Respuesta: El Arte en la pintura.
Miguel Angel
Escritores, Artistas y Filósofos. Miguel Ángel. Parte IV.
En 1546 el escritor Donato Giannotti publica la obra titulada Los diálogos de los días que Dante consumió buscando el Paraíso y el infierno (I dialoghi dei giorni che Dante consumò nel cercare il Paradiso e l'Inferno), en los que además sorprendentemente recoge las reflexiones y argumentos que sobre el tema tenía el famoso Miguel Ángel, argumentos que conocía muy bien debido al continuo trato con el genial artista.
En febrero de 1547 el anciano Miguel Ángel contrata a Caterina para que le atienda. Pero sucedió que ésta enfermó y estuvo convaleciente durante dos meses. Como el mismo Miguel Ángel cuenta, este contratiempo le costó nada menos que nueve escudos de oro, por los gastos médicos y por la asistencia que requirió Caterina y el mismo. Al parecer tras recuperarse Miguel Ángel la despidió, no queriendo pagarle el suelo de los dos meses, ya que su enfermedad le había costando ya mucho dinero.
Durante toda su vida Miguel Ángel ayudó en lo que pudo a los jóvenes artistas que así se lo pedían. Por ejemplo, en 1547 tras la muerte de Sebastiano del Piombo Miguel Ángel intercedió para que le fuera confiado el cargo de Sebastiano del Piombo a Guglielmo della Porta, escultor e hijo de un amigo de Sebastiano. Parece ser que Miguel Ángel ya había ayudado a Guglielmo cuando Paulo III quiso rehacer las piernas del Hércules Farnese. Cuando las piernas originales fueron halladas, Miguel Ángel aconsejó al Papa dejar aquellas rehechas por della Porta, ya que eran más perfectas que las originales.
En el año 1547 Miguel Ángel es nombrado arquitecto de la Fábrica de San Pedro. Deseoso de mantener la planta cuadrada proyectada por Bramante, encarga un modelo, hoy perdido, a Dionisio Piccardo y a Rambao entre otros. Comienza a proyectar la cúpula cuando el Papa Paulo III le encarga levantar un obelisco en medio de la plaza de San Pedro, cosa que Miguel Ángel rechaza. Dicho obelisco había sido llevado a Roma por Caligula, alrededor del año 40 y había adornado durante siglos el Circo de Nerón.De todos los obeliscos llevados a Roma por Caligula, era el único que no se había roto. Miguel Ángel, aunque experto inventor de árganas, temía la existencia de grietas internas del bloque, que tenía 25 metros de largo y pesaba más de quinientas toneladas. Además era consciente del tiempo que habría tenido que perder preparando el transporte, y él tenía ya más de setenta años.
Sabemos gracias a la biografía de Ascanio Condivi que en mayo de 1548 Miguel Ángel padece cálculos renales. Sólo diez meses después, en marzo de 1549, expulsará Miguel Ángel los cálculos, y solo gracias a las curas del anatomista italiano Realdo Colombo (Cremona, 1516-Roma, 1559). Sorprendentemente, y pese a la importancia de la medicina para su curación, Miguel Ángel siguió creyendo más en el efecto de las oraciones que de las medicinas.
En 1549 Nanni de Baccio Bigio fue encargado, gracias al apoyo del cardenal Farnese, de reparar el puente de Santa Maria, llamado el “puente roto”. Parece ser que Miguel Ángel había proyectado también las reparaciones, pero Nanni, que formaba parte del grupo sangallesco, hostil a Miguel Ángel, realiza finalmente la obra, aunque al parecer de forma insuficiente. Cuentan que un día que Miguel Ángel paseaba a caballo sobre el puente reparado, junto a Giorgio Vasari, le sugirió que se apresurara, porque sentía demasiadas vibraciones y no se fiaba. Premonitorias fueron las palabras de Miguel Ángel, ya que el puente se derrumbó unos años después, en 1557.
El 10 de noviembre de 1549 muere el Papa Paulo III. Miguel Ángel sólo comenta: “Sólo hace falta tener paciencia”. El sobrino de Paulo III, el cardenal Farnese, le ordena a Miguel Ángel realizar su sepultura. Miguel Ángel que tiene, como director de la fábrica de San Pedro, mucho trabajo, aconseja confiarle el trabajo a Guglielmo della Porta, quien proyectó colocar la tumba en medio de San Pedro. Tras negar Miguel Ángel el permiso a Guillermo Della Porta para colocar la tumba de Paulo III en el centro de la basílica de San Pedro, Della Porta se convierte en su más acérrimo enemigo.
