Revista FUERZA NUEVA, nº 485, 24-Abr-1976
NEOBERENGUERISMO (Entre la apertura y la reforma)
… El pueblo español se ha negado a ser marioneta, “objeto”, a ser cosificado políticamente por oligarquías y grupos político-periodísticos de tan cambiante y chaqueteante coloración; por los grupos de presión económico-política neocapitalista…; por los manejos de cierta secta tenebrosa, la masónica, y en los días presentes los de otra secta no menos tenebrosa, el progresismo eclesiástico.
El sufragio universal
Tales son los cuatro componentes de nuestro neofeudalismo político contemporáneo, el más funesto sin duda de todos los feudalismos de nuestra historia, puesto que se basa y nutre en ese manantial de irresponsabilidad, de opresión política y explotación humana, anónimo, difuso, insidioso y latente que es el llamado sufragio universal directo, gran lacra colectiva por virtud de la cual se monta –y aquí el vocablo de la equitación es fielmente expresivo- sobre los países unas estructuras de dominación simuladoras de la voluntad nacional, que por esencia del sistema devienen irreversiblemente despóticas. El sufragio universal, como decía Costa, es un sarcasmo, representa para el pueblo el derecho a darse periódicamente un amo que le dicta la ley, que le imponga su voluntad. “La papeleta electoral es el harapo de púrpura y el cetro de caña con que se disfrazó a Cristo de rey en el Pretorio de Pilato”.
En la práctica viene a ser una forma de autocracia, al decir de Salvador de Madariaga, y por virtud d ela ley de hierro de Michels, degenera forzosamente en despotismo. Así afirmaba en 1945 el profesor Fraga Iribarne refiriéndose a “la fuerza bruta del número”, “al principio de la falsa voluntad nacional”, que “el sufragio universal es la antítesis de la organización”, el sufragio universal “mató (por paradoja) al principio de la representación”, concluyendo que “la ciencia política tiene que desmontar el mito democrático como una superestructura que ha oscurecido la mayor parte de las cuestiones vitales”.
Antidemocracia y feudalismo liberal
Por eso la democracia formal no cuajó nunca en España y los periodos en que se implantó fueron sinónimos de frustración y decadencia, ni podrá nunca arraigar aquí, porque está en oposición con nuestra psicología y nuestra idiosincrasia individual y colectiva. Los españoles tienen una acendrada conciencia de los valores de la personalidad, de la dignidad individual y de la libertad personal y política: “la democracia como forma social es espontánea y natural en España, en tanto que como forma política ha fracasado siempre entre nosotros”, escribe Madariaga (“Anarquía o jerarquía”).
El pueblo, que en su impulso vital por los derechos de la personalidad y la libertad de la comunidad política alumbró las concepciones de Vitoria, Suárez, Mariana, Las Casas, repudia la pseudoideología de la democracia formal como caricatura de aquéllos y siente una repugnancia instintiva a cubrirse con el disfraz de que hablaba Costa, porque no admite los disfraces más que en el Carnaval… y se niega a participar en la carnavalada del sufragio universal como modelo político y de gobierno y secundar a sus figurantes, los Salmerón, Sagasta, Cánovas y Romero Robledo, a los que ahora se quiere convertir en arquetipos para el primer Gobierno de la Monarquía y para un nuevo turno de partidos, olvidando que el turno Sagasta-Cánovas nos llevó al desastre del 98.
“Oligarquía y caciquismo”
Desde las Cortes de Cádiz a 1939, la participación electoral entre nosotros ha sido ínfima, de las más bajas de Europa, como atestiguan las estadísticas de Martínez Cuadrado, López Rodó, Tusell. El pueblo se ha apartado siempre, entre irónico y burlesco, de ser instrumentado por las urnas, que considera como un fraude; y en esta forma durante siglo y medio un puñado de políticos profesionales, supuestamente elegidos por unos cientos o miles de miembros de estos o los otros partidos por ellos fabricados, han impuesto mediante la ficción representativa y la simulación democrática su dominio en el gobierno de todos los españoles, el sistema que Costa definía como “oligarquía y caciquismo”. ¿Puede darse mayor tiranía institucionalizada que esta suplantación en el gobierno de la totalidad o de las mayorías por una minoría que no lo es siquiera, sino una serie de grupúsculos?, y a eso se le llama la normalidad constitucional, la soberanía nacional, y se habla de los derechos públicos subjetivos.
