Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 3 de 3

Tema: Isidro Gomá y Tomás, apóstol de la Hispanidad

  1. #1
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Isidro Gomá y Tomás, apóstol de la Hispanidad

    Isidro Gomá y Tomás, apóstol de la Hispanidad

    Cesáreo Jarabo 03/11/2023





    Nació el 19 de agosto de 1869 en La Riba (Tarragona), y falleció en Toledo el 22 de agosto de 1940. Cardenal primado, teólogo.

    En la Universidad de Tarragona se doctoró en Filosofía y en Derecho Canónico, y en la de Valencia lo hizo en Teología.

    Fiel apóstol de la Hispanidad, en 1897 pasó a ser primero docente del Seminario Pontificio de Tarragona y su rector en 1899, cargo que desempeñaría durante diecinueve años, tras lo cual, en 1922, pasaría a ser arcediano de la catedral de Tarragona, en cuyo puesto desarrolló el cultivo de la oratoria sagrada, alcanzando fama mundial.



    Y fiel apóstol de la Iglesia, el 24 de abril de 1931, diez días después de la proclamación de la II República, dirigió a los fieles la pastoral “Los deberes de la hora presente” en la que hacía público que:

    Es deseo de la Santa Sede que VE. recomiende a los sacerdotes, a los religiosos y a los fieles de su diócesis, que respeten los poderes constituidos y obedezcan a ellos, para el mantenimiento del orden y para el bien común.

    Dos semanas después, los días 11 y 12 del mes de mayo, ardían más de cien edificios religiosos en Madrid, Valencia, Alicante, Murcia, Sevilla, Málaga y Cádiz.

    A efectos políticos, la pastoral no obtuvo grandes resultados, siendo que el gobierno decretó el 15 de junio la expulsión del cardenal primado don Pedro Segura y Sáenz. Y sería dos años después, el 12 de abril de 1933, cuando Isidro Gomá fuese nombrado Arzobispo Primado.



    No recibía don Isidro un camino de rosas. El Gobierno Civil ponía trabas, y prohibió a los toledanos colgar adornos en los balcones, lo que no impidió un lleno en la Catedral para darle la bienvenida. No obstante, recibió la felicitación por parte de Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros.



    Su labor pastoral conoció en primera persona los avatares del momento, lo cual no le impedía realizar actos apostólicos y culturales en diversos lugares; así el 12 de Octubre de 1934, y mientras se producía la Revolución que se llevaba por delante la vida de multitud de religiosos, monseñor Gomá pronunciaba en Buenos Aires su “Apología de la Hispanidad”, donde proclamaba:

    ¡Excelsos destinos los de España en la historia, señores! Dios quiso probarla con el hierro y el fuego de la invasión sarracena; ocho siglos fue el baluarte cuya resistencia salvó la cristiandad de Europa; y Dios premió el esfuerzo gigante dando a nuestro pueblo un alma recia, fortalecida en la lucha, fundida en el troquel de un ideal único, con el temple que da al espíritu el sobrenaturalismo cristiano profesado como ley de la vida y de la historia patria.

    El mismo año en que terminaba en Granada la reconquista del solar patrio, daba España el gran salto transoceánico y empalmaba la más heroica de las reconquistas con la conquista más trascendental de la historia.

    América es la obra de España por derecho de invención.

    Durante más de dos años ejerció la Primatura sin haber sido nombrado cardenal. El nombramiento tendría lugar el 19 de diciembre de 1935, y con el mismo surgiría la duda sobre cual sería la primatura de España, ya que existía un antiguo pleito entre Toledo y Tarragona, y justamente de Tarragona era natural Isidro Gomá.



    Movido por esa duda escribió al nuncio, cardenal Tedeschini:

    No se le ocultará a V.E. lo difícil y delicado de mi situación. Nacido en Cataluña y amante de mi tierra y de sus glorias, nunca oculté tampoco mi amor hacia la Patria grande, dentro de la cual caben todas las manifestaciones de la personalidad de cada región. Mas no bastó esto para evitar que en ciertos medios se insinuase maliciosamente, por el solo hecho de mi origen catalán, que había sido yo nombrado para esta Sede precisamente para facilitar la amputación de sus derechos primaciales.

    Pero los temores no tenían ninguna base.



