El PP sube la tasa universitaria

[Alejandro Farnesio]

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Las tasas universitarias suben 540 euros y los repetidores pagarán hasta seis veces más

En la primera matrícula, el alumno pasará de pagar el 15% del coste total del puesto a entre el 15 y el 25%; en la segunda, hasta el 40; en la tercera, hasta el 75%, y en la cuarta, hasta el 100%

El ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, ha propuesto hoy a los representantes de las comunidades autónomas una subida de las tasas universitarios que pueden alcanzar hasta el 66% en el caso de las primeras matrículas y que se dispararía hasta un 566% en las cuartas. La decisión la tienen que tomar las comunidades ahora, una vez que se publique el real-decreto al respecto, probablemente mañana en el consejo de ministros.

Este aumento, que forma parte de las medidas de ahorro en enseñanza superior, obedece a un nuevo sistema de cálculo. La base de incremento de las matrículas no será el IPC, sino el coste total de la plaza universitaria, que en España se sitúa, según datos de las universidades, en unos 6.200 euros. Así, para las primeras matrículas se establece una horquilla de entre el 15 y el 25% de ese coste total de la plaza, frente al 15 que venía a ser ahora. Para las segundas, entre el 30 y el 40%; para las terceras, entre el 65 y el 75%, y las cuartas, entre 90 y el 100%.

Así lo ha explicado tras el encuentro con los consejeros autonómicos la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, que ha asegurado que el Gobierno ofrece el marco legal «para que las comunidades cumplan el objetivo de déficit fiscal».

En euros, y aunque las cifras varían según las comunidades, Gomendio estimó el impacto de esas subidas para la primera matrícula universitaria en unos 540 euros más.

Entre las novedades que incorporará el real-decreto también figura un mínimo de alumnos por titulación para reducir el exceso de oferta, pero ese mínimo lo fijarán las comunidades, y se incrementará de 24 a 32 créditos de horas lectivas a los profesores que no tengan un sexenio vivo en investigación, lo que supone reducir la contratación de profesores.

Finalmente, habrá tasas limitadas para nuevas incorporaciones y se prevén mecanismos, para limitar los gastos fijos y las universidades también tendrán que guardar un principio de estabilidad presupuestaria, con multas si no lo cumplen.

El Gobierno ha creado una comisión de expertos que se encargará de la reforma del sistema universitario español, que elevará en el plazo de seis meses una serie de recomendaciones. Wert argumenta que en el sistema universitario español existen una serie de ineficiencias que «contrastan con el esfuerzo inversor» en este ámbito.

El gasto público en instituciones de educación superior respecto al PIB en España «se sitúa en los niveles de la OCDE (1,2%) y el gasto por estudiante respecto al PIB per cápita en el 40%, casi al nivel del 41% de la OCDE». Pero, a pesar de esa «notable inversión», los resultados son «insatisfactorios» puesto que «no hay ninguna universidad española entre las 150 mejores del mundo», tenemos «un 30% de abandono universitario frente al 16% de la media europea, lo que supone una pérdida de 2.960 millones de euros invertidos en capital humano sin retorno» y solo «33 de cada 100 estudiantes universitarios españoles obtienen su título sin repetir curso.

La media de la OCDE y de la UE es de 38%». Además, «los universitarios de 25 a 29 años sin trabajo representan ya el 20,8% de los parados en ese rango de edad».

Las medidas de ahorro para la enseñanza superior se suman a las que el ministro ya comunicó el lunes a las comunidades para la educación no universitaria.

No sé qué os parece esta medida. Yo veo algo positivo y algo negativo. Es verdad que así quizá se hace que los universitarios tomen más conciencia y en vez de pasarse horas en el césped de la Universidad haciendo el vago, vayan a clase con interés. Por otra parte, me parece que se ceba con las clases menos pudientes, porque se estima que el 100% puede suponer hasta 6.000 euros.

Además, tampoco podemos saber las circunstancias a las que puede llevar que un universitario apruebe o deje de aprobar ciertas asignaturas. Yo soy partidario de hacer una criba en las universidades: Menos universidades, mejores y menos universitarios y mejores. Pero para esto, primero hay que hacer una reforma en la Educación Primaria y Secundaria y poner notas de corte más altas de acceso a las carreras.

¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA LA HISPANIDAD! ¡VIVA CRISTO REY!

[Hyeronimus]

Hay que empezar por enseñar a estudiar desde la escuela primaria y volver a premiar el esfuerzo en vez de ponérselo todo en bandeja de plata al alumno y aprobar al que no sabe. Volver a impartir verdadera formación y no deformación. Enseñar al alumno a estudiar y a pensar, en vez de imponerle propaganda y conceptos progres. Volver a una auténtica educación cristiana, verdadera formación católica. A enseñar la verdadera Historia de España, sin manipulaciones ni deformaciones. Devolver el latín y las humanidades al bachillerato. Recuperar el respeto por el profesor, en vez de tutearlo y tratarlo como a un igual. Con todo eso ya habría una buena base,y si además hubiera una educación tan completa como conocimos desde la primaria los que estudiamos primaria y bachillerato hasta primeros de los años setenta, se llegaría mucho más preparado a la Universidad. La gente tenía en general mucha más cultura. Y, pos supuesto, es preferible que haya menos universidades y menos universitarios pero más estudiosos y mejor preparados. No quiero decir que se deba limitar el acceso a la cultura. Pero siempre dar más facilidades a los mejores, facilitando becas y otras ayudas para que no se malogre ningún talento por falta de medios, en vez de derrochar para que muchos salgan luego mal preparados. Además, cuánta gente se gasta un dineral en una carrera costosa para luego terminar sin trabajo o trabajando en cualquier cosa, o emigrando , por no encontrar trabajo aquí, como nuestro Ordóñez (licenciado en Historia y mejor que tanto historiador progre que vive del cuento -de contar cuentos-). Es cierto que hay exceso de universidades y de estudiantes.