Pues bien, esa “normalidad constitucional” es la que se pretende restablecer ahora por quienes rechazan el continuismo, en un a fortiori politizador, reanudando el nefasto ciclo iniciado en 1810, y con máximos agravantes, porque nunca ha sido más explícita, más consistente y numerosa que ahora la oposición del pueblo español a la dictadura de la democracia formal. Repetidas encuestas lo vienen confirmando. Todos los esfuerzos y presiones han conseguido reunir dificultosamente 25.000 firmas para constituir asociaciones en una nación de 35 millones de habitantes. Por eso ha habido que prescindir de dicho mínimo, autorizar la formación de asociaciones con dos o tres miembros en el proyecto de ley… a aceptar la formación de grupúsculos y más grupúsculos, como varios de Cataluña; y sobre todo, a traspasar –a modo de liquidación por derribo-la forja asociativa al Ministerio de la Gobernación, el método clásico…
De las declaraciones a los hechos
… El pueblo español se sorprende de que se hable continuamente de la “imaginación creadora” para responder… “al desafío de los tiempos”, y después esa imaginación creadora consista en volver –el infinitivo volver se repite continuamente desde el 12 de febrero en declaraciones y discursos oficiales en las Cortes- a las ideologías petrificadas, los partidos y principios del siglo XIX… y a enclaustrar otra vez a la sociedad española de 1976 en la armadura vetusta política decimonónica… y se consienta la libre actuación ilegal de los partidos, incluidos los más odiosos de la República, a pesar de su ilegalidad.
En este punto y en tantos otros se sigue, al parecer la fórmula de don Pío Cabanillas, de aplicar la legalidad vigente en forma de hecho derogatorio, bordeante o de exigencia inexistente, lo cual está creando un estado de inseguridad jurídica, por las repercusiones imitativas que promueve en la sociedad… De aquí el hecho insólito de que, desde abajo, hayan tenido que solicitar el respeto a la ley la Confederación Nacional de Combatientes, ANEPA, UNE, FNE, reclamando la defensa de la legalidad… que socava el principio de autoridad y sirve de ejemplo para fomentar la conflictividad.
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Desconcertante, inexplicable
Es lógica la irritación y el pesimismo de los españoles, que no podemos explicarnos semejante dualismo entre las declaraciones y los hechos… Se postula la sagrada unidad de España, y que no se tolerará separatismo de ningún género, pero éste se halla más boyante, agresivo y confiado que nunca. Se consintió las reuniones subversivas de Guernica y la Asamblea de Barcelona. Los mueras a España y las banderas separatistas proliferan, ondeando incluso en una Facultad compostelana. Cunde el proselitismo organizado a favor de los Estatutos de la república, incluso el de Galicia… Un miembro de ETA discursea en una universidad madrileña a la sombra de Ruiz-Giménez…
Reconciliación o politización
El señor Fraga se lamenta, con elocuente acierto, de que haya habido en España durante el siglo XIX catorce Constituciones y de que la insolidaridad y las luchas políticas impidieran que España se incorporara a la revolución industrial y cultural de la época, pero es el caso que otra Constitución más, aunque se enmascare con el eufemismo de reforma constitucional se está implantando, por iniciativa de él mismo, ministro de la Gobernación, y con ello abriendo otro periodo constituyente en que ya estamos sumergidos… Y después de lamentarse del medio millón de muertos de la pasada contienda, proclama la necesidad de la convivencia, la reconciliación y el olvido. En esta convicción estamos todos, y la España de Franco, y dentro de ella, sobre todo Falange, adoptó esta política abierta de reconciliación, en una amplitud –que ahora se silencia- ejemplar para una Europa en donde no prescriben los delitos políticos…
Tres casos
El Gobierno ha manifestado claramente su política de apertura… Pero es un hecho que, por contingencias políticas, motivos de estrategia, de predisposiciones ideológicas… la equidistancia de su actitud se viene rompiendo por entero… Podemos comprobarlo en los tres casos siguientes:
-a) La increíblemente benévola disposición para restaurar los partidos y agrupaciones históricas, UGT, CNT, FAI, POUM, Esquerra Catalana, que fueron protagonistas en nuestra guerra. Ha causado la más penosa impresión la total apertura a Rodolfo Llopis, que intervino activísimamente en la guerra, después fue organizador nacional del maquis, que tan tas víctimas y daños causó; secretario político de Indalecio Prieto, ya instalado en España, y que ahora lo es de la UGT renaciente; a Abad de Santillán, ex dirigente de la FAI, “bien recibido incluso por la Policía”, como dice gozosamente «Ya», y que se queda en España para restaurar aquella Central anarquista. ¿Son tan necesarios y tan urgentes en España en los tiempos en que corrientes internacionales e internas tratan de desmantelar revolucionariamente todo el país…? ¿Se considera necesaria para la convivencia pacífica de los españoles y el arraigo de la Monarquía la reimplantación de la FAI y el POUM, que inundaron de luto a regiones enteras?...
-b) La tendencia a reconocer en las regiones infectadas por separatismos, como expresión poco menos que única del sentir de ellas, a los partidos, movimientos y personalidades separatistas, nacionalistas, neofederales o estatutistas, y a relegar, dándolos casi por inexistentes a las figuras, movimientos y masas que sienten y quieren a España, con lo cual se fomenta imprevisoramente el desarrollo de los separatismos y nacionalismos localistas, a los que se prodigan comprensiones y tolerancias que no reciben los núcleos españolistas de sentido acendrado de la Patria española… ; gozan de mayor tolerancia los menos acreedores a ella, porque sería mil veces preferible una España roja a una España rota, como decía calvo Sotelo. De ahí la alarma de que la obra de las comisiones para establecer el Régimen especial (¿son compatibles acaso los regímenes de privilegio con la democracia auténtica?) desemboque en volver al régimen de taifas, a implantar de hecho el total contenido y estructuras de los Estatutos de la República…?
-c) A partir del asesinato de Carrero Blanco, y sobre todo en el último cuatrimestre, se está desarrollando (y envenenando con ello nuestra atmósfera espiritual) una bien organizada ofensiva patrio-masoquista encaminada a deformar, desprestigiar y, en muchas ocasiones, ridiculizar el sentido y los valores del Alzamiento, del Movimiento Nacional y del sentido mismo de Patria y de civilización cristiana y a rehabilitar y glorificar la obra y los hombres de la República, a los esbirros y los jefes militares e intelectuales de la zona roja. Esta ofensiva opera por numerosas vías: el teatro –nunca tan encenagado como ahora-, la novela, los concursos y premios literarios, prefabricados “ad hoc”, los recitales y festivales rojo-separatistas, el ensayo, los escritos políticos, las “enseñanzas” de ciertos catedráticos, la pseudo-historia manipulada, en la que destaca el experto especialista en tales operaciones señor De la Cierva; mediante una gran parte de la prensa, monocorde en una sola dirección cuando tanto se habla de pluralismo, y sobre todo, paradójicamente, de la televisión y radio del Estado, que, en determinadas regiones se consagra al nacionalismo localista y la desafección a España; y mediante la acción de la Iglesia política, desde Justicia y Paz a las Comunidades de Base, a las homilías, pastorales, documentos y ciertas revistas eclesiásticas…
Todo ello goza de excesivas condescendencias en nombre de una libertad de expresión que debiera tener como límite el respeto a la paz, a la Patria y a la ética, y es evidente que no contribuye a la pacificación sino al encono recíproco entre españoles; pero es que, en este punto, al parecer, el Gobierno… se lava las manos como Pilato.
Por otra parte, en buenos principios democráticos, si la conciliación ha de darse entre todos los españoles, si el Gobierno ha de ser también para todos los españoles… las entrevistas con Llopis, Tierno, Cantarero, etc. debían haberse efectuado también con Fernández Cuesta, Fernández de la Mora, Girón, Blas Piñar… y sin embargo están siendo marginados, dejados de lado en las cunetas de la vida política; y las numerosas y constantes audiencias con los representantes de la social democracia, liberales y demócrata-cristianos extranjeros deberían concederse también a líderes de los movimientos nacionales y cristianos de Francia, Bélgica, Italia…
… Pedimos a Dios que ni ahora ni nunca surjan en España segundas ediciones del liberal Azaña que, como él, traten de implantar la democracia formal como sea, a trueque de lo que sea, de pactos, compromisos, tolerancias y secesionismos que sean, aunque se hunda el templo; roguemos a Dios que el actual neoberenguerismo no desemboque en las consecuencias de suicidio nacional que tuvo el berenguerismo pasado.
Carmelo VIÑAS Y MEY
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