Carmen Iglesias: «Se ha tergiversado la Guerra de Sucesión por intereses políticos»

JESÚS GARCÍA CALERO / MADRID










La historiadora organiza un ciclo de conferencias para volver a poner en evidencia los hechos de la historia frente a las intepretaciones

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Carmen Iglesias






Los hechos contrastados de la historia deberían acallar las manipulaciones interesadas de algunos episodios fundamentales. En este 2014 se celebra el tricentenario de la guerra de Sucesión y a nadie se le escapa el interés que la Generalitat de Cataluña ha tenido en presentar esa guerra dinástica internacional de los primeros años del siglo XVIII como una guerra civil para dar resonancia a sus actuales sueños secesionistas.

Después del Simposio «España contra Cataluña», en el que participaron algunos reputados historiadores como Josep Fontana -invocaba la «conciencia colectiva» contra la «asimilación forzada, por nuestra reducción a provincia de la Corona de Castilla»-, se ha roto otro consenso, el de la historia, al politizarla. Para que la voz de la historia vuelva a oírse en medio de esa pendencia política, la académica de la Historia (y de la RAE) Carmen Iglesias acaba de poner en marcha un ciclo de conferencias sobre el final de la Guerra de Sucesión. Se titulará «Los Tratados de Utrecht-Rastatt: 1713-1714 Europa, España y América: A la búsqueda de un equilibrio global» y será sencillamente eso: un repaso de las lecciones que la historia ofrece, una mirada científica a los hechos para dejar claro cuáles son los límites de la interpretación. El ciclo se celebrará desde el día 7 de abril en el Palacio de Cibeles y tiene el patrocinio de la Fundación Banco de Santander y la Fundación Cultural de la Nobleza Española.
-¿Por qué hablar otra vez de Utrecht?
-Algo que pasó hace 300 años sigue teniendo repercusiones, además del interés por saber de dónde venimos. Lo que ocurre en la guerra de Sucesión y en el Tratado de Utrecht está siendo conscientemente tergiversados por intereses políticos presentes. Conviene por ello repasar cómo fueron los hechos paso a paso, año a año, mes a mes. Veremos que las cosas no son como se cuentan en algunos sitios.
-¿Cómo fueron?
-Para empezar fue una guerra internacional, de rivalidad dinástica. El problema entonces es decidir quién manda en Europa, en el mundo, en las rutas oceánicas y cómo se reparten la herencia de la Monarquía española que ha muerto sin heredero.
-¿Qué hay en juego?
-Lo principal son las posesiones españolas en Europa. Cada uno tiene sus intereses. Austria en Italia, Francia en los Países Bajos, y en Cataluña y el Rosellón, el Franco-condado y el Milanesado... Es una guerra internacional, de origen dinástico y comercial y económica.
-¿Dónde está la raíz?
-Carlos II hace lo que puede, trata de mantener las posesiones dejándoselas a los borbones en el testamento porque llevaban medio siglo invadiendo territorios españoles y se iban a convertir en la potencia hegemónica de Europa. Luis XIV bombardeó Barcelona y de ahí se entiende que si en 1640 los catalanes reclamaban a los franceses luego sean más contrarios a los borbones.
-¿Pero se aceptó su testamento?
-Al principio sí lo aceptan las potencias por escrito (salvo Austria). En España también. Felipe V incluso jura los fueros en Cataluña. Pero Luis XIV le presiona para entrar en el comercio esclavista. Londres no lo tolera, ni Holanda. Así que diez meses después de ser aceptado Felipe V estalla la guerra en Europa, que empezará y terminará cuando lo quiere Gran Bretaña.
-¿Y en España?
-Mucho más tarde. Con el cambio de Bando de Portugal en 1704.
-¿Por eso decir que fue una guerra civil es tergiversar la historia?
-Claro, la primera guerra civil en España es la carlista.
-Puede haber dos versiones, ¿dónde pondría usted los límites?
-En los hechos que se pueden comprobar. No es una guerra civil porque no se levantan todos los catalanes contra los castellanos. Hay austracistas en Castilla y borbónicos en Barcelona. Y decir que hay una lucha de un sector constitucionalista federal frente al absolutismo es absolutamente falaz. Y no quedó ese poso: frente a la Convención y en la guerra de Independencia de 1808, la frontera de España es defendida por los migueletes catalanes.
-¿Cuáles son los hechos del levantamiento austracista?
-En 1705 se cree que van a ganar los austracistas y entonces, con la armada anglo-holandesa frente a Barcelona el sector austracista catalán abre las puertas al archiduque. No antes. Tras la batalla de Almansa,cambian las tornas. Pero los catalanes creen que pueden ganar los austracistas.
-¿Cómo se lo tomó Felipe V?
-Los Decretos de Nueva Planta son de carácter punitivo para quien había desafiado la autoridad del Rey legítimo. Pero trajeron beneficios. Luego, los consejeros de Castilla piden al Rey que sea magnánimo. Eso se olvida. Y hay que recordar que no se celebrará el 11 de septiembre hasta 1891, y sin consenso.
-¿Qué le parece a un historiador que otro académico, como Josep Fontana, participe en ese empeño político?
-Muy mal. Hay un debate científico y luego hay un debate político en el que, bueno, siempre ha existido eso, el intelectual orgánico. Depende de la conciencia de cada uno inclinarse, conseguir unos nichos de poder a base de influencia o de privilegios adoptando unas posturas a favor del poder político siempre ha existido. Forma parte de la condición humana. Eso debe llevarnos a volver al debate lo más objetivo posible y a explicar la complejidad de los hechos.
En el Palacio de Cibeles

31 de marzo «Guerra de Sucesión 1702-1713. Consecuencias territoriales y económicas. El asiento de negros y el comercio de Indias», por Carmen Iglesias

7 de abril «Alianzas internacionales y estrategias geopolíticas», por Pedro Cardín.

14 de abril «Las etapas de la guerra y las reformas militares borbónicas», por Luís Ribot

21 de abril «Guerra de símbolos y propaganda política», por Carmen Sanz

28 de abril «La historia oficial. Ideologías y legitimaciones», por Richard Kagan.







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