Queridos amigos:
Al celebrar la Misa en honor y sufragio de las almas de quienes en su amor y servicio a la tradición dieron hasta la vida, esta vida que no era un apéndice de su existencia, sino lo más grande y valioso que poseían; por eso no fue ajena a esa vocación de "transmitir". Y esa vida la dieron, nos la entregaron para que la recibamos en abundancia. Como lo señaló mi tío abuelo
Carlos VII al instituir esta celebración, nos la dieron en muy distintas circunstancias. Y esas vidas que se nos dieran generosas, hoy admiramos cómo se transmite a las generaciones futuras, pujante y preñada de esperanzas, bajo el ínclito sol de las Pampas.
Al unirme a este acto de la Comunión Tradicionalista, de la Hermandad de Nuestra Señora de las Pampas en Pichi Mahuida, pienso en José Ramón, que nos dejó fundada una estirpe de sangre y espíritu que honra a nuestros mayores e ilumina el mañana. Consecuente en su vida, de mística e intuitiva lucidez, perseverante y entusiasta en la acción, inquebrantable en su fidelidad, de ardiente caridad, un profeta de esperanza, está muy unido a nosotros junto a aquellos que ofrendaron su vida por Dios, la Patria y el Rey de estas huestes de héroes, caballeros del ideal, en honroso testimonio a la posteridad.
Me representa entre vosotros mi Jefe Delegado don José Miguel Gambra, representante además de otra estirpe de ilustres servidores de la Causa. Así, ya que no físicamente, estoy de alguna forma asistiendo a vuestros actos en esa Pampa que tanto quiero. Le ruego comunique a María de Jesús mi admiración y respeto, a sus hijos y nietos mi afecto y a todos vosotros mi adhesión, símbolo y gesto de comunión militante y afecto fraternal.
Castillo de Lignières, 26 de febrero de 2015.
Sixto Enrique de Borbón