El espectro de un «no» francés a la Constitución europea obligó sin embargo a los dirigentes comunitarios a moderar sus ardores liberalizadores, en una iniciativa clave para la estimulación de la economía como es la apertura a la competencia del sector de servicios, responsable del 70% del PIB de la Unión.
El presidente francés, Jacques Chirac, consiguió que Barroso se comprometiera a aceptar cambios sustanciales en la polémica directiva «Bolkestein» que amenaza con llevarse por delante la Constitución europea en el referéndum previsto dentro de dos meses.
Las reformas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) y la Agenda de Lisboa abren la vía para el tramo final de la negociación sobre el marco presupuestario de la UE para el periodo 2007-2013.
Pese a haber visto atendidas sus demandas de flexibilidad para el gasto público, tanto Chirac como el canciller alemán Gerhard Schroeder se reafirmaron en su apuesta por rebajar del 1,24 al 1% de la renta europea el techo de los recursos comunitarios, a lo que se oponen la CE y varios Estados miembros, entre ellos España.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, apuntó que «aún no ha empezado la negociación de fondo» sobre las perspectivas y se mostró «optimista» sobre las expectativas de alcanzar un acuerdo al respecto tras el «amplio consenso» para la reforma del Pacto.
Por lo que respecta al PEC, la reforma mantiene los valores de referencia para el déficit y la deuda pública -3% y 60% del Producto Interior Bruto (PIB), respectivamente-, pero flexibiliza en la práctica las reglas de disciplina fiscal.
La CE prevé plasmar el acuerdo en propuestas legales antes de un mes.
En paralelo, la revisión de la Agenda de Lisboa rebaja las aspiraciones de esta estrategia de reformas económicas, pero impulsa su aplicación concreta en los Estados miembros.
Para el próximo otoño, cada Estado, previa consulta con sus parlamentos nacionales y, en su caso, con órganos regionales o locales, deberá presentar programas nacionales de reformas económicas para el periodo 2005-2008.
En el ámbito de la agenda de Lisboa, los líderes aprobaron la iniciativa de España, Francia, Alemania y Suecia, de establecer un Pacto Europeo para la Juventud que promueva la inserción de los jóvenes en el mercado laboral, la formación, los intercambios educativos entre Estados y la conciliación de la vida profesional y familiar.
Además, mantuvieron el objetivo de elevar al 3% del PIB el gasto en Investigación y Desarrollo; decidieron estudiar la creación de un Consejo Europeo de Investigación; tomaron nota de la intención de la CE de proponer un Instituto Tecnológico Europeo; y urgieron a reducir el déficit de incorporación de las directivas de mercado interior a las legislaciones nacionales.
Asimismo, asumieron porcentajes indicativos de reducción de gases con efecto invernadero para después del periodo cubierto por el Protocolo de Kioto (2008-2012): del 15 al 30% hasta 2020 y entre el 60 y 80% hasta 2050.
No obstante, precisaron que estos compromisos podrían revisarse a la luz, entre otras cuestiones, de la relación entre el coste de la reducción y el beneficio obtenido.
Los mandatarios subrayaron también «la importancia» de que se detenga la pérdida de diversidad biológica de aquí a 2010.
Además, reafirmaron la conveniencia de iniciar la construcción del reactor experimental de fusión nuclear ITER antes de que finalice este año e invitaron a la Comisión a «que haga todo lo necesario» para finalizar el acuerdo sobre su emplazamiento con los socios internacionales del proyecto antes de julio.
En la agenda internacional, se comprometieron a buscar una posición común europea antes de junio en torno a las grandes líneas de la reforma de la ONU propuesta por el secretario general, Kofi Annan.
Asimismo, decidieron la creación de un grupo de trabajo encargado de desbrozar el camino para las negociaciones de adhesión con Croacia, aplazadas la semana pasada ante la falta de colaboración de este país con el Tribunal Penal Internacional de La Haya para la antigua Yugoslavia (TPIY).
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