    Los tiempos convulsos llevaron a que el 17 de julio de 1936 fuese asesinado Calvo Sotelo. En esas fechas el cardenal estaba de viaje a Tarazona de Aragón, su antigua diócesis, y sin lugar a dudas eso le salvó la vida. Pretendió volver…, pero el palacio arzobispal había sido asaltado y convertido en cuartel general del ejército rojo, por lo que don Isidro se dirigió a Pamplona. El mismo ejército que ocupó el palacio asesinó a 42 religiosos adscritos a la Catedral toledana.



    Iniciada la guerra, la propaganda del clero separatista vasco difundía en el Vaticano noticias contrarias a la verdad. Para aclarar el asunto, se desplazó a Roma para exponer al cardenal Pacelli, futuro Pío XII, con la intención de que el Vaticano reconociese al gobierno de Burgos, y en noviembre difundía su escrito “El caso de España” en el que señala:

    Nos place hacer el honor debido a los Obispos y fieles de muchas naciones que por nuestro conducto han querido expresar al pueblo español su admiración por la virilidad, casi legendaria, con que gran parte de la nación se ha levantado para librarse de una opresión espiritual que contrariaba sus sentimientos y su historia, al par que algunas de ellas socorrían con largueza nuestras necesidades creadas por el terrible azote. Es la expresión del vínculo de caridad cristiana que, como une entre sí a individuos y familias y lo acerca más en días de tribulación, así lo hace del internacionalismo católico, en que todos formamos el gran cuerpo místico cuya Cabeza es Jesucristo, nuestro Padre y Señor.

    Esta actividad hizo que el Papa lo designara su “representante confidencial y oficioso” ante el Gobierno nacional, que además dio lugar a una declaración de adhesión por parte del Vaticano al general Franco, pero no a su Gobierno.

    La actividad del prelado era frenética; así, en respuesta a José Antonio Aguirre, que aseguraba que la guerra no era religiosa sino económica, Gomá sentenció: «Es en el fondo, guerra de amor y de odio por la religión».



    Lo curioso, después de todo es que, según aseveró el General Mola a Franco… y Franco a Gomá, el PNV había estado comprometido, al principio, con el alzamiento militar. Fue la noche del 18 de julio cuando cambió de bando, presionado por Indalecio Prieto.

    Como se deduce de lo señalado, el Cardenal Gomá fue vital durante la guerra civil. En defensa del Alzamiento se manifestó no sólo en el Vaticano sino en todos los ámbitos; así difundió por el mundo su alegato en “El caso de España”, redondeando su labor con la Carta colectiva del Episcopado español, de la que fue principal redactor, y que fue respaldada por todos los obispos que habían sobrevivido.



    A excepción de Mateo Múgica, obispo de Vitoria, que aún estando de acuerdo había sido repudiado por la Junta de Burgos, y Vidal y Barraquer, cardenal de Tarragona que estaba en Italia, y no en Inglaterra como era su gusto, gracias a que Companys le liberó de ser combustible de la central térmica de Badalona, lugar al que en ese momento el mismo Companys estaba destinando a centenares de barceloneses.

    Este importante manifiesto de los obispos fue hecho público el 1 de julio de 1937, y en el mismo se señalaba lo siguiente:

    La revolución fue esencialmente antiespañola. La obra destructora se realizó a los gritos de ¡Viva Rusia!, a la sombra de la bandera internacional comunista. Las inscripciones murales, la apología de personajes forasteros, los mandos militares en manos de jefes rusos, el expolio de la nación a favor de extranjeros, el himno internacional comunista, son prueba sobrada del odio al espíritu nacional y al sentido de la patria.
    Pero sobre todo la revolución fue anticristiana.

    Contamos los mártires por millares. Su testimonio es una esperanza para nuestra pobre patria, pero casi no hallaríamos en el martirologio romano una forma de martirio no usada por el comunismo, sin exceptuar la crucifixión, y en cambio hay formas nuevas de tormento que han consentido las sustancias y las máquinas modernas.



    En la Carta se definía al Alzamiento como “cruzada”, pero ello no implicaba que Gomá concediese carta blanca a las tropas nacionales; así, tuvo manifiestos enfrentamientos en defensa de los derechos de la Iglesia y de la dignidad humana, y es que en la misma se limitaba a exponer los acontecimientos sufridos por España, ante los que la Iglesia no podía permanecer indiferente.

