Lluís de Requesens y Joan de Cardona. Y ésto en contraposición, al margen del mando formal que ostentaba el infante Juan de Austria, a la relevancia y reconocimiento de los otros dos almirantes clave de la batalla: Álvaro de Bazán y Andrea Doria. Si no me equivoco Álvaro de Bazán tiene la escultura delante del ayuntamiento de Madrid, ha dado nombre a una línea de fragatas, etc. Andrea Doria es también ampliamente reconocido no sólo en Génova, sinó en toda Italia.

Si no lo he estudiado mal, Lluís de Requesens fué el lugarteniente clave de Juan de Austria, ya que éste sólo tenía en el momento de la batalla unos 16 años. Según la tradición fué él (Requesens) quien trajo a Barcelona el Sant Crist de Lepant, venerado en su capilla de la Catedral de Barcelona, de enorme devoción popular... Pero lo cierto es que a pesar de figurar en la galeria de "Catalans il·lustres" (sita en el palacio gótico que lleva su mismo nombre y que actualmente es sede de la Reial Acadèmia de les Bones Lletres, en Barcelona), es un total desconocido, y no sé -igual sólo es ignorancia- de ningún monumento público que le rinda el merecido homenaje o reconocimiento. Y menos aún en el caso de Joan de Cardona, también almirante, aunque su importancia pudiera estar al nivel de Andrea Doria o Álvaro de Bazán.

Ésto me sorprende. No creo que se pueda hacer una lectura "política" facilona en términos de actualidad, ya que no me consta que en ningún momento el reconocimiento haya sido el que debiera. Y porque la batalla de Lepanto está históricamente muy presente en la ciudad de Barcelona, tanto por la gran devoción popular al Sant Crist de Lepant, en la catedral, como por la importancia que tiene para el Museu Marítim, donde la galera real, de Joan d'Àustria, ocupa un espacio central -e impresionante- del museo (según la "tradición popular" el Sant Crist presidía esta nave capitana, y su imagen levemente ladeada obedece a un milagro, cuando la imagen evitó con este "arqueo" el impacto de una bala de cañón turca que se le dirigía directamente).