Respuesta: Himno a San Valero, Patrón de Ruzafa (mi barrio)
El carácter insular de Mallorca hizo crecer la idea de que sus habitantes sentían pánico hacia el mar. Hoy en día, el turismo y la modernidad han camuflado lo que algunos cronistas y aficionados a la etnografía afirman, y es que apenas había poblamientos costeros y los existentes o eran llogarets de pescadores o atalayas vigías sobre puntas y montañas.
Así, la mayor parte de la población autóctona se concentraba en los pueblos del interior. Podemos sentirnos tentados a pensar que tales temores se deberían con toda probabilidad a la existencia de la peligrosa y abundante piratería que caracterizaba el Mediterráneo. Sin embargo, el dato de que la mayoría de las casas tuviesen la entrada principal orientada hacia el centro de la isla da que pensar. Si, además, sabemos que las tejas de los tejados estaban decoradas con figuras "mágicas" para ahuyentar a los dimonis y bruixes, pues deberemos pensar que aquellas gentes eran cuando menos muy ignorantes y supersticiosas.
Como una buena parte de este elemento demográfico debía ser descendiente de fenicios, filisteos y judíos (
), se sabe que tenían costumbres que podríamos calificar de muy dudoso gusto y proceder Total, que un feliz día de comienzos del siglo XV, San Vicente Ferrer, cruzó el "charquito" desde Valencia con la intención de enmendar a aquellas gentes y traerlas al camino de la rectitud, tal y como le habían solicitado los Jurats de Mallorca ante el estado de desgavell (hoy diríamos que desmadre en los político y lo social, así como la inmoralidad generalizada que debía campar a sus anchas.
San Vicente Ferrer había nacido en Valencia en el 1350, y el 1 de septiembre de 1413 puso pie en la isla. Era conocido como el ángel del Apocalipsis debido a sus diatribas contra judíos, musulmanes, cátaros y toda clase de herejes que por entonces debían ser muy abundantes (hoy sólo son librepensadores
). Lo cierto es que fue recibido entre vítores, según relatos de la época, y adquirió un enorme prestigio cuando al tercer día de su llegada la lluvia caía a torrentes después de pertinaz sequía.
Recorrió la isla de un extremo a otro, visitó todas las ciudades, pueblos y aldeas logrando un gran número de conversiones y se dice que cientos de personas lo seguían allá donde iba. Pero el asunto no le debió salir tal y como él esperaba, pues lanzó una terrible profecía sobre la isla. Les dijo que se la tragaría el mar a causa de sus grandes y continuos pecados. Semejante amenaza en alguien de su prestigio provocaría sin duda una oleada de pánico y la gente enfervorizada se terminó convirtiendo en masa. Pero el pánico siguió anidando en los corazones de los antiguos mallorquines, y es que el mar era su más tenebroso enemigo.
No dispongo de datos muy precisos, pero así me lo contaron, supongo que algo "decorado", algunos miembros de mi familia política e independientemente de la certeza de un relato riguroso, a mí siempre me ha divertido esta anécdota.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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