Re: El PP bate palmas con PODEMOS

Iniciado por
Valmadian
Esto es lo que yo haría si fuese pepero: "batiría palmas con las orejas", y es que ¿para qué quiere amigos el PP teniendo semejantes enemigos? Son ya unos cuantos conocidos que, de modo directo o de oídas de otros, los que ya me han comentado que van a votar contra PODEMOS depositando la papeleta del PP. No sé si con la nariz tapada o respirando a pleno pulmón, alguno me ha afirmado que se tratará de un voto prestado, pero esto es algo que me venía imaginando desde el verano pasado. Y es que cuanto más ha crecido este grupo en las encuestas de cabreadísimos ciudadanos, más han ido subiendo las intenciones reales, pero silenciosas, de votar contra ellos por parte de muchos otros ciudadanos que también están cabreados, pero que no quieren hacer las maletas algún día si o si.
A través del correo electrónico me suelen entrar mensajes con interesantes contenidos, la mayor parte de las veces o los remito a otros contactos personales o, directamente, si no tienen un contenido que merezca la pena, son eliminados. Pero el que copio a continuación merece la pena, va firmado por alguien con nombre y apellidos, tiene la valentía de hacer pública su protesta y demuestra cómo se hace un pepero sin ser del PP.
Casi dos semanas de gripazo dan lugar a muchas cosas, desde un aturdimiento de horas masivas de sueño, a un pesimismo relativo a que las cosas parece que no quieren mejorar. Telefonazo que hiere los oídos, sacas una mano ardiente de entre las mantas en las que te has enrrocado en tu butacón preferido, y el aire parece de hielo pese a la calefacción. Aplicas el auricular a la oreja y te da un escalofrío, casi tiritona, "Holaaaa, ¿qué tal estás? me han dicho que la agarraste fina...". Todas las conversaciones empezaban estos días atrás de un modo más o menos similar. Es curioso como se acuerdan de uno cuando está fastidiado de verdad, pero no cuando las cosas van normales. La naturaleza humana que es así. Pero la convalecencia no ha sido algo estéril, y no me refiero a la lenta recuperación de las luchas internas mantenidas por mis defensas contra el virus invasor, sino porque las noticias del panorama "nacional" eran cualquier cosa menos aburridas. Relatar lo que está pasando a la izquierda y a la izquierda de la izquierda, no sólo no tiene mérito sino que sería más de lo mismo de lo que ya nos están saturando otros. No obstante, en todas esas llamadas que he recibido las noticias han sido objeto de charla, salvo de alguna que comentaré aparte, y han sido ocasión que yo he aprovechado para tirar de la lengua: "¿Y cómo lo ves?". Las respuestas tenían un común denominador, si las cosas continúan así, va haber sorpresas y de las gordas. En todas las llamadas me lo han dicho a las claras, su voto va para el PP, e incluso alguno que otro me comentaba que conocía a fulanita o menganito, jamás sospechosos de ser peperos -y en una de esas conversaciones hasta me mencionaron con nombre y apellidos de dos hermanas vascas votantes del PNV-, que tienen la misma intención en la generales. Respecto a la llamada aparte, es una en la que "me tocaron" para las municipales de mi pueblo de residencia. Para esta ocasión había tomado la decisión de mantenerme al margen, y así va a ser. Hay enormes dificultades para confeccionar listas, por supuesto cerrarlas es ya un capítulo. Pero si lograr el número de candidatos más los reservas es un problema, no lo es menos que las candidaturas sean paritarias -hombre o mujer, mujer u hombre, alternativamente-, al menos en la primera mitad de la lista, y todavía más cuando se trata de reunir las firmas de apoyo exigidas por ley. En mi pueblo, en los pasados comicios el PSOE tuvo que afrontar dos candidaturas de su propia militancia dividida, y todo por problemas con Tomás Gómez, que ya entonces la había líado. En esta ocasión van juntos pues saben que por separado no van a lograr nada, mientras alguna de las sub-marcas de PODEMOS ya ha dado señales de vida. Hace unos días me habían dejado un folleto en papel cuché y a todo color en el parabrisas del coche. No dicen nada, o parece que no saben de qué va el asunto o es que no tienen nada que ofrecer. Y no me sorprende, sus miembros son algunos recién llegados al pueblo y otros no están ni censados.
En estos momentos en España hay dos corrientes opuestas: el voto del cabreo frente al voto del miedo. Pero es un error pensar que la cosa está algo así como un fifty-fifty. ¿Por qué? ¿quiénes y cuántos son los "cabreados"? Hay una corriente general en los mass-media que supone que los cabreados están con PODEMOS. Pero esto obedece a un vicio que han adquirido, el cual imagina que los cuarenta y siete millones de españoles se dividen entre peperos, sociatas, comunatas y ahora podemeros, dejando a lo casi anecdótico a los nacionalismos periféricos. Pues va a ser que no, va a ser que los cabreados somos de muchas parroquias: abstencionistas, votantes en blanco, votantes de "ciudadanos", o del partido de Rosa Díez, falangistas, carlistas, hinchas de Democracia nacional, o hinchas de cualquiera de las aproximadamente cuarenta y tantas siglas que concurran a todos los comicios. A su vez, el voto del miedo no tiene más que dos alternativas: PP o PSOE. A la vista de los acontecimientos de estos últimos días, a la espera de lo que irá sucediendo con las soluciones a la griega, con la expectación de lo que cualquier día puede estallar en Venezuela. Con un PODEMOS que ahora sólo empieza a bajar en unas encuestas cocinadas, pero que a medida que los escándalos les vayan estallando en la cara y vayan perdiendo totalmente los modos. Sólo hay que sumar dos más dos. Y es que no se debe perder de vista que el voto del cabreo dispersa, mientras el voto del miedo aúna, esto siempre es así.
En fin, la cosa está tan abierta que autonómicas y municipales se consideran una especie de anticipo de lo que ha de pasar en las generales. Pero en esto yo tampoco coincido. En muchos municipios lo que menos importan son las siglas, sino los apellidos. Y es que quien más o quien menos recibe su parte, o sabe que acabará recibiéndola, mientras que esas candidaturas agrupadas "ad hoc" de gentes desconocidas, o de elementos poco convencionales, que prometen acabar con corruptelas mil, no sólo inspiran desconfianza, sino miedo también. Quizás las novedades saquen algo en las ciudades, aunque está por ver, y el fenómeno se extiende a las CCAA. En los mentideros de Pamplona corre el rumor de que en la Comunidad Foral el PP va a obtener mayoría absoluta. ¿Será verdad, o son sólo rumores? En cualquier caso cuando existen y corren es porque hay miedo.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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