Tras la muerte de Paulo III es elegido Papa en 1550 y con el nombre de Julio III, Giovan Maria del Monte (Roma, 1487-Roma, 1555). Parece ser que Julio III pensó más en sus propios placeres que en los de la cristiandad, y para no tener molestias, concedía todas las solicitudes, vaciando así las cajas del Vaticano. Aunque hizo trabajar muy poco a Miguel Ángel, si que le pidió muchos dibujos y proyectos, pero sin hacerle realizar nada, parece ser que por la envidia de los partidarios de Sangallo. Pese a eso Miguel Ángel reconoce de él que lo trato siempre con amabilidad y que una vez incluso le hizo sentarse junto a el, pero Buonarroti se medio ocultó, ya que sabía que el Papa se alimentaba de picantísimos ajos y cebollas, por lo que sus digestiones eran algo apestosas.
Se conserva una carta de Miguel Ángel a su sobrino Leonardo fechada el 10 de febrero de 1552, en la que Miguel Ángel le comunica a éste que quiere hacer testamento. En dicho testamente Miguel Ángel se lo deja todo a él y a su hermano Gismondo, con la cláusula de que, si no tuvieran herederos, todos los bienes se destinarían a la obra de de los pobres vergonzosos del convento de San Martino.
En el año 1552 se produce un nuevo intento del duque de Florencia y gran duque de la Toscana, Cosme I de Médicis (Florencia, 1519-Florencia, 1574) para conseguir el regreso de Miguel Ángel a Florencia. Esta vez utiliza la ayuda de un buen amigo y discípulo suyo, el también escultor Benvenuto Cellini (Florencia, 1500-Florencia 1571) que, en un primer intento le escribirá varias cartas. Posteriormente Cellini irá personalmente a Roma para convencer a Miguel Ángel de regresar, pero sin lograr su empeño.
En 1550 se publica la obra del pintor, arquitecto y escritor italiano Giorgio Vasari (Arezzo, 1511-Florencia, 1574) titulada: Vidas de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos (1542-1550). Pese a tener muy buena crítica, Miguel Ángel consideró que la obra de Vasari estaba llena de inexactitudes, por lo que en 1552 le propone a Ascanio Condivi escribir su biografía, publicada en 1553 y que comienza hablando de los orígenes de Canossa. Pese a la opinión de Miguel Ángel el libro de Vasari es una fuente básica para la historia del arte italiano, y ha constituido en Europa un modelo historiográfico para el desarrollo de la literatura de arte posterior.
En 1553 el Papa Julio III solicita a Miguel Ángel y a Vasari que realicen las tumbas para dos de sus antepasados, las cuales serían colocadas en la iglesia de San Pietro in Montorio. Vasari, muy ocupado propone que sean realizadas por Bartolommeo Ammannati. Pero Miguel Ángel no quiere, recordando cuando el joven Ammannati le robó unos dibujos. Vasari intenta convencerlo haciéndole notar que si hubieran buscado dinero hubiera sido condenado, pero que había robado sus dibujos por admiración y para estudiarlos, por lo que tendría que estar orgulloso. Miguel Ángel, quizás recordando los dibujos del Ghirlandaio que Granacci le llevaba a hurtadillas finalmente consiente.
Miguel Ángel debía ser una persona difícil de tratar. Por ejemplo se sabe que en 1554 Miguel Ángel contrata a Isabel de Castel Durante y Vincenza, hija de un punteador de Macel de Corvi y estipula un contrato en el que se compromete a pagarle una dote de 50 escudos de oro si trabaja bien para él durante 4 años. Pero, casi dos años después, no se sabe por qué, el hermano de Isabel viene a recogerla, y tras ser amenazado Miguel Ángel, que no pensaba pagarle por incumplimiento de contrato, consiente finalmente en pagarle una dote de 25 escudos.
En octubre de 1554 se colocó la primera piedra de la famosa Iglesia del Gesú de Roma, en presencia de Ignacio de Loyola y Miguel Ángel, que había hecho gratis el proyecto y que quería bajar personalmente a la fosa para colocar bien la piedra. Miguel Ángel ofreció gratis su proyecto a San Ignacio por pura devoción, pero no fue realizado nunca, principalmente por la oposición de los propietarios de los edificios cercanos, las familias Altieri y Muti. Finalmente fue construida la iglesia según el proyecto de Vignola y del inicial proyecto de Miguel Ángel, perdido, no quedó ni huella.
En el año 1555 muere el pintor Iacopo Carucci, llamado il Pontormo, cuentan las crónicas que de angustia tras darse cuenta de haber fracasado al intentar imitar a Miguel Ángel en los frescos del coro de San Lorenzo, iniciados en 1545. El día del descubrimiento de la obra la crítica se dividió: los favorables admiraron los colores y la profundidad, los críticos, contrarreformistas, no aprobaron las figuras. Los frescos fueron completados por Bronzino y finalmente destruidos mediante su raspado en 1738.
