Leyendo el último número de la revista Arbil me topé de pronto con una foto que no sé si será más conocida en España (yo sigo bastante de cerca todo lo que pasa en España, aunque lógicamente no es lo mismo que cuando se vive allí), pero cuando la vi casi me da un patatús. Está tomada en el año 2003, o sea, antes de llegar a la presidencia del Gobierno, y en ella Zapatero aparece con su típica sonrisita estúpida junto al sultán de Marruecos y entre los dos hay un mapa de este país magrebí que incluye, no solo el Sahara ex español, ¡sino Canarias y casi media España! No es que el mapa esté colgado de una pared dentro del palacio de Mohamed V y pudiera ser como esos mapas irredentistas que tienen en algunos países (por ejemplo, en Ecuador siempre los hacen extendiendo sus fronteras hasta el Amazonas, incluyendo Iquitos). No, los dos están al aire libre y aparecen de pie junto al susodicho disparate gráfico como presentándolo orgullosos. Con esta gota (o más bien goterón o chorro) rebosó el ya colmado vaso de la náusea que siempre me inspiró Zapato Viejo.



¿Ya lo tenía pactado? "Tú ve mandándolos en pateras, Mohamed, para ir llenando todo aquello. Canarias, Ceuta, Melilla, Andalucía, Badajoz, Murcia, la mitad de la Mancha... Todo lo que tú quieras, te lo regalo. Sobre todo si me ayudas a llegar a la presidencia poniendo unas bombitas en los trenes."

Este impresentable individuo, esta rata de la Moncloaca, es reo de alta traición.

Merece el garrote vil y la pérdida automática de la nacionalidad española.

Zapatero es de la casta de don Julián, don Opas, Judas Iscariote... No sé si este mensaje excede los límites de lo permisible, pero es que estoy con un cabreo...