Llevo dos veranos seguidos yendo a Asturias y de rebote a Santander. Y de lo que he podido sacar en conclusión, es que si podemos hablar de inmigración, es que ésta parece tener una procedencia mayoritaria de Inglaterra. Quizás no sean gentes que estén estableciéndose para trabajar en su mayor parte, al menos por hoy, pero sí que están comprando propiedades en gran número. Por otra parte, el proyecto paralizado por ahora, de un puente naútico con Cornualles a través de un servicio de catamaranes-ferry, lograría que el viaje se pudiera realizar en poco más de 8 horas de travesía, frente a las 24 que se tarda ahora. Esta circunstancia, junto a las posibilidades laborales que se pueden realizar a través de la Red vía modem, haría que muchas familias británicas acabasen asentándose en la costa cantábrica.

Hay que tener en cuenta, que el fenómeno inmigración está algo desenfocado pues ha venido asociándose principalmente a gentes más o menos desesperadas procedentes del Tercer Mundo. Pero es inmigrante todo aquél que llega de otro país con intención de establecerse en el nuestro. Obviamente, el vocablo hace referencia siempre al que recibe, del mismo modo que el que emigra, lo hace desde su referencia concreta.

Y mis impresiones proceden de charlas con asturianos y santanderinos que allí viven. Al menos es como lo vienen percibiendo algunos de ellos.