En diciembre de 1555 muere el mejor amigo de Miguel Ángel, Urbino, hecho que le causa un gran dolor. Miguel Ángel por miedo a morir antes que él y dejarlo sin bienes le había regalado en un solo día 2000 ducados de oro. Miguel Ángel le escribe a su sobrino Leonardo y a Giorgio Vasari que el dolor es tan grande, que habría preferido morir él. Cuentan que incluso le escribió un soneto que envió a su amigo Antonio Beccadelli.
El 31 de julio de 1556 murió san Ignacio de Loyola (casa solariega de Loyola, Azpeitia, 1491?-Roma, 1556). Recogen las crónicas de la época que para retratarlo es llamado Jacopo del Conde. Según parece la única efigie auténtica de San Ignacio es del mismo autor del retrato de Miguel Ángel, Jacopo del Conte.
En septiembre de 1556 el ejército del Duque de Alba saquea los Estados Pontificios, por la oposición del Papa Paulo IV a Felipe II. El Papa creía tener un ejército suficiente para oponerse a los españoles, pero se asusta pensando en un nuevo “saco de Roma”. Ante esta situación Miguel Ángel decide escapar de Roma acompañado de Sebastián Malenotti, primer ayudante en la obra de San Pedro y dos sirvientes. Se dirigen hacia Loreto, pero se paran en Espoleto. A finales de octubre Miguel Ángel, viendo que se estaban realizando negociaciones de paz, regresa a Roma. Miguel Ángel, avergonzado por que una vez más había escapado, le escribirá a su sobrino Leonardo que, habiéndose ralentizado los trabajos en San Pedro, había decidido realizar una excursión que deseaba desde hacía tiempo.
Muchos conocerán el cuadro de la Piedad de la pintora italiana Sofonisba Anguissola (Cremona, 1527-Palermo, 1623), que se encuentra en la Pinacoteca Brera, en Milán. Pues bien, el origen de esta pintura en un dibujo de Miguel Ángel que éste le regalo a la joven y prometedora pintora cuando la conoció en Roma en 1556.
Tras utilizar numerosos intermediarios, tales como Cellini, Vasari... en 1557 el duque Cosme I escribe directamente a Miguel Ángel rogándole que regrese a Florencia, donde será honrado como merece. Miguel Ángel contesta que no puede dejar Roma alegando que está más ocupado que nunca con los trabajos en la basílica de San Pedro, en los que si él no estuviera todo iría mal. Parece ser que de la carta se trasluce más la molestia y el aburrimiento por la insistencia del duque, que el honor por la invitación. Pese al tono molesto de su respuesta le hace presente que espera liberarse de trabajo para el año siguiente.
En 1557 Miguel Ángel, insatisfecho de la Piedad que está tallando para su propia tumba la hace pedazos. Su criado Antonio le ruega que no tire los trozos y Miguel Ángel se los regala. Tiberio Calcagni cuenta el hecho a Bandini, quien le compra a Antonio los fragmentos por 200 escudos de oro y los hace llevar a su viña de Monte Cavallo, encargando a Calcagni su arreglo. Dicho arreglo fue realizado con los consejos de Miguel Ángel, que se trasladaba a menudo por los alrededores para encontrarse con su amigo Danielle da Volterra. La Piedad se encuentra ahora en el museo catedralicio del Duomo de Florencia, y estudios recientes demuestran que el alumno no estaba muy capacitado ya que la reconstrucción del grupo fue errónea y el ángel de izquierda, obra de Tiberio Calcagni, contrasta con el resto del grupo.
Parece ser que en la Piedad de Miguel Ángel, aquella que pensó para su tumba y para ser colocada en la iglesia de Santa María la Mayor, pero que fue trasladada por orden de Cosme III al Duomo florentino, y que Miguel Ángel finalmente hizo pedazos hay esbozado un autorretrato suyo. Según algunos expertos se reconoce un autorretrato del propio Miguel Ángel en el rostro esfumado de José de Arimatea, personaje que en esta Piedad sostiene a Cristo muerto.Al año 1558 se remonta probablemente la Piedad denominada de Palestrina, porque hasta 1938 estuvo en la capilla de santa Rosalía en el palacio Barberini de Palestrina; después trasladada a la Galería de la Academia. No existe ningún documento sobre esta obra. Se ha llegado incluso a especular que Miguel Ángel la habría tallado directamente en una cantera de Carrara. En realidad Miguel Ángel la esculpió en un bloque de mármol de la época imperial romana; si la observamos bien comprobaremos que en una esquina, todavía visible la mella de una hoja de acanto. En el momento del traslado a la Galería de la Academia, esta Piedad fue por suerte liberada de unos desgraciados arreglos realizados en el siglo XVII.
