Re: Angustia Coronavírica
Cabalgando el coronavirus
Mientras nos encontramos en los comienzos de lo que se prevé una larga cabalgata sobre el coronavirus, podemos ya ir recogiendo algunas conclusiones preliminares:
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1. Curiosamente y más allá de nuestras fantasías épicas, no es necesaria la llegada del Anticristo montado en un dragón escupiendo fuego y rodeado de una jauría de demonios aullando para desestabilizar al hombre y al mundo. Un virus con apenas el 5% de letalidad en el peor de los casos, es suficiente para hacerlo en apenas una semana. Somos mucho menos importantes de lo que pensamos, y el capitalismo globalizado es más frágil de lo que jamás se nos ocurrió suponer.
Los gobiernos progres que denunciaban cualquier intento de aislamiento de los países más pobres y tendían puentes y abrían tranqueras, ahora se están encerrando a cal y canto: ni bolivianos ni paraguayos podrán ingresar al país, y nadie dice nada, ni siquiera Página 12. Sería interesante proponerle a los defensores de la ideología de género que lanzaran una agresiva campaña dirigida a las personas mayores a fin de enseñarles cómo autopercibirse como niños de diez años. De ese modo, evitarían todo riesgo. La naturaleza se impone y, cuando lo hace, las ideologías se desmoronan en cuestión de horas.
2. Otra enseñanza que nos deja el virus está relacionada con un tema que hemos tratado en otras ocasiones: el hombre moderno ha abandonado la racionalizad y la sensatez, y se mueve y toma decisiones teniendo en cuenta solamente las emociones. Circuló por la web una carta escrita por el coordinador de geriátricos de alguna zona de España en la que en un tono lastimero pedía a los sacerdotes, en pocas palabras, que impidieran que las personas mayores asistieran a misa porque los residentes en geriátricos son las primeras víctimas del coronavirus, es decir, de la muerte. Quienes viven en geriátricos y las personas mayores son las primeras que morirán, querámoslo o no, con coranavirus o sin coronavirus. En condiciones normales, el ser humano tiene una tasa de mortalidad del 100%. ¿Es que es necesario recordar que la vida humana es finita y que a los ochenta o noventa años la muerte está irremediablemente cerca?
He visto el video de un sacerdote plañendo como una magdalena porque se contagió del coronavirus y porque ahora toda su casa, incluidas sus cortinas y su cama, están llenas del virus. Yo entiendo que las emociones son parte integrante de la naturaleza humana y no podemos prescindir de ellas, pero también sé que deben estar dominadas por la razón. ¡Habrase visto un pastor joven llorar frente a sus ovejas porque se agarró un gripe —que de eso no pasará en su caso— y porque los padres mayores de algunos feligreses están con coronavirus y probablemente mueran! After virtues, como dice McIntyre. Emotivismo puro. Tiene razón el Papa Francisco cuando habla de la peste del coronavirus y de la peste del miedo, y ésta es mucho más peligrosa que aquella. El miedo —que es una emoción—, desbocado puede llevar a situaciones mucho más graves que la que pueda provocarnos el bichito.
4. En el fondo, lo que le molesta al mundo y lo que le molesta a buena parte de los católicos es que el virus, y la naturaleza, no les obedezca. Nos malacostumbramos a dominar la naturaleza, y hacer del día noche, y del verano invierno con ayuda de nuestros artilugios tecnológicos. Lo que está sucediendo nos recuerda que, en realidad, somos incapaces de dominar siquiera a un microbio. Y nos viene bien recordarlo a todos, incluso a los que renegamos del mundo moderno y ansiamos, en la imaginación, vivir en tres acres de tierra con una vaca y cinco gallinas. Si aspiramos a ese retorno a la vida medieval, debemos aceptar también que aparezca un virus y se lleve en pocos días a los mayores y a los que no lo son tanto.
En el fondo mas profundo, vemos una enorme falta de humildad y la consecuente incapacidad para someternos a la voluntad divina, aceptando que cargamos sobre nuestras espaldas el pecado original y todas sus consecuencias, nos guste o no.
5. Y cuando todo pase, quedarán ruinas. La crisis económica, como señalan los especialistas y los que no los somos podemos percibirlo, será brutal. Veremos si el capitalismo planetario es capaz de recuperarse de las heridas que está sufriendo. Y esto significa, entre otras muchísimas cosas, que millones de personas perderán sus empleos, y ya no podrán pagar sus hipotecas por lo que perderán sus casas, e imaginemos todo lo que sigue.
