Tema: ¡¡Fumata blanca!!

Ratzinger no es, probablemente, una mala opción dentro de las disponibles, aunque parece sugerir una táctica "centrista" por parte de la Iglesia: por un lado, Ratzinger siempre ha sido tildado de inquisidor por casi todo el amplio espectro de la Modernidad; por otro lado, Ratzinger ha sido uno de los más activos detractores de opciones tradicionalistas como la Sociedad San Pio X, además de abogado de las reformas introducidas por el Concilio Vaticano II en la década de 1960. Es decir, Ratzinger, antiguo reformista, aunque de los moderados, es hoy tenido por convervador, aunque moderado en comparación con opciones más tradicionales.

El hecho de que Ratzinger sea contrario al aborto, a la eutanasia, al matrimonio homosexual o al sacerdocio femenino constituye en si una serie de "mínimos" comunes con la modernidad conservadora y hasta, si se quiere, con el puritanismo conservador (y herético) de un Bush. Por otra parte, estas posiciones son de por si condiciones indispensables para la supervivencia de la Iglesia en el siglo XXI, donde por tanto no hay concesión posible, como ya supo ver claramente el diunto Juan Pablo II, r.i.p. Además de a centrismo, por tanto, la fumata blanca lleva consigo un marcado olor a continuismo y sólo en parte a incienso purificador, aromas que -esperemos- se acabe por imponer. Está por ver, pues, si Ratzinger, pese a su conservadurismo en cuestiones prácticas, será capaz de detener el debilitamiento de la Iglesia y de repeler los ataques continuados que se dirigen a la Fé desde todos los flancos.

Esta es la cuestión, para cuya respuesta tendremos que esperar algun tiempo. En cuanto a deseos, si como Sumo Pontífice Ratzinger reproduce sus más recientes opiniones teológicas como cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fé, es de esperar que Benedicto XVI realice una mayor defensa de la ortodoxia cristiana que la que hemos presenciado desde la caida del Muro de Berlin. Recemos por ello y saludemos al Sumo Pontífice.

Salve, Benedicto XVI!