En el año 1558, y por insistencia de Donato Giannotti, Tommaso del Cavalliere y de Francesco Bandini, Miguel Ángel realiza un modelo en barro de su proyecto de la basílica de San Pedro; mandando posteriormente que se tallara en madera, encargo que realizan Giminiani de Baptista de Carrara y de Giacono dei Conti. Gracias a este modelo que se encuentra en el museo de San Pedro conocemos al detalle como hubiera construido Miguel Ángel la basílica de San Pedro, con una esbelta cúpula.
Por su biografía, escrita por Ascanio Condivi, sabemos que el 10 de septiembre de 1560 Miguel Ángel ofreció al nuevo Papa Pío IV (Milán, 1499-Roma, 1565), elegido el año anterior, su dimisión como superintendente de la fábrica de San Pedro, conocedor de que lenguas malévolas le llevan comentarios negativos sobre su trabajo. Miguel Ángel tiene 85 años y quiere terminar con todas sus tribulaciones; pero el Papa no acepta y le confirma en el cargo con toda su benevolencia.En 1560 se celebró en Florencia el concurso para la realización de la fuente de Neptuno para la plaza de la Señoría. Finalmente se escogió el proyecto de Bartolommeo Ammannati en lugar del de Cellini, quien escribió a Miguel Ángel, a Roma, rogándole que intentara reparar lo que el consideraba una injusticia. En realidad Miguel Ángel ya había visto el diseño de Ammannati, quien se lo había enviado a través de Vasari, y que además le había gustado mucho. De todas formas Miguel Ángel envió a Leone Leoni a ver los modelos y Leoni le advirtió que el mármol para la obra estaba ya en el taller de Ammannati.
En la Pascua del año 1561 Miguel Ángel recibe la visita de su sobrino Leonardo. Un envejecido Miguel Ángel, quizá viendo su fin cercano le encomienda a su sobrino hacer muchas limosnas en su nombre en su adorada Florencia. Miguel Ángel, quizás en su juventud un hombre poco piadoso trata de, mediante las limosnas, redimirse a los ojos de Dios.
El 29 de agosto del año 1561 Miguel Ángel sufrió un desmayo mientras estaba trabajando en su taller de Macel de Corvi. Según parece cayó como muerto, y eso debía parecer, dado que rápidamente se extendió por toda Roma la noticia de su muerte. Recuperado el conocimiento Miguel Ángel se restableció de su crisis de agotamiento en poco tiempo.
Según las crónicas de la época el 6 de septiembre de 1561 el teólogo Escipión Saurolo, le escribió a San Carlos Borromeo, secretario de estado y sobrino del Papa Pío IV, para que intercediera ante el y ordenara eliminar los desnudos del Juicio Universal pintados por Miguel Ángel en la capilla Sixtina. Ni siquiera la petición hecha a través de Carlos Borromeo será atendida por el Papa, y una vez más se salvaron los frescos del Juicio Universal.Según diversas fuentes en 19 de abril del año 1562 el duque de Florencia Cosme I de Médicis responde negativamente a la solicitud de Nanni de Baccio Bigio, que pretende reemplazar a Miguel Ángel en la dirección de la fábrica de San Pedro. Cosme I le asegura que no sustituirá nunca como superintendente de las obras de San Pedro a Miguel Ángel mientras éste viva; e incluso, si seguía insistiendo, tampoco después de su muerte.
El 8 de agosto de 1563 Miguel Ángel es llevado ante el juez. Un campesino, que hacía trabajos de roturación en un cortijo de Orazio Muti, cerca de San Vitale, encontró un pequeño tesoro compuesto de monedas y medallas de oro antiguas. En lugar de advertir a Muti, se quedó con las monedas y huyó a Venecia. Con las prisas olvidó algunas de ellas en el agujero, y Muti comprendiendo lo sucedido, advirtió a todos los cambistas y joyeros de Roma. Unos días después Miguel Ángel mandó a Pier Luigi Gaeta a cambiar algunas monedas de oro fuera de curso. El cambista advertido por Muti denunció a Miguel Ángel, que con ochenta y ocho años fue arrastrado delante del juez. Tomando la cosa a broma, se mofó de los acusadores y del juez, hasta que un cardenal, advertido por Gaeta, fue a liberarlo del embrollo.
