LA MARCA HISPÁNICA :


La Cataluña Subpirenaica había sido una de las zonas de más intensa romanización, contando en sus territorios una de las ciudades más importantes del Occidente Imperial : Tarragona ( Existe una hipótesis que viene a decir que “ Aragón “ sería una derivación de “ Tarraco “….)

La entrada de los visigodos no produjo ninguna ruptura en esta situación, ya que su aristocracia estaba muy romanizada, como el pueblo godo en general. Núcleos importantes de visigodos prefirieron establecerse en los territorios de la cuenca septentrional del Duero y del curso medio del Ebro.

Con la invasión musulmana, las ciudades debieron capitular y de acuerdo con el sistema de capitulaciones, estos territorios mantuvieron sus Condes, Jueces y Obispos, que ahora pasaban a depender de la dureza dictatorial de los walíes asentados por el poder establecido en Córdoba.

Es una época de “ éxodo rural “, que ya conocía precedentes con Roma y con Gothia. Las frecuentes expediciones islámicas destinadas a someter la rebeldía de la conformada nobleza hispanogoda, y también para dominar los antiguos territorios visigóticos de la Septimania, hacen que este “ éxodo “ adopte forma de huida, ya hacia los altos valles pirenaicos, ya hacia el sureste galo, am edida que van siendo recuperados por los soldados de Pipino el Breve, con la ayuda que desde el interior de las urbes le aportaba la nobleza hispanogoda.

El peligro constante que llevaban consigo las razzias del islamismo hizo que la Monarquía Romano-Germánica de los Carolingios creara una Marca de Fronteras constituida entre el Valle del Ebro y el Macizo Pirenaico. Este intento fracasó en dominar ciudades como Zaragoza, Lérida, Huesca o Pamplona. En la Zona Oriental, el éxito es matizado, puesto que el poder carolingio no logra sobrepasar el Llobregat y el Cardoner. No obstante, los reales efectos se hicieron ver tras la Reconquista de Gerona en el 785, la de la zona montañosa al norte de Ausona y Cardona en el 798 y, finalmente, la de la antigua Barcino en el 801. Las campañas posteriores de Ludovico Pío contra Tortosa, Tarragona y Huesca, realizadas entre el 806 y el 811, fracasan; quedando estabilizada la frontera en los ríos Llobregat y Cardoner en la Sierra del Cadí.


La incipiente Marca Hispánica, germen de Aragón y Cataluña, contó desde primer momento con la aristocracia de reminiscencia romana y visigoda. Estaba supeditada a un fuerte poder político bien definido. Con todo, siempre va a existir el ansia de española libertad de los Condados Catalanes. Es en esta época cuando en la Hispana Occitania ( Nuestra irrenunciable e innegociable territorialidad ) nace el actual adjetivo “ español/espanyol “; derivado del “ hispani-hispaniol “, y de ahí al “ espagneul “ y “ espanyol/español “. Los carolingios, recelosos del hispanismo libre catalán, tratarán de “ subsanarlo “, nombrando autoridades de la antigua aristocracia ( Forjada también en el ámbito hispanogótico ) en los Condados de la Tierra Llana. Tal fue el caso del Conde Bera de Barcelona, de Borrell en Urgel-Cerdaña o de Aznar Galindo ( De vizcaína estirpe ) en Aragón. La posterior destitución del Conde Bera se debe a su intento de relaciones pacíficas con la morisma, creyendo así favorecer el Hispanismo Condal.

En verdad, se irá caminando hacia una difícil época de confusionismo político :

El nombramiento de Bernardo de la Septimania por Bera fue contestado por los hijos y partidarios del conde depuesto, que no dudarán en llamar a su ayuda a los moros. Durante los años 826 y 827, los territorios de la Marca Hispánica, particularmente los del Condado de Barcelona, son escenarios de violentos enfrentamientos que ilustran no sólo la resurrección de una especie de sentimiento goticista y antifranco; sino también el desarrollo de unas ideas políticas hispanistas, aunque actuando en una política desesperada que les llevó a aliarse con los hijos de Mahoma, como a la Falange Libanesa-Al Kataeb-con el Sion….

Estas tendencias van en íntima ligazón a la heredad de las funciones condales, que posibilitan la aparición de auténticas dinastías, muy belicosas.

