La Rama que nada tiene que ver con la agüita



Un año más, desde el 25 de julio al 17 de agosto, la Villa de Agaete celebra las fiestas en honor de la Virgen de las Nieves, conocidas de forma errónea por aquellos que no son de Agaete como la fiesta de La Rama.

La Virgen de Las Nieves, que cada 5 de agosto sube en procesión desde su ermita a la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción en Agaete, es una obra de gran valor artístico pintada en Flandes y traída al municipio a principios del siglo XVI. Esta obra se atribuye a Joos van Cleve, que en las tablas laterales del retablo pintó, además, a San Antón, a San Cristóbal y a San Francisco, incluyendo así mismo a Antón Cerezo, a su mujer y a su hijo Galeote, que fueron los que encargaron y pagaron el retablo.

Desde entonces, podemos imaginar que todos los años se celebraron actos religiosos en honor de la Virgen, desconociéndose desde cuando se realiza la procesión desde el Puerto de Las Nieves hasta la villa, si bien a fines del siglo pasado ya está documentada. Cada 5 de agosto el trono con la Virgen llega a Agaete para permanecer en la iglesia hasta el día 17 del mismo mes.

Pero fuera de Agaete, el acto más conocido de las Fiestas de Las Nieves y el que atrae a un mayor número de personas es sin duda La Rama. La Rama, al igual que la procesión, también está documentada desde finales del siglo pasado. El visitante que llegue a Agaete un 4 de agosto observará cómo una gran multitud de personas baila con ramas de pino, eucalipto y poleo al son de una banda de música. En medio de esa multitud destacan por su tamaño, realismo y colorido los llamados papagüevos, que al girar golpean con sus grandes manos a los bailarines y público de La Rama; estos papagüevos representan a personajes populares de Agaete, que muchas veces son los mismos que se encuentran dentro de los armazones de madera que sujetan la gran cabeza de cartón. La Rama, que empieza a las diez de la mañana, da la vuelta al pueblo y acaba a las seis de la tarde en la ermita del puerto de Las Nieves. El origen de La Rama


Hoy parece aceptado que La Rama es la pervivencia de un rito que practicaban los antiguos canarios para pedir lluvia en épocas de sequía. El rito consistía en hacer ofrendas en las partes altas de la isla donde se encontraban ciertos lugares sagrados, para después cortar ramas de árboles y dirigirse al mar. Una vez en él, con las ramas se golpeaba el agua simulando la lluvia y se rogaba para que los dioses se compadeciesen y les enviase la lluvia para sus campos.
Siguiendo con esta interpretación, después de la conquista de la isla, los castellanos reconvirtieron este rito pagano en un rito cristiano, incorporándose a las celebraciones anuales realizadas en la fiesta de Las Nieves. Hoy día se relaciona La Rama actual con una fiesta de petición de lluvia; el “agua, agüita, La Rama está sequita”, parece ser algo que tendría mucho sentido de ser cierta esta forma de interpretar La Rama, pero la realidad es otra bien distinta.
Las investigaciones que llevamos realizando sobre La Rama, apuntan, a partir de una gran cantidad de documentación, que ésta no tiene absolutamente nada que ver con el rito prehispánico de petición de lluvia. La documentación recogida en archivos religiosos, municipales y particulares, y el estudio de toda la bibliografía que de una u otra forma trata el asunto que nos ocupa, se complementa con la información aportada por una gran cantidad de entrevistas a personas de Agaete mayores de ochenta años.
La Rama vendría a ser la tradicional enramada que, en siglos anteriores, cualquier parroquia o ermita de Canarias realizaba la víspera del día de un determinado santo o virgen para engalanar la iglesia y alrededores de la misma. Tenemos documentada esta práctica, no sólo en el archivo parroquial de Agaete para varios santos, sino en los archivos de las parroquias de otros municipios. En algunas de las entrevistas, las personas de más edad hablan no de Rama, sino de enramadas, y para sorpresa nuestra añaden que La Rama ¡no llegaba al Puerto de Las Nieves, porque las ramas eran para engalanar la iglesia a la que iba a ir la Virgen, es decir, a la de Agaete!. La Rama actual con el rito aborigen de petición de lluvia




Francisco de Armas Medina nació en Agaete en 1896, se licenció en medicina y compaginó su profesión con varios cargos en sociedades artísticas, científicas y de recreo, tales como presidente del Gabinete Literario, vocal de la Sociedad de Amigos del Arte Néstor de la Torre o director del Museo Canario. Esta persona, en dos textos, uno de 1920 y otro de 1939, describe las Fiestas de Las Nieves y jamás relaciona La Rama con el rito aborigen.

En 1945, el Ayuntamiento de Agaete edita la que será su primera publicación: La Villa de Agaete y su Virgen de Las Nieves. El libro fue escrito por Sebastián Jiménez Sánchez, comisario de excavaciones arqueológicas de la provincia de Las Palmas. La descripción que deja sobre las fiestas de la Virgen de Las Nieves es la siguiente: “Preceden a la fiesta principal los tradicionales y típicos actos de la enramada, construcción de ventorrillos, verbenas y otros jolgorios y regocijos a base de guitarras, timplillos, rasquetas y acordeones en los que el alma canaria con todo su colorinesco emotivo se muestra con su pristina pureza. El día de la Patrona Mayor revienta de alegría el pueblo”. Podemos observar como un experto como Sebastián Jiménez Sánchez, tampoco relaciona La Rama con el rito aborigen.
Por fin localizamos en 1960 el primer escrito que sí hace esta relación. Su autor es José Antonio García Álamo, un erudito de Agaete que fue alcalde un buen número de años. Hace tres manifestaba públicamente en una mesa redonda sobre La Rama que en un texto literario insinuó esa relación para dignificar La Rama y contribuir a que la misma se declarase de Interés Turístico, hecho que ocurrió doce años más tarde. Nunca antes nadie hizo esta relación, pero a partir de estos momentos el texto literario sirve de inspiración a artistas, intelectuales, etc., que con el paso del tiempo asumen la invención como real. Se ha llegado a un punto en el que todos hemos dicho que La Rama es la pervivencia de un rito aborigen, negándole su verdadera razón de ser, que no era otra sino la de engalanar la iglesia y el pueblo ante la llegada de la Virgen de Las Nieves al día siguiente. De las decenas de entrevistas realizadas en nuestras investigaciones, no tenemos ninguna en la que el entrevistado haya pedido agua alguna vez a la virgen; tampoco ninguno de los entrevistados se ha metido en el agua con ramas ni recuerdan que nadie lo haya hecho alguna vez. Tampoco nadie de Agaete canta el “Agua, agüita la Rama está sequita”, porque nunca ha formado parte de la tradición, y el Ayuntamiento año tras año comunica a los vecinos que se abstengan de tirar agua desde las azoteas cuando los visitantes la piden.
Hoy por hoy, La Rama, uno de los actos de las fiestas de la Virgen de Las Nieves, es una manifestación que independientemente de sus orígenes o antigüedad, supone para el canario un encuentro con su historia, con sus tradiciones y en ella nos reconocemos como individuos pertenecientes a una colectividad determinada que, como La Rama, acoge a todo el que desea compartir nuestras costumbres y forma de ser.
Valentín Barroso Cruz
Licenciado en Geografía e Historia
Redactor del Proyecto del Museo de La Rama.


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