En agosto de 1563 es asesinado Cesare de Castel Durante, primer ayudante de Miguel Ángel en la obra de San Pedro. Miguel Ángel manda para sustituirlo a Pier Luigi Gaeta, jovencísimo, pero de su confianza. Sucedió entonces que la comisión de la obra expulsó a Gaeta e hizo correr la voz de que Miguel Ángel, a causa de la edad, no tenía intención de ocuparse de la obra. Miguel Ángel envía a Danielle da Volterra a desmentir dicho bulo ante el cardenal Ferratino, quien promete nombrar al mismo Danielle, como sucesor. Pero se olvida de su palabra y nombra a Nanni de Baccio Bigio, quien rápidamente entra como si fuera el dueño de la obra y comienza inmediatamente a modificar peligrosamente el proyecto. Miguel Ángel que aunque no iba ya a la obra, estaba constantemente informado, y un día aprovechando un encuentro con el Papa Pío IV en la plaza del Campidoglio, le expuso sus temores. Tras ser informado el Papa convoca a Miguel Ángel para el día siguiente en Aracoeli, dónde reúne además a la comisión, los cuales repro
charon a Miguel Ángel muchos errores del proyecto. Ante tal embrollo el Papa ordena una inspección dirigida por Gabrio Serbelloni, que se concluye a favor de Miguel Ángel y decreta la expulsión de Nanni de Baccio Bigio de la obra de San Pedro.
En 1563 sucedió un suceso en Venecia que de manera casual involucró a Miguel Ángel. Ocurrió que el pintor Paolo Caliari (Verona, 1528-Venecia 1588), llamado il Veronese fue llevado ante el tribunal de la Inquisición de Venecia por el escándalo causado por los desnudos de su obra la Cena en casa de Leví. A Paolo Veronese no se le ocurrió otra cosa que defenderse recordando los desnudos del Juicio Universal pintados por Miguel Ángel en la capilla Sixtina, capilla personal del Papa.
La fama de Miguel Ángel alcanzó las cotas más elevadas en los últimos años de su vida. Entre otros honores recibió el de ser nombrado Presidente honorario de la Academia de las artes y el dibujo de Florencia. La Academia florentina había sido fundada en el año 1563 teniendo entre sus más activos promotores a Giorgio Vasari. Miguel Ángel se convirtió así en el primer presidente de dicha Academia, todo pese a que nunca más regresaría a Florencia antes de su muerte.
Las últimas obras del genial escultor, pintor y arquitecto Miguel Ángel Buonarroti (Caprese, cerca de Arezzo, 1475-Roma 1564) fueron tres esculturas. Concretamente fueron tres Pietà que cerraron la obra escultórica del artista. Según recogen sus biografías Miguel Ángel no sólo expresaba su fe y su dolor en sus obras, sino que en sus últimos años expresaba también sus sentimientos en sus escritos. Conocida su faceta como poeta a los largo de su vida sus últimos escritos ponen de manifiesto sus pensamientos, pero sobre todo sus ansiedades y frustraciones, más relacionadas con la filosofía que con el arte.
El 21 de enero del año 1564 la Congregación del Concilio de Trento consiguió que el Papa Pío IV (Milán, 1499-Roma, 1565) aprobara, tras años de insistencia, la cobertura de los desnudos del Juicio Universal pintado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Pío IV pertenecía a la familia Médici, hombre benévolo y propicio al diálogo, fue elegido como contraposición al rigorismo de su antecesor, Paulo IV, pero al final de su papado, y finalizando el Concilio de Trento no pudo oponerse por más tiempo a que los desnudos pintados por Miguel Ángel fueran cubiertos.Según diversas crónicas de la época Miguel Ángel Buonarroti comenzó a sentirse mal el 5 de febrero de 1564. Como en otros períodos de enfermedad no consintió en hacer reposo, todo pese al consejo de sus médicos y amigos. Finalmente Miguel Ángel murió el 18 de febrero de 1564. Al parecer en su cabecera se encontraban sus mejores amigos: Tommaso del Cavaliere, Diomede Leoni, su criado Antonio y Daniele da Volterra, al que Miguel Ángel, consciente de su situación terminal, pidió que escribiera a su sobrino Lionardo para que viniese a Roma. Por desgracia su sobrino no llegó a tiempo.
Según cierta descripción de la época, mientras Miguel Ángel expiraba, sus mejores amigos Tommaso del Cavaliere, Diomede Leoni, su criado Antonio y Daniele da Volterra se arrodillaron, murmurando entre las lágrimas, las grandes palabras latinas de la liturgia. Sobre el camastro Miguel Ángel, el escultor de los gigantes y los colosos no fue más que un inmóvil cadáver delgado, parece ser que tan pequeño que se habría podido confundir con el de un niño, si no hubiera sobresalido, fuera de las mantas, una barba blanca, una boca triste, una frente arrugada, “y sobre todo dos manos huesudas, venosas e hinchadas, dos manos grandes, enormes, potentes manos de viejo artista y fabuloso demiurgo. Y ahora, extendidas, inertes, pesadas, podían por fin descansar para siempre".
