«The Wall Street Journal» denuncia la «dictadura» lingüística implantada en el País Vasco por el lendakari - El rotativo lamenta que en los libros de texto nunca aparezca la palabra «España»

Marta Torres

Nueva York- Una de las primeras palabras que los estadounidenses suelen decir cuando se menciona España es «siesta», luego «toros» y después «flamenco». Les hace gracia que se pare para comer y se les hacen interminables los cientos de años de historia del país. Y la cosa se complica mucho más cuando se profundiza y habla de cada región española.
La cosa puede ir a peor cuando se trata del País Vasco. Sobre todo, si un periodista estadounidense tiene que explicar en un artículo a sus lectores los problemas que hay en esta región. Esto ocurrió ayer en el rotativo «The Wall Street Journal». Primero, el periodista tuvo que ubicar el País Vasco dentro de España. Si a muchos estadounidenses la Península Ibérica ya les queda lejos, la comunidad autónoma vasca se les pierde todavía más.
Para tratar de explicar la situación de la región, el periodista utilizó como hilo conductor de su artículo el idioma, y como ejemplo la situación que vive Rosa Esquivias, una profesora de matemáticas de 50 años que va a clases de vasco, idioma éste indispensable para los profesores. «Si no aprende, perderá su empleo», asegura. En el artículo, a cuatro columnas y en portada, el periodista destacaba que el vasco lo hablan menos de un millón de personas y compara este dato con los 450 millones de ciudadanos de todo el mundo que hablan español.
El periodista lía aún más la cosa al hablar de los pastores vascos, asunto que destaca en un subtítulo de portada. «Hay diez maneras diferentes para (decir) pastor, dependiendo del animal (que cuida)», algo que sin duda no puede pasar desapercibido a los ojos de los siempre prácticos estadounidenses. Y eso que en EE UU todo el mundo está muy especializado, pero la cultura vasca, a veces, tiene este tipo de cosas: su vocabulario diferencia entre sí el pastor cuida cerdos, por ejemplo, u otros animales, pero ha tenido que «importar» términos como «democracia».
Mientras los independentistas sueñan con un Estado propio, imponen un estricto régimen de euskera «en cada rincón de la vida pública». En las escuelas, donde controlan el currículum, y donde los libros de texto en euskera jamás mencionan que el País Vasco forma parte de España. En las aulas -destaca también-, a partir del próximo año, los alumnos sólo podrán estudiar en euskera y aprenderán, eso sí, que «Euskal Herría» es un país «colonizado por Francia y España». También la «inquisición» a la que se refiere el articulista se extiende a la televisión, aunque el canal público «tiene un 4,4 por ciento de audiencia, menos que el canal de documentales sobre animales (La 2)», apunta. Y también a las empresas, que deben dirigirse al Gobierno vasco en euskera.
El artículo destaca asimismo que el vasco fue prohibido durante la dictadura franquista y muchos del 30 por ciento de los vascos que lo hablan lo han tenido que aprender después. Precisamente, recalca que Juan José Ibarretxe no puede decirse que domine el idioma, tal y como pone de relevancia en sus ruedas de prensa. «Como la mayoría en su región, creció hablando español y tuvo que aprender el euskera de adulto», aclara el periodista con una imparcialidad sólo posible cuando se trata un asunto que no toca de cerca, algo imposible de hacer en España.

http://www.larazon.es/noticias/noti_nac27563.htm