Caballero del Ideal


Hay quienes tienen sus miradas puestas en la altura, y en ellas siempre se ve un mundo de esperanza. En su porte se delata la nobleza de su estirpe. Son paladines del enigma y peregrinos del misterio porque nadie sabe dónde van. Si quieres saberlo, alza la mirada:


Peregrinos de la vida que vagáis por el desierto,

Los que en busca de Jordanes encontráis solo un mar Muerto

Y vivís enamorados de una estrella celestial:

Si soñáis un mundo nuevo todo luz y redenciones,

Elevad los corazones

¡mas allá del sacrificio os espera el Ideal!

Ha limpiado y bruñido las armas de sus abuelos, para pelear con ellas. Le llaman loco. No tiene el caballero ninguna comunidad de espíritu con la gente que le rodea. ¡Qué amargura!, hasta su casa le pesa demasiado. Quiere hacer que reine la justicia en la tierra. Pero está solo, porque nadie le comprende y, por lo tanto, nadie le ama. Queda Don Quijote siempre vencido, pero con el ideal enhiesto.

Pasa la vida enamorado de un ideal impalpable, que sería un martirio eterno si no la alimentase la esperanza de sentir los besos de la gloria. Así pues, ¿qué sería de la humana existencia si un ideal sublime no la guía hacia un progreso eterno? Y ¡ay de aquél que en lo profundo del alma no adora a una encantada Dulcinea!. Porque Dulcinea es la Fe que al héroe alienta, la gloria por que muere el valeroso, la verdad que el filósofo rastrea. Siempre Dulcinea.

EL BANDIDO REALISTA