Calvo Sotelo sobre la República (párrafo resaltado en negrita) en su Manifiesto a los electores.
Saludos en Xto.
Soy católico, y creo que, por serlo los más de los españoles, 'el Estado debe sostener el culto y el clero'. [...] Nada objeto a la libertad de cultos ya decretada, siempre que para la Iglesia sea libertad y no persecución. Así, habrá de reconocérsele: a) el derecho de enseñar y propagar la palabra de Dios; b) el de organizarse en Congregaciones sin límite que no sean el común. Votaré, por tanto, 'contra la escuela laica, la escuela única y la disolución y expulsión de las órdenes religiosas'. Finalmente, creo que la indisolubilidad del matrimonio, si adolece de inconvenientes notorios, libera, en cambio, a la sociedad de males gravísimos. 'Votaré contra el divorcio disolutorio'.
Soy avanzado en materia social y económica, mas no profeso el marxismo; [...] porque estimo esencial para el progreso humano el desenvolvimiento y difusión de la propiedad privada, y, en último término, porque hallo vital e insustituíble el fervor religioso en la ordenación económica de la vida social. Pero frente a la propiedad hay que exaltar, como fuente suprema de derechos y prerrogativas, otro principio: el trabajo.
El impuesto progresivo sobre la renta, la universalización —en riesgos y beneficios— del seguro social, el salario familiar, los arrendamientos colectivos de las fincas, el accionariado obrero, la limitación de los poderes financieros oligárquicos, etc., son postulados de mi ideología [...]
Yo no he votado la República, pero la quiso la mayoría de mis compatriotas, y la respeto [...] Pero 'desde fuera', debo opinar acerca de la estructuración de la naciente República, y anuncio que votaré a favor de la República de tipo "presidencialista", en que el jefe del Estado sea elegido por sufragio universal directo, y el Parlamento, por grandes circunscripciones y conforme al sistema de la representación proporcional, en su Cámara popular, y por los intereses espirituales, económicos y profesionales del país, en su Cámara alta.
No admito la Confederación. El Federalismo me parece inadecuado. 'Estimo sagrada la unidad patria, pero compatible con ella la autonomía regional', sobre la que habla, con autoridad notoria, un texto legal que yo redacté: el libro III del Estatuto provincial, que admite la región [...] y la define con enorme amplitud al reconocerle todas las atribuciones que el Estado no deba reservarse 'consustanciales con su soberanía'.
A esos preceptos me ciño: Nación, sólo una: España; Estado, sólo uno: el español. Y dentro de él las regiones que se quiera, con autonomía plena, intensa y profunda, pero sin romper jamás el cordón umbilical que debe unirlas a la madre patria.
Publicado originalmente en*La Región, 21-VI-1931 y recogido por Julián Soriano Flores de Lemus:*Calvo Sotelo ante la II República. Madrid, Editora Nacional, 1975, pp. 156-158
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