Un café (y trago) con Miguel Ayuso Torres
La redacción de El Matiner ha compartido recientemente una breve pero interesantísima sobremesa con el profesor Miguel Ayuso. En un café del Madrid de los Austrias le hemos interpelado sobre diversos temas de actualidad política, religiosa y cultural que resumimos a modo de entrevista para los seguidores de este blog.
La presencia regular de los tradicionalistas en el programa de televisión “Lágrimas en la Lluvia” ha sido uno de los grandes acontecimientos culturales del curso pasado, pese a las cautelas y el rechazo que nos supone el medio televisivo. Habiendo sido uno de los principales contertulios de dicho programa ¿cómo valoras tu participación?
En efecto, me parece que “Lágrimas en la lluvia” ha sido un acontecimiento cultural relevante del pasado curso y confío en que pueda seguir –como de hecho ya ha empezado– en éste.
Se trata de un programa honrado intelectualmente, dirigido por un escritor de extraordinaria cultura y sanos criterios como es Juan Manuel de Prada. Aunque lo conocía de hace algunos años, el trato frecuente durante el pasado me ha llevado a la amistad. De manera que las cosas las veo hoy inevitablemente tamizadas por este afecto. En cuanto a mi participación, la verdad, no sabría qué decir. No es la televisión un medio fácil, menos aún para posiciones como las mías, quizá demasiado netas y a contracorriente como para atraer al auditorio. He contado, eso sí, con la benevolencia del director, aunque no comparta (como es lógico) todo lo que yo haya dicho. En líneas generales, de todos modos, estoy razonablemente satisfecho, pues me ha permitido recordar tesis centrales de la tradición política y religiosa española y católica, respectivamente, que antes estaba acantonadas en medios para nuestra desgracia marginales (aunque no poco importantes o despreciables por ello). Pero no olvidemos que no he sido el único en acceder a ese medio, pues no son pocos los amigos y correligionarios que han gozado igualmente de tal oportunidad.
El Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II es otra gran realidad surgida de los equipos de trabajo de la Comunión Tradicionalista que está dando mucho que hablar tanto por la calidad de los actos que ha organizado y como por los materiales que ha editado. ¿Nos puedes resumir la génesis del proyecto?
El Consejo resulta de la continuidad de la Asociación de Iusnaturalistas Hispánicos Felipe II, fundada en 1972 por el profesor Francisco Elías de Tejada al término de las I Jornadas Hispánicas de Derecho Natural. Su actividad fue intensa y fecunda hasta la prematura muerte de su fundador en 1978. La Fundación Elías de Tejada trató de volver a levantar la importante red internacional de que dispuso en su día. Puedo decir con orgullo que, aunque el trabajo ha sido arduo, los frutos están a la vista. Los Anales de la Fundación, con dieciséis volúmenes aparecidos y uno en preparación, constituyen una publicación de historia y filosofía jurídico-políticas de envergadura. Como la edición de las “Narraciones históricas”, de Castellví, constituyen un hito.
Hace algunos años nos pareció que la Fundación podía relanzar el empeño de la Felipe II, pero ampliado del ámbito del derecho natural a otros como el de la revisión de la historia contemporánea y la profundización de la tradición política, una y otra referidas en especial al mundo hispánico. Se trata, pues, de un perfeccionamiento del quehacer de Elías de Tejada. Tiene tres secciones, al frente de cada una de las cuales figura un profesor de gran prestigio y probada ortodoxia: Danilo Castellano (de Udine) para la de estudios políticos, Juan Fernando Segovia (de Mendoza) para la de estudios históricos y Ricardo Dip (de Sao Paulo) para la de estudios de derecho natural. Es presidente del Consejo el de la Fundación Elías de Tejada y está situado bajo el alto patronato de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, de manera que constituye una suerte de Real Academia de la Hispanidad.
Cada sección tiene sus proyectos, algunos compartidos por dos o incluso las tres. La de derecho natural continúa las jornadas hispánicas: las II se desarrollaron en Córdoba en 1988, las III en Guadalajara en la Nueva España en 2008. Coordina también la colección de libros “Prudentia iuris”, de Marcial Pons, y el seminario de derecho natural de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. La de estudios políticos trabaja conjuntamente con la revista “Verbo” y las reuniones de amigos de la Ciudad Católica, así como organiza regularmente diversas iniciativas en Méjico, Colombia, Perú, Chile y Argentina. Depende de ella la colección “De Regno”, que hasta ahora ha salido en Barcelona con Scire, y que va a cambiar de sello el presente curso. La de estudios históricos, finalmente, ha dado lugar a los trabajos de lo que hemos llamado “El ‘otro’ bicentenario”, con congresos internacionales en Madrid, Concepción (Chile), Córdoba (de Tucumán) y Santiago de Chile. Algunas reuniones fueron acogidas por la Casa de América, en Madrid, o por la Sociedad Chilena de Historia y Geografía. Una colección de libros, que lleva ese mismo título, se concentra sobre todo –aunque no exclusivamente– en Buenos Aires (con los amigos de Nueva Hispanidad). Y la revista “Fuego y Raya” recoge otra parte importante de su actividad.
