Oviedo, 25 mayo 2013, Sábado de las Cuatro Témporas de Pentecostés; S. Gregorio VII, papa y confesor; S. Urbano I, papa y mártir; Sta. Magdalena Sofía Barat, virgen. Con ocasión del CCV aniversario de la declaración de guerra a Napoleón por la Junta General del Principado de Asturias, su sucesora la Junta Carlista del Principado de Asturias ha hecho pública su anual Declaración del Veinticinco de Mayo:
Asturias, evita el abismo
Hace doscientos cinco años "deliberó la Junta con asistencia del Real Acuerdo, y por el que se celebró en el día de hoy, llevar á efecto el armamento del Exército Defensivo Asturiano, en obsequio de la Religión, de la Patria, y de la común felicidad". Palabras que dejan claros el espíritu y el propósito de la Junta General del Principado de Asturias al declarar la guerra a Napoleón: declaraban la guerra contra la Revolución, contra el liberalismo, contra Europa; declaraban la guerra por Dios, por la Patria y el Rey.
En cruel contraste con la Asturias de hoy, donde en medio de la mayor devastación social, económica, cultural y religiosa desde la última guerra, aún se pasea en triunfo al hijo y presunto heredero del actual sucesor de José Bonaparte: Juan Carlos, jefe de Estado constitucional. De una constitución que no es la histórica de España, como quería Jovellanos, sino otra versión rehecha más del Estatuto de Bayona o "Acte Constitutionnel de l'Espagne" de 1808.
La sujeción de los asturianos actuales a las instituciones europeas, a la Constitución de 1978 con sus reformas y sus estatutos, a una familia de usurpadores involucrada en toda forma de corrupción y a unos partidos políticos --los afrancesados de hoy-- que sirven a todo ello, no sólo representa deshonor: es también nuestro suicidio como pueblo.
En 1808 nuestros antepasados no quisieron "admitir esta dura ley represiva de su libertad ... y creyendo ya indicada en ella la esclavitud, a que con ofensa de la Religión, del Rey y de la Patria, le disponía ... la abominable y negra perfidia de Napoleón, Emperador de los Franceses, por la disfrazada prisión de nuestro Rey Fernando el VII, y toda la familia de Borbón en el interior de la Francia", se alzaron y declararon la guerra.
Hoy no está prisionera la Familia Real, pero sí exiliada, también en el interior de Francia. En contraste con Juan Carlos y los suyos, Asturias y España entera tienen en el legítimo Regente, S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón, al hombre que tiene la capacidad, formación y ánimo capaces de sacarnos de nuestra postración y de encabezar nuestra recuperación; además de contar con la legitimidad de la que carece el actual Jefe de Estado, quien detenta ilegalmente el título de rey por capricho de un general y por imposición del extranjero.
Quiera la Santísima Virgen de Covadonga obtenernos por su mediación que Dios sacuda las conciencias de los asturianos y les evite caer al abismo hacia el que corren.
Por Dios, por la Patria, por los Fueros y por el Rey legítimo. Oviedo y Mayo 25 de 2013.
Agencia FARO
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