    Cuando se publicó la Carta colectiva, habían sido asesinados 11 Obispos y centenares de sacerdotes y fieles.
    Una vez alcanzada la paz, Gomá se manifestó en defensa del bilingüismo, sobre el que emitió su pastoral “Lecciones de la Guerra y deberes de la Paz”, que fue censurada.

    En 1940 fue nombrado miembro de la Real Academia Española, ocupando el sillón T, pero sería por breve espacio de tiempo, dado que, habiendo empeorado el cáncer que padecía, fallecía en Toledo el 22 de agosto.





    https://espanaenlahistoria.org/perso...la-hispanidad/

  2. #2
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
    Fecha de ingreso
    11 nov, 06
    Mensajes
    5,185
    Post Thanks / Like

    Re: Isidro Gomá y Tomás, apóstol de la Hispanidad

    El cardenal arzobispo Gomá, nada menos que Primado de las Españas, fue (digan lo que quieran los actuales revisionistas del pensamiento eclesial "correcto"), acérrimo partidario de Franco, y puede considerársele el propulsor de lo que años adelante se conocería como nacional-catolicismo. Ahí están sus numerosos escritos que no dejan lugar a dudas. Como ejemplo sirva un texto de su larga carta pastoral "Catolicismo y Patria" (1939) donde casi al final puede leerse, como conclusión, una alabanza de Franco y su proyecto de hacer católica a España desde el Poder:

    "... Pero, contra todo ello, esperamos el resurgimiento del Catolicismo en nuestra Patria. Lo presagia la decidida voluntad del Jefe del Estado, que reiteradamente ha dicho que, por exigencia de nuestra historia y por convicción personal, el Catolicismo ha de ser el nervio de la España futura. Hoy mismo, al derogar la Ley de Confesiones y Congregaciones, dice el Jefe del Estado español: “Es notorio que en nuestra Patria no hay más que una confesión religiosa, que marcaron los siglos con singular relieve, que es la Religión Católica, “inspiradora de su genio y tradición”. No podía en menos palabras comentarse la verdad que hemos querido demostrar en esta Pastoral: El Catolicismo y su valor de Patria. La nuestra, España, es lo que es por el Catolicismo. “Los poderes de los Estados, nos decía pocos meses ha nuestro Santísimo Padre, hacen hoy de los pueblos lo que quieren”. Demos gracias a Dios de que se quiera hacer de España un pueblo católico desde las alturas del poder.

    Lo anuncia, además, la nueva legislación del Estado, que en su trayectoria general está informada del espíritu católico. Y confirma nuestra esperanza, amados diocesanos, el innegable resurgir religioso que hemos observado en la parte liberada de nuestra querida Archidiócesis. Tanto nos consuela este hecho, que no cesamos de dar gracia a Dios por ello y os alabamos ante todos, “para que la Iglesia reciba edificación”, como reza nuestro lema. Quiera Dios que en todas partes la prueba tremenda sea estímulo que levante nuestro pueblo a Dios
    ..."


    Fueron ambos jefes de España, el político y el religioso, quienes proyectaron e implantaron el "nacionalcatolicismo"; no fue sólo cosa de Franco.


    .
    Última edición por ALACRAN; 29/12/2023 a las 16:30
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

  3. #3
    Avatar de ALACRAN
    ALACRAN está desconectado "inasequibles al desaliento"
    Fecha de ingreso
    11 nov, 06
    Mensajes
    5,185
    Post Thanks / Like

    Re: Isidro Gomá y Tomás, apóstol de la Hispanidad

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Carta a la revista Fuerza Nueva de mons. Olaechea, que fue obispo de Pamplona, elogiando la figura del cardenal Gomá, con el que convivió durante la Guerra Civil…




    Mons. Olaechea

    Revista
    FUERZA NUEVA, nº137, 23-Ago-1969

    Ante el centenario del nacimiento de monseñor Gomá

    EL GRAN CARDENAL

    Por Marcelino Olaechea
    Arzobispo dimisionario de Valencia


    El 19 del corriente mes de agosto (1969) ha hecho un siglo que nació en La Riba, provincia de Tarragona, el que había de ser arzobispo de Toledo, primado de España y cardenal de la Santa Iglesia Romana: Isidro Gomá y Tomás.