Todos sabemos que un ambiente de catástrofe como el que se avecina es el momento propicio para la aparición de los grandes salvadores de la humanidad. Y me cuesta creer que a la humanidad actual le interese seguir a un líder cristiano, si es que este apareciera; la creo más propensa a seguir a Julián Felsenburgh, o a alguno de sus primos.
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6. La peste ha sido un medio privilegiado para comprobar la sinceridad de nuestros pastores. Corresponde destacar en primer lugar la actitud que tuvo ayer el Papa Francisco que se acercó a Santa María Maggiore a rezar a la Salus Populi Romani, y la imagen de su solitaria peregrinación por la vía del Corso para rezar ante el crucifico milagroso que se conserva en la iglesia de San Marcello, es reconfortante. Lo justo es justo.
Los episcopados, en cambio, han tenido una actitud indignante. En España, aunque el real decreto no prohibe los actos de culto —solamente indica que debe conservarse la distancia de un metro entre cada uno de los fieles—, la mayor parte de los obispos han prohibido las misas públicas. En Madrid, la única posibilidad de asistir a misa por estos días, es en la capilla de la Fraternidad San Pío X. Veremos qué pasa en Argentina con las disposiciones que tomó ayer el gobierno nacional. Sin embargo, importa destacar que, en al menos diez diócesis españolas, la misa se sigue celebrando con asistencia de fieles, y algunos obispos, como el de Jerez, están ofreciendo una mirada sobrenatural de la situación.
Y aquí cabe otra reflexión. En situaciones como estas, es necesario ser racionales y juiciosos, y evitar fundamentalismos. Nadie puede poner en duda que la distribución de la comunión en la boca es un fuente próxima de contagio. La opción, dice la mayoría, es comulgar en la mano. Para mí, esa no es una opción. Lo es, en cambio, no comulgar. Ya lo dije en otro post. Aunque nos cueste aceptarlo porque desde hace algunas décadas así se impuso, se pude ir a misa y no comulgar. Es lo que hicieron todos los católicos durante mas de mil quinientos años. La obligación es comulgar una vez al año, por Pascua de Resurrección. No es necesario comulgar diariamente, ni semanalmente, ni siquiera mensualmente. Si estamos en gracia, podemos recurrir a la comunión espiritual, que no es lo mismo que comunión sacramental, pero fue siempre recomendada por todos los santos y doctores. Y mal no nos va a venir privarnos durante algún tiempo de la Sagrada Eucaristía pues, como todo, hará que cuando retornemos a ella, más la valoremos.
The Wanderer: Cabalgando el coronavirus
Re: Angustia Coronavírica
Re: Angustia Coronavírica
La falacia de la Leyenda negra sobre la 'gripe española', la atroz pandemia que asoló Europa
A pesar de su nombre, la enfermedad no provenía de nuestro país, sino de Estados Unidos. Sin embargo, fue en nuestro país donde se informó de su existencia de forma pormenorizada.
Manuel P. Villatoro
La historia es un espejo en el que mirarse; o, quizá, la piedra con la que volvemos a tropezar por la necedad inherente a nuestra sociedad de aprender a golpe de reiteración. El caso de la mal llamada «gripe española» es un ejemplo cristalino de ello; de cómo la recurrente Leyenda Negra que nos acompaña cual molesto compañero de viaje (ese que no se separa de nosotros por muchas indirectas que le lancemos) se ha posicionado por estos lares debido al empuje de las naciones extranjeras. Y es que, la pandemia que asoló Europa entre 1918 y 1920 tenía mucho de gripe, en efecto, pero poco de española.
El Sambenito, más falso que una peseta de madera, nos lo colgaron las potencias foráneas por una razón entendible, pero igual de absurda: a pesar de que la enfermedad había arribado desde Estados Unidos, fue en nuestros periódicos en los que se empezó a informar de ella allá por mayo de 1918. No porque brotara por estos lares; tampoco porque el paciente cero fuese un vecino de Castilla. Más bien, porque en el resto de países europeos (inmersos como estaban en la Primera Guerra Mundial) se censuró cualquier información sobre su existencia para evitar que el caos se generalizara dentro y fuera de las trincheras. Por ello, y no por otra causa, en los diarios ingleses se pudo leer aquello de la «Spanish Influenza Pandemic».