Cuando Miguel Ángel murió el 18 de febrero de 1564 dejó incompleta una escultura, la denominada Piedad Rondanini, actualmente en Milán, en el Castillo Sforzesco. Ésta vez el inacabado no fue voluntad del artista, sino que su repentina muerte impidió que la terminara. Según parece fue en esta escultura en la que el artista trabajó sus últimas noches de insomnio, en lugar de reposar como le aconsejaban sus allegados, Miguel Ángel trabaja de noche, a la luz de una vela de sebo de cabra.
La Pietá Rondanini fue esculpida por Miguel Ángel en una gran columna romana, y como en la Piedad del Vaticano hay, además de la figura del Cristo muerto, la de la Virgen. Pese a lo inacabado de la escultura podemos apreciar que la Virgen, debido a su dolor, apenas puede sostener el cuerpo de su hijo, extremadamente delgado. La cabeza de la Virgen, vuelta y encerrada en un casco de piedra, muestra en su semblante, apenas esculpido, un inmóvil y casi humilde dolor. El Salvador parece que haya sido de repente desgastado y comprimido por la agonía del suplicio, el costado parece que se alarga y encoge en la lenta caída; el rostro no tiene boca pero los ojos entornados miran hacia el suelo, como si buscaran la oscuridad y el descanso del sepulcro.
Tras la muerte de Miguel Ángel todos los arquitectos que se alternaron en la obra de la basílica de San Pedro la redujeron a un coloso en las medidas, pero carente de aquella grandiosidad que no nace del gigantismo de los elementos, sino de la unidad luminosa de un proyecto. Un ejemplo es la fachada, que Miguel Ángel concibió como un ciclópico peristilo, formado por cuatro únicas columnas, altísimas, que habrían sido una majestuosa invitación al mayor templo de la cristiandad y no habría turbado la visión de la mole trasera y la cúpula. Maderno, incluso jurando fidelidad al proyecto de Miguel Ángel, realizó una fachada torpe y pesada. Ni siquiera la cúpula corresponde al proyecto original.
Miguel Ángel Buonarroti (Caprese, cerca de Arezzo, 1475-Roma 1564), el denominado artista de la terribilità, definidor del último Cinquecento italiano, falleció el 18 de febrero de 1564 en Roma, y no en Florencia como hubiera sido su deseo. Miguel Ángel murió cuando casi tenía 89 años de edad, y decimos casi ya que su fallecimiento se produjo unos quince días antes de cumplir los 89 años, ya que los hubiera cumplido el 6 de marzo. A pesar de ellos es considerado uno de los artistas más longevos de la Historia.
El 20 de febrero de 1564, dos días después de su muerte el cuerpo de Miguel Ángel Buonarroti es depositado en la iglesia de los Santos Apóstoles en Roma. Pese a ser llamado su sobrino Leonardo no consigue llegar a Roma para despedirse de su tío. Según parece Leonardo llevaba consigo una carta de recomendación del duque Cosme I para el embajador florentino. Tras recoger su gran herencia Leonardo organiza el transporte del cuerpo de Miguel Ángel a Florencia. Temiendo, no se sabe por qué, ser obstaculizado, esconde el cuerpo de Miguel Ángel en un rollo de paños y lo carga sobre un carro con otras mercancías y emprende viaje a Florencia.
El 10 de marzo de 1564, después de tres semanas de viaje llegó a Florencia el cuerpo de Miguel Ángel Buonarroti envuelto en una bala de mercancía, según parece, después de ser substraído de Roma por su sobrino Leonardo. Es depositado en la compañía dell'Assunta, detrás de la iglesia de San Pedro Mayor. Después de dos días de velatorio es transportado, de noche, por los artistas de la Academia, en medio de una muchedumbre inmensa y a la luz de las antorchas a la iglesia de Santa Croce para ser enterrado.
Según la correspondencia del pintor y escultor italiano Daniele Ricciarelli, llamado Daniele da Volterra (Volterra, 1509-Roma, 1566) al también artista Giorgio Vasari, Volterra sintió mucho más que ningún otro la muerte de su maestro y amigo Miguel Ángel Buonarroti. En una carta fechada el 17 de marzo de 1564 le escribe a Vasari: “En este tiempo me encuentro afligido por estar privado tanto del consejo como de la dulzura del maestro; ciertamente pensaba que me dolería mucho su muerte pero nunca tanto, ya que me duele como una llaga abierta”.
