Uno de cada tres internos en las cárceles españolas ya es extranjero

Madrid-

El imparable aumento de la población extranjera que reside en España está repercutiendo en todos los ámbitos de la sociedad, y el carcelario no es ajeno a esta creciente tendencia. Si en el año 2000 había internados en las cárceles españolas 7.900 presos de otros países, que venían a representar un 17,87 por ciento del total de la población reclusa, tal cantidad se había elevado hasta los 18.616 a 31 de diciembre de 2005, lo que ha supuesto un aumento de 10.716 internos en números redondos, situando la tasa de presos foráneos en un 30,74 por ciento del total de los reclusos que hay en los centros penitenciarios españoles. Es decir, que uno de cada tres internos que hay en las cárceles españolas es de fuera, según los datos de un informe del sindicato de prisiones Acaip, mayoritario en el sector. En clara contraposición a estas cifras, la población reclusa de nacionalidad española aumentó en «tan sólo» 6.141 internos en el mismo lustro, lo que supuso un aumento porcentual del 16,92 por ciento, muy alejado del 135,64 por ciento que representan los 10.716 extranjeros. Población foránea en España. Este abultado porcentaje de reclusos de otras nacionalidades contrasta con los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la población foránea que reside actualmente en los centros penitenciarios de España, que representa el 8,5 por ciento del total, según su última encuesta realizada en 2005. El pasado año, este imparable crecimiento de reclusos extranjeros se mantuvo y su número aumentó en 1.314, lo que elevó su cantidad a los 18.616 antes citados, un 7,59 por ciento más que en 2004.

Aunque lo más sorprendente es que tal incremento representa el 78,26 por ciento del aumento total de reclusos que se dio y que fue de 1.679, lo que supone que sólo 365 de los nuevos presos eran españoles. Por nacionalidades, los marroquíes son el colectivo de presos foráneos más numeroso. Con 3.961, representan el 25,11 por ciento de los mismos, muy por delante de los colombianos -11,47 por ciento con 1.810- y los argelinos -6,94 por ciento con 1.094-. Aunque si un grupo destaca entre todos por su conflictividad, dice Acaip, ése es este último. Se trata, dicen, de unos presos entre los que hay un grupo «especialmente peligroso, con conductas muy agresivas y nada controlado por Instituciones Penitenciarias, especialmente en el periodo final de la condena ante la posibilidad de ser expulsados a su país de origen, al que se niegan a volver». Tan importante empieza a ser la presencia de presos extranjeros que en ocho de los 66 centros dependientes de Instituciones Penitenciarias la presencia de estos reclusos ya supera largamente a la de españoles. Las cárceles de extranjeros. Muy destacado, en este sentido, es el caso de la prisión palentina de Dueñas, en la que de los 1.634 internos, 1.266, es decir, el 77,48 por ciento, son extranjeros. No le va demasiado a la zaga la cárcel lucense de Monterroso, donde el porcentaje es del 65,74 por ciento. Los otros seis centros son los de Ávila (63,64%), el salmantino de Topas (61,60%), Madrid III (57,64%), Madrid V (55,46 %), Melilla (53,25%) y la leonesa de Mansilla (53,19%). No es extraño que los centros de Dueñas, Topas y Ávila se encuentren en tal situación.

En las nueve prisiones de Castilla y León, el número de reclusos extranjeros supera al de nacionales. A finales del pasado año, había encerrados en los mismos 6.540 internos, de los que 3.627 eran foráneos, el 55,45 por ciento. Sólo durante el pasado año, ingresaron en las cárceles castellanoleonesas 227 nuevos reclusos de fuera. Lo mismo sucede en Melilla, si bien el hecho de que sea una ciudad fronteriza y las continuas avalanchas de inmigrantes hacen que tal situación pueda resultar menos extraña. En este caso, 172 de los 323 presos que hay en la cárcel melillense no son españoles. Para Acaip, más allá de los problemas que los delincuentes extranjeros puedan generar en prisión, está el de su salida a la calle. Según este sindicato, las políticas de reinserción son casi «inviables» para la mayoría de ellos, pues, una vez que quedan en libertad, al no disponer de documentos ni de permiso de residencia, es más que complicado que consigan trabajo, lo que condena a este grupo de gente «a la marginalidad y a la delincuencia», afirman fuentes de este sindicato. Por ello, Acaip apuesta por la expulsión como solución al problema. Entrada masiva de rumanos. Las bandas organizadas de delincuentes procedentes de países del Este de Europa se han asentado de manera progresiva y constante en territorio español en los últimos años.