    A su muerte -1940- escribí yo para mi modesto Boletín una semblanza suya. Al releerla hoy, la veo tan justa y tan a propósito para los días que vivimos, que me presento con ella y este delantal a FUERZA NUEVA pidiéndole posada.

    El tiempo, juez inexorable, aquilata la talla de los hombres que dejaron huellas en él.

    Quien, en la lejanía de casi seis lustros de la muerte del cardenal Gomá, mire con ojos limpios y recto corazón las que él marcó, verá que son las de un verdadero gigante del saber y de la virtud.

    Amó a España con tan encendido amor y preclara inteligencia como el mejor de sus hijos, y, en ella, y con ese mismo amor, a su nobilísima tierra catalana.

    Puestos los ojos en Jesucristo y su santa Iglesia Católica, pasó la vida sintiendo el dolor de todos y procurando a todos el mayor bien. (…)

    Fue mucho “yo” el del cardenal Gomá, y la “circunstancia”-difícilmente se dará otra igual en la historia- lo resaltó fuertemente.

    Quiera Dios que el recuerdo de él y de ella -que pondrá en tan clara luz la biografía del cardenal Gomá que en breve nos va a presentar el que por muchos años y en gran intimidad vivió con él, monseñor Granados- y la lectura de sus obras, haga continua realidad para el bien de la Iglesia y de España el “defunctus adhuc loquitur”.

    “Nos lo trajo la guerra; Nos lo trajo la Providencia”.

    El maestro de la nueva España tenía que ver la guerra desde esta atalaya de fe y de heroísmo.

    Desde esta atalaya aparecía la guerra lo que la guerra era en su fondo -fondo más difícil quizá de sondear en otras regiones de España-; lo que era en su fondo y lo que será, por lo tanto, para la filosofía de la historia: una cruzada.

    Los mozos que, confesados y comulgados, dejaban cantando los rincones de paz y de amor para marchar cara a la muerte, a pecho descubierto, gritando ¡viva Cristo Rey!, eran para el cardenal los mozos todos de la verdadera España.

    La ciudad que le albergaba(Pamplona), la ciudad austera de los primeros días del Alzamiento, la de la rogativa, la de las mujeres en luto y el corazón en gallardía cristiana, la ciudad de las sanas costumbres, recogida y trabajadora, era para el cardenal… las ciudades todas de la verdadera España.

    El aire caliente de religión y de patria que aquí respiró le hacía exclamar -y yo se lo oí más de una vez-:“No hay en la tierra un pueblo que tenga la virilidad de nuestro pueblo”.

    Vio la guerra desde Navarra, y en este soberano ángulo de visión la enfocó y con el mayor acierto.

    Sentó su cátedra en una humilde alcoba del asilo de las josefinas. En ella vivió como un novicio: separada la cama del recibidor por un pobrísimo biombo; calentado, en los rígidos días del invierno, por una sencilla estufa, cuyo tufillo mareador hemos sufrido los eventuales contertulios, a pesar del delicadísimo cuidado que ponían las buenas monjitas.

    El cardenal no lo sentía. Se encontraba tan bien en el rincón del barrio de la Magdalena como en el suntuoso palacio del Primado de las Españas; y fueron estériles cuantas instancias le hice para que nos honrara viviendo en nuestra casa. No se despidió de su rinconcito querido ni en los días de deshecha turbonada, cuando el río Arga, airado, visitaba los sótanos del asilo. Se contentó entonces con mandar a esta cochera su auto carraca.

    Compartía la vida recoleta con otros refugiados: el amigo de los tiempos del seminario tarraconense, el santo obispo de Gerona.

    ***
    Sonaron los primeros tiros. En las montañas de Guipúzcoa se cruzaban armas de hermanos.

    Marchaban los de allá del brazo de los “sin Dios”, rodando la cuesta abajo en la que les había puesto un error y una alianza funesta, y llevando como un alud, la ruina material y moral a su tierra encrespada.

    Una misma angustia embargo tres corazones (1): los pastores tenían que dar la voz de alerta.

