Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 12 de 12

Tema: José María Pemán y el Pacto entre D. Juan y Franco

Ver modo hilado

  1. #8
    Martin Ant está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    07 nov, 12
    Mensajes
    2,714
    Post Thanks / Like

    Re: José María Pemán y el Pacto entre D. Juan y Franco

    Fuente: Tiempos Críticos, Número 11, Octubre de 1948, Editorial en páginas 1 y 7.



    ¿Desembocará el actual régimen en la dinastía liberal?


    Todavía es la materia de actualidad. Días atrás, según informaron primeramente las emisoras de radio extranjeras, y luego la prensa española, el Generalísimo Franco sostuvo una prolongada entrevista con don Juan, en aguas del Atlántico. Nuestro querido colega REQUETÉS se ocupó ya, en su día, de esta noticia, a la que puso atinado comentario. Hoy nos toca hacerlo a nosotros. No fuera que el silencio pudiera interpretarse como complicidad. Una de esas complicidades que luego repercuten en largos periodos de decadencia y funestas desviaciones. Por eso, y por si fuera cierto (lo que a veces lo es, y en otras no) que “quien calla otorga”, vamos a hablar. Porque, vaya por delante, otorgar no otorgamos de ninguna de las maneras.

    Este Régimen que, quiéralo o no, es discontinuidad y carece de auténticos precedentes y perspectivas históricas, y tiene más mostrador que trastienda, ha venido engañando a los españoles con falsas promesas y mentirosas palabras. Inestable en sí mismo y caduco por naturaleza (la inestabilidad y caducidad son característica de todo régimen de caudillaje), conocedor de su intrínseca debilidad, no ha cesado, principalmente por boca del Generalísimo como a su representante más autorizado, de pregonar el paso en su día al Régimen Tradicional, el más conforme con el ser de España y con su historia. Ilusos hubieron, menos de los que parece, que a pies juntillas creyeron en tales anuncios y promesas. El temor a combatir induce a escuchar con oídos complacientes aun las mismas palabras del adversario. Otros, los más, aparentaron creer simplemente. Así justificaban colaboraciones absurdas y empleos y colocaciones incompatibles con el mantenimiento de una sana ortodoxia política.

    Por creer en tales promesas y simplemente por aparentar tal creencia, –de todo hubo en la viña del Señor–, vino a la política española el llamado Carlos-Octavismo. Más especialmente aún, la política Carlos-Octavista, colaboracionista cien por cien, válida y valedora del Régimen actual, entusiasta de Franco, oportunista al grito de “Franco y Carlos VIII”. Ilusiones y mentiras llevaron su carro a un terreno nunca conocido en la historia del Carlismo. Al reconocimiento de una especie de doble Legitimidad, encarnada en el Generalísimo y el Príncipe don Carlos. En realidad, al reconocimiento de una más propia Legitimidad, la del Régimen actual representado por Franco, con una desvalorización real (fuera cualquiera la hipótesis en cuanto a la determinación del Pretendiente) del principio Legitimista, clave del Carlismo y piedra sobre la [que] quiso cimentarse la disidencia Carlos-Octavista. Así, el propio Príncipe Don Carlos fue a votar la Ley del referéndum [1], de la que las publicaciones Carlos-Octavistas hicieron los mayores elogios y don Esteban Bilbao entonó, como Presidente de las mal llamadas Cortes Españolas, el panegírico. La Legitimidad desaparecería para dar paso a lo que quisiera Franco o el célebre Consejo de Regencia previsto en dicha Ley. Aceptar tal fuente de soberanía era exponerse a perder la propia, sin honra y sin provecho, sin garantía alguna para el futuro, sin la esperanza siquiera de salvar nada fundamental. Mas la ingenuidad de unos y la malicia y conveniencia de otros optó por la votación del referéndum, en forma afirmativa además. Ahora bien, si nadie puede ir contra sus propios actos, ya nos explicarán los partidarios de don Carlos, llamado VIII, cómo puede defenderse el derecho de éste cuando sea desconocido por el Generalísimo, después de aceptada una nueva Ley o causa de Legitimidad.

    Es injusto y es inmoral, pero tiene también su lógica, que ahora el Régimen se burle de sus aliados, haciéndole el amor a don Juan, el Príncipe liberal, hijo de liberales, como le recuerda Romanones, contra el que tanto se despotricó hace pocos años, y tan incompatible se presentó a los ojos de los españoles. Podría decirse que al Carlos-Octavismo le habrá ocurrido lo que a ciertas poco honestas doncellas: después de gozadas no valen para casadas. Bien se ve que ello es injusto e inmoral; más aún, que tiene, como decimos, su lógica. Empero, es más injusto e inmoral todavía que el Régimen se burle de los españoles en general, especialmente de los móviles de la pasada Cruzada. Los muertos no lo quieren, y, en todo caso, los muertos no tienen ninguna culpa de las payasadas de los vivos, ni del escaso honor de una época llena de apariencias.

    Cierto es, amigos, que las palabras de los hombres no son de fiar.

    Determinada revista quincenal, con motivo de esa entrevista, ha ponderado el sentido de continuidad que Franco busca con ella para su política. Se airea que su cuerpo de redacción es juanista; es más, que su dirección es principalmente liberal. Aunque el Liberalismo esté oficialmente desterrado de nuestra Patria. Nosotros, a tiempo lo decimos, no estamos conformes con esta continuidad, que, en todo caso, es una continuidad que bien pudiera tener a Romanones por alguno de sus eslabones. Las razones huelga ahora exponerlas porque las tenemos dichas muchas veces. Con palabras de todas clases y también con tres guerras civiles, hechas precisamente contra esa Dinastía que durante un siglo ha vivido abrazada a todas las malas causas de la Patria.

    Por ello, no estamos conformes. De ninguna de las maneras. Y también porque, con sinceridad lo manifestamos, nos revuelve las tripas que el Generalísimo, un simple hombre al que no queremos discutir los méritos que le correspondan, se erija en árbitro de Legitimidades y Dinastías. La Realeza y la Legitimidad están mucho más altas que eso. Y si los Reyes se hacen pequeños al venir de Franco, éste no crece un palmo porque los Reyes se hagan pequeños. Aunque más pequeños se hacen los hombres que por algún momento han puesto al arbitrio de un simple hombre la determinación de Legitimidades y Realezas.




    [1] Nota mía. Se refiere a la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947. El referéndum de esta ley tuvo lugar el 6 de Julio de 1947.
    Última edición por Martin Ant; 08/07/2018 a las 17:56

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Respuestas: 2
    Último mensaje: 25/10/2012, 19:21
  2. S.E. Don José María Arrizabalaga
    Por Mefistofeles en el foro Tablón de Anuncios
    Respuestas: 4
    Último mensaje: 27/04/2011, 18:38
  3. Andalucía y José María Pemán: El Séneca
    Por ALACRAN en el foro Literatura
    Respuestas: 1
    Último mensaje: 27/02/2009, 12:29
  4. Estatut, pacto entre dos soberanías. ...
    Por e-pesimo en el foro Tertúlia
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 24/04/2006, 10:32
  5. El Pacto Entre Socialistas Y Nacionalistas
    Por rey_brigo en el foro Gallicense Regnum
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 15/09/2005, 13:49

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •