Como el tío llegue a convocar un referéndum por la autodeterminación, exijo como sevillano que soy que me dejen votar, porque tengo tanto derecho a opinar como los catalanes. Todos los españoles estaríamos obligados a dar nuestro voto. Porque vamos a ver (y perdón por la fea comparación), cuando un matrimonio se quiere divorciar el juez tiene que escuchar a ambas partes aunque sólo una de las dos quiera separarse de la otra. Y lo mismo que el divorcio es un pecado contra el sacramento del matrimonio, que Cataluña se "divorcie" del resto de España sería, mutatis mutandis, un pecado equivalente. España no es un sacramento, claro, pero la Providencia ha unido a España en la Historia y la Geografía, y lo que Dios ha unido no lo puede separar el hombre.