MEMENTO, HOMO…
PUNTO 1º Polvo eres…
Acuérdate, hombre, que eres polvo…
He aquí la primera verdad que nos recuerda la Iglesia en éste día, al poner sobre nuestras frentes la ceniza. Lo mismo dijo Dios a Adán, que olvidado del polvo de que había sido hecho, presumió ser como Dios y se rebeló contra su hacedor: Pulvis es: «Polvo eres».
1. ¡Profunda y provechosísima verdad! Reflexiona sobre ella… Bien pudo Dios Nuestro Señor crear el cuerpo de Adán de nada, como creó su alma; más no quiso sino hacerlo de una materia, por una parte vilísima y groserísima, y por otra, visible y palpable, que es el polvo y lodo de la tierra, para que viendo cada día con sus ojos corporales este lodo, se acordase continuamente de su origen y principio.
¿Por qué lo hizo así? Primero, para que se humillase profundamente y entendiese que, de suyo, merece ser despreciado y hollado como lodo; y que no tiene por qué envanecerse, aunque tenga grandes bienes,pues todos se fundan en polvo. Segundo, para que se moviese a amar y servir a su Creador, tan amoroso y poderoso, que de tan vil polvo le levantó a tanta alteza como en en ser hombre con la imagen y semejanza del mismo Dios.
2. De suerte que el polvo y lodo han de servir de despertadores que me traigan a la memoria mi origen y la materia de que fuí formado, imaginando, cunado los viere, que me dan voces y que me dicen: Acuérdate que eres polvo; humíllate como polvo; ama, sirve y obedece, al Creador, que te sacó del polvo. Y cuando me envanezco con los dones que tengo, he de imaginar que me dan voces y, reprimiendo mi vanidad, me dicen: ¿De que te ensoberbeces, polvo y ceniza? ¿Por qué te engríes, vaso de barro? Escarmienta en el olvidadizo Adán, que, olvidado de su polvo, presumió ser como Dios y se rebeló contra su Hacedor.
¡Oh Creador amabilísimo!, no permitáis en mi tan perjudicial olvido, para que no caiga en grave daño. Esclareced mis ojos, para que mire con espíritu el lodo de que fuí formado; abrid mis oídos, para que oiga sus clamores, imprimiéndolos en mi corazón para que nunca me olvide de ellos.
Punto 2º Y en polvo te has de convertir.
¿Qué pretendió con ello?
1º Castigar su pecado y darnos a entender a todos cuan grave mal es la culpa, pues basta para destruir y convertir en polvo una fabrica tan hermosa y rica como es el hombre; porque, si Adán no pecara, no muriera, sino fuera trasladado en cuerpo y alma, con toda su entereza y perfección; más, por su pecado, el alma es forzada a dejar el cuerpo y el cuerpo se desmorona y convierte en polvo.
2º Que la memoria de la muerte y de que nos hemos de convertir en polvo sea medicina más eficaz de nuestra soberbia, pues no bastó para humillarnos habernos hecho de polvo: De modo que el polvo y lodo de la tierra, que veo y palpo, no solamente es despertador que me trae a la memoria el origen de donde comencé, sino al fin en que tengo que parar, y, cuando le miro, he de imaginar que me está dando voces, diciéndome: Acuérdate que te has de convertir en tierra y polvo, y que has de ser pisado y hollado como yo. Pues, ¿de que te ensorbeces? Hoy eres carne; presto serás polvo. ¿De que te engríes?
3º Que el temor de este castigo y de este polvo en que ha de parar la carne sea aguijón de nuestra tibieza para hacer penitencia de nuestros pecados, y freno de nuestros bríos sensuales para frenar nuestras pasiones. De modo que, si no bastara para aguijarnos y enfrentarnos la memoria del soberano beneficio que Dios nos hizo en sacarnos del polvo de la tierra, baste siquiera la memoria de que, cuando menos lo pensemos, hemos de convertirnos en polvo; y así recabe el temor lo que no recaba el amor.
Toma, por tanto, oh alma mía, el consejo del Profeta que dice:
En la casa del polvo, cúbrete de polvo, y pues vives en carne, que es de polvo, y has de morar presto en la casa del polvo, que es la sepultura, cúbrete de ceniza y polvo, haciendo penitencia de tus pecados; y con la memoria de este polvo, polvorea las cosas dulces de esta vida, para que no te lleven tras sí a la muerte eterna.
Punto 3º Memento, homo…
1. Penetra con atenta consideración el espíritu que está encerrado en las palabras que usa la Iglesia en este día. No dice la Iglesia: Acuérdate que fuiste polvo; sino: Acuérdate que lo eres de presente.
¿Que quiere significarme con esto?
1º Que de mi naturaleza corrompida soy tierra y polvo, porque soy inclinado a las cosas terrenas, a riquezas, honras y regalos de la carne; y, como polvo, soy inestable y movedizo, dejándome mover de los vientos de cualquier tentación, especialmente de vanidad; y, si no me refreno, me convertiré en tierra y polvo siguiendo mis inclinaciones, y convirtiéndome en hombre terreno, ambicioso, sensual y vano. Por lo cual me tengo que humillar grandemente, y temblar de mi flaqueza y mutabilidad y del peligro en que vivo.
2º Que de tantos y tan graves daños me podré librar con la divina gracia, acordándome que así yo como todas las cosas terrenas que amo, se han de acabar y convertir en polvo. Y con ese espíritu, cuando viere un hombre rico y poderoso, cuyas riquezas me llevan los ojos tras sí, para que no me derribe la avaricia y la ambición, me acordaré que es polvo, y que él y su oro y plata en polvo se han de convertir. Y si veo alguna persona hermosa, para que no me tiente y venza la lujuria, también me acordaré que ella y su hermosura es polvo, porque en esto ha de parar. Y con el mismo espíritu aplicaré estas palabras a todas las cosas de la tierra, diciéndome a mí mismo: Acuérdate que esto que ves y codicias es polvo y se ha de convertir en polvo; y, si lo amas desordenadamente, serás polvo y tierra como ello.
Ama, por tanto, oh alma mía, solamente a Dios y los bienes celestiales, para que, en virtud de su gracia, pueda decirse de ti: Cielo eres y en cielo te convertirás, transformándote con el amor en el cielo que amas
+.
Ecce Christianus