¿Nos puedes adelantar los próximos proyectos del Consejo?
Para este curso pensamos, con la ayuda de Dios, en el cuarenta aniversario de las I jornadas hispánicas de derecho natural, celebrar las IV en Madrid. También, en el bicentenario de la Constitución de Cádiz, celebraremos un congreso internacional bajo la rúbrica de “El ‘otro’ Cádiz”. Finalmente, en Santa Fé de Bogotá, discutiremos el problema del “personalismo”. Pero esto es sólo lo más saliente. Habrá muchas más cosas. Y, claro, empezaremos la temporada presentando el sábado día 5 de noviembre, dentro de la octava de la fiesta de Cristo Rey y al día siguiente de la de San Carlos Borromeo, las actas del Congreso internacional reunido en 2008 en el 175 aniversario del Carlismo. Son seiscientas páginas de gran interés. Tendremos un seminario, seguido de la cena de Cristo Rey, con asistencia de personalidades relevantes.
Recientemente has estado en Roma participando en reuniones de alto nivel. Asimismo presides la Unión Internacional de Juristas Católicos. ¿Percibes que se están poniendo las bases para una cierta restauración de las premisas doctrinales que permitan la defensa de un orden social católico, de la Unidad Católica en España?
No puede negarse que el panorama eclesiástico ha visto cambios notables en los últimos años, propiciados en buena medida por el actual pontificado. La situación dista de haber mejorado sustancialmente, pero se han abierto espacios que antes permanecían clausurados a cal y canto. También nosotros, por decirlo todo, hemos aprendido que “el ausente siempre se equivoca”, y estamos aprovechando esos espacios como antes (al margen de las mayores dificultades) quizá no hacíamos. Hoy se empieza a poder problematizar lo que… es problemático y nunca ha dejado de serlo, salvo para un clericalismo quizá bien intencionado pero poco inteligente y finalmente poco católico. Sin embargo, lamentablemente, no veo que se hayan restituido esas premisas doctrinales que permiten defender un orden social católico. Más aún, es en ese ámbito donde veo más dificultades para la imprescindible rectificación. Eso, claro está, lejos de llevarnos a bajar la guardia, es sólo un acicate para proseguir la lucha. En puridad, la nueva situación, junto con las ventajas, tiene riesgos para los defensores de la tradición católica. Debemos, pues, reforzar con rectitud de intención y amplitud de miras el servicio a la Causa.
Vemos como la Comunión Tradicionalista va asentado sus proyectos y su presencia. Sin embargo es evidente que no se puede influir todo lo que se quisiera. ¿Cómo ves el futuro del Carlismo?
Por diversas razones no me puedo ocupar del frente político, que dirigen con gran competencia otros respetados colegas y correligionarios como el profesor José Miguel Gambra. En todo caso, de una parte, la actividad social ha ido alcanzando modestos aunque firmes avances; pero, sobre todo, se han aclarado y fortalecido posiciones y estrategias que, tras las vicisitudes del último tercio del siglo pasado, se hallaban en la mayor de las confusiones. Creo que la multiplicación de los equipos de trabajo, algunos de nivel más que notable, ha llevado la voz y la presencia del Carlismo a donde (desde hacía muchos años) no llegaba. Siempre he dicho que el lema del Carlismo –Dios, Patria, Fueros y Rey Legítimo–, que a algunos pudiera parecer antiguo o superado, sigue siendo en cambio la única Bandera de esperanza para un mundo que se desmorona. Tanto para la situación actual de la España peninsular como para el continente americano el tradicionalismo hispánico presenta potencialidades extraordinarias, aunque hasta ahora por desgracia no se han dado las circunstancias para que pueda ocupar un plano relevante políticamente.
Por último, a raíz de los dispersos movimientos sociales que están tomando forma en España y la gran crisis de índole institucional, social, económico y político que azota a España ¿piensas que estamos llegando a la fase terminal del sistema constitucional del 78?
Me resulta claro que estamos en un fin de ciclo. Está por verse si viene referido en exclusiva al sistema constitucional vigente o incluso, más amplia o profundamente, a todo el Estado constitucional. El sistema del 78 se basó en la mentira, por lo que más antes que después tenía que desmoronarse. El empujoncito externo de la crisis financiera (en puridad, total) puede, sin embargo, acelerarlo. El desfondamiento institucional, moral y religioso hace, sin embargo, que no podamos celebrar en exceso el fiasco. Pero la historia está en las manos de Dios y no es cíclica sino lineal: comienza con la Creación, llega al centro con la Encarnación del Verbo (y nuestra Redención) y se encamina al completamiento de los elegidos y a la segunda venida en gloria y majestad de Nuestro Señor. A nosotros compete, sí, escrutar los signos de los tiempos, y procurar hacer realidad el reino de Dios, que está incoado. Eso nos debe llevar a alejarnos de cualquier escapismo y a trabajar con más ahínco y, en la medida en que sea dable, con más eficacia.
Último libro editado de Miguel Ayuso: El Estado en su laberinto
El Matiner
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