Un santo varón. Ojalça hubiera más sacerdotes como él. Requiescat in pace.
- [FARO] In memoriam: Mosén Pedro Bruch Capdevila
Igualada, 19 febrero 2011. En el Asilo del Santo Cristo, alrededor de las seis y media de la tarde, ha fallecido Mosén Pere Bruch Capdevila, a los noventa y dos años de edad. Requeté del laureado Tercio de Nuestra Señora de Montserrat durante la Cruzada de Liberación. Traducimos y resumimos su obituario de la web de la Parroquia de la Sagrada Familia de Igualada.
... una vida larga que ha entregado al servicio de la Iglesia, los últimos cincuenta años en Igualada y comarca. Presbítero celoso y de un gran corazón, ha dejado el rastro vital de una trayectoria llena y fecunda. Era una figura sacerdotal popular y conocida, con una presencia que trasladaba a épocas lejanas, identificable siempre con su sotana. Tenía una personalidad propia muy específica, un carácter, una voz y un lenguaje inconfundibles.Requiescat in pace.
Era hijo de una Cataluña rural que ya no existe, de familias católicas muy sencillas, de muchos hijos. Nacido en Sant Boi de Lluçanès, entró al seminario en 1931: "en la escuela ya pensaba en ser cura", solía decir. En 1937 se negó rotundamente a unirse al ejército republicano, considerando la situación de persecución en que se encontraba la Iglesia --habían sido asesinados profesores del seminario y párrocos de la zona; su padre estaba encarcelado-- y huyó de zona roja, cruzando los Pirineos en febrero de 1938 hacia Francia. Fue de los 90.000 voluntarios catalanes que se unieron a las fuerzas nacionales. Mosén Pere explicaba que "en San Sebastián nos dijeron que los catalanes habían constituido el Tercio de Ntra. Sra. de Montserrat, y allí me presenté. Un profesor del seminario, que andaba por allí, al verme exclamó: '¡Qué has hecho!', puesto que aquella era una fuerza de voluntarios y de choque, muy peligrosa". Explicaba también que los requetés del Tercio de Montserrat procedían de las más variadas comarcas y de todos los estamentos sociales: "Cada noche, estuviéramos donde estuviéramos, obsequiábamos a la 'Moreneta' con el canto del 'Virolai', y las estrofas nos hacían estremecer, no sólo a nosotros sino también a los catalanes que estaban en el ejército 'republicano'. Entre nosotros, siempre hablábamos en catalán".
Sirvió en el frente de Gualadajara, en Extremadura y en la espantosa batalla del Ebro, donde vivió en persona la defensa de Villalba de los Arcos, la posición de 'Quatre Camins' y la muerte de muchos de sus compañeros. Tuvo como compañeros a Martí de Riquer y al alcalde Francesc Matosas.
Fue ordenado sacerdote en 1944, destinado a vicario-maestro en San Juan de las Abadesas, y obtuvo años después, por oposición como le gustaba recordar, la parroquia de Joanet. Trasladado a principios de los años 60 a nuestra comarca, a Vilanova del Camí, en época de crecimiento de la población, inmigración, concilio y postconcilio, secularizaciones... Por motivos de salud dejó la parroquia y durante un tiempo se encargó de Santa María del Camí y Argençola, y después durante decenios hizo múltiples servicios en Igualada: capellán de las Vedrunas, en la basílica de Santa Maria y en la Sagrada Familia (donde celebró misa todos los domingos desde 1986 hasta septiembre de 2010), predicando en fiestas mayores y novenas en toda la comarca; capellán de los Maristas, del colegio Nacional Castell-Comas, del Colegio Emili Vallès, ayudante en los colegios Mistral y Montclar, capellán del Asilo del Santo Cristo, confesor de las Carmelitas, y, sobre todo, durante más de treinta años, capellán de la Clínica Sant Josep, donde ayudó a bien morir a centenares de personas. Muchos lo recordarán, confesando y dando la extremaunción, por los pasillos, cantando, haciendo bromas, consolando a los enfermos...
Era un hombre combativo, siempre atento, casi impaciente, a dar doctrina, a hablar, a enseñar. Un predicador incansable. Sus sermones eran largos, enérgicos, repasando siempre los novísimos y levantando la voz continuamente. Más allá de su estilo, nadie podía discutir su autenticidad, su fidelidad y su espíritu de entrega. Se pasaba el día rezando y leyendo textos del Magisterio. Un feligrés de habla castellana, de la nueva inmigración, decía: "No entiendo nada, pero me encanta su energía". Sufrió una caída en su casa el 5 de septiembre de 2010, y fue ingresado en el Hospital, donde le detectaron una grave enfermedad.
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