[Alejandro Farnesio]

Estamos de acuerdo en todo Hyeronimus, pero lo de la "Volver a una auténtica educación cristiana, verdadera formación católica", me parece poco probable, por no decir imposible.

Y sí debe subirse la nota de corte para estudiar una carrera y evitar que entren masivamente. El problema está es que la Formación Profesional está defenestrada. Se ha hecho creer a los chavales que con una carrera tendrán trabajo seguro, ganando mucho dinero y trabajando pocas horas. Si comparamos con Alemania que tiene un 29% de los jóvenes matriculados en la Universidad frente al 59% de España, creo que queda bastante claro el problema. Sobran universitarios a mansalva.

Vamos, que sé que es regla general por ejemplo en Ingeniería Industrial en Sevilla estar más de cinco años e incluso gente que se tira diez o doce años para terminar la carrera. Que sé que es difícil, pero vamos, precisamente por eso tienes que valorar bien qué vas a estudiar y si vales para eso.

Y creo que también habría que hacer una reforma en la enseñanza universitaria. Me parece que se hace demasiado hincapié en la teoría y poco en la práctica. Sé de amigos que terminaron la carrera de Derecho y cuando llegaron a un despacho no sabían nada.

¡VIVA ESPAÑA! ¡VIVA CRISTO REY! ¡VIVA LA HISPANIDAD!

[Hyeronimus]

El fracaso universitario

JUAN MANUEL DE PRADA

El Gobierno nos ha abrumado con un pedrisco de datos que confirma el fracaso de la Universidad: el índice de abandono de los estudios universitarios alcanza en España un 30 por ciento, aproximadamente el doble de la media europea; en España hay el doble de estudiantes universitarios que en Alemania, para una población que es casi la mitad, etcétera. Son datos, en verdad, pavorosos, que el Gobierno pretende combatir con una subida de las tasas de matriculación que afectaría en especial a los "repetidores". Resulta muy llamativo que el Gobierno, después de hacer el diagnóstico de la enfermedad, no acierte con el remedio; donde vuelve a probarse la incapacidad de nuestra época para atajar los males en su raíz, según la consigna en boca, que consiste en poner tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias.
Que a la universidad llegan en aluvión informe muchos jóvenes incapacitados para el estudio es un hecho; también lo que es que ese aluvión ha propiciado una proliferación insensata de universidades. Y de ese aluvión informe y esa proliferación insensata se ha seguido, inevitablemente, la conversión de la Universidad en una expendeduría de títulos que en la mayoría de los casos no son sino papel mojado para quien los obtiene, obligado a aceptar trabajos ínfimos que no justifican el esfuerzo de tantos años de estudio (pensemos, por ejemplo, en tantos miles de periodistas titulados que, después de cinco años de estudio, se ven el dilema de aceptar sueldos cieneuristas o engrosar el paro); y, para quien no los obtiene (los "repetidores" contumaces a quienes ahora se pretende endosar el quebranto del erario público), motivo de sempiterna frustración. Si en verdad se desease combatir esta lacra, ¿no sería mucho más eficaz, en lugar de subir las tasas de matriculación universitaria, fomentar un verdadero discernimiento de las vocaciones, de tal modo que los jóvenes que no han sido llamados al estudio no se matriculen en la Universidad? Leonardo Castellani, que en el escrutinio del problema educativo era -como en tantas otras cosas- un lince, lo expresaba paladinamente: "Si existiese tan siquiera un bachillerato serio -porque el de ahora es chirimbaina- muchísimos muchachos sin vocación real para el trabajo intelectual serían detenidos a tiempo en el engranaje fatal que los lleva a la ruina como hombres, y al destino de ser desadaptados sociales y polilla de la sociedad". Y esos muchachos encauzarían su vida por el desempeño de oficios provechosos, lo que redundaría en bien para ellos, y en estímulo para la economía nacional. Un bachillerato exigente, que empeñe el intelecto y ayude a discernir vocaciones, en lugar de confundirlas en aluvión informe mediante la anestesia del intelecto, sería la solución al mal. Salvo que lo que se pretenda no sea solucionar el mal, sino recaudar; pues entonces lo que conviene es que la Universidad no sea puerta angosta, sino casa de tócame Roque; o sea, la misma fábrica de desadaptados sociales y polilla de la sociedad, sólo que con las tasas de matriculación más elevadas.
La causa del mal que el Gobierno pretende atajar en sus consecuencias últimas es la falsificación de la educación, que ha sacrificado la cantidad a la calidad y ha multiplicado los centros de enseñanza, con menosprecio del vigor de la enseñanza. Solo un bachillerato serio puede salvar la Universidad, que así tal vez podría volver a ser un semillero de auténticos sabios, en lugar del vasto y costoso aparato de fabricar profesionales en serie, destinados a comerse el papel mojado de su título con patatas. O sin patatas, que la crisis impone el ayuno.

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