En un campo de sínople (verde), el busto de Fernando III coronado de oro, el rostro de carnación y pelo de sable, vestido con manto de púrpura cargado con tres castillos de oro; el rey acompañado en su diestra y siniestra por dos escudetes de plata con castillos de oro, surmontados por un arco con barbacana de puerta de muralla rodeado de dos torreones, de plata, con tres torres, más alta la central y mamposteado de sable (negro); filiera de gules (rojo) con bordes de oro.
El todo rodeado por una corona de laurel, de sínople, afrutada de gules y encintada del mismo esmalte (color).
Al timbre, una corona real antigua, abierta, compuesta por un círculo de oro engastado de piedras preciosas que sostiene cuatro florones, visibles tres, interpolados de perlas.
El busto del monarca denominado en algunas crónicas "Caput Castellae" indica que Burgos pudo ser considerada en la práctica sede de la Corte Castellana a pesar de que ésta fue itinerante. Este símbolo aparece documentado ya en el año 1259.
Los tres castillos representados en el manto simbolizan los de Lara, Muño y Cellorigo que estuvieron sujetos a la jurisdicción de la ciudad.
El arco de puerta de muralla con torres representa las fortificaciones castellanas que dieron nombre al Reino de Castilla. |
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