El 14 de julio del año 1564, cuatro meses después de ser enterrado en la iglesia de Santa Croce de Florencia, y después de numerosos aplazamientos, se celebrará en la iglesia de San Lorenzo un fastuoso funeral por Miguel Ángel. Según las crónicas de la época la iglesia estaba irreconocible, ya que el tratadista de arte Rafael Borghini, había encargado a todos los artistas florentinos cuadros sobre la vida de Miguel Ángel, para colgarlos delante de las capillas laterales de la iglesia. Al parecer el catafalco era no sólo alto, sino también complicado y extravagante. Al parecer el duque Cosme I no asistió personalmente al funeral, pero fue informado inmediatamente después de la ceremonia por Vasari.Según cuentan las crónicas de la época, tras celebrase el funeral por Miguel Ángel Buonarroti en la iglesia de San Lorenzo la caja con el cuerpo del artista fue reconducida a la iglesia de Santa Croce, donde estaba enterrado. Según parece, el mismo Rafael Borghini, organizador de la ceremonia, hizo abrir la caja para comprobar que los restos de Miguel Ángel no habían sufrido daño en los traslados. Rafael Borghini descubrió que el cuerpo de Miguel Ángel estaba incorrupto, cinco meses después de su muerte.
Según cierta documentación histórica, en el año 1700, ciento treinta y seis años después de la muerte de Miguel Ángel Buonarroti, un descendiente suyo, el senador Filippo Buonarroti ordenó un reconocimiento del cadáver. Según parece, también esta vez el cuerpo del artista fue encontrado intacto, vestido con el traje de terciopelo verde a la antigua, y mostrando además un rostro sereno y reconocible.
El libro de pintor, arquitecto y escritor italiano Giorgio Vasari, Vidas de los mejores arquitectos, pintores y escultores italianos (1542-1550) y la biografía de Ascanio Condivi (1552) consagraron la obra y la figura del genial artista Miguel Ángel Buonarroti (Caprese, cerca de Arezzo, 1475-Roma 1564). Pese a sus diversas facetas como escultor, pintor, arquitecto y poeta Miguel Ángel fue, por encima de todo, escultor. Curiosamente los florentinos debían, en su época, pensar lo mismo, y siempre le llamaron “Maestro de la piedra viva”.
Miguel Ángel, pese a no haber nacido en Florencia se consideró durante toda su vida florentino. Quizá por eso, y aunque pasó gran parte de su vida en Roma trabajando en distintos encargos de los sucesivos Papas, se preocupó de dejar a sus familiares y amigos las oportunas instrucciones para ser enterrado en Florencia. Quizá por su voluntad, y porque su sobrino Leonardo sacó su cuerpo a escondidas de Roma, su cuerpo descansa en la iglesia de Santa Croce de Florencia.En febrero de 1564, apenas muerto Miguel Ángel, Nanni de Baccio Bigio, su envidioso enemigo, no tardó en dirigirse al duque Cosme I para obtener la dirección de la obra de San Pedro. Por desgracia, la dirección le será finalmente concedida, y su intervención traicionará el proyecto inicial de Bramante, que había sido continuado por Miguel Ángel. El artista quería volver a la concepción bramantesca de la cruz griega, coronada, en el medio, por unaa cúpula, pero no lo logró. Por culpa de los predecesores y los continuadores de Buonarroti, la basílica no tiene la perfecta armonía del cuadrado que se levanta en el círculo de una esfera, como Bramante y Miguel Ángel habían soñado.
La grandeza de Miguel Ángel como arquitecto y la importancia de la obra arquitectónica más famosa y grandiosa de su tiempo, la basílica de San Pedro, configuraron los golpes bajos que le dieron, no los usuales líos entre artistas envidiosos, si no un real atentado a su prestigio y amargaron los últimos años de la vida del genial artista. No nos extraña que en la correspondencia de Miguel Ángel a sus familiares y amigos calificara su relación con la obra como la “tragedia de San Pedro", que finalizó con una verdadera derrota, ya que no pudo lograr realizar el proyecto de Bramante, que había hecho suyo.Miguel Ángel, fascinado desde siempre por la cúpula de Brunelleschi, había entendido que sólo una construcción aérea parecida habría podido coronar la basílica de San Pedro. Cuando murió, sólo una parte del gigantesco tambor había sido construida. La parte alta no corresponde al proyecto. De las cuatro cúpulas menores sólo fueron construidas dos, mientras que las otras dos fueron reemplazadas por los incongruentes campanarios de Bernini. San Pedro, concebida al alba del siglo XVI como un desnudo gigante juvenil del Renacimiento, se volvió, poco a poco, un mediocre coloso guarnecido y a veces estropeado por las ambiciones del Barroco. Según sus contemporáneos, la muerte liberó a Miguel Ángel del asistir a los últimos actos de su última tragedia, la terminación de la basílica de San Pedro con un proyecto diferente al suyo, que era el original de Bramante.