Mientras vivimos jornadas de tensión por culpa de la llegada del Coronavirus, resulta difícil no rememorar aquellos días de la Primera Guerra Mundial en los que la «epidemia reinante», como se refería a ella el diario ABC, había tomado las calles de nuestras ciudades. Pero poco (o casi nada) tienen que ver ambas epidemias en cuanto a víctimas y mortalidad. Las muertes producidas por la «Spanish influenza» se calculan (atendiendo a los autores) entre los 20 y los 100 millones de personas. Además, en la práctica tuvo una mortalidad cinco veces mayor a la que produjo la Primera Guerra Mundial debido a las balas y los obuses. Solo por poner un ejemplo, el Imperio Alemán (uno de los más golpeados por la rudeza del enfrentamiento) llenó 2 millones de ataúdes por repercusión directa de la lucha.
El perfil del paciente tampoco permite relacionarlas. Mientras que el Coronavirus supone un riesgo para ancianos y personas inmunodeprimidas, la «gripe española» atacó también a los más jóvenes y bien alimentados (adultos de entre 20 y 40 años). En nuestro país, por ejemplo, uno de los aquejados fue el monarca Alfonso XIII, entonces de 32 años. Este diario siguió su evolución y, durante semanas, intentó calmar a la población: «Por hallarse indispuesto, a causa de la enfermedad reinante, guardó ayer cama el Soberano, suspendiendo el despacho con los ministros y la audiencia concedida. La dolencia que aqueja a Su Majestad es muy benigna, y carece en absoluto de importancia». A pesar de las falacias extendidas en la época, no le costó la vida y se recuperó de forma satisfactoria.
Sorpresa inicial
Hallar el origen de esta dolencia nos obliga a bucear en los legajos. Hasta hace bien poco se creía que la primera oleada había arribado en 1918 pero, en 2017, se descubrió que las primeras cepas se dieron un año antes en diferentes cuarteles de Estados Unidos. En «Todo lo que debes saber sobre la Primera Guerra Mundial», el historiador y periodista Jesús Hernández explica que -aunque se desconoce de forma exacta la región en la que brotó- «se cree que pudo haber surgido en Asia Central» y que, a consecuencia de los movimientos militares provocados por la contienda, se extendió por Estados Unidos primero y Europa después.
A nivel oficial, no obstante, se considera que el «paciente cero» era un soldado que ingresó en una enfermería de Kansas el 11 de marzo de 1918. De allí viajó con los soldados hasta Francia. A partir de entonces, y en pocas semanas, la gripe ya se había propagado por regiones tan separadas entre sí como Alaska, el sur de África, el Amazonas o las islas del Pacífico. En Europa fue especialmente virulenta por las malas condiciones que padecían los soldados en las trincheras. El frío, la humedad y el agotamiento favorecieron su expansión; y la escasez de enfermerías en primera línea del frente acrecentó los casos.
En pocos meses la epidemia se extendió por medio mundo. Junio de 1918 fue la clave, pues fue el mes en el que las fuerzas británicas se embarcaron hacia Murmansk (en Rusia)... Y en su camino extendieron la epidemia. Así lo confirman Liliana Henao-Kaffure y Mario Hernández-Álvarez en su dossier «La pandemia de la gripe de 1918: un caso de subsunción de lo biológico a lo social». En el mismo explican que, para entonces, y debido al ir y venir de heridos a través de las fronteras, ya había aparecido en Inglaterra, Francia, Alemania, Dinamarca, Noruega, Filipinas, Nueva Zelanda, Argelia, Egipto o Túnez. En agosto recayó también en Holanda y Suecia. Ya era global.
Caos general y síntomas
Decir que provocó el caos es poco. Durante semanas, los Aliados estuvieron convencidos de que era un arma ideada por los alemanes para acabar con sus enemigos. De hecho, en este sentido se extendieron los rumores de que los gérmenes habían sido liberados por la empresa Bayer mediante sus aspirinas o que un U-Boat había dejado en Gran Bretaña a un comando especial de espías encargado de dispersar el virus en teatros y desfiles.
