Jalogüín, la fiesta más idiota del año
"Idiotas Reunidos"; "Idiotismo generalizado"; "Más idiota que el año pasado, pero menos que el próximo"..., para definir la estulticia, la cutrez o la horterada, implementada para eliminar nuestras tradiciones, cualquier epígrafe vale. La cosa es hacer el "gili..." cada día, la cosa es tirar el dinero en la chorrada de la jornada, lo divertido es ser más macarra cada día, pero es que este "paix" desde que ha perdido el norte se ha ido volviendo así. Y si no te incorporas a la corriente eres un raro o aún peor un fascista. Todo se arregla así, una descalificación y solucionado. ¿Y qué hay detrás de toda esta chuminada anual? Pues "más de lo mismo del jarabe para anormales que nos vienen dando desde hace ya 39 añitos" y así parece pensar el articulista del que dejo su trabajo y enlace al sorprendente medio en el que colabora, porque parece que, pese a todo, en todas partes hay gente con la cabeza en sitio. ¡Qué aproveche!
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GLOBALIZACIÓN
Eduardo Arroyo
¿Celebra Halloween? "Enhorabuena". Es usted idiota
Como en esta columna solemos decir cosas que no se dicen en ningún otro sitio, no podíamos por menos de escupir sobre la lobotomización colectiva de un rebaño pasivo perfectamente entrenado. ¿Quién celebraba en España "Halloween" hace diez años? Nadie. A lo sumo se veía en alguna película anglosajona.
¿Por qué es de idiotas celebrar "Halloween"? Pues porque existen pocos casos en la historia reciente de nuestro país de una manipulación de masas tan clara, de un lavado de cerebro colectivo tan evidente. Que esto entre de pleno en la dinámica de un poder que solo se justifica ante sí mismo aparece claro. Pero que ello se haga con la nula resistencia de las víctimas, con la tolerancia absolutamente acrítica de una población que blasona de "tener sus propias ideas", que clama al cielo cada vez que sus "derechos" son conculcados apelando a la "libertad" y demás, resulta totalmente intolerable. Como en esta columna solemos decir cosas que no se dicen en casi ningún otro sitio, no podíamos por menos de escupir, más que sobre "Halloween", sobre la lobotomización colectiva de un rebaño pasivo perfectamente entrenado para sublevarse contra los problemas homologados y votar a Podemos como signo supremo de una rebeldía de cartón-piedra.
¿Quién celebraba en España "Halloween" hace diez años? Nadie. A lo sumo se veía en alguna película anglosajona, con la misma extrañeza con la que se contempla la persecución de un queso rodante cuesta abajo en Escocia, los rodeos estadounidenses o el Carnaval de Venecia. Pero a golpe de cheque, a fuerza de connivencia de periódicos y de esa inducida y estúpida frivolidad de las jóvenes generaciones que admiten lo inadmisible mientras haya juerga y copas, la idiotez de masas ha encontrado su media naranja con la homogeneización del capitalismo global.
En este contexto, la izquierda –especialmente la izquierda española, erial de todos los mediocres y fracasados del país- ha sumado fuerzas a la causa del mercado planetario por la peregrina razón de que, desplazando a nuestra profunda, trascendente y cristiana costumbre del "Día de todos los Santos", contribuyen así un poco más a la laicización de España, única manera de apuntalar en nuestro país sus brumosas y ridículas teorías, excomulgadas una y mil veces de la realidad.
Por este motivo, el caso concreto de "Halloween" es uno de los ejemplos más palmarios de colusión entre los fines economicistas, uniformizantes y deshumanizadores –en pos de su anhelada termitera gris- del capitalismo global y los mismos fines análogos que persigue la utopía izquierdista por la vía del Estado, no del mercado. Esta es la razón por la que la misma publicidad que brinda a "Halloween" el diario exrepublicano, exfranquista y hoy demoliberal –paradigma del bandazo interesado político-mediático-, es decir, el ABC, puede encontrarse en el melífluo izquierdismo de El Mundo: "ideas para maquillarte en Halloween".
¿Qué es lo que perdemos en este lavado de cerebro de masas? Pues la reflexión honda y profunda de que la vida tiene un principio y un fin. Perdemos los interrogantes que plantea la hoy escamoteada idea de la muerte y que solo se responden desde ángulos completamente ajenos a la juerga universal y al hedonismo materialista que nos venden izquierdas, derechas, liberalismos varios y centro-derechas, como concepto supremo de "bienestar".
Más aún: nos roban la idea de pertenencia a unos determinados antepasados, a una estirpe, a una tierra y a una fe ancestral que ha aportado al mundo un patrimonio espiritual de valor incalculable. Por eso, renunciar a todo ello seducidos por el hedor insoportable de una masa que solo quiere divertirse constituye una de las más altas cumbres de la idiotez humana. Es posible que esto suene poco democrático y tolerante pero bajo esta retórica es difícil no ver el contrapunto de una poder que no admite réplica de ningún tipo. Así las cosas, es realmente difícil argumentar de otro modo a poco que se piense. Como diría Schopenhauer, "vosotros por ese camino; yo por este"
¿Celebra Halloween? Enhorabuena. Es usted idiota - ESD
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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