Desde luego. No es lo mismo violencia de género (por cierto, menudo engendro anglicista: género tienen las palabras, las personas tenemos sexo) que violencia doméstica. También se da mucha importancia a la llamada violencia de género pasando por alto otras formas de violencia doméstica (de hijos a padre, por ejemplo), y no digamos la violencia de género en que la víctima es el marido. De todas maneras, me pareció que el artículo confirmaba algo que yo sospechaba hace tiempo: la posible relación entre la inmigración y el maltrato conyugal, dado que en el islam el marido tiene derecho a pegarle a la mujer y a tratarla sin miramientos si le da la gana. No es que solo lo hagan los moros, pero sin duda influye. A pesar de lo que dice de los países andinos, yo no he visto en Chile, Perú, Ecuador o Argentina que sea algo tan extendido como en España en los últimos años. Claro que también en España se le da excesiva importancia mediática a los casos en que el marido mata a la mujer y casi nunca se habla de otros casos de violencia doméstica. Y no hablemos ya de la ley de violencia de género y la situación actual en que el hombre tiene todas las de perder y no se le da oportunidad de defenderse como es debido, presuponiendo su culpabilidad. Pero eso ya es otro tema.