Pero los alemanes estaban igual de aterrorizados por su llegada. Según explica Guillermo Murillo Godínez en su dossier «Recordando la gripe española», el II Reich se vio igual de afectado por ella. El famoso general teutón Erich von Ludendorff, por ejemplo, afirmó que sus ofensivas finales habían fallado por culpa de que esta enfermedad había diezmado gran parte de sus ejércitos. Hasta tal punto desconocían su origen que empezaron a llamarla la «gripe de Flandes» porque estaban convencidos de que había nacido allí.
Los síntomas eran siempre los mismos, como bien explicó el médico militar Roy Grist en una carta enviada a un amigo:
«Estos hombres comienzan con lo que parece ser un ataque ordinario de la Grippe o Influenza y, cuando llegan al hospital, desarrollan rápidamente el tipo más vicioso de neumonía que se haya visto. Dos horas después del ingreso tienen manchas [...] en las mejillas y pocas horas después puede verse la cianosis extendiéndose desde las orejas a toda la cara, hasta que se hace difícil distinguir negros de blancos. En cosa de horas sobreviene la muerte, es horrible. Uno puede ver morir, uno, dos o 20 hombres, pero estos hombres mueren como moscas… ha habido un promedio de 100 muertes por día… la neumonía es la causa de todas estas muertes… hemos perdido numerosos médicos y enfermeras».
En palabras de este médico, eran necesarios trenes especiales para trasladar a los muertos. La tasa de mortalidad (entre un 10 y un 20%) hizo que, en pocas jornadas, «no hubiese féretros suficientes» y fuera necesario apilar los restos en gigantescos montones. «Se ha desocupado una gran barraca para adaptarla como morgue […] donde los cadáveres reposan en doble fila», añadía. El experto acababa su misiva señalando que, cuando se comprendió que aquello era una plaga, se hicieron «más autopsias para identificar y caracterizar bien la nueva enfermedad» y se realizaron «las investigaciones bactereológicas con el mismo objetivo». La máxima prioridad era «conocer la causa y crear en forma urgente un suero inmune contra este enemigo mortal».
España contra la censura
Aunque se habían sucedido pocos casos por entonces, la gripe saltó a los diarios españoles en mayo de 1918, cuando la epidemia se dejó ver en las calles de la capital. Fue entonces cuando la prensa nacional inició una cobertura pormenorizada de los casos que se sucedían dentro y fuera de las fronteras. Por si fuera poco, el contagio de Alfonso XIII hizo que las noticias se multiplicaran. En nuestro territorio se dedicaron páginas y páginas a la llamada «fiebre de los tres días» o «microbio del soldado de Nápoles». Como en el resto de Europa se había dictado silencio administrativo desde el estamento militar para evitar el caos y el pánico en el frente, no tardó en asociarse esta enfermedad a la Península Ibérica.
El ABC, como el resto de diarios patrios, informó una y otra vez de la evolución de los casos de gripe. A finales de mayo, a la par que desvelaba que la enfermedad había atacado al monarca, incidía en que «el ministro Estado, Sr. Dato» estaba indispuesto por la misma «epidemia reinante». Otro tanto sucedía con la población: «En las Oficinas del Estado, en las dependencias municipales, centros, organismos, entidades oficiales y particulares, etc, etc, continúa propagándose la dolencia, que provoca nuevas e innumerables bajas», añadía. El 28 de mayo, el periódico se hizo eco también de la visita del gobernador civil al hospital Provincial, «para adoptar algunas previsiones en relación con la epidemia y la hospitalización de las clases menesterosas».
Aunque se intentaba llamar a la calma mediante artículos en los que se explicaba que «por fortuna, y como ya se sabe, no tiene otro peligro que las molestias consiguientes al desequilibrio orgánico que origina la infección», la realidad es que la tensión iba en aumento. En un reportaje publicado a finales de mayo, por ejemplo, se hablaba de la epidemia como «una especie de fuego bíblico que ha venido a torturar a todo Madrid, y cuyas chispas empiezan ya a producir efectos en otras poblaciones». Según el periodista, nadie estaba a salvo: «No se salva nadie por su bella cara». Esa misma jornada, en la sección provincias, también se dedicaba espacio a la gripe: «Aumentan de un modo alarmante la epidemia. En los cuarteles, arsenal, buques de la escuadra, casa de Misericordia, oficinas públicas, etc, las invasiones se suceden con una rapidez extraordinaria».