    Fue entonces cuando me vi de cerca con el gran cardenal. El hombre alto, macizo de cuerpo, estampa de fornido masovero catalán, el robusto de inteligencia, el efusivo de corazón, el de la voz sonora, el de los párrafos rotundos, buen decir y pensar hondo.

    Acorde en los tres el dolor, la idea, y la expresión salió de los vigías de la región vasco-navarra aquella célebre carta pastoral (2),¡pobrecita mía, tan zarandeada y tan maltrecha!

    Sermón en el desierto

    “La verdad quedó entre veladuras por la interposición de humanas conveniencias”.

    Cegó Dios a los rectores casuales del pueblo vasco para que apurara éste el cáliz del dolor, cuyas heces habían de llegar muy más allá del cinturón de hierro.

    No quisieron los hombres las ruinas. Las impuso la ira de Dios.

    La mano de un amigo puso en las del cardenal el discurso de quien pedía con insistencia una respuesta clara y pronta a los maestros de Israel. Y de su pluma salió la amorosa, la serena, la contundente carta a José Antonio de Aguirre (3).

    Sermón en el desierto.

    “La verdad volvió a quedar entre veladuras por la interposición de humanas conveniencias”.

    ***
    El mundo nos veía a través de la densa nube levantada por la prensa de la democracia. Una campaña inteligente y bien pagada nos robaba el aprecio y el cariño de muchos hijos de la Iglesia.

    El luchador salió a la palestra con “El caso de España”, dedicado a nuestra Navarra, “tan española y tan ella”.

    En su retiro de Pamplona se fraguó “La Cuaresma de España”, “Lo que debemos al Papa”, “Catolicismo y patria” y otras varias piezas del arnés nacional (4).

    Un día se persuadió el forjador -ya nos costó la empresa a sus machacones amigos- de que la ceguera del mundo no reconocía el temple de sus armas si no llevaban grabado el nombre de todos sus hermanos. Y fue entonces cuando los obispos de España se vieron cita espiritual en el asilo de las josefinas (5).

    ¿No sería una exigencia de nuestra hidalguía el que se coloque en dicho asilo una lápida que diga “Por Dios y por España, aquí se alzó el cardenal que tanto amó a Navarra”?

    Hablando de él, decía el viejo Pío XI que España había encontrado su hombre.

    Dos figuras sintetizan en el mundo el movimiento salvador de la patria. Y con esta aureola inmarcesible pasarán a la historia: Franco y el cardenal Gomá.

    A los pocos españoles que se llegaban a la embajada húngara en París solicitando pasaporte para el Congreso Eucarístico Internacional de Budapest, se les decía: “Bueno, católicos sí. Pero ¿del cardenal Gomá o no?”

    No es posible enjuiciar aún, con la serenidad que la justicia, pide la figura y egregia del muerto.

    No entra la imagen del coloso en el objetivo cercano de la historia que estamos viviendo.

    Tenemos que alejarnos en el tiempo, y el tiempo nos dirá en esa lejanía la grandeza de la pérdida nacional que sufrimos.

    Tal vez a nadie se parece mejor el cardenal Gomá que a su paisano Jaime Balmes.

    Ha sido un Balmes revivido; aunque no le puso a Dios para bucear, con el filósofo de Vich, en las hondas simas de la filosofía fundamental, sino para llevar a la vida de la nación, en el momento de su convulsión trascendental, las consecuencias ineludibles de la metafísica de la escuela.

    Un Balmes de setenta años, elevado a la púrpura, con todo el bagaje de un pensador profundo, el pulso de un hombre de gobierno y las virtudes de un asceta.

    Semejanza en la solidez del pensamiento, en el enfoque de los problemas nacionales, enmarcar a la patria una ruta segura y en la belleza del discurso.

    Menos poeta el cardenal -porque Balmes lo era-, pero de estilo más pulcro y de léxico mejor limado.

    Período rotundo y palabra precisa, que persuade y rinde el alma, se meten en ella, como aquel su gesto, lanceta de cirujano que parecía hendir la carne de las apariencias para buscar el alma de las cosas, deshaciendo monturas de artilugio.

    Marchaba lento y seguro. A veces rezagado por los cánones de la delicadeza y el redondeo de los menores detalles.

