La Carta Magna de la República de Irlanda tiene unas raíces católicas indelebles que pretenderán eliminar y para ello el primer paso es la despenalización del aborto. El preámbulo de la Carta Magna de la República de Irlanda dice lo siguiente:
«En nombre de la Santísima Trinidad, de quien procede toda autoridad y a quien revierten como destino último todas las acciones tanto de los Estados como de los hombres, en humilde reconocimiento de todas nuestras obligaciones con Nuestro Señor Jesucristo».
En la Carta Magna de la República de Irlanda podemos observar artículos como el 60 entorno al origen de la soberanía que dice:
«Todos los poderes del Estado, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, emanan de Dios a través del pueblo, quien tiene derecho a designar a los gobernantes del Estado y, en última instancia, a pronunciarse sobre cualesquiera cuestiones de política nacional, conforme a las exigencias del bien común».
El artículo 41 entorno a la familia dice:
«El Estado reconoce a la familia como el grupo unitario natural, primario y fundamental de la sociedad y como institución moral poseedora de derechos inalienables e imprescriptibles, anteriores y superiores a toda ley positiva. El Estado se compromete, por lo tanto, a proteger la familia en su Constitución y autoridad como base necesaria del orden social y como indispensable al bien de la Nación y del Estado»
Y uno de los más importantes, el artículo 44:
«El Estado reconoce que se debe el tributo de culto público a Dios Todopoderoso, cuyo nombre reverenciará, y respeta y honra la religión. Dentro de las exigencias del orden publico y de la moral se garantizan a todos los ciudadanos la libertad de conciencia y la libre profesión y práctica de la religión»
Todo lo mencionado podría desaparecer si se procede a la despenalización del aborto. Primero, se encargaron en 2015 de aprobar tras previo referéndum el «matrimonio homosexual» para proceder a desarticular la familia y ahora pretenden despenalizar el aborto para proceder a tal atroz crimen. Los liberales llaman «progreso» al aborto, a la promiscuidad sexual, la sodomía pública, la drogadicción, la enseñanza laica y la pornografía sin freno y hoy vemos no solo sus consecuencias en España sino en todas las democracias liberales que han amparado en sus respectivas Cartas Magnas iniquidades que han producido sociedades secularizadas que han dado la espalda a Dios y lo han eliminado tanto de la vida pública como de la vida privada provocando cada día la deshumanización de la sociedad viendo por ello crímenes atroces, asesinatos, robos, una inmundicia solo equiparable a Sodoma y Gomorra.
El respeto a la dignidad humana, el respeto al derecho a la vida del no nacido, es un principio que no es negociable, es un principio que no debe ser sometido a la opinión de las mayorías o de las minorías. La dignidad humana; el respeto al derecho a la vida del no nacido, está por encima de toda opinión pública porque si se llegase a aprobar tras previa victoria en referendo el crimen del aborto este no dejaría de ser un crimen pese a que la mayoría haya votado a favor de la despenalización del aborto.
Que Dios ampare Irlanda.
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