Durante esos días, el ABC publicó incluso las medidas que había tomado el alcalde para evitar que la gripe se extendiera por la capital. Entre ellas, asegurarse de que la leche que se vendía a la población se hallaba en buenas condiciones. Normal, pues se desconocía qué era lo que provocaba las muertes. A principios de junio, cuando era patente que se habían sucedido decenas de fallecimientos por la gripe, se ofreció un recuento oficial: «La epidemia reinante persiste y se revela con aquellos síntomas característicos de que ya se ha escrito bastante; el número de atacados no decrece, sino, por el contrario, aumenta, y en caso de complicación, los resultados son funestos. A la estadística de mortalidad que ayer se hizo pública añadió a mediodía el alcalde interino la cifra correspondiente al 31 de mayo, en que pasaron de 100 las defunciones».
Los casos se fueron multiplicando en los siguientes meses en «colegios, cárceles, oficinas públicas» y otros tantos lugares. Las provincias cayeron, poco a poco, presa del virus de la gripe, el H1N1. «En Zaragoza aumenta considerablemente la epidemia, que se ha extendido fuera de la ciudad», destacaba el ABC antes de añadir que «en Pamplona se ha presentado la gripe invadiendo cuarteles de la guarnición». Al final, en nuestro país afectó a 8 millones de personas y costó la vida a unas 300.000. Una cifra considerable, pero nada comparable a los millones de fallecidos que generó en India. El mes más cruento fue octubre de 1918, cuando dejaron este mundo el 45% del total de muertos en nuestro país. Así continuó hasta que, en 1919 y sin explicación alguna, desapareció sin dejar rastro.
https://www.abc.es/historia/abci-men...2_noticia.html
Sigamos soñando conspiraciones, ¿qué NOM había entonces? Por supuesto, el ser humano cuando toca el poder o está en condiciones de hacerlo, es capaz de cualquier cosa, como está estudiado y documentado tanto por la Historia como por la Antropología Social y Cultural. Pero cuando la imaginación, o por un exceso de lecturas no recomendables, ni recomendadas, se acaba cayendo en las brumas de la conspiranoia, o sea, bajo los efectos de una paranoia maníaco persecutoria, el ámbito a tratar el asunto es otro muy distinto. No obstante, conspiraciones las ha habido de todos los colores y para todos los gustos, y a dí de hoy el NOM es una realidad, pero parece estar interesado en otras cuestiones mucho más crematísticas, como son las grandes corporaciones. Sí fuera de otra manera, por ejemplo, eliminando una importante parte de la población mundial, según afirman los conspiranoicos, el NOM estaría pegándose a sí mismo un tiro en la barriga. Y es que este coronavirus -a recordar que con ese término se define una "familia" es decir, como sí hablamos de "felinos"-, de momento sólo parece estar afectando al mundo Occidental, ese que es el "Primer Mundo", el desarrollado, el consumista, el inversionista, el que paga IVA como un imbécil, el que tiene coches, casas diversas, usa el móvil y la tarjeta de crédito en lugar de monedas y billetes sucios, que a saber quién los ha estado tocando antes, el que tiene medios tecnológicos y médicos para todos..., en vez, de eliminar, algo muchísimo más sencillo y rápido, a grandes masas de población tercermundista que se apiña en ciudades monstruosas en cuyas extensiones apenas llega la influencia de sus Estados; lugares donde la gente no dispone muchas veces ni de los más elementales servicios básicos, ni alimentación diaria y, no digamos, donde la sanidad brilla por su total ausencia. Pero claro, lo importante es soltar las paranoias ideológicas, que son harto empírico-científicas, al tiempo que se descalifica a quienes por toda una batería de variables opta encerrarse en casa, no importa sí es alguien con un cociente intelectual brillante, con una capacidad de razonamiento y análisis admirable, sí tiene unos principios morales sobresalientes, o es uno más de la masa, al final todos igualmente borregos.
Mientras el incorruptible conspiranoico no lo hace y escribe sus consignas con el móvil sentado en un banco del parque y desafiando a los agentes policiales que lo rodean. O eso, o lo hace desde miles de kilómetros, Océano Atlántico de por medio, bajo las notas de aquél himno de nuestra infancia cuando estábamos fuera del alcance de alguna manguera: "qué llueva, qué llueva, que aquí no llega", que no llegan las multazas de 600 euros en adelante que le caen al idiota que está haciendo el idem en lugar de estar encerrado en su casa. Pero que fácil es soltar toda clase de tontadas, cuando la manguera no llega.
