LA RENDICION DE BREDA
Como ha sido siempre esta rebelde y depravada nación de Olanda tan obstinada y contumaz, y que nunca ha querido estar al yugo y leyes de la obediencia, aunque han conocido con evidencia, que van errados en seguir lo contrario, por no degenerar de lo que sus passados han seguido; si bien lo padecen los inobedientes habitadores destas islas, castigándolos la mano poderosa de Dios (aunque con misericordia) ya con cruelissima peste, que unida con le penuria y esterilidad del necessario sustento, les ha confundido tantas almas en los abismos infernales, ya con tantas guerras, con que no solo les ha amenazado, más las han experimentado personalmente, desbaratándoles la fuerça y poder de los Católicos Españoles, Flamencos y Alemanes, y otras naciones, que militan debaxo del glorioso Estandarte de nuestra Católica Fé.
Agora últimamente, auiendo conocido la Católica magestad del Rey Don Felipe Quarto nuestro señor ser tan importante a la Iglesia la destruyción total desta rebelde nación, dió orden y poder al Sr. Marqués Ambrosio Espinola, para que como tan valeroso Capitán pussiese todo su conato y fuerças en cercar alguna de aquellas ciudades rebeldes de Olanda, y la pussiese en el mayor aprieto que las fuerças alcançassen, hasta ver su total ruyna y destruyción, si antes por bien de paz y buen concierto no se quisiessen entregar, quedando sujetos y obedientes a la Corona Real de España.
Puso su Excelencia como tan católico y obediente al mandato de su Rey, por obra lo determinado, y con vn poderoso Exército de Españoles, Alemanes, Flamencos y Italianos y otras católicas naciones, que con entrañable afecto dessearon siempre el cerco y batería desta ciudad, por ser como inexpugnable, con desseo de colocar en ella, a pesar del enemigo vando, el Estandarte de nuestra sagrada Religión.
Supuesto esto, no le pudo ser al enemigo oculto lo determinado por nuestro General, y assí sabiendo que su determinación yua guiada a cercar esta ciudad de Breda, y que se le amontonaua gran número de miserias, por ser grande el poder de España, dió orden el Conde Mauricio (aunque pronosticando su total ruyna) de conduzir y agregar los Príncipes poderosos de su vando, para el socorro y preuenciones necessarias para su defensa; y assí la guarneció de mucha infantería para su resguardo, artillería y municiones para su defensa, fossos, trincheras, castillos, torres y murallas fuertes, con otras preuenciones y aparatos de guerra, y vitimamente de bastimentos para el sustento. Y finalmente bien preuenidos de todo lo necesario para su defensa, les cercó el Marqués Espinola con sesenta mil hombres, y pareciéndole mejor camino para expugnarla, tener de assiento el cerco, que faltándole al enemigo el sustento necesario, y atajando el socorro que le pudiese entrar por otras partes, no era posible dexar de rendirse. Finalmente el contrario que más guerra ha hecho en esta ocasión ha sido el Conde Mansfelt, este ha pretendido y puesto por obra el socorro de Breda, y siempre ha escapado desbaratada su gente, muerta mucha della, y dexeando en mano de los católicos todo el bastimento que para socorrerla traían. Vltimamente después de treze meses de hambre, peste, y otras calamidades insufribles, que fueron manifiestas a los nuestros, causas que los esforçaua, más los ánimos, dándoles esperanças ciertas de la vitoria siruiendoles de aliuio a los Católicos para lleuar las insufribles calamidades, causadas de las inclemencias de los elementos en la tierra, assi con la demasiada nieue y yelos que humedecían y escarchauan el suelo, como con la indomable fuerça de los furiosos vientos, que derribauan y echauan por tierra las tiendas de nuestros exércitos. Finalmente inuierno rigurossisimo, y que les hazía a los enemigos tomar ánimo pareciéndoles no duraría el cerco de la ciudad por la riguridad del tiempo: más fomentaua Dios nuestros ánimos con las buenas esperanças. Y agora vitimamente a doze de Mayo determinó quinta vez socorrer el Conde Mansfelt, por vitimo remedio a la ciudad de Breda con doze mil hombres y gran preuención de bastimentos, auiendo primero tratado con los de la ciudad, que al tiempo que se acercasse a la ciudad, saliessen della dos mil hombres, y trauassen escaramuça con el quartel de los italianos, pareciéndoles más flacos, para que diuertidos los nuestros en la escaramuça con el enemigo pudiessen los que venían en socorro entrarse por vn lado a río rebuelto (como dizen) puesto por obra lo determinado, salieron de la ciudad cosa de dos mil Infantes, y acometieron a los nuestros, y fueron tan bien recibidos, que los desbarataron, y mataron muchos dellos, y los que se escaparon fué por vña de cauallo. Pensó aora el enemigo entrarse, más no pudo, que fué sentido de los Españoles, que como Leones le acometieron, y mataron más de mil hombres, derrotándolos de modo, que por una parte fueron quinientos, por otra mil, y por otra trezientos, y desta manera los nuestros en su alcance, dexando en sus manos muchos las vidas. Con este vltimo fin quedaron los de la ciudad tan deuilitados, que ellos mismos cruzaron las manos a la obediencia, tratando del concierto, que bien les estuuiera para su libertad, y assi salió vn personage, y entró en ella otro de nuestra parte a tratar del modo que se auían de entregar, y assí se conuinieron a cinco días de Junio deste año, que desocuparían la ciudad, y entregarían la plaça al Marqués Espinola, en nombre de nuestro gran Monarca Felipe Quarto, con que les dexassen sacar quatro piezas de artillería, y sus armas, con las cuerdas encendidas, y más lo que buenamente cada vno pudiessc lleuar sobre su persona.
Concediolo assi el dicho nuestro General y assi salieron de la Ciudad quatro mil hombres, lleuando consigo lo que queda dicho: éstos auian quedado solo de guarnición en la Ciudad, auiendo muerto en el tiempo que ha que está cercada esta Ciudad cinco mil hombres de los que estauan puestos de guarnición para defensa de la ciudad, que de la más gente vezinos della con mugeres y niños han muerto en este tiempo que ha durado el cerco más de ocho mil personas, todos de hambre, peste, y otras enfermedades, causadas del mal olor de los muertos, y de la gran estrecheza y aprieto en que estauan metidos, pues auia casa en que se recogían quarenta personas. Finalmente el enemigo salió bien contra su voluntad, si bien se les hizo y permitió buen passage, pues escaparon las vidas a merced de nuestro General, que se contentó con verlos rendidos y sujetos a su obediencia. Entraron los nuestros flanqueando la ciudad y entregándose en las fortalezas, y artillería, y municiones que les auian quedado, si bien era tan escaso todo lo que en la ciudad hallaron, que mostraron bien los enemigos quan desafuciados estauan de humano socorro. Queda nuestro virtuoso Marqués apoderado en la ciudad, ordenando las cosas de gouierno della, fortaleziéndola con mucha infantería, y fortificando todo lo que con la flaqueza del enemigo estaua casi por el suelo. Dios nuestro Señor sea seruido de dar a nuestro Rey y señor muchas y felizes vitorias contra infieles, y prospere la vida de sus leales vassallos, que tan afectos se muestran al zelo de su honra, dando y arriesgando sus vidas en defensa de nuestra santa Fé Católica, como estamos obligados.
* Relación de 1625 impresa en Sevilla.
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