    Le sorprendí más de una vez una debilidad simpática: la tirria reposada; la que puede sentir un papá contra el estilo de moda: huero, nebuloso y seco; contra las palabras desencajadas, desterradas de su casa solariega.

    Y otra debilidad no menos simpática: la otra tirria contra los hombres de la zancadilla, de la intriguilla, trepadores audaces de la cucaña social, sin enjundia intelectual ni moral, sin valía personal ninguna.

    Inteligencia prócer y corazón de padre: llano y franco.

    Podía tener llanura y franqueza de hombre que pisaba fuerte, con saber vasto y profundo, la integridad virgen de la vida y la ingénita nobleza del espíritu.

    No conocía la encrucijada ni el recoveco, ni para librar las batallas del bien. Le repelía el recoveco y la lisonja.

    No nació para Richelieu ni Mazarino.

    ***
    ¿Ha sido comprendido el cardenal Gomá?

    No le comprendieron todos, ciertamente. Los vascos de Euzkadi le tuvieron o fingieron tenerle por hombre duro, acérrimo, más unido a la coraza de Marte que a la cruz de Cristo.

    Tremenda injusticia.

    Yo soy testigo del singular amor que profesaba a los vascos, de la ponderación amorosa que hacía de sus virtudes, del dolor que sentía por el dolor de aquellas tierras mártires, tan hijas de la Iglesia.

    Su corazón paterno, entusiasta y dolorido, se asoma llorando en el patético final de la “Carta al presidente de la república vasca”.

    El cardenal, que sentía cordialmente las incomprensiones, tenía tanta comprensión para todos que no reservó amargura contra sus libelistas. Dios les perdone como él les perdonó.

    ¿Fue comprendido el cardenal en la España de la cruzada?

    “Ai posteri l’ardua sentenza”.

    Él comprendió a Navarra y creo que Navarra le comprendió a él

    En los rincones de sus últimos escritos se encuentra remansada el agua que ha corrido a ellos, por su pie, desde el embalse secular y granítico de estas tierras de heroísmo.

    Y aquí (Navarra), donde tan intensamente vivió, ha querido Dios que se consumiesen sus casi últimos días.

    Este es el peldaño que le preparó la Providencia divina para saltar a la gloria de la historia y a la gloria del Cielo.

    Pues que Navarra haga hablar al muerto para que su palabra bella y luminosa alumbre la marcha de la España de la postguerra, encauzando el dinamismo juvenil en las vías de nuestras viejas leyes, tradiciones y posturas.

    Marcelino Olaechea
    Arzobispo dimisionario de Valencia


    (1) Debe referirse a tres obispos: mons Gomá, al obispo de Vitoria mons. Múgica, y al propio mons. Olaechea, obispo entonces de Pamplona.

    (2) Instrucción pastoral de los obispos de Vitoria y Pamplona (1936)
    https://es.wikisource.org/wiki/Instr...ria_y_Pamplona

    (3) Respuesta obligada del cardenal arzobispo de Toledo Isidro Gomá Tomás (1937)
    https://es.wikisource.org/wiki/Respu...del_Episcopado

    (4) Ver https://es.wikisource.org/wiki/Categoríaocumentos_de_Isidro_Gomá_Tomás

    (5) Carta colectiva de los obispos españoles con motivo de la guerra en España https://es.wikisource.org/wiki/Carta_colectiva_de_los_obispos_españoles_a_los_obispos_de_todo_el_mundo_con_motivo_de_la_guerra_en_España
    Última edición por ALACRAN; Hace 2 semanas a las 14:55
    "... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
    Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Respuestas: 0
    Último mensaje: 12/10/2014, 14:38
  2. San Isidro Labrador
    Por El Tercio de Lima en el foro Hispanoamérica
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 18/05/2012, 00:50
  3. Feria de San Isidro
    Por hidalgo en el foro Italiano
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 16/05/2009, 22:25
  4. Mons. Zacarías de Vizcarra y Arana, apóstol de la Hispanidad vasca
    Por Villores en el foro Señoríos Vascongados
    Respuestas: 4
    Último mensaje: 28/04/2009, 14:47
  5. Leña a SS, que es de goma!!
    Por Godofredo de Bouillo en el foro Religión
    Respuestas: 10
    Último mensaje: 01/03/2009, 14:49

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •