El Imperio Romano cayó, pero gracias a Dios en la civilización cristiana se preservó y pulió todo el legado del mundo clásico, que no es poco. No sé yo si habrá alguien para recoger los pedazos de lo que alguna vez fue esto que ahora se llama occidente. Esperemos que la analogía existente entre estos tiempos y los de la Roma degenerada llegue hasta ese punto.
Por otro lado, si la cloaca posmoderna en la que vivimos acaba sucumbiendo ante el Islam, como no parece descabellado suponer, al menos representará un entretenimiento ver los quejidos y lamentos de progres y demás, y a las cohortes feministas luciendo burkas; se les habrá acabado el chollo porque la cosa se habrá puesto muy fea, los mahometanos no se andan con tonterías. Por supuesto, dentro de la pena y la inmensa rabia de ver a los cristianos que queden (o quedemos), o simplemente a cualquiera con un mínimo de cordura y sentido común, sufrir este gran tormento.
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