El conspiranoico, puro, purísimo, inteligentemente privilegiado, consciente de todo y sabedor de la realidad oculta, (no tardarán mucho en pasar por "Cuarto Milenio", aunque no sé a qué están esperando en la dirección de dicho programa), no acaba de entender...¡huyyy! que "la fuerza de la razón"no es lo mismo que "la razón de la fuerza". Eso que se suele llamar "el poder irresistible de los Estados" o lo que se afirma de que el Estado es el único legitimado para usar la fuerza. Y llegado a este punto, a los conspiranoicos aconsejo preguntar SIEMPRE acerca de cuáles son las soluciones que proponen, incluyendo sí es que están dispuestos a echarse virilmente al monte a combatir al enemigo, o sí sólo se trata -lo más probable-, de simple verborrea para querer parecer más puros, inmaculados, privilegiados y listísimos que los demás.
Re: Angustia Coronavírica
Para más información:
https://gacetamedica.com/investigaci...ana-fy1357456/
https://nadaesgratis.es/fran-beltran...panola-de-1918
https://www.elespanol.com/cultura/hi...3703462_0.html
Resumiendo:
1.- No se controló.
2.- Atacaba principalmente a niños y ancianos.
3.- No se encontró un remedio.
4..- Se extendió por todo Occidente, aunque dada su gravedad llegó a países "coloniales" como la India.
5.- No se obligó a nadie a encerrarse en su casa.
6.- Los medios de comunicación eran infimamente más reducidos y lentos que los actuales.
7..- Provocó entre 50.000.000 y 100.000.000 de víctimas (no hay datos contrastados)
8.- En España se infectaron 8.000.000 y murieron entre 260.000 y 300.000
¿Nada más? nada, nada, ¡ah bueno! yo creí que era más serio.
Re: Angustia Coronavírica
El epidemiólogo que ayudó a derrotar la viruela explicó las tres condiciones que deben ocurrir para que el mundo vuelva a la normalidad
Larry Brilliant, el médico estadounidense que ha luchado contra los brotes de viruela, gripe y polio calificó el brote de coronavirus como “la pandemia más peligrosa de nuestra era”. Y agregó: “Si no estás preocupado, no estás prestando atención».
Larry Brilliant, de 75 años, es un destacado epidemiólogo que ayudó a la Organización Mundial de la Salud a erradicar la viruela y trabajó como consultor en la película “Contagio”, que fue ampliamente elogiada por su descripción realista de la rápida propagación mundial de un virus.
Durante los últimos 15 años ha advertido de los peligros de la aparición de un nuevo virus que podría provocar la muerte de hasta 165 millones de personas y ahora está criticando las acciones de de algunos gobiernos del mundo por no haber reaccionado a tiempo para reducir el impacto.
El experto habló públicamente por primera vez en 2006 de su temor a un nuevo brote de un virus desconocido hasta entonces, cuando dio una charla de Ted llamada “Ayuda para detener la próxima pandemia”.
En la charla advirtió que “mil millones de personas se enfermarían” y avisó que la detección y respuesta temprana son vitales cuando se trata de un brote. “Hasta 165 millones de personas morirían. Habría una recesión y una depresión mundiales, y el costo para nuestra economía de entre 1 y 3 billones de dólares sería mucho peor para todos que la muerte de tan sólo 100 millones de personas, porque muchas más personas perderían sus empleos y sus beneficios de atención médica, lo que hace que las consecuencias sean casi impensables», advertía crudamente Brilliant en 2006.
Ahora en cuarentena en su casa de California, donde todo el estado ha sido puesto bajo aislamiento, Brilliant cree que la pandemia de la que advirtió entonces es la del coronavirus, el nuevo virus para el que todavía no hay vacuna o cura, y para el que los humanos todavía no han desarrollado inmunidad.
En entrevista con Wired, elogió el trabajo que se está realizando para mantener a la gente en cuarentena, pero afirmó que esto debería haber comenzado semanas antes, cuando el virus podría haber sido cortado o al menos la propagación retrasada por varios meses mientras se trabajaba más en el desarrollo de una vacuna.
