Santa Teresa de Jesús, cinco siglos para celebrar
LAURA DANIELE
España se prepara para conmemorar a partir del 15 de octubre el V Centenario del nacimiento de la primera doctora de la Iglesia
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Santa Teresa de Jesús en un óleo sobre lienzo de José de Ribera
Hay quien dice que después de la Virgen María, ninguna otra mujer ha influido tanto en la Iglesia como Santa Teresa de Jesús. Quizás por eso y por la impronta que su figura ha dejado en nuestra cultura, la Iglesia española ha decidido celebrar durante todo un año —desde el 15 de octubre de 2014 hasta la misma fecha de 2015— el V Centenario del nacimiento de la Santa de Ávila.
Teresa de Cepeda y Ahumada nació el 28 de marzo de 1515. Era la quinta de doce hermanos; los dos mayores, de un matrimonio anterior de su padre, quien al quedar viudo se casó en segundas nupcias con doña Beatriz Dávila de Ahumada. Además de una multitud de niños, en la casa de Teresa abundaban los libros, una de las mayores aficiones de don Alonso Sánchez de Cepeda. De allí, Teresa conoció desde muy pequeña las gestas de caballería y sobre todo la vida de los santos.
Hasta tal punto llegó su compenetración con estas historias, que a los seis años intentó escaparse con su hermano Rodrigo para convertirse en mártir en tierras de moros. Su aventura terminó antes de poder atravesar las murallas de la ciudad sorprendidos por su tío. Frustrado su sueño de martirio, los hermanos se pasaban las tardes jugando a ser ermitaños en el huerto de casa.
Una mujer decidida
Su alegría y espíritu inquieto sufrió un duro revés en 1528 con la muerte de su madre, cuando apenas tenía 13 años. Pero lejos de amilanarse, Teresa pidió entonces a la Virgen que la adoptase.
Las cosas se volvieron a complicar con la llegada de la adolescencia. A los 16 años, su padre decidió internarla en el colegio de las agustinas, al ver que la joven coqueteaba con uno de sus primos. Su idea no era que su hija fuera monja. De hecho, cuando ella le planteó esa opción de vida en 1535 —con 20 años—, su padre se opuso. Pero Teresa, que siempre había sido una mujer decidida, huyó de casa e ingresó en el convento Carmelitano de la Encarnación, donde vivió 27 años.
Su intensísima vida interior y espiritual fue fruto de una fe inquebrantable pero también de un tesón y una paciencia a prueba de todo. La lectura de las Confesiones de san Agustín y el encuentro inesperado con una imagen de Cristo, en la Cuaresma de 1554, propiciaron lo que se conoce como su «conversión» y el inicio de una serie de experiencias y visiones místicas. Una de las más determinantes en su vida tuvo lugar en otoño de 1560. Se trata de una visión del infierno, en el que Teresa experimenta los padecimientos del sitio que hubiera correspondido a sus pecados de no haberse convertido. Esa experiencia le motiva a ser más fiel a su vocación religiosa y a crear un convento con un nuevo estilo de servir a Dios y vivir la fraternidad, qué será el convento de San José, en Ávila.
Detrás de este convento llegan muchos más, hasta completar 17. No sin dificultades e incluso mucha hostilidad, también de la propia Inquisición, que vigilaba muy de cerca a la santa abulense por miedo a que sus escritos incitaran a seguir el cisma iniciado con la Reforma de Lutero o se alejaran en algún punto de la doctrina. Santa Teresa murió el 4 de octubre de 1582, con 67 años, en Alba de Tormes. Fue beatificada por Pablo V el 23 de abril de 1614 y canonizada por Gregorio XV en 1622.
Pablo VI la nombró doctora de la Iglesia, en 1970; la primera, de las tres actuales. Las otras dos son: Santa Catalina de Siena y otra carmelita descalza, Santa Teresita del Niño Jesús.
Una comisión nacional
La celebración del V Centenario de su nacimiento «no se trata de una celebración arqueológica, ni una huida romántica a un pasado glorioso que se añora con nostalgia sino un tiempo de renovación y reactivación espiritual», explican en V CENTENARIO SANTA TERESA DE JESÚS, los carmelitas descalzos, los principales impulsores de esta celebración, a la que se ha unido la Conferencia Episcopal Española, el Gobierno central y varias comunidades autonómicas, vinculadas a la vida de Santa Teresa de Ávila.
El pasado 17 de diciembre quedó constituida la Comisión Nacional, presidida por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y que también integra el ministro de Educación, José Ignacio Wert y el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, además de miembros de la Orden del Carmelo, representantes de todas las administraciones públicas e instituciones relevantes de la sociedad. El objetivo de esta comisión, cuya presidencia de honor ostentan los Reyes de España, será impulsar las actividades que se realicen en este aniversario y contribuir a destacar la figura de Santa Teresa y su aportación al mundo de las letras y la cultura española.
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