El poder del Santo Rosario
† EL PODER DEL ROSARIO📿
"Una vez, una joven mujer dijo al Arzobispo Fulton J. Sheen que ella nunca rezaba el Rosario, porque cualquiera que repitiera una y otra vez las mismas palabras no podía ser sincero. El Arzobispo le preguntó si ella estaba comprometida en matrimonio.
Ella le respondió que sí.
¿Te ama tu prometido?
- Por supuesto
-¿Cómo lo sabes?
-Él me lo ha dicho
-¿Te lo ha dicho tan solo una vez? - Por supuesto que no
-¿Te lo ha dicho dos veces?
-Él me ha dicho cientos de veces que me ama.
-Oh, en tal caso yo no me casaría con él.
No ha de ser sincero si repite la misma cosa una y otra vez .
Cuando dos personas se aman, lo dicen, no una sino cientos de veces, lo repiten y lo repiten. La verdad es que la repetición es el lenguaje del amor. La repetición no crea monotonía, de hecho crea estabilidad, reafirma, incluso sirve como amortiguador contra el impacto de un cambio futuro.
Cuando una madre dice a su hijo "Yo te amo", el niño quiere oírlo una y otra vez.
La monotonía es eliminada no por un cambio constante sino por la atención, la sinceridad y el propósito. Si jugar al golf consistiera únicamente en golpear una pelota, sería más que monótono. Pero démosle un propósito: el propio campo de golf y una copa como trofeo y ah, entonces se convierte en un juego fantástico. Las funciones más esenciales de la vida son repetitivas: comer es repetitivo, dormir es repetitivo, trabajar es repetitivo, amar es repetitivo. El Rosario es el lenguaje del amor.
♰ ♰ La Milicia de la Inmaculada ♰ ♰
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Re: El poder del Santo Rosario
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Me acaban de regalar un arma automática que siempre llevaré conmigo por seguridad personal
Javier Navascués 9 abril 2022
He de reconocer que últimamente usaba siempre el típico Rosario de plástico que se ilumina por la noche. Una procesión de luz en la oscuridad del lecho que espanta a Satanás y lo seguiré teniendo, pero creo que un caballero católico merecía algo mejor.
El motivo no es otro que el haber destrozado muchos Rosarios y mi escasa paciencia con ello. Llega un momento en el que de repente se rompe por el punto más débil. Y el objeto sacro se deshilacha en bolitas de anís. No he logrado descifrar el misterio del eslabón perdido en la cadena del Rosario.
Por eso me hacía falta un Rosario hecho con una cuerda recia, a prueba de bomba y ya de pasó encargué que me lo hicieran con las cuentas bien grandes. Es una cuenta que tenía pendiente. Bien grandes para vencer el respeto humano de los católicos de la secreta que se esconden de su fe. Me gusta rezar el Rosario caminando y sin ánimo de vanidad ni ostentación, me agrada dar testimonio público de esta devoción que abre las puertas del Cielo o dicho de otra manera que une el Cielo con la tierra, que acorta la distancia entre el gozo eterno y este valle lacrimoso.
Como sabrán la mayoría de ustedes, la Virgen lo ha pedido encarecidamente en las apariciones de Lourdes o Fátima, por nombrar dos de las más universalmente conocidas. Ha pedido rezar el Rosario todos los días, no ir a Misa todos los días, aunque sea muy recomendable hacerlo. Si quieres la paz, prepárate para la guerra.
Siempre, pero más en estos tiempos vivimos una guerra encarnizada contra los enemigos del alma: mundo, demonio y carne.Entendemos por mundo, no las obras de la creación, sino el espíritu del siglo opuesto al Evangelio. No puede haber nada más opuesto a ello que la mundanidad que rebosan las nuevas babilonias del siglo XXI, cualquier ambiente de la vida pública y social, salvo aquellos pequeños islotes de cristiandad que aún no se han hundido en el océano del averno. Por eso es necesario el Rosario.
La existencia del demonio es dogma de fe. El ángel caído Lucifer y la legión de ángeles que con él se precipitaron al abismo infernal conservan su naturaleza angélica y buscan nuestra perdición, arrebatar nuestra alma de los brazos de Dios. Por eso es necesario el Rosario para invocar a Aquella que aplasta la cabeza de la serpiente inmunda.
Entendemos por carne nuestra inclinación al pecado. Es el peor de los tres enemigos por no ser externo, sino por llevarlo dentro de nosotros. Por eso es necesario el Rosario para que la Medianera Universal de todas las gracias nos de aquellas gracias necesarias para nuestra perseverancia final. Pedimos que ruegue por nosotros pecadores en el momento presente y en el de nuestra muerte.
Munición extra
Este Rosario recio, viril que evoca a aquel que otrora llevaban los caballeros cristianos, los cruzados cuenta con una munición extra. Está coronado por una preciosa medalla de San Benito en forma de cruz. Un poderoso sacramental contra Satanás. También cuenta con la Medalla Milagrosa, que tantos prodigios a obrado en la cristiandad. No podía faltar en mi caso la medalla de la Virgen del Pilar, pues soy caballero de tan augusta Señora, a la que dedico y consagro este blog. Completan el pentagrama angélico una medalla de la Santa Faz de Nuestro Señor y otra del Sagrado Corazón de Jesús.
Animo a todos los lectores, que aún no lo hagan, a rezar diariamente el Santo Rosario. Lo ideal es rezarlo ante el Sagrario. Y a tener un buen Rosario, pues es el arma que siempre nos debe acompañar para la seguridad de nuestra alma. El diablo, como león rugiente, anda buscando a quién devorar, pero si el maligno ve el Rosario sale por patas, mucho más aún claro si se reza y más todavía si se reza con devoción. Recuerdo la leyenda áurea de un rey castellano que se salvó por llevar siempre a la vista de todos un Rosario colgado del cinturón. Nunca lo rezó, pero al ver el pueblo que el rey lo llevaba, muchos lo rezaron y se convirtieron. Si ustedes, al igual que yo, no son reyes, no les basta con llevarlo, sino que hay que rezarlo.
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Re: El poder del Santo Rosario
Soneto a la monotonía del rezo del Rosario
El altar de la Virgen se ilumina,
y ante él de hinojos la devota gente
su plegaria deshoja lentamente
en la inefable calma vespertina.
Rítmica, mansa, la oración camina
con la dulce cadencia persistente
con que deshace el surtidor la fuente,
con que la brisa la hojarasca inclina.
Tú que esta amable devoción supones
monótona y cansada y no la rezas
porque siempre repite iguales sones...
Tú que no entiendes de amores y tristezas:
¿Qué pobre se cansó de pedir dones,
qué enamorado de pedir ternezas?.
Marcelino Menéndez y Pelayo