Cerrada para católicos

Cerrada, agrietada… ¿Hace cuántas décadas que no se celebra la Misa romana en su altar mayor, convertido en mesa protestante? (En esta foto conservaba, al menos, las placas de los mártires de 1936, que ya tampoco están).

De la afición de Voluntad a la iglesia gijonesa del Sagrado Corazón, la popular Iglesiona, da testimonio el crucifijo junto a nuestra cabecera, el Cristo de Blay que los arrupitas (que no jesuitas) expoliaron cuando abandonaron el templo. El otro que más amamos en esta villa es el mayor, próximo y también desgraciado, de San Pedro.
Hemos podido saber de fuentes de toda solvencia que el nuevo rector de la Iglesiona (nos resistimos a llamarla «basílica») ha negado, con excusas espurias y lejanas a la verdad, la celebración de un funeral porque se solicitaba que fuese Misa tradicional (la llamada «tridentina» o, irónicamente, «forma extraordinaria»).
A los fieles les asiste todo el derecho de pedir Misa y sacramentos en la forma tradicional del rito romano. A los sacerdotes, el de celebrarlos sin que nadie les moleste por ello.
Pero eso parece no regir en la triste archidiócesis de Oviedo, que (pese a las cortinas de humo del portal llamado InfoCatólica y de otros medios kiko-episcopalianos) no ha mejorado nada bajo Fray Jesús Sanz Montes. En cuanto al actual rector de la Iglesiona, Álvaro Iglesias Fueyo, ¿qué puede esperarse de quien antes pasó dieciséis años en San Juan el Real de Oviedo, como sombra de «don Fernando» Rubio, de triste y ovetense fama? El párroco éste (a quien Dios haya perdonado) se distinguió como generoso anfitrión y propagador de toda clase de sectas —baptistas, anglicanos, incluso mahometanos—, justificador de divorcios, etcétera. En excursión parroquial por Alemania, Fernando Rubio llevó a sus feligreses a una ceremonia luterana, y fue él el primero a recibir el simulacro de comunión, de manos de una «sacerdotisa» de aquella secta. Ante el estupor de algunos, explicó que tenía el mismo valor que la que daba él.
Lo cual seguramente era verdad. Tenía el mismo valor: ninguno.
«Eucaristías» inválidas, predicaciones heréticas, sacramentos que no lo son, y acogimiento de las sectas y sus ceremonias. A eso parecen dedicar los templos gijoneses y asturianos, antaño católicos, sus vaticanosegundistas responsables actuales.
Pero de la Misa tradicional, la Misa de siempre, ni hablar, oiga.
Nota: En la actualidad, la Santa Misa tradicional se celebra en el concejo de Gijón (muy a pesar de su clero) sólo en la iglesia parroquial de Santo Tomás de Granda, bien alejada del centro urbano, y sólo los domingos y fiestas de guardar a las 10:00 (diez en punto de la mañana).

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