Lo dicen tanto los expertos de la Policía, que las consideran especialmente peligrosas por la violencia con que sus miembros cometen sus fechorías, como las propias estadísticas de prisiones. En el año 2000, en las cárceles españolas apenas había encerrados 33 ciudadanos rumanos. Cinco años después, su número había crecido espectacularmente hasta los 1.063, un 3.121,21 por ciento más. Y eso, sin incluir aquellos recluidos en las cárceles de Cataluña, que tiene transferidas las competencias en materia penitenciaria. La mayoría de los nacionales de este país que están entre rejas cumplen condena por cometer tres tipos de delitos: robos violentos en domicilios, tráfico de mujeres para la prostitución y falsificación de tarjetas de crédito.

No son un colectivo fácil de tratar, ya que según dicen los funcionarios. «Tienen una escala de valores muy diferente a la nuestra. No aprecian la vida como nosotros», explican. No es la rumana, sin embargo, la única población reclusa procedente del Este de Europa que se ha disparado en los últimos años. A comienzos de 2000, había en prisión 11 búlgaros. El 31 de diciembre de 2005, su número había aumentado hasta los 135, un 1.127,27 por ciento más. El otro gran incremento de presos foráneos se ha dado entre los ciudadanos de Mauritania, que en los últimos cinco años han pasado de 12 reclusos a nada menos que 327, un 2.625 por ciento más.



R. L. Vargas
www.larazon.es

Personalmente, no creo que el tema de la inmigración sea el único tema a tratar por el Movimiento Patriotico de las Españas. Hay muchos pilares de esta putrefacta dedocrácia que deben ser combatidos desde nuestras trincheras ideológicas. De nada sirve cerrar las fronteras a cal y canto si seguimos gobernados por canallas y ladrones en una sociedad putrefacta, liberal, laica y materialista.

El MPC por ejemplo en el periodo que va desde 1994 hasta 2000 nunca trató el tema por considerarlo que era ajeno a la sociedad española y una burda copia de los lepenistas y demás identitarios paganos-vikingos.

Es cierto que desde el inicio del nuevo milenio la inmigración es un problema real y que preocupa a la sociedad española en un grado muy alto (sólo superado por el terrorismo y el paro). (1)

Las sociedades al contrario que nos quieren hacer creer los políticos y sus aparatos de propaganda/mas media son entidades vivas sensibles a los cambios internos y externos. Para utilizar un símil debemos acercarnos a la fisiologia. Así, podemos decir que las sociedades humanas como cualquier ser vivo necesitan de una homeostasis para mantener su equilibrio. Dicho término, deriva de la palabra griega "homeo" que significa "igual", y "stasis", que significa "posición".

La cuestión que vengo a plantear es que más allá de los datos más que evidentes que ponene de manifiesto que la immigración masiva no es beneficioso para las sociedades de recepción (el artículo anterior es uno de los muchos ejemplos) y alejado de cualquier consideración protoplasmática excluyente (todos somos hijos de Dios sea cual fuere su color de piel), siempre que de forma constructiva converso con alguien que justifica la llegada sin control -en un claro posicionamiento de errónea solidaridad-, suelo finalizar la conversación con una intrigante pregunta: ¿Cuantos millones de personas puede asimilar la sociedad española? ¿Diez millones, cien, mil millones de inmigrantes?. Hasta la presente, nadie ha sabido responderme.

Hasta la presente y desde 2000 han llegado cinco millones de extranjeros.


PD: Y aunque a muchos no les guste, los Hispanoamericanos para mi nunca serán extranjeros en España.


Notas:

(1) Personalmente, a mi me preocupa a más a más, los beneficos de la banca, la cultura basura, la OTAN, el calentamiento global, la invasión del Sáhara, los Carotes y Oteguis, el precio de la vivienda, la deslocalización, el abandono del campo, la degradación del litoral, los peajes, la escuela basura, los Almdolares y los Izaguirres, y un largo etcétera.

Como algún dia me pregunten estos de DEMOSCOPIA van a flipar.

Si los echaran cuando los pillaran, nos iria mejor.

EL PROBLEMA ES QUE AL DELINQUIR SE GARANTIZABAN QUE NO LOS EXPULSABAN DIRECTAMENTE, YA QUE MIENTRAS TIENEN JUICIO Y CONDENA SABEN QUE SE QUEDAN, al menos asi recuerdo que era la ley.