Tema: Versos de Estirpe militar

Procedo a la apertura de este nuevo hilo destinado a la publicación de mis poesías a fin de evitar cualquier tipo de confusión sobre la autoría de las mismas. Se aceptan críticas y sugerencias.
Un Saludo

Sino de España

Caprichosas ninfas agitan los vientos,
susurros fortuitos del firmamento,

Palabras turbadoras estremecen los hilos,
fuerza impulsora del manifiesto destino,

Senda marcada, ocaso de Apolo,
tapiz de rubí con fondo de oro.

Perlas de cautiverio

Manantiales de dolor,
fuentes de ventura,
reflejos de amargor,
aguas de dulzura,

Perdida en el mar,
celeste mirada,
flor de azahar,
faros de mi amada,

Luz de luceros,
cadenas de amor,
ojos prisioneros,
cálido clamor,

Senderos de plata,
caminos de pasión,
resplandor que ata,
este pobre corazón.

Ocaso militar

Marchaban los soldados,
bravas legiones hispanas,
reclamándolos los hados,
por la gloria de la Patria,

Atraviesan ahora el monte,
entregados al feroz duelo,
desafiando a la muerte,
por la causa de su credo,

Cargan ya los caballeros,
clamor de grito guerrero,
ofreciéndole a los cielos,
su sacrificio postrero,

Tiñendo el agónico día,
humo de pólvora errada,
aliento de artillería,
orgullo de maestranza hispana,

Desciende la lúgubre noche,
sudario de los caídos,
llanto callado de España,
epitafio mudo de sus hijos.

Centinela de la tradición

Tu alma mora en el ayer,
hombre que el pasado anhela,
contemplando el atardecer,
del Sol de tu bandera,

Muere en el ocaso,
la razón de tu ser,
Santa Tradición,
que juraste defender,

Lágrimas desparramadas ,
por las iglesias profanadas,
inundan los corazones,
revosantes de devociones,

Arde en tu sangre el odio,
ánima sumida en la ira,
furia del agraviado,
sediento de justicia,

Fórmese el Requeté,
reúnanse las escuadras,
Conquistad al enemigo,
por Dios y las Españas,

Amor Esquivo



Viento, viento, viento,
portas el aroma del firmamento,

fragancia del lucero,
génesis del sentimiento,

Irónico blanco de la prole de Afrodita,
siendo el Apolo de una Dafne maldita,

Las ninfas de Eolo ahora se mofan,
del hombre abrazado a laureadas hojas,

La luz de su alma marchita quedó,
escogiendo antes el Hades que al dios.

Iberica



El beso de la mar y el océano,
la vida entera te dió,
cabo del poniente europeo,
península al servicio de Dios,

Tus mesetas y valles,
signos de fortaleza son,
siendo el fluir de tus rios,
tu más hermoso don,

El espíritu de tus montes,
impregna el alma de los hijos,
madre de aquellos hombres,
caminantes de mil caminos,

Navegantes y guerreros,
han nacido de tus sierras,
llevando tu bello nombre,
por el confin de la tierra,

En el ocaso del tiempo,
tu acento te ha transcendido,
portando la esencia misma,
del afán de tu sino.

Perdido en la soledad



Contemplo en tu rostro un ángel,
ángel que evoca pasado,
pisadas ahora empapadas,
impregnadas de tu recuerdo,

Amargo aroma del viento,
colmado de soledad,
puñal hiriente en la memoria,
memoria incapaz olvidar,

Camino silencioso y oscuro,
senda de mi deambular,
marchando hacia un futuro,
donde ya no puedo amar,

Corazón carente de todo sentimento,
vacío recipiente de mi lamento,
alma desgarrada por el cruel sino,
hombre sentenciado a solitario destino.

Grises lápidas



Cementerio en la colina,
golpeado por el viento,
oscura tierra de reposo,
descanso de llanto y lamento,

Fatuos fuegos interrumpen,
la profunda oscuridad,
lugar de muerte silente,
tumbas de soberbia y vanidad,

Lápidas de gélida piedra,
epitafios de material vida,
eterna paz de los despojos,
tanto de humildes como de poderosos,

Hombre que el momento vive,
recuerda tu mortalidad,
sangre y carne eres,
polvo y hueso serás,

Viento de Golondrina



Avanzando en el camino,
senda sin rumbo que sigo,
vientos de nostalgia me llegan,
susurro del cielo que aves sobrevuelan,

Recuerdo de Patria lejana,
fragancia de tiempo perdido,
ventisca que azota el alma,
lágrimás de hombre desvalido,

Emigra la golondrina,
portando el perfume consigo,
tenue brisa vespertina,
luz que ilumina el olvido,

Vuelo final del destino,
encuentro del pasado con el sino,
lecho último que calor alberga,
deparando sólo el frio de la muerte eterna.

Enseña de mis anhelos


Hombres de valor innato,
forjaron con sangre y fuego,
glorioso Imperio Hispano,
como linde el orbe entero,

Pendón blanco consagrado a San Andrés,
bandera de la Patria que no contemplaba anochecer,
crisol de tierras y gentes,
bajo la luz de la verdadera Fe,

Católica Monarquía, faro que el mundo añora,
lucero perdido de España,
recuerdo al que tu pueblo llora.

Desde la Lejana Ciudad de Los Reyes
un consejo te voy a dar
que sigas escribiendo poesias que con ellas vas a triunfar
pues llevas en tu sangre la gloriosa estirpe militar.

Iniciado por El Tercio de Lima

Desde la Lejana Ciudad de Los Reyes
un consejo te voy a dar
que sigas escribiendo poesias que con ellas vas a triunfar
pues llevas en tu sangre la gloriosa estirpe militar.

Agradecida queda la pluma que tal consejo tomó,
remitiéndole su dueño las gracias de corazón.

Tiempo de Recuerdo


Contemplo penada urbe,
ciudad siempre callada,
silencio que no perturbe,
Paz de tan fría morada,

Calles de profundo mármol,
Quiebran triste mirada,
ojos que callando hablan,
mirando hora pasada,

Recordando viejos nombres,
muros de piedra grabada,
descubriendo sepultura,
en la memoria enterrada,

Decoran flores sin vida,
reposo de carne finada,
ofrenda del ser querido,
al alma ya libertada.

La Clave de la rosa


En el rincón brumoso del mar solitario,
adusta nave contempla agónico canto,
palabra descarnada por aguas de llanto,
cantar que embelesa marino temerario,

Navegante prisionero del fatal encanto,
sortilegio que tiñe sentimiento blanco,
dulce color que el presente acelera,
tornando frío invierno en floral primavera,

Sellado jardín que impaciente espera,
paladín portador de la clave sincera,
semilla caída en el desolado campo,
rosa que despierta bajo tan funesto manto,

Pétalos encarnados, exhuberante pasión,
aroma que arrebata al alma su razón,
agudas espinas desgarrando el corazón,
bermejo verso, heraldo de propia perdición.

Tiempo fiado

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Dan apenumbrados arcos,
velo sombrío en hora muerta,
flameando pendón enlutado,
tras lumbre de luna yerta,

Bajo mármoles añejos,
aguarda una tumba abierta,
siglos soñando vacía,
que el bronce doblar despierta,

Dime tú sepultura fría,
¿quién esta noche da cuentas?
dejando en tu compañía,
despojos de mortales rentas.