Dos años después de la muerte de Miguel Ángel, en abril de 1566 murió Daniele Ricciarelli, llamado Daniele da Volterra (Volterra, 1509-Roma, 1566), alumno e intimo amigo de Miguel Ángel. Según las crónicas de la época, en esos dos años que sobrevivió al maestro tanto le echó de menos que modeló, de memoria, dos bustos de Miguel Ángel.
El cubrimiento de los desnudos del Juicio Universal pintados por Miguel Ángel en la capilla Sixtina y ordenado por la Congregación del Concilio de Trento, es completado por el pintor Girolamo da Fano. Otros cubrimientos se realizaron posteriormente, bajo los pontificados de Sixto V, a finales del siglo XVI; y Clemente XIII, en la segunda mitad del siglo XVIII. Pero sorprendentemente lo peor es que pocos años después de la muerte de Miguel Ángel, en el último cuarto del siglo XVI los Papas Gregorio XIII y Clemente VIII pensaron incluso en blanquear con cal toda la pared donde estaba pintado el Juicio Final.
En el año 1574, diez años después de la muerte de Miguel Ángel, es instalada su tumba en la iglesia florentina de Santa Croce. El diseño arquitectónico es obra del mismísimo Giorgio Vasari, gran artista y uno de sus biógrafos. La estatua de la Pintura y el busto de Miguel Ángel son de Baptista Lorenzi; la estatua de la Escultura es de Valerio Cioli; y la estatua de la Arquitectura es de Giovanni Bandini. La Piedad fue en cambio pintada por Baptista Naldini, en lugar de ser esculpida.
La ajetreada e interesante vida del genial Miguel Ángel no pasó desapercibida para la literatura, y fue transformada en una novela por el escritor Irving Stone. La biografía de Miguel Ángel apareció así novelada bajo el título de El tormento y el éxtasis. Ésta novela sirvió además de base para que la vida de Miguel Ángel fuera llevada al cine con una película titulada igual que la novela de Irving Stone, e interpretada por Charlton Heston.
Uno de los autores esenciales del Renacimiento italiano, Ludovico Ariosto (Reggio Emilia, 1474-Ferrara, 1533) escribió refiriéndose a Miguel Ángel que era “más que mortal, divino”. Ya durante su vida el epíteto divino le fue extensamente aplicado a Miguel Ángel, debido sobre todo a su extraordinario talento. Dos generaciones de pintores y escultores italianos, tanto contemporáneos como posteriores, desde Rafael a Tiziano, admiraron su manera de tratar el cuerpo humano.
Referencias a Miguel Ángel han aparecido a lo largo de la Historia, por ejemplo, una crónica del siglo XVIII recoge como en el año 1740, entre los puertos de Livorno y Civitavecchia se hundió un barco, en cuyo naufragio se perdió además el ejemplar de La Divina Comedia ilustrado a mano por el mismísimo Miguel Ángel. Según parece este ejemplar de la obra era propiedad del escultor y arquitecto florentino Antonio Montauti.
Otra referencia al genial artista Miguel Ángel Buonarroti, ésta curiosa de verdad, apareció en el último cuarto del siglo XIX. Parece ser que en el año 1879, al ser removida la antigua cornisa del fresco de la Piedad de la iglesia de Santa Maria a Marcialla en Florencia, pintado por Miguel Ángel en el año 1495, salió a la luz las siglas de éste genial artista: BMF, Michelangelo Buonarroti Florentino, Miguel Ángel Buonarroti florentino.
Todos aquellos que tuvieron la suerte de conocer a Miguel Ángel Buonarroti destacaron de él que estaba obsesionado por su trabajo, lo que incluso le llevaba a ser una persona huraña e intratable, e incluso desaseado. Al parecer no le importaban las comodidades y los lujos que, su genio como artista, le podían proporcionar. Lleno de vigor, y de un especial carácter sus contemporáneos le apodaron Il Terribile, “El Terrible”.
A lo largo de su dilatada vida, Miguel Ángel Buonarroti fue amigo de príncipes y Papas, poetas, pintores, escultores y artistas en general. Desde Lorenzo de Médicis, su primer mecenas al duque Cosme I de Médicis. Los Papas: Julio II, León X, Clemente VII, Paulo III, Pío III. A pintores, como su primer maestro Ghirlandaio, Rafael, Leonardo, Daniel da Volterra,… Arquitectos como Bramante o Sangallo. Poetas, filósofos y científicos, desde Savonarola a Copernico.
"QUE IMPORTA EL PASADO, SI EL PRESENTE DE ARREPENTIMIENTO, FORJA UN FUTURO DE ORGULLO"
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