Publicado en El Cruzado www.elcruzado.org - Verdades Olvidadas
Sólo aquel que se indigna sin motivo se vuelve culpable; quien se indigna por un motivo justo no tiene culpa alguna. Pues, si faltase la ira la ciencia de Dios no progresaría, los juicios no tendrían consistencia y los crímenes no serían reprimidos. Más aún: aquel que no se indignare cuando la razón lo exige, comete un pecado grave; pues la paciencia no regulada por la razón, propaga los vicios, favorece las negligencias y lleva al mal, no solamente los malos, sino sobre todo los buenos (Hom. XI, In Nath.)
San Juan Crisóstomo
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