También advirtió que el auto-aislamiento y el aplanamiento de la curva de la tasa de infección durante unos pocos meses sólo mantendrá al mundo seguro durante un tiempo, posponiendo el número de casos pero no disminuyéndolos.
Brilliant, sin embargo, sí tiene la esperanza de que se encuentre una vacuna. “No tengo miedo ya que hasta ahora no hay pruebas que sugieran que no se pueda encontrar una para el nuevo coronavirus o que los humanos no desarrollen eventualmente algún tipo de inmunidad a él”. “Debido al intenso interés por derrotarlo, pondremos la influencia científica, el dinero y los recursos para encontrar antivirales que tengan características profilácticas o preventivas que puedan utilizarse además de las vacunas», dijo.
“Antes de que podamos volver a salir de casa, habrá que hacer muchas más pruebas”, dijo, y añadió que necesitamos algo que se parezca a una prueba de embarazo casera que se pueda hacer en casa de forma segura para identificar los casos. “Esto ayudará a mostrar el verdadero alcance del brote, del cual cree que actualmente sólo estamos viendo una séptima parte”, aseguró.
Según explicó, el mundo no va a empezar a parecer normal hasta que hayan pasado tres cosas:
Uno: “Que averiguemos si la distribución de este virus se parece a un iceberg, que está un séptimo por encima del agua, o a una pirámide, donde vemos todo. Si en este momento sólo vemos una séptima parte de la enfermedad real es porque no estamos haciendo suficientes pruebas. Es como si estuviéramos ciegos”.
Dos: “Que tengamos un tratamiento que funcione, una vacuna o un antiviral”.
Tres: “Tal vez lo más importante, que un gran número de personas -en particular enfermeras, médicos, policías, bomberos y maestros que han tenido la enfermedad- sean inmunes. Para eso tenemos que poder verificarlo y crear un sistema que los identifique, ya sea una pulsera o una tarjeta con su fotografía y algún tipo de sello en ella. Recién entonces podemos estaremos los suficientemente seguros como para enviar a nuestros niños de vuelta a la escuela. Recién entonces sabremos que el profesor no es infeccioso”.
Para Brilliant, “cuando esas tres cosas sucedan, es cuando la normalidad volverá”.
El epidemiólogo que ayudó a derrotar la viruela explicó las tres condiciones que deben ocurrir para que el mundo vuelva a la normalidad – Alerta Digital
Re: Angustia Coronavírica
Así nos la juegan algunos para los que el confinamiento es una mandanga:
Así huyen algunos a su segunda residencia: niños en el maletero o atravesar el monte en todoterreno
Las zonas rurales de Burgos se han llenado de vascos a pesar de que se han interpuesto más de 3.000 denuncias por saltarse el confinamiento.
https://www.libertaddigital.com/cien...ia-1276654495/
Mientras empiezan a producirse situaciones dantescas:
Captura del video facilitado por Moncloa de los ministros del Interior, Fernando Grande-Marlaska (3d), y de Defensa, Margarita Robles (2d), quienes han visitado este lunes el hospital montado en el recinto ferial de IFEMA en Madrid donde han agradecido la labor contra el coronavirus que realizan los sanitarios y las Fuerzas Armadas y de Seguridad - EFE
Margarita Robles: «En algunas residencias el Ejército se ha encontrado a ancianos muertos en sus camas»
https://www.abc.es/sociedad/abci-mar...3_noticia.html
Al mismo tiempo otros actuando en favor de la sociedad:
La Policía alerta de un ataque masivo al sistema informático de los hospitales
https://okdiario.com/espana/policia-...itales-5343699
Por supuesto, estos tarados mentales y morales, sabrán como escaparse, harán como lo que son, las ratas que abandonan el barco. A nadie le gusta esto, salvo a cuatro subnormales, esos mismos que yo he calificado como peores que un tonto con un lápiz y un cuaderno, son los H.de P. con un teclado de ordenador conectado a una Red. Es el momento de actuar conjuntamente, no necesariamente "todos unidos", tal como reza este nuevo eslógan y que nos puede sonar tan sospechoso, por eso, en mi opinión, debería ser "todos unidos, sí, pero no revueltos", y el que no haga nada, que se retire.