Un ojo electrónico de 1954
Estás haciendo una búsqueda concreta en las bases de datos de patentes cuando, sin venir a cuento, se cruza ante tus ojos un artilugio realmente curioso que es irresistible. El que hoy me ocupa fue patentado en España en 1954 (número de publicación ES0213213) y, aunque en esa época se llamaban “ojos electrónicos” a las cámaras de televisión, nada más lejos de lo que pretendía el inventor.
No, lo que tenía en mente el intrépido donostiarra Agustín Antolínez Barcaiztegui era, ni más ni menos, que un “sistema de ojo electrónico para visión de ciegos”, tal y como aparece en el título de la patente. Me esperaba cualquier cosa antes de abrir el documento con la descripción del aparato, pero he quedado sorprendido ante lo curioso de la propuesta que, salvando la gran distancia de tiempo que nos separa, guarda un lejano parecido con algunas propuestas posteriores de “retina electrónica”.
Gráficos de la patente ES0213213.
Cierto es que, en su época, era casi ciencia ficción plantear algo así, pero al menos teóricamente no iba por mal camino, sobre todo en la concepción de la retículo captadora de luz. La propuesta de Antolínez era la siguiente (ver la imagen superior):
La figura 1, representa esquemáticamente el conjunto del aparato, y el ojo propiamente dicho lo forma el (1), que es el objetivo, el (2) es una cápsula de cristal, en cuyo interior se encuentra realizado el vacio. En orden superior a inferior, una rejilla metálica muy fina y espaciada (A) unida al exterior por una conexión (3). Más abajo se encuentra el mosaido fotoeléctrico (B), figuras (2) y (3), constituido por miles de células fotoeléctricas separadas unas de otras lateralmente por una pared finísima de vidrio, formando un verdadero panal, y cada celda unida otra célula fotoeléctrica y estas individualmente teniendo comunicación al exterior por medio de un conductor (C), formando la base del ojo electrónico el número 4, que representa la camara obscura. Las figuras (2) y (3) representan la cápsula fotoeléctrica ampliada para su detalle. (A) Es la rejilla metálica unida a la conexión. (B) Es el mosaico formado por miles de células fotoeléctricas. (C) Son los conductores que comunican las células con el exterior. Se han omitido en los planos los elementos auxiliares, como el regulador automático de luz y el sistema telemétrico, por ser sistemas muy conocidos y no ser de protección en esta patente.
La retina es una membrana constituida por miles de puntos por centímetro cuadrado sensibles a la luz. Estos puntos independientemente transforman la luz que reciben en su superficie en sensaciones nerviosas y éstas son proporcionales a la intensidad luminosa que reciben. Las sensaciones son transmitidas al cerebro a través del nervio óptico. Esto es a grandes rasgos lo que ocurre, sin tener en cuenta la excitación de otros puntos sensibles a distintos colores, etc.
Algo similar ocurre en este sistema de ojo electrónico, donde la retina es sustituida por un mosaico de células fotoeléctricas que están dispuestas de tal manera que la luz que reciben da lugar a variaciones de intensidad eléctrica proporcionales a la luz que reciben. Estas intensidades salen por la base del ojo electrónico que va apoyado sobre la piel de la frente y excitan su sistema nervioso, por el cual son conducidas sus sensaciones al cerebro. (…)
El funcionamiento del sistema es como sigue: Se coloca el ojo electrónico, apoyando la base de éste perfectamente sobre la frente del ciego. También se apoya sobre una parte del cuerpo la placa metálica (6) y a continuación se gira el interruptor (8) y se pone en marcha. Se sigue girando hasta que la piel sobre la que se apoya la base del ojo electrónico acuse una sensación de hormigueo. Se seguirá girando hasta obtener la mayor excitación debida a la frecuencia y no a la intensidad. (…) Se seguirá ajustando el (8) hasta un punto en que se hace más vivo el hormigueo a igualdad de intensidad, debido a que la sensibilidad del cuerpo humano a la frecuencia, tiene un punto crítico que depende del sistema nervioso de cada individuo.
(…) Las variaciones de luminosidad dan lugar a variaciones de intensidad eléctrica proporcionales a dichas variaciones. Esto da lugar a que sobre la piel tengamos toda la superficie con un nivel de sensación y que la superficie proyectada correspondiente al objeto sea menor si su luminosidad es menor y mayor si su luminosidad es mayor…
Un ojo electrónico de 1954 – Tecnología Obsoleta
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