El recrudecimiento de las disputas entre los hijos y sucesores de Ludovico Pío profundiza el debilitamiento de la autoridad carolingia.

Los Condados bernardinos, así como los de su hermano Gaucelmo, pasaron a Berenguer de Toulouse, que llegó a concentrar bajo su mando, aparte del Condado de Toulouse, el de Pallars-Ribagorza, Rosellón, Ampurias, Barcelona, Gerona y Narbona.

Reconciliado Bernardo con el emperador, es reinstaurado en Barcelona, Gerona, Narbona y Carcassona. Pero, tras morir Ludovico Pío, Bernardo de la Septimania apoyó a Luis el Joven frente a Carlos el Calvo. El reparto de Verdún del 843 atribuyó a Carlos los territorios occidentales del antiguo imperio, y por tanto, los Condados de la Marca Hispánica Bernardo es destituido y posteriormente ejecutado; y los Condados de Barcelona, Gerona y Narbona pasan a Sunifredo, Conde de Urgel-Cerdaña y hermano de Suñer, Conde del Rosellón y de Ampurias. Ambos serán expulsados de estos Condados por los bernardinos. Pero la derrota de éstos ante Carlos el Calvo posibilita la unificación de los Condados de Barcelona, Pallars-Ribagorza, Ampurias, Toulouse, Carcassona y Narbona bajo el mando de Hunfrido y de su sucesor, Bernardo de Gothia.

Los intentos de éste último por consolidar su independencia le costará la pérdida de los Condados en el 878. El monarca repartiólos entre su descendencia fiel; Sunifredo y Suñer : Suñer II recuperó Ampurias; Mirón, el Rosellón; y Wilfredo el Velloso, Conde de Urgel desde el año 870, recibió Barcelona, Gerona y Besalú.

El gobierno de Wilfredo el Velloso coincide con la consumación de la primera fase de fragmentación territorial y de la degradación del prestigio de los carolingios :


El acceso al trono franco de Eudes, un noble de Austrasia elegido rey por la mayoría de los nobles. Supone pues, la ruptura de la legitimidad dinástica y favorece la independencia de los Condados Catalanes. De hecho, el nombramiento de Wilfredo el Velloso constituye el último acto del intervencionismo carolingio en los Condados de Cataluña. En adelante, estos Condados se transmitirán hereditariamente, limitándose los francos a sancionar a posteriori la transmisión siempre que los Condes estén interesados en ello. No obstante, el hispanismo catalán es ya un hecho consumado; hecho político que va acompañado de una intensa actividad repobladora.

Como en los territorios del primigenio Reino Astur-Leonés, las repoblaciones han de entenderse también como una tarea de encuadramiento administrativo y de articulación política; todo ello cargado tanto de influencias francas como hispanogodas.

Allá por el 900, la frontera militar del Reino de León alcanzó el Duero; erizándose de fortificaciones. El río y estas fortalezas que lo jalonan, desde Zamora a Osma, configuran una frontera militar que definen con precisión los espacios bajo el control político de la Monarquía Astur-Leonesa. Este portentoso avance reconquistador, que supone la incorporación en medio siglo de los espacios entre la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica y el gran rio meseteño, genera otro tipo de conflictos en cuestiones sociales, económicas y políticas. En esta época se traslada la Corte de Oviedo a León ( Por García, hijo y sucesor de Alfonso III ) Se va produciendo la demarcación del Condado Castellano


Por lo que respecta a Navarra, la implantación de la dinastía de los Jimeno en el 905 coincide con un impulso de la expansión, que se consuma con la incorporación de los Condados de Aragón y Castilla y con la Reconquista de los territorios entre el Aragón y el Ebro, y a posteriori, de La Rioja.


En los territorios de Cataluña se consuma la definición de lo que ya va a ser su propiamente Catalana Marca Hispánica. El testamento de Wilfredo el Velloso, en el 897, transmitiendo las funciones condales a sus hijos sin acudir o esperar a la sanción de la monarquía franca lo corrobora. Wilfredo, aunque fragmente sus estados en beneficio de sus hijos, respeta, no obstante, la unidad de los tres Condados de Barcelona, Gerona y Vic-Ausona, sancionando la cohesión de estos territorios