Reproducimos parcialmente un acertadísimo artículo publicado en 1967 (bajo la "dictadura" franquista) por el diario madrileño «Informaciones», y firmado por el insigne progresista don Manuel Vicent.
Sólo decir que, por una vez, estamos de acuerdo con semejante individuo, y que, paradójicamente esto sí que era auténtica libertad de expresión, unas frases jugosísimas sobre la falacia democracia; permitidas bajo la libertad de Franco pero imposibles de ser proferidas desde hace más de 30 años, bajo la permanente y férrea dictadura mediática juancarlista:
Cita:
SER DEMÓCRATA
«La democracia fue inventada por un griego, probablemente después de comer. Después de haber comido bien, se entiende, porque es una teoría política que requiere buena digestión. La democracia tiene su nido en el estómago del hombre no en su cerebro, y como resulta que el estómago carece de oídos, parece ser, pues, que la democracia no tiene necesidad fundamentalmente de filósofos, sino de economistas. Puede que esto, escrito así, no resulte claro, y es porque en realidad no está claro; es decir, que se ha hecho deliberadamente lo posible para que no lo esté.»
«Existe la creencia de que un país no es gobernable democráticamente mientras no alcanza un buen nivel de educación. De que la democracia se estudia y se aprende como un bachillerato superior político o como las reglas de cortesía referentes a la manipulación del saludo con el sombrero. Pues bien, yo creo y digo que no. Pienso que es mucho más demócrata un analfabeto con frigorífico que un intelectual famélico.Que un sueco no es demócrata porque sepa mucho, sino porque come mucho. Que para que un rey vaya en bicicleta al supermercado se precisa que el obrero vaya también a ese supermercado, pero en coche. Que puede fabricar más demócratas el ministro de Hacienda que el de Educación. Que nadie está incapacitado éticamente para discutir en un Parlamento, si no se llega allí para reclamar un pan imprescindible. Pero sucede que el hambre y la libertad constituyen juntos una mezcla explosiva, y que a la vez no hay peor cosa que una tripa bien rellena y amenazada.»
«Y es que todo el Derecho Político, bien dilucidado, se reduce a una candorosa unidad. Nadie que no sea bobo o mentalmente interesado (y ser mentalmente interesado es otra forma muy fina de ser bobo) dejará de ver que el Derecho Político en todas sus lucubraciones no es más que un bando de teorías que estudian la forma de repartir la hogaza. Y a esa mesa se sienta el hombre con su instinto, no con sus ideas, en todo caso con su moral y no con su educación. Sin embargo, pasa que hay muchos que se empeñan en servir la ración hasta que el comensal sepa maniobrar reglamentariamente con el tenedor y la servilleta, cuyo manejo, por otra parte